8 de abril, Día de las Humanidades Digitales

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El leonés que escruta los mapas

El catedrático de Geografía de la Universidad de León, Antonio T. Reguera, publicó en enero el libro ‘La medida de la Tierra en la antigüedad’. SECUNDINO PÉREZ -

«Hoy se sabe que sólo somos un punto minúsculo en la inmensidad del Universo, pero más de una vez a lo largo de la historia nos creímos el centro e incluso se llegó a aceptar que la Tierra era plana», recuerda el catedrático de Geografía leonés Antonio T. Reguera, que a finales de enero publicó su libro La medida de la Tierra en la antigüedad, un arduo trabajo de investigación donde recopila todos los intentos por medir el planeta desde el siglo III a.C. hasta la Edad Media. «Aristóteles y Platón impusieron el geocentrismo como base científica y la sociedad de la época le dio el valor de axioma», señala. Aunque —como suele suceder en casi todos los ámbitos de la vida— siempre se alzan voces discordantes que nadan contracorriente arrojando luz en un mundo donde las verdades absolutas nunca se terminan de demostrar. De hecho, como señala este catedrático de la Universidad de León «después de siglos de exploración geográfica aún quedan muchos secretos por descubrir».

Si los pensadores, astrónomos, filósofos y eruditos de la antigüedad se centraron en situar al planeta azul en el lugar exacto que ocupa dentro del cosmos, para Reguera aún hoy —tantos siglos después— quedan muchos secretos por descubrir. «Las mayores incógnitas se encuentran ahora en el fondo de los océanos». Un mundo sumergido en nuestro mundo donde descansan «numerosas especies que desconocemos, yacimientos ingentes de minerales, inmensas cadenas montañosas e incluso civilizaciones perdidas», entre otras cosas. «La teoría geológica más importante de nuestro tiempo se ha hecho a raíz de investigar los océanos», puntualiza. Eso sí, dentro de esos misterios submarinos que quizá pronto salgan a flote, no hay espacio para mitos como la Atlántida, una isla mítica descrita por Platón —que algunos creen en el fondo de algún mar— pero que para el profesor leonés «nunca existió como tal».

Dentro de esos ‘locos’ que se atrevieron a negar que la Tierra era el centro del Universo destaca Aristarco de Samos, astrónomo y matemático griego que fue el primero en proponer el modelo heliocéntrico del Sistema Solar. «Hacía medidas del cielo y, aunque se equivocó en algunos cálculos, llegó a una conclusión importante; el sol era más grande que nuestro planeta, por lo tanto algo fallaba en las teorías establecidas». Aristarco fue perseguido y reprimido por esta tesis. «Los grandes astrónomos de la época no le secundaron».

Ya en el siglo II después de Cristo fue Ptolomeo quien se aventuró a redactar un nuevo tratado de astronomía —el Almagesto— que «seguía las líneas básicas del de Aristóteles pero lo completaba mucho más». De nuevo la ‘involución’ del conocimiento se impuso colocando al planeta Tierra en el centro del Universo. «Ahora era la Iglesia Católica quien acogió esta teoría como válida» —recuerda Reguera—.

‘Locos de otro tiempo’

Otros genios del pasado que desafiaron las leyes establecidas fueron Pitágoras y Sócrates. El primero fue tildado de loco al asegurar que la Tierra era redonda y no plana —como todos aceptaban— mientras que el segundo dijo que no sólo no existía un único ecúmene —espacio de tierra habitado— sino que había muchos a lo largo y ancho del planeta. Y es que en el siglo III antes de Cristo sólo se conocía lo que hoy es Europa y parte de Asia.

El libro de Reguera se centra en cinco grandes interrogantes. La teoría del geocentrismo y su evolución, la configuración de la Tierra, cuánto mide, su carácter esférico y la cartografía. «El primer mapa dibujado podría estar en las Cuevas de Altamira», subraya, pero en ese caso «sólo hablaríamos de meros trazos rudimentarios». La primera cartografía con base científica fue obra de Dicearco de Mesina. «Trazó el primer meridiano y el primer paralelo». Dos puntos clave que el geógrafo cruzó en la Isla de Rodas. Eratóstenes, por su parte, «se encargó confeccionar el primer mapa con cuadrícula —considerado como el alfa de la cartografía científica». Finalmente llegan las proyecciones de Ptolomeo —con sus paralelos y meridianos curvados— que todavía se utilizan en la actualidad».

