El primer director del Musac vuelve a León como escritor

—¿De qué va ‘La tormenta de amor’?

—Bajo ese título de culebrón venezolano late la historia de un reencuentro y el sueño de un mundo mejor.

—¿Por qué una tirada de 400 ejemplares numerados, no da para más el mercado?

—Es una nueva experiencia editorial, Ediciones Únicas RDR (Rafael Doctor Roncero). Pretendo recuperar el objeto-libro, que cada uno sea diferente. He hecho la tirada que podía controlar, porque son 400 portadas distintas y pinto cada portada de forma personalizada. Adoro que el libro tenga más que una historia. Es una edición sencilla pero muy bonita.

—¿Es su segunda incursión en la literatura, piensa dedicarse a ella?

—He escrito otras tres novelas. Me dedico a lo que me da de comer; esto me toca más el alma que el trabajo que me da de comer. Ojalá pudiera dedicarme a la literatura, pero no me lo planteo.

—¿Cómo ha sido la vida después del Musac?

—Fueron cuatro años bastante intensos y realmente muy buenos. Luego estuve en la Fundación Santander 2016, que fue una buena experiencia aunque resultó negativa. Hago lo que quiero. No quise ser director de una gran institución; lo acepté porque me animaron y di todo lo que podía dar. Estoy contento de haberlo dejado. Soy independiente y hago muchas cosas.

—¿No se arrepiente de haberse ido?

—No me arrepiento. Fue una decisión que tomé con el corazón, aunque tengo menos dinero. Pero no te puedes arrepentir de las cosas que haces con el corazón. Me comprometí para cuatro años y estuve casi siete.

—Usted se va, Agustín se va, ¿el museo tiene alguna maldición?

—El museo no tienen ninguna maldición. En Castilla y León se hicieron muchas cosas que no se supieron mantener. El museo tiene gente magnífica que trabaja en él.

—El Musac no ha dejado de perder visitantes. ¿Se le ocurre alguna receta para que la gente vaya más al museo?

—Sí, quitar esa entrada ridícula y hacer una programación para muchos públicos, como hacíamos en la primera etapa. Ojalá se den cuenta de que con una entrada fastidian a León, y en el peor momento.

—La gente no encuentra trabajo y a usted le llueven los empleos…

—¡No! Lucho cada día. Llevo mucho tiempo trabajando y no me quedo quieto. Me autoinvento cada día. He creado mi propia editorial. No me llueven los empleos.

—La subida del IVA cultural, el cierre de mil cines… ¿vamos a un empobrecimiento cultural?

—No tiene sentido cuando en otros países está al 7%. Es una lucha contra la cultura. La subida del IVA responde a que al Gobierno no le interesa la cultura, porque sabe que la gente de la cultura no vota a la derecha. Parece una revancha contra la gente de la cultura. Que el ministro de Cultura vaya contra la cultura resulta inaudito.

—¿Ha vuelto a León?

—Sí, estuve en el homenaje a José Luis Estrada y en alguna exposición, pero me dolían algunas cosas que estaba viendo.

—¿Agustín Pérez Rubio y usted no acabaron bien?

—De eso no voy a hablar.

—¿Qué es lo que menos le gusta del mundo del arte?

—La hipocresía y la falsedad, como en otros ámbitos; y, sobre todo, el mercantilismo.

—¿Hay mucho talento sobrevalorado?

—No. En el arte unas cosas valen y otras no, pero todo tiene un proceso, ocurre como en otros sectores.

—¿Cuáles son las personas del mundo del arte más interesantes que ha conocido?

—Las que han estado a mi lado. José Guirao, que lo considero un hermano mayor, un gran amigo y una persona de la que he aprendido mucho. Pero hay muchísima gente: artistas, críticos, galeristas… Hay personas que valoraba y que luego se han convertido en amigos.

—¿España sigue siendo un país acomplejado artísticamente?

—No, acomplejado en general.

—El arte se ha convertido en un refugio para inversores, ¿a quién le compraría una obra?

—El arte es un refugio para los ricos que en esta época han incrementado su riqueza y quieren que el arte sea algo privilegiado. Mi presupuesto no me permite comprar arte; únicamente de artistas que cuidan que su precio no sea alto. Hay una larga lista de artistas que comprenden que el de enfrente también tiene problemas económicos.

—La novela está ambientada en el templo egipcio de Debod, ¿le parece un lugar mágico?

—La novela tiene muchas referencias autobiográficas. En el templo de Debod se hace cruising. Igual que en Papalaguinga en León, el templo de Debod es un lugar donde los chicos pasean y se encuentran con otros chicos. Me parecía un sitio maravilloso para una historia.

—¿Qué otros proyectos literarios tiene?

—Tengo tres novelas más para publicar, un libro de cuentos y otro de poemas. Algunos los empecé hace quince años y no sé cuándo los publicaré.

—¿Su editorial es para publicar sólo sus propios libros o acepta a otros autores?

—De momento estoy experimentando conmigo mismo. Me he dejado la piel en este libro y lo le sacado con un precio mínimo, 20 euros. Lo de publicar a otros autores, ya se verá…

Lugar: Librería Alejandría. Calle Fajeros, 2.

Hora: 19.30.

Fuente: El Diario de León.es 29-05-2013

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