!Feliz 2016!

2016

(Por Pedro Bermejo)

Hay un verso silencioso en cada burbuja de champagne que se derrama sobre un precioso mantel de seda desde una copa teñida de carmín y quebrada justo por la mitad. Esos versos se deshacen en una mancha orgánica y de mal aspecto y quedan olvidados, y unas velas a punto de consumirse ahogadas en su propia cera, también desparramada sobre el mantel cerca de la copa, son los únicos testigos del estrago de una sonada noche de fin de año.

El tenedor que todavía sostiene un pedazo de tostón, que se seca sobre la bandeja de turrones a la que fue lanzado por accidente, susurra al cuenco lleno de sopa que se enfría alumbrado por un tenue y frío amanecer de un uno de enero.navidad jeffrey williams

El comienzo de todo, de la brutal resaca que despierta al vecino de al lado para recordarle la interminable lista de cosas que no debió hacer aquella noche, bajo la mirada perspicaz de su gato, que despertó de madrugada cuando su amo, borracho, le propinó una estupenda patada al confundirlo con un cojín; esa pobre criatura ahora se compadece de tan decadente estampa. Por eso lo llaman “cuesta de enero”, con algo tendrán que compensar los pobres mortales su ridículo intento de huir de todo para celebrar una fiesta por un motivo que ya nadie recuerda, un motivo que tal vez nunca existió, pero que ha servido durante siglos como coartada para elidir la pesadez del invierno.

Hay cientos de chimeneas en las ciudades  cubriendo de gris los propósitos del nuevo año, que vuelan al cielo como todas esas buenas intenciones invierno navidadque la  gente tiene a menudo por accidente, no es humo de chimenea, sino de las bandas magnéticas sofocadas de las tarjetas de crédito que han atravesado los mostradores de todas las tiendas por las que han pasado.

Pero, a pesar de todo esto, nos quedan las pequeñas cosas que pasan estos días y que marcan la diferencia: el saludo de aquel que lleva tiempo sin aparecer, la emoción compartida de saber que empieza un tiempo nuevo para volver a empezar, o el simple aprovechar de un momento que se vuelve mágico porque así lo sentimos. La navidad es una especie de fiesta de despedida de lo malo que hemos hecho, para intentar enmendarlo los trescientos sesenta y cinco días (y seis este año) que están por venir, y aunque luego volvamos a tropezar con las mismas piedras del camino del pasado, sabemos que cada mes de diciembre, tendremos la oportunidad de darles la espalda.

¡Feliz Navidad y feliz entrada en un futuro cargado de abrazos y versos!

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