La soledad de Alvarito Somoza es la primera novela publicada por el leonés Venancio Iglesias, licenciado en Filología Española por la Complutense de Madrid y catedrático de Lengua y Literatura hasta su jubilación. Ha escrito libros de relatos como El león del Atlas, fruto de su larga estancia en Marruecos, o Esperando a Susana, entre otros. Algunos de ellos han sido premiados en varias ocasiones.
—¿Cuál es el eje central de su primera novela, ‘La soledad de Alvarito Somoza’?
—Esta novela es completamente imaginaria y creativa, no contiene nada biográfico. Narra la historia de cómo un chico va a ser ejecutado sin saber ni siquiera cuál es el crimen que ha cometido. La fiebre de la muerte cercana le hace adquirir otra personalidad, la de un niño que murió cuando él era pequeño, Alvarito Somoza. Además, narra cómo la madre del protagonista se va a León para ganarse la vida en el mundo de la prostitución y deja a su hijo, que encuentra una protección especial en su maestra. Pretende reflejar la atmósfera de Sabero.
—¿Cuándo comenzó a escribir esta historia?
—Comencé a escribir La soledad de Alvarito Somoza hace 30 años y la he guardado durante todo este tiempo, hasta que la editorial Lobo Sapiens quiso publicarla tras leerla y quedar encantados con ella.
—¿Esta novela es completamente ficticia?
—Todo lo que ocurre es ficticio, sin embargo hago uso de algunos elementos reales a modo de inspiración, como la atmósfera que se representa en la novela; el valle de Sabero, la minería, los trenes de carbón, la posguerra y los años de hambre. Además, hay algo completamente verídico: para el acta de ejecución del protagonista, Pablo Santamarta, he utilizado una real, perteneciente al primer marido de mi madre.
—¿Cuál es el tono que presenta este libro?
—La soledad de Alvarito Somoza, a pesar de lo que parece, no es triste sino melancólica. Considero que contiene un poderoso humor que solo se percibe si se lee bien. En la fiebre de la muerte del protagonista el humor adquiere tonos muy altos. Su locura puede recordar al Quijote de Cervantes, donde el trastorno del protagonista mostraba un gran humor. La novela muestra una soledad tremenda: Pablo no sabe si la muerte de Alvarito, a los ocho años, fue su culpa o no, y sus últimas horas encarcelado no puede dejar de pensar en él y en su fallecimiento. Es una novela muy completa con un funcionamiento perfecto.
—¿Cuál está siendo la acogida del volumen?
—El libro acaba de publicarse, pero de momento estoy muy contento con la acogida que está teniendo. Según la información que recibo de mi editor, José Antonio Martínez Reñones, sobre las ventas y las opiniones recibidas, el libro está gustando.
—¿Tienes algún otro proyecto preparado?
—Sí, mientras viví en Marruecos, sumido en la soledad, se me ocurrió una novela hermosa sobre la obsesión de la mirada. Denominé aquel lugar como ‘la ciudad de los mil ojos’. Sin embargo, es una novela de lectura difícil, muy interesante pero muy compleja.
—¿Cuáles son sus principales influencias literarias?
—Debo mi impulso literario a Camilo José Cela y a Fernando Quiñones, quienes me adentraron en el delicado mundo de la ficción literaria. Además, agradezco a Dámaso Alonso la belleza de sus cursos.
Fuente: El Diario de León.es 26-08-2014