«El contraste es brutal». Así de categórico se muestra el joven historiador José Alberto Morais Morán (Bembibre, 1981) cuando se le invita a comparar el trato destinado a investigadores y profesores en España y Chile, país este último en cuya Universidad Católica de Valparaíso acaba de ocupar la Cátedra de Historia del Arte. «Cuando allí (refiriéndose a las instituciones leonesas y españolas en general) ya ni se convocan proyectos de investigación accesibles para jóvenes investigadores, no hay rastro de plazas ni oposiciones en la Universidad y las becas se reducen cada día, aquí, al contrario, existe un fuerte programa de incentivación de jóvenes investigadores, fondos para la incorporación de profesores y proyectos en relación con el arte y la cultura».
Este profesor leonés trabajaba anteriormente en la Universidad de Extremadura y desde agosto del año pasado ocupa el citado puesto en el país austral, a más de 10.000 kilómetros de distancia. «Es conocida la situación económica que vive la enseñanza y la investigación en la universidad española y más en materias relativas a las Humanidades —relata—. Y como desde el instituto de Historia de la PUCV (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso) se había convocado una plaza para la cátedra de Historia del Arte, tras unos meses de concurso internacional y una entrevista vía skipe, la gané en abril de 2014».
Desde entonces, y con el apoyo total de la entidad, Morais se ha centrado especialmente en la investigación y la difusión del románico leonés y del Camino de Santiago, temas por los que existe un gran interés en aquellas tierras. Presentó su monografía Roma en el Románico. Transformaciones del legado antiguo en el arte medieval. La escultura hispana: Jaca, Compostela y León (1075-1150) en varios lugares del país y ya está preparando numerosas actividades. «Lo más inmediato es que colaboraremos con los clásicos cursos del Instituto Bíblico y Oriental de León, pero además este mes de enero celebraremos un Curso de Extensión Universitaria titulado El valor de las imágenes en la Edad Media, entre el 13 y el 16 de enero, con especial atención al románico y al gótico de León. En marzo prevemos una nueva labor de difusión de historia leonesa y en el futuro plantearé seminarios específicos sobre aspectos artísticos del patrimonio ligado al Reino de León entre los siglos XI y XII».
Sobre su decisión, continúa reflexionando este historiador del arte berciano: «Ante el pésimo panorama que vivimos en nuestro país, está claro que he decidido ‘huir’ de una situación nada favorable para los profesores más o menos jóvenes, sin posibilidad de desarrollar con lógica su carrera». Pero aprecia, al mismo tiempo, la incuestionable parte positiva: «Aunque para mi trayectoria, la dimensión internacional que esta posición me brinda es óptima».
Habla José Alberto Morais de su monografía Roma en el románico y dice de ella que se centra «en las influencias del arte románico sobre la escultura medieval. Se estudiaron casos como el de la catedral de Santiago de Compostela, especialmente en la fase relativa al rey de León Alfonso VI y, por supuesto, el caso de San Isidoro. Una de las conclusiones indica que los escultores se acercaron al arte antiguo a través de diferentes miradas, que iban desde la admiración y copia hasta el rechazo y la destrucción. Por ser un tema candente, también se concluyó que el llamado ‘camafeo’ que ocupa la parte frontal del famoso cáliz de Doña Urraca no es ni un camafeo y tampoco una pieza romana expoliada. Lo catalogo como falsificación. Los orfebres románicos falsificaron una pieza medieval intentando hacerla pasar por antigua y para ello recurrieron a modelos originales de engastes tardorromanos. Había que prestigiar un tesoro que no poseía las piezas ancestrales que sí tenía, por ejemplo, la pujante Cámara Santa de Oviedo y sus famosas cruces».
Morais Morán impartió en el Museo Bíblico y Oriental de León, en mayo del año pasado, un Curso de Iconografía Bíblica Legionense en el transcurso del cual presentó una singular fotografía que correspondería al primer vestigio conocido de ornamentación en piedra del templo de Fernando I y Sancha, del siglo XI, ese que con el tiempo daría origen al actual basílica de San Isidoro. Ahora, el comité científico de la revista De Arte del Departamento de Patrimonio de la Universidad de León acaba de publicar un trabajo suyo sobre esa enigmática pieza, ya disponible en Internet. Entre sus conclusiones, que aquel edificio «en absoluto fue pobre». «Los indicios, entre ellos esta fotografía, hablan de una iglesia hoy arrasada pero que debió ser espléndida», defiende.
Fuente: El Diario de León.es 08-01-2015