Fue en septiembre de 1968 cuando Víctor Ferrero franqueó por vez primera la puerta del monasterio de Santa María de Sandoval. Quedó impresionado por lo airoso de las bóvedas, la hermosura de su claustro barroco y la valía de todo su arte sacro cubierto de polvo, tan sólo velado por el vuelo de las palomas y por la mirada entrañable de la señora Munda. Después viajó por toda España y Portugal y en el Pirineo de Huesca, la labor del colectivo Amigos del Serrablo salvando ermitas románicas del olvido y de la fiebre pantanera le movió a iniciar una incansable lucha, casi obsesión, para que Sandoval consiguiese eludir la ruina.
Ferrero, fundador en 1992 de la asociación de ‘rescate’ patrimonial Promonumenta, conoce bien la historia de un icónico cenobio de cuya declaración como monumento histórico-artístico se cumplen mañana 85 años, efeméride que servirá para recordar, con actos organizados desde las 12.00 horas por la asociación y el ayuntamiento de Mansilla Mayor, la importancia del monumento fundado en el siglo XII. El activista revisa la cronología reciente de un hito histórico que sigue impresionando a pesar de su estado languideciente. «A finales de los setenta la dirección general de Bellas Artes destinó 40 millones de pesetas —y eran muchas pesetas, entonces— para restaurar el monumento. «Podían haber cerrado entonces todas las ventanas, el claustro alto, etc., quedando completamente protegido, pero eso no llegó a hacerse. Se saneó la iglesia, aunque no del todo, y se desmontó el coro, dejándolo allí arrumbado». «Fue un gran esfuerzo pero mal gestionado, quedaron por hacer muchas cosas», ilustra Ferrero.
En junio del ‘año olímpico’ funda Promumenta y el primer punto del orden del día de la sociedad consistió en la limpieza del monasterio y el comienzo de una intensa labor de activismo en pro de su salvación. «Estaba hecho un desastre. Llamamos a arquitectos de Patrimonio y a arqueólogos y se asustaron de lo que vieron. La Junta sí se comprometió entonces. Luis Aznar me prometió que mientras fuera delegado autonómico siempre habría una partida para Sandoval, y así fue —recuerda—. Se cubrió la panda Este, el noviciado con el scriptorium… quedando por cubrir, entre otras zonas, la enfermería, la sala de oficios, parte del claustro, etc.».
Fue entonces cuando Promonumenta se embarcó en uno de sus más recordados trabajos —aparte de las primeras grandes limpiezas de un monasterio tomado por las zarzas—; el rescate del excelso coro, que había quedado arrinconado: «El dinero que conseguimos se destinó a su montaje, pero fuimos nosotros quienes lo limpiamos, pieza a pieza y en pleno invierno, con cepillos de raíz».
Y ahora, tras todo un rosario de averías, Sandoval continúa con parte de sus estancias en ruina o en serio peligro estructural y, lo peor de todo, carente de servicios, sin recibir euro alguno y sin horario oficial de visitas. El nieto de la recordada señora Munda suele abrir la puerta a los visitantes y la otra única oportunidad de conocerlo es acudiendo a escuchar a la Coral Gregoriana del Císter de Sandoval, que canta allí los primeros domingos de mes, de mayo a octubre, a las 13.15 horas.
Petición de la Unión Europea
Víctor Ferrero trabaja ahora en un informe que enviará al gobierno autonómico para convertir el monasterio «en un centro europeo para el estudio de la historia de la Península Ibérica y para el fomento del europeísmo entre los jóvenes, con posibilidad de alojar aquí a alumnos de diferentes países». El activista ha conseguido ya 3.000 libros para esa hipotética biblioteca y repasa la no escasa vinculación europea del monumento, amén de estar ubicado a escasos kilómetros del Camino de Santiago: «El programa Rafael de la Unión Europea eligió en 1999 tres monumentos para instar a sus respectivos responsables a una restauración que conllevaría ‘importantes beneficios sociales’. Escogieron un castillo alemán, un palacio checo y Sandoval. Adivina cuáles se rehabilitaron por completo y cuál se dejó como estaba…».
Fuente: El Diario de León.es 03-06-2016