Los santos que se fugaron de la Catedral

Imagen tomada el 14 de julio de 2009, cuando las 23 estatuas del pórtico de la Catedral fueron apeadas y trasladadas al claustro. - Lesmes / Motorines

Hace seis años que se ‘fugaron’ y no han vuelto. El 14 de julio de 2009 la portada de la Catedral de León quedaba vacía de estatuas. Las 23 tallas góticas del pórtico —a excepción de la Virgen Blanca— eran apeadas y trasladas al claustro, donde siguen aparcadas desde entonces.

Su gravísimo estado de conservación decidió a la Junta de Castilla y León a retirarlas aún a riesgo de que alguna no soportarla el corto traslado hasta el interior del templo.

La idea era restaurarlas y devolverlas a su lugar original o, si así lo determinaban los técnicos, colocar réplicas, como la propia Virgen Blanca, que ahora luce solitaria en la fachada y fue esculpida por Seoane en los años cincuenta.

La Junta ha sido incapaz en seis años de tomar una decisión, con la excusa de hacer estudios previos para determinar las patologías que sufren las 23 estatuas. Pero el diagnóstico era claro a simple vista: la mayoría sufren amputaciones —han perdido manos, pies y narices—, ya prácticamente no queda ni rastro de su policromía original, la erosión hace irreconocibles algunos rostros y alguna, incluso, está decapitada.

Pese a que Junta acabó haciendo los informes, mantiene el ‘caso’ en suspenso. Aunque será un proyecto costoso —el Cabildo calcula que las réplicas rondarán los 575.000 euros, a 25.000 por estatua—, la Junta sí ha tenido dinero, por ejemplo, para sufragar con 257.788 euros el reciente ascensor de torre sur de la catedral de Valladolid.

El Cabildo, en cambio, ha pedido presupuesto a varios talleres de escultura y está dispuesto a costear las nuevas estatuas con cargo a las entradas que pagan quienes acceden a la Catedral (5 euros por visitante). Pero necesita, en cualquier caso, la aprobación de la Junta. A la espera de que Juan Vicente Herrera nombre su nuevo equipo, el administrador de la Catedral, Mario González, desvela que existe un proyecto sobre las esculturas. Básicamente, el dinero que el Gobierno autonómico ha comprometido para El Sueño de la Luz —150.000 euros para este año que aún no ha hecho efectivos— se destine a las estatuas, mientras el Cabildo aportará idéntica cantidad para continuar el proyecto de restauración de vidrieras y arbotantes. Pero es solamente un plan, sin plazos ni nada firmado.

Doce años, como poco

El pórtico de la Catedral tardará años en recuperar sus santos. Mario González estimó hace tiempo que el Cabildo podría destinar parte de los ingresos de la taquilla a financiar dos estatuas por año. Así que, si comenzaran hoy mismo y, siendo optimistas, la fachada no estaría completa hasta 2027.

Asunto distinto es el destino definitivo de las 23 tallas originales, obra de diferentes maestros y épocas (entre los años 1280 y 1458), colocadas provisionalmente alrededor del claustro, donde no reciben de lleno el viento y la lluvia, como en pórtico, pero donde tampoco están a salvo de los rigores del invierno leonés. La Junta tampoco se ha pronunciado sobre su restauración ni ha evaluado cuál será su coste.

El director general de Patrimonio, Enrique Sáiz, que visitó León en enero, cuando se desprendió una cornisa de medio metro de la Catedral, no dio soluciones, pero destacó que las estatuas se habían deteriorado más en los últimos veinticinco años que en los siglos anteriores. Recordó que en la catedral de Burgos había habido polémica con las copias en resina. También el Cabildo descartó esta solución, dados los antecedentes de la catedral burgalesa, donde detectaron hace cuatro años fisuras en las réplicas realizadas con aquel material y ubicadas en la Galería de los Reyes.

Previsiblemente, en el futuro el Museo de la Catedral tendrá que encontrar acomodo a los 23 santos que se fugaron del pórtico en 2009. Como se ha comprobado, la Junta no tenía un plan B cuando apeó las estatuas del pórtico. Catedrales como las de Notre Dame o Siena no lucen en el exterior sus esculturas originales. En el siglo XIX el célebre Viollet-le-Duc no sólo colocó estatuas nuevas en la catedral francesa, sino que puso su propio rostro a alguna escultura decapitada. Las célebres cariátides de Atenas y las treinta estatuas que jalonan el Puente de Carlos en Praga tampoco son auténticas. Las originales están en museos.

Fuente: El Diario de León.es 01-07-2015

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