Un buen traductor debe saber cómo se escriben correctamente las siglas, cuándo colocar, o no, mayúsculas, cómo elegir entre los distintos tiempos verbales y, también, cómo detectar los vicios del lenguaje, esas incorrecciones que cometemos al escribir o al hablar.
Estos son los 10 vicios más frecuentes del español
–Uno de los tópicos más típicos (y falsos) que se suele decir sobre un traductor es que “uno bueno no necesita diccionario”.
Como te imaginarás, esa afirmación es más falsa que una moneda de 3 euros. Del mismo modo que un buen abogado no tiene por qué saber de memoria todas las leyes de un país, un buen traductor profesional no tiene por qué conocer todos y cada uno de los miles de términos lingüísticos que contiene cada idioma.
Eso sí, un buen traductor debe saber manejar un diccionario casi con los ojos cerrados: cómo se escriben correctamente las siglas, cuándo colocar, o no, mayúsculas, cómo elegir entre los distintos tiempos verbales y, también, cómo detectar los vicios del lenguaje, esas incorrecciones que cometemos al escribir o al hablar.
Una agencia de traducción se convierte, así, en una especie de guardián del buen uso de la lengua para detectar y corregir todas las barbaridades que se leen por ahí, especialmente en esos pequeños textos de 140 caracteres…
En el trabajo diario de nuestra agencia de traducción solemos detectar errores ortográficos, sintácticos y gramaticales de todo tipo. Como nos gusta aprovecharlo todo, hemos ido anotando estos errores y, con el tiempo, hemos construido un documento interno que recopila los vicios más frecuentes en español.
Hoy nos gustaría compartir una parte de ese documento con los lectores de DesEquiLIBROS. ¿Empezamos?
Los 10 vicios más frecuentes del español.
• Vicio 1: el famoso “-ao”.
Hemos “votao”, nos han “aclamao”, hemos “ganao”…
Esta costumbre de sustituir la maravillosa terminación “-ado” por un simple “-ao” es uno de los vicios más comunes y televisados del castellano y se está extendiendo como la peste gracias a los políticos.
¿Cuántas veces hemos contado (con “-ado”) esa horrorosa y errónea abreviatura en los discursos sobre el Estado de la Nación? Demasiadas.
Luchemos pues por erradicar de nuestras televisiones, radios y vídeos de Internet una pésima costumbre que empobrece radicalmente la imagen pública que proyectamos a nuestros semejantes.
• Vicio 2: tú me lo “dijistes”.
Otro vulgarismo que está de moda: añadir una “s” al formar el pretérito indefinido en la segunda forma del singular.
¿Tan difícil es decir “tú dijiste” o “tú aprobaste”?
Parece ser que sí, sobre todo para esas personas influenciadas por los recuerdos de otras formas verbales como “dices” o “decías”.
• Vicio 3: el famoso “currículum”.
Un vicio que detectamos a diario no solo en las ofertas de empleo, sino también en el encabezamiento de muchos currículos que nuestra agencia traduce a idiomas como el inglés, el francés o el alemán.
Como bien dice la RAE, la palabra “currículum” no se encuentra en su diccionario.
Sí aparecen los otros dos términos que deberíamos utilizar en su lugar: currículo y currículum vitae.
• Vicio 4: esos dichosos extranjerismos.
La globalización de nuestra sociedad tiene muchas ventajas, muchísimas, pero también tiene desventajas, una de ellas la utilización de extranjerismos.
Estos vicios llenan los periódicos, pero son especialmente abundantes en las páginas dedicadas a los deportes. Así que, por mucho que nos duela, en español no es correcto decir que Rafa Nadal es un “number one”.
• Vicio 5: la repetida “-bilidad”.
Otro de los vicios más pesaditos que solemos corregir en nuestra agencia de traducción es el abuso del sufijo “-bilidad”.
No existe la “controlabilidad”, aunque sí el control; tampoco es correcto escribir o decir que algo tiene mucha “alcanzabilidad” cuando queremos explicar que es alcanzable.
Tampoco hay que tener mucha habilidad para recordarlo, ¿verdad?
• Vicio 6: la redundancia del pleonasmo.
Uno de los vicios más generalizados en el idioma español es el uso de pleonasmos, es decir: la utilización de palabras que no son necesarias. ¿Algún ejemplo?
Muchos: subir para arriba, bajar para abajo, miel de abeja, volar por el aire, muy óptimo, me parece a mí, etc.
Casi todos caemos alguna vez en ese error, sobre todo en nuestras conversaciones informales. El problema es que, de tanto decirlo, al final lo escribimos y, ya sabes, lo escrito se lee y las palabras se las lleva el viento (aunque no “volando por el aire”, claro).
• Vicio 7: un exceso de “c”.
Manejar correctamente un idioma no es tan fácil como parece y menos cuando es tan complejo como el español. Uno de los vicios en los que incurren los estudiantes de nuestra lengua es incorporar más letras “c” de la cuenta quizá porque les suena mejor.
Un par de ejemplos: se escribe y pronuncia “inflación” (no “inflacción”) y alguien tendrá “afición” por el golf (no “aficción”).
Habitualmente estos vicios se curan utilizando el programa de corrección de textos de nuestro ordenador; solo hay que acordarse de hacerlo.
• Vicio 8: confundir churras con merinas.
Algunos vicios de nuestro idioma no son tan sencillos de detectar a primera vista, pero están ahí. Nuestro error número 8 consiste en utilizar un término creyendo que significa una cosa cuando en realidad significa otra.
Seguro que has oído o leído una frase como esta:
– María es una persona muy asequible.
¿Dónde está el vicio? En el adjetivo “asequible” que como bien apunta el DRAE significa “Que puede alcanzarse u obtenerse”.
• Vicio 9: las muletillas.
Una incorrección muy molesta que, aunque no lo creas, también encontramos por escrito es la famosa muletilla, ya sabes: esa palabra o frase que utilizamos sin darnos cuenta y que llena de ruido nuestro mensaje.
Las muletillas más famosas últimamente son “o sea”, “mira”, “oye”, “es que”, “¿sabes?”, etc.
• Vicio 10: el dequeísmo.
En el puesto número 10 de nuestra lista encontramos el famoso dequeísmo, uno de los vicios que más detestan los traductores de nuestra agencia de traducción.
Lee las siguientes frases y marca la que consideres incorrecta:
– Estoy segura de que fue a casa.
– Pienso de que está ingresado en el hospital.
Una curiosidad: en los últimos años, quizá por exceso de este vicio, está naciendo uno nuevo que se denomina “adequeísmo”.
Consiste en eliminar la palabra “de” cuando la frase sí la necesita. Un ejemplo: “No te olvides sacar la basura” en lugar de “No te olvides de sacar la basura”.
Como ves, este es un vicio en el que es muy fácil caer, uno de los 10 de la lista de nuestra agencia de traducción que, esperamos, te sea de utilidad en el futuro.
FUENTE: DesequiLibros