El catedrático de la Universidad de León Manuel Valdés Fernández ha sido nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. «La función que realizaré desde este cargo es la de actuar como informador, como corresponsal de la Academia de Fernando. En este caso hemos sido dos las personas elegidas para desempeñar este cometido en Castilla y León», explica.
Manuel Valdés ha luchado desde los años setenta del pasado siglo por la conservación y difusión del patrimonio histórico y artístico de la provincia. Él ha sido uno de los aglutinadores y mantenedores de la actividad artística, sobre todo en la capital, colaborando activamente con las asociaciones de artistas y también con los distintos artífices de forma individual. En cuando a la labor de las academias, recuerda el catedrático: «Las academias llevan el control de la intervención que en tiempos contemporáneos se ha hecho sobre patrimonio. De tal manera que sus dictámenes se requieren para muchos de los aspectos en lo que podríamos denominar la nueva actividad ciudadana, que afecta a los grandes edificios y los entornos urbanos que deben de ser conservados y protegidos».
León es una ciudad de gran importancia y a ella ha dedicado Manuel Valdés buena parte de su actividad. «Siempre me ha interesado, siempre me ha preocupado en gran medida el patrimonio leonés. Pero con la transferencia a las comunidades autónomas de su protección y defensa, en muchos aspectos estas actividades han quedado obviadas. Hoy en cada comunidad existe una comisión de patrimonio, y es muy difícil sustraerse a su importancia porque tienen un carácter eminentemente ejecutivo. En mi caso, la función del académico correspondiente,será la de informar a la Real Academia Española sobre qué procesos se están desarrollando en cada una de las provincias».
Sobre el patrimonio leonés en peligro afirma que «con la llegada de la crisis, que ha venido precedida de una intervención casi masiva dentro de los cascos urbanos, quizá sea este el mayor problema que tenemos. No es tanto la conservación de monumentos capitales, sino de las tramas urbanas, de la definición fisionómica de una ciudad. Durante los últimos treinta años, las ciudades de la provincia, no sólo León, han sido muy afectadas en algo tan intangible como puede ser su fisonomía, porque se han modificado muchos aspectos urbanísticos. Se ha especulado más allá de lo razonable, se ha construido sobre lo construido. En lugar de ampliar el casco urbano se derriban edificios para construir otros nuevos. Podríamos decir que una parte muy importante de la fisonomía urbana ha desaparecido. Esos pequeños detalles que día a día modifican la fisonomía urbana consiguen que el enclave pierda toda su personalidad hasta ser igual a otras muchas ciudades españolas. Los aspectos peculiares de cada ciudad se han ido modificando de forma irrecuperable, sobre todo con la nefasta burbuja inmobiliaria».
Manuel Valdés es un enamorado de León y piensa quela antigua capital tiene cosas admirables. «La ciudad de León —explica— tiene como característica brillante de su casco antiguo una espléndida sucesión de calles, plazas, placitas y plazuelas que marcan el casco antiguo de la ciudad. No existe prácticamente una calle, sino un pequeño tramo de calle que te lleva a una plaza y esta a un nuevo tramo de calle y después hay una plazuela… ese tipo de ritmos urbanos van creando un entramado muy interesante que se rompió, por ejemplo, en la plaza de las Tiendas, cuando se unieron la plaza de las Tiendas y la de San Martín. Ahora es una plaza grande pero falta de entidad propia. En la calle Matasiete la estructura se mantiene, comienza, se ensancha, y vuelve a ser estrecha hasta desembocar en la Plaza Mayor. Ese ritmo, ese entramado urbanístico interesantísimo es una parte de ese León que hay que descubrir poco a poco mientras caminas y, sobre todo, que hay que conservar.
Fuente: El Diario de León.es 24-03-2015