En cuanto a la medida de la Tierra, el catedrático recuerda las diferentes teorías arrojadas. «Aristóteles señaló que los matemáticos decían que la medida exacta era de 400.000 estadios —un estadio era igual a 150 o 200 metros—. Otros autores dirán que medía 300.000, pero Eratóstenes fue el primero en poner en marcha un método de medida eficaz. Con él obtuvo 252.000 estadios o 40.000 kilómetros cuadrados, algo que se admite hoy», remarca. Para Antonio Reguera la medida de la Tierra supuso el periodo constituyente de la Geografía como ciencia. Para dar vida a este trabajo, el catedrático ha empleado un par de años de constante investigación que ahora pone al servicio de quienes deseen conocer a fondo cómo el planeta Tierra fue tomando forma en la mente de los astrónomos y pensadores de la antigüedad. Los hombres que cambiaron la historia de la humanidad.

Fuente: El Diario de León.es 12-03-2016

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¿Cómo vas a celebrar el Día Internacional de la Mujer?

El  próximo 8 de marzo es el  Día Internacional de la Mujer.
Para que lo celebres, participa en una propuesta especial:

Después de siglos de silencio, las primeras reivindicaciones se acallaron con violencia, y aún hoy se miran por algunos sectores con recelo o condescendencia, cuando no con burla.  La realidad de la mujer en el mundo actual deja bastante que desear: la desigualdad (aún) de los derechos y oportunidades, la brecha salarial, la escasa presencia en la vida económica y política, la falta de reconocimiento y protagonismo en los puestos de responsabilidad. Y eso en la parte “privilegiada” del mundo.,.

La obra artística refleja la realidad de la sociedad de su tiempo y la mirada  y la autoría masculina prevalecen en la Historia del ArtePara celebrar el Día de la mujer trabajadora te presentamos lo que será una obra escrita por una mujer sobre mujeres  cuya valía fue silenciada por el hecho de serlo. Presta atención y, si te convence, colabora en el proyecto de publicación para dar voz y recuperar la figura y la obra de pintoras  borradas de la historiografía tradicional.

Las pintoras olvidadas y un crowdfunding

Por Ángeles Caso

Sofonisba Anguissola. Autorretrato pintando a la Virgen y el Niño. 1556. Muzeum Zamet w Lancucie, Lancut.

Sofonisba Anguissola. Autorretrato pintando a la Virgen y el Niño. 1556. Muzeum Zamet w Lancucie, Lancut.

Sofonisba Anguissola, maestra de la pintura de Cremona, fue llamada por Felipe II a la corte de Madrid en 1559, y aquí retrató a toda la familia real, incluido el rey. (Obviamente, un rey solo posaba ante el “el mejor pintor de todos”). Artemisia Gentileschi, pintora barroca, ganó tanto dinero con sus numerosos encargos, que logró casar a sus dos hijas con dos nobles napolitanos, previo pago de enormes dotes. Luisa Ignacia Roldán, la Roldana, fue escultora de cámara de Carlos II y de Felipe V, y trabajó para el mismísimo papa de Roma. Adélaïde Labille-Guiard, retratista oficial de las hermanas de Luis XVI, ingresó en la Real Academia de Pintura y de Escultura de Francia –el máximo honor para un artista de su época– en 1783, al mismo tiempo que Élisabeth Vigée-Lebrun, retratista oficial de María Antonieta. Marie-Guilhelmine Benoist retrató a toda la dinastía Bonaparte. Frances Benjamin-Johnston fue la fotógrafa oficial de cinco presidentes de los Estados Unidos. Hilma af Klint pintó numerosos lienzos abstractos desde 1896, quince años antes de que Kandinsky firmase la que suele considerarse la primera acuarela abstracta de la historia.

