Mickey Mouse se ha colado en el Museo Bíblico de León. La culpa fue de Walt Disney, un fanático del mundo faraónico, al que dedicó infinidad de historietas y que influyó decisivamente en el dibujo de su gran factoría norteamericana. Ahora piezas únicas y de excepcional valor conforman un tesoro original y desconocido que el museo leonés guarda en cajas al carecer de espacio para poder exhibirlo.
La egiptóloga María Luz Mangado, profesora del Instituto Bíblico de León, ha conformado una colección que incluye un cuento inédito de Cleopatra y dibujos realizados por el propio Disney sobre el Antiguo Egipto que nunca se han expuesto. Durante años Mangado rastreó por los cinco continentes en busca de objetos de Disney vinculados al mundo faraónico. Encontró películas, cuentos, muñecos, dibujos, grabados, bordados, monedas… y localizó piezas increíbles en lugares como Japón o Filipinas.
El descubrimiento de la tumba de Tutankamón marcaría para siempre al mago de los dibujos animados. Hasta tal punto, explica Mangado, que la arquitectura de los parques Disney no escapa al influjo egipcio; como el de California, donde uno de los hoteles es una pirámide.
Entre los fondos del Museo Bíblico destaca el corto Destino, que Dalí realizó para Disney. Los dos maestros se conocieron en 1945 durante el rodaje de la película Recuerda, de Alfred Hitchcock, y saltó la ‘chispa’ entre amos. Al año siguiente firmaron un contrato para rodar Destino, pero la película se malogró. En 2003, Roy Disney, sobrino del fundador, decidió recuperar el corto, del que sólo existían 15 segundos experimentales, y montó un film de dibujos animados de siete minutos.
El Museo también posee sellos de la casa Disney timbrados en Buthán y países de África o Sudamérica, inspirados en Mesopotamia y el antiguo Egipto. «Una auténtica joya», según la arqueóloga Mangado. En total, 500 piezas conforman esta insólita colección que fascinará al público cuando se encuentre la sala idónea. Es posible que algunas vean la luz en un pequeño ‘hueco’ dentro de la gran exposición que el museo prepara sobre la reina Cleopatra. El espacio es vital para esta exposición de la que se han mostrado pequeños adelantos en Navarra y Aragón. Hay, por ejemplo, paneles de grandes dimensiones del Pato Donald vestido de faraón y maquetas del Egipto de aquella época. Piezas que, en algunos casos, han tenido que ser restauradas.
La pandilla de Mickey
Goofy, Mickey y Mini, el tío Gilito, el Pato Donald y sus sobrinos, las ardillas Chip y Chop, entre otros, reflejan con sus peripecias la maldición de las momias, las expediciones de Indiana Jones o hechos más científicos como el hallazgo de la tumba intacta de Tutankamón en 1922 o la construcción de la presa de Asuán a partir de 1960. La fascinante colección faraónica de Disney propiedad del Museo Bíblico incluye la serie entera —con póster gigantes— de Patrick Block, uno de los genios de la factoría, así como producciones picassianas (otra de las debilidades de Disney) de los años 40 y 50. Reunir estos fondos ha sido un trabajo de años en el que Mangado, por afición personal, se ha entregado a fondo. Para ella, en los dibujos animados del estadounidense está «la historia de todo el siglo XX» y, como él, comparte su pasión por la egiptología. En su opinión, Walt Disney no ha sido reconocido como el gran artista que fue. No quiere hablar de dinero, pero reconoce que ha habido «cosas muy caras» que ha habido que comprar, aunque añade que la colección «no tiene precio». Para la ardua labor de ‘recolección’ contó con el apoyo de los biógrafos de Disney y de la propia factoría.
Otra de las curiosidades de esta exposición —que no tiene fecha aún— es un reportaje documental sobre la filmografía de Disney, donde aparece el corto original que daría pie al reciente filme de animación de Tim Burton Frankenweenie, basado en el corto homónimo de 25 minutos que hizo en 1984 grabado en blanco y negro y en acción real mientras trabajaba en Disney. Además, hay filmes de Hanna Barbera, compañía fundada en 1957 por los directores de la Metro Goldwyn Mayer William Hanna y Joseph Barbera, como los Picapiedra o la Pantera Rosa, creada por Friz Freleng, discípulo aventajado de Disney.
Aclara Mangado que de Disney hay mucha documentación sobre la influencia que tuvo en este creador tanto el arte romántico como el gótico —que se plasmó en una exposición en París—, pero quizá no se ha divulgado tanto, pese a que tuvo mayor peso en su obra, el legado del mundo faraónico en sus dibujos.
Fuente: El Diario de León.es 04-02-2013