El escondite del apóstol Santiago

Detalle del Santiago que sostiene posiblemente el Códice Calixtino y que se oculta tras el retablo.

Las paredes de la Iglesia de Santiago, en Chana de Somoza, están llenas de secretos. Hace un año el descubridor de los petroglifos de la Maragatería, Juan Carlos Campos, llamaba la atención sobre la aparición de un demonio en este pequeño templo. Un gran desconchón en la encalada pared dejaba al descubierto un diablo rojo con cuernos y alas de murciélago junto a la palabra ‘Hermógenes’. Ya entonces, Campos adelantó que tras el retablo del siglo XVII se vislumbraban más pinturas. Atraído por este misterio, el periodista leonés Nacho Ares se ha desplazado a Chana de Somoza con un equipo de Cuarto Milenio y, al descolgar una minicámara de vídeo tras el retablo, localizó una enorme pintura de Santiago. El apóstol sostiene en una mano el clásico cayado con la calabaza que portan los peregrinos; y, en la otra, un libro que podría ser la Biblia o, quizá, el Codex Calixtino —la primera guía de relatos de la Ruta Jacobea—.

La pista del Codex

El descubridor de los petroglifos no consideraba entonces casual que en la iglesia, bajo la advocación del apóstol Santiago, apareciera el nombre de Hermógenes. En el Codex Calixtino, —robado de la catedral de Compostela y recuperado en un trastero—, en el capítulo noveno se cuenta la historia de Santiago y Hermógenes: «Los judíos se concertaron con un mago llamado Hermógenes y con Fileto, discípulo suyo, para que convenciesen al santo apóstol y por medio de los demonios le maltratasen. Convirtiose Fileto a la fe en vez de Santiago a la magia, y Hermógenes mandó a los demonios que trajesen encadenado a Santiago, pero estos sucumbieron también ante él, y fue el mago encadenado y llevado por los mismos demonios delante del apóstol. Libertado Hermógenes, temía que los demonios le matasen, pero Santiago le dio un báculo suyo con el cual se libró de los diablos y se convirtió a la fe». Este podría ser el relato extraído del Liber Sancti Iacobi que los autores de los frescos quisieron plasmar en las paredes de la iglesia de Chana de Somoza, donde con seguridad hay ocultas más pinturas originales de la época de construcción del templo.

Al otro lado del retablo

Ares únicamente pudo grabar tras uno de los laterales del retablo, porque en el otro no había espacio para introducir la cámara. Sin embargo, el altar colocado hace cuatro siglos no cubre por completo la cabecera del templo, de ahí que se atisben pequeños detalles de los frescos que, previsiblemente, están intactos. Campos ya aventuró hace un año que por el lugar en el que ha aparecido Hermógenes y teniendo en cuenta que es un personaje secundario en la vida del apóstol, lo más probable es que tras el retablo de la iglesia hubiera escenas más relevantes del santo.

Junto al demonio, aunque menos nítidas, se aprecian dos caras de hombres. Uno de estos rostros ‘choca’ contra las alas de murciélago que tiene desplegadas el malvado diablo, mientras que la otra cara está sobre ellos, separada por dos líneas negras.

Campos pidió hace un año a la Junta que efectuara catas para averiguar si había más frescos así como su antigüedad y valor artístico. Los vecinos, en cambio, consideraban más urgente arreglar las goteras que pueden acabar arruinando una iglesia que oculta otros enigmas, como la extraña cruz que remata el campanario y que algunos expertos consideran que en realidad es un águila imperial romana, procedente de alguna otra construcción y reutilizada aquí como símbolo cristiano.

No hay documentos sobre la fecha exacta en que se construyó la iglesia. Pertenece al grupo de templos que el arqueólogo José María Luengo incluye en el denominado románico maragato.

Más pinturas

Hace sólo unos días en la iglesia de Gordaliza del Pino aparecía bajo una enigmática inscripción la pintura de un caballero que hasta entonces había estado tapado por un retablo. Al catedrático de la Universidad de León Vicente Gutiérrez Lobo no le han pasado desapercibidos los rasgos femeninos del personaje, que podría ser una condesa.

Algunas iglesias de la provincia esconden bajo una ‘piel’ de cal o tras un retablo murales que en un momento de la historia fueron ‘repudiados’. La casualidad y las restauraciones han permitido descubrir en los últimos años más de una decena de frescos en iglesias de León.

Fuente: El Diario de León.es 18-03-2013

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