Adélaïde Labille-Guiard. Autorretrato con dos discípulas. 1783. Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

Adélaïde Labille-Guiard. Autorretrato con dos discípulas. 1783. Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

¿Dónde están todas esas artistas? ¿Quién las conoce? La historia –ese invento de unos señores decimonónicos con chistera, bastón y barba blanca, con la mente ensombrecida de prejuicios patriarcales y miradas androcéntricas– las ha dejado fuera. En los cánones no existen. En los índices de los manuales de historia del arte, sus nombres no aparecen. En los museos, están a menudo colgadas en los rincones más inaccesibles, o escondidas en los depósitos, bajo el supuesto de que “no son tan buenas”, mientras que las obras de muchos pintores que “tampoco son tan buenos” se exhiben orgullosas en las salas. A veces, incluso, han sido saqueadas, y sus cuadros han resplandecido bajo el nombre de ilustres artistas varones, hasta que algún especialista ha sacado al museo de su error. Eso sucedió, por ejemplo, con los retratos de Anguissola en el Prado: hasta hace veinte años, figuraron como lienzos de Alonso Sánchez-Coello o Juan Pantoja de la Cruz.

Frances Benjamin-Johnston. Autorretrato (fotografía). 1896. The Libray of Congress, Washington.

Frances Benjamin-Johnston. Autorretrato (fotografía). 1896. The Libray of Congress, Washington.

El trabajo de recuperación de todas estas artistas olvidadas es lento y difícil, pero ya inexorable, a medida que sus nombres y, sobre todo, sus obras, van saliendo a la luz. Permitidme que presuma de ser una de las historiadoras del arte que, laboriosamente, va contribuyendo a ese esfuerzo colectivo, investigando, colaborando con diversos museos como especialista en género y publicando libros, artículos y textos de catálogos.

Mi último libro nace de una constatación hecha tras muchos años de estudiar a las pintoras: muchas de ellas se dedicaron al retrato, un género “menor” respecto a la pintura religiosa, mitológica o de historia, y socialmente aceptable para una mujer, siempre y cuando estuviese bien educada, claro está. Y muchas, muchísimas, se autorretrataron. Algunas lo hicieron incluso en numerosas ocasiones, superando a los siempre citados Durero o Rembrandt en su voluntad de dejar constancia de su propia imagen y del paso del tiempo sobre ella.

Paula Modersohn-Becker. Autorretrato como regalo en el 6º aniversario de boda. 1906. Kunstsammlungen Böttcherstrasse, Bremen

Paula Modersohn-Becker. Autorretrato como regalo en el 6º aniversario de boda. 1906. Kunstsammlungen Böttcherstrasse, Bremen

Ellas mismas. Autorretratos de pintoras. Desde la Edad Media hasta las vanguardias reúne 100 ilustraciones a todo color, desde los graciosos selfies que algunas monjas medievales se atrevieron a deslizar entre las páginas de los manuscritos que ellas miniaban –sí, también las monjas contribuyeron a mantener la cultura a lo largo de la Edad Media, y no solo los monjes, como siempre nos han contado– hasta las extraordinarias artistas de Dada o del Surrealismo. El libro incluye además las biografías de todas ellas, una introducción sobre las mujeres artistas y una bibliografía si no extensa –pues aún no existe–, al menos intensiva. Es, creo, una buena manera de dar a conocer a todas esas magníficas pintoras olvidadas, que se ofrecen al público a través de la imagen que tuvieron de sí mismas.

Lamentablemente, las cosas en el mundo editorial español están tan complicadas, que ninguna editorial ha querido apostar por este libro, caro de producir a causa de las reproducciones en color, el tipo de papel que exige y los derechos que hay que pagar a los museos por todas esas imágenes. Y, tal vez, poco comercial por lo desconocido del asunto. Pero yo no he querido meter mi obra en ese tristísimo cajón donde yacen todas las buenas ideas que nunca llegan a ver la luz. He querido seguir adelante, convirtiéndolo en un acto colectivo que es, además, un doble gesto de resistencia: resistencia frente al canon androcéntrico. Y resistencia también frente a una sociedad cada vez más indiferente hacia la cultura, a punto de dejarse arrasar definitivamente por los bárbaros.

