El conjunto granadino es un lugar mágico que esconde una seductora geometría, gracias a la cual los turistas se quedan prendados por su belleza y armonía
- El Patio de los Leones de la Alhambra – EFE
Antes de analizar los aspectos matemáticos que se esconden en los palacios de la Alhambra es preciso recordar que los principios compositivos que gobiernan las coordenadas ornamentales islámicas se pueden subyugar, a riesgo de pecar de reduccionismo, al ritmo repetitivo y a la estilización. El primero se sucede hasta el infinito como una metáfora de la eternidad que llena el saco del espacio. Por otra parte, la arquitectura islámica encierra en sí misma una idea religiosa, la presencia de Alá que tiene que manifestarse en todos los rincones.
Estas dos realidades, la divina y la humana, unida a la prohibición de representar seres vivos en sus creaciones, sirvieron de incentivo a los arquitectos andalusíes para lanzarse por las sendas de la creatividad y de la belleza matemática.