José Antonio Perelétegui expone en Vela Zanetti una singular serie de dibujos sobre León y sus gentes

José Antonio Perelétegui, ante sus retratos de dos nombres ilustres de las letras leonesas, Antonio González de Lama y Antonio Pereira.

Es uno más de los pintores que en León nacieron y crecieron al lado del maestro Demetrio Monteserín. En la mitad del siglo XX, Monteserín guió los primeros trazos de artistas leoneses como Manuel Jular, Petra Hernández o Modesto Llamas. También José Antonio Perelétegui asistió a aquellas clases y, aunque nunca hasta este momento, medio siglo después, había expuesto sus obras, sí que ha dedicado su vida, plenamente, al dibujo y la pintura. Recordamos un mural suyo que figuraba en los antiguos estudios de Radio Nacional al lado de otros dos de Redondo y de García Zurdo y que fue pintado en el año 1957.

Volvemos la vista atrás, a ese mural ya desaparecido, porque Perelétegui tuvo mucho que ver con la radio y con los medios de comunicación leoneses en general. Así nos cuenta él su pequeña historia. «Soy natural de Valladolid —explica— y viví mi adolescencia y juventud en la ciudad de León, donde nació mi vocación artística de la mano del maestro Demetrio Monteserín. Fui redactor y crítico cultural de Diario de León y guionista en la emisora La Voz de León. En los años sesenta me trasladé a la capital de Asturias, donde trabajé como redactor jefe de Radio Oviedo durante diez años. Madrid sería mi siguiente destino; allí desarrollé mi faceta artística como ilustrador y director creativo en diversas agencias de publicidad internacionales. Es en esta última larga etapa, con frecuentes estancias familiares en León, cuando voy realizando mis dibujos a tinta china en los que intento retratar monumentos, rincones, personajes ilustres… motivos muchas veces relacionados con León o con su provincia».

Rincones y escritores

Es sorprendente la colección de dibujos que José Antonio Perelétegui muestra en la Fundación Vela Zanetti bajo el título León en tinta china. En ellos se muestra como un profundo conocedor de la geografía artística leonesa, tanto de los monumentos que son las auténticas señas de identidad de la capital como de esos otros, perdidos en remotos pueblos, que nos hablan de una singular arquitectura popular. Pero, sobre todo, Perelétegui ha sabido retratar con gran maestría a algunos de los pilares del acervo literario leonés. Así, han pasado por su puntillosa plumilla Victoriano Crémer, situado en los viejos soportales de la Plaza del Grano, en parte desaparecidos. Antonio de Lama, cofundador de Espadaña, rodeado de la Catedral y San Isidoro. Antonio Gamoneda, disfrazado de Cervantes, en el momento en el que le fue concedido el premio que lleva el nombre del Príncipe de las Letras españolas. Pereira, sumergido en su maravilloso mundo de poesía, cuentos y leyendas. O Francisco Umbral, que aunque no se quedó, también vivió algunos años en León y que era, además, familia directa del pintor.

José Antonio Perelétegui dibuja con enorme meticulosidad. Es un auténtico virtuoso del rotring y la plumilla. Sus trazos son apenas puntos que solamente se pueden distinguir con la ayuda de una lupa. Sus dibujos son extremadamente realistas, aunque en ocasiones el artista deja que la imaginación fluya y cambia sabiamente las arquitecturas, para conseguir acercar al espectador esos paisajes urbanos ya desaparecidos y en los que acertadamente acentúa los detalles que les distinguen hasta convertirlos en auténtica poesía.

Una visión extraordinaria de León y de algunos de sus más ilutres hombres, realizada por un vallisoletano que lleva en su corazón la tierra leonesa.

Fuente: El Diario de León.es 28-10-2013

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