Para poder publicar el libro, necesito la colaboración de muchas personas. Es fácil: se trata tan solo de suscribirse a través de una plataforma en línea, pagando por adelantado el volumen, que llegará a manos de quienes lo adquieran en el mes de junio. Con el añadido de que los nombres de todos esos “micromecenas” aparecerán en él, dando fe de que, al final, lo hemos hecho entre todxs. Os dejo el enlace a la plataforma de recogida de fondos (crowdfunding), donde podréis ver todos los detalles, tanto del libro como del sistema, totalmente transparente, de funcionamiento de la plataforma Verkami. Y os animo a que participéis en este acto de rebeldía cultural.

Aquí puedes participar

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#miblioselfie en la Biblioteca de Filosofía y Letras

Cartel

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Javier Sahagún pinta en vivo en El Corte Inglés

El artista leonés Javier Sahagún - CUEVAS

El pintor leonés Javier Sahagún ofrecerá el jueves 4 de febrero, a partir de las 20.00 horas una exhibición de pintura en vivo sobre tableta digital en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés (sexta planta), la misma en la que hasta el próximo 18 de febrero se muestra su exposición de pintura hiperrealista El Bierzo que ni pintado.

La muestra rubrica la vuelta a la creación artística del pintor leonés Javier Sahagún después de 21 años en los que aparcó su vocación para dedicarse por completo a su oficio de diseñador gráfico, y en su primera semana la muestra está llamando la atención de quienes la visitan por el realismo tan marcado de las obras, que en ocasiones pueden confundirse con fotografías gracias a la técnica empleada: la tableta digital.

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Trapiello abre el ciclo dedicado a conmemorar el holocausto

La Universidad de León (ULE) y la Sociedad para el Fomento de la Cultura de Amigos del País de León han organizado un programa de actividades para conmemorar la celebración del Día Internacional de la Memoria del Holocausto y la prevención de los crímenes contra la Humanidad, que ha sido posible gracias a la colaboración de la Biblioteca Pública de León, la Fundación Sierra Pambley, la Federación de Comunidades Judías de España, el Centro Sefarad Israel, la Fundación Secretariado Gitano y la asociación Promonumenta.

La primera es la conferencia que hoy, 27 de enero, a las 19.45 hora en la Biblioteca Pública, pronunciará el columnista del Diario Pedro G. Trapiello, titulada Palabras contra el silencio. Tras él intervendrá José Luis Gavilanes, que hablará sobre España ante el holocausto.

Mañana tendrá lugar la proyección en la Fundación Sierra Pambley, del documental La encrucijada de Ángel Sanz Briz, de José Alejandro González. Este personaje ha pasado a la historia con el sobrenombre de ‘El ángel de Budapest’, o ‘El Shindler aragonés’, porque en su condición de diplomático español arriesgó su vida para salvar a muchas personas de una muerte segura en el transcurso de la II Guerra Mundial.

El diplomático utilizó una estratagema que consistió en considerar sefardíes a más de 5.000 ciudadanos húngaros, utilizando para ello un decreto del general Primo de Rivera que ya estaba realmente derogado, para concederles la nacionalidad española y librarles de la persecución nazi.

La tercera de las iniciativas que integran este programa es la exposición Visados para la libertad, que será presentada el 4 de febrero en el Centro de idiomas de la ULE por la hija de Ángel Sanz Briz.

Se trata de una exposición itinerante que rinde homenaje a los diplomáticos españoles que durante la II Guerra Mundial y por propia iniciativa ayudaron a los judíos perseguidos por el nazismo.

Lugar: Biblioteca Pública.

Día: 27 de enero 2016

Hora: 19.45 (entrada libre).

Fuente: El Diario de León.es 27-01-2016

 

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La sierra del Teleno dio a Roma más oro que las Médulas: 10 toneladas

Vista de canales en el monte Teleno. Y debajo a la derecha, parte de la comarca una vez ‘radiografiada’ a través del láser. - j. f. l.

De la cima del monte Teleno a la villa de Castrocontrigo se extienden crestas rocosas, valles quebrados, mares de pinos y, ya al final, suaves colinas. Pero debajo de todo ello reposan las huellas de uno de los trabajos mineros más intensos y sorprendentes del Imperio Romano. De hecho, el mayor de todos. Así lo mantienen el investigador leonés Javier Fernández Lozano y el cántabro Gabriel Gutiérrez Alonso, quienes acaban de publicar un estudio sobre las explotaciones auríferas en el valle del Eria en la prestigiosa revista internacional Journal of Archaeological Science Reports.

Y esos restos resultaban invisibles hasta que ambos profesionales ‘barrieron’ el área con la tecnología LiDAR, novedoso sistema de teledetección con láser aerotransportado capaz de fotografiar, bajo la vegetación y los cultivos, un entramado minero creado hace dos mil años. De esta manera, y siguiendo a la empresa Siemcalsa, transmiten que Roma llegó a extraer de la cuenca del río Eria 2,5 toneladas de oro y de la sierra del Teleno, 7,2 toneladas, todo lo cual supera la cantidad de metal obtenido en las famosas Médulas, calculada por Francisco Javier Sánchez Palencia entre 3,5 y 5 toneladas. Aparte, la inmediata cuenca del río Valduerna aportó también otra ingente cantidad: 10,6 toneladas de oro.

La principal novedad del trabajo de Fernández Lozano y Gutiérrez Alonso podría sintetizarse en la expresión «hacer visible lo invisible». Y así, en el artículo ahora publicado muestran cómo su nueva metodología, que combina tecnología láser y fotogrametría mediante drones, «permite cartografiar en mayor detalle y con más resolución los restos de minería aurífera romana presentes en estas comarcas», según explicó Javier Fernández a este periódico. Unas herramientas que, además, posibilitan el diseño «de modelos en tres dimensiones para visualizar mejor las explotaciones y canales, algo especialmente útil en el caso de identificar labores localizadas en zonas de difícil acceso o muy montañosas». Modelos también valiosos para que el público general pueda acercarse a estos importantes restos y que estarán incluidos en el proyecto del Geoparque Valle del Eria, plan para hacer de la zona un museo al aire libre, aún en su fase inicial, en el que trabajan Fernández Lozano y Gutiérrez Alonso.

En Journal of Archaeological Science Reports, la conclusión de ambos expertos en geología y arqueología, después de varios años de intenso trabajo, es meridiana: «El valle del Eria representa la mayor mina romana de oro del Imperio, con más de 13.000 hectáreas de tierra removidas entre el Teleno y Castrocontrigo». Otro de los hallazgos que revela su trabajo viene a confirmar que las explotaciones más altas son las más recientes. «Gracias a los drones y a los modelos digitales realizados —detalla— hemos podido observar cómo las minas más altas están cortando las más bajas. Esto indica una relación espacio-temporal, de tal forma que las más bajas fueron explotadas primero y posteriormente destruidas por la apertura de otras, río arriba».

Ingenieros del Sur

A juicio de Javier Fernández Lozano, experto en sistemas de geolocalización, «esto avala la hipótesis expuesta por otros investigadores en los años ochenta, viniendo a reforzar lo sistemático y elaborado del método extractivo que desarrollaron los romanos». Asimismo, las conclusiones plasmadas en el estudio destacan que en la minería aurífera romana de León «debió de existir un importante número de personas cualificadas trabajando (ingenieros, agrimensores, etcétera), pues la compleja organización y el intenso método de explotación que mantuvieron en la zona requería de una mano de obra muy capacitada para llevar a cabo semejante ‘obra de gigantes’».

«Hoy sabemos, gracias a los textos antiguos, que los destacamentos de ingenieros que trabajaron en las minas leonesas procedían de otros complejos mineros del Sur —concluyó—, lo cual es significativo de que existió un gran interés por parte del Imperio Romano de hacerse con el oro leonés».

Fuente: El Diario de León.es 20-01-2016

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Curso de Extensión Universitaria ULE: El legado musical y artístico