‘Sendero de frío y amor’, la segunda novela de la bañezana Marta del Riego, es un thriller intimista, la historia de dos gemelas cuya madre desaparece misteriosamente. La redactora jefe de la revista ‘Vanity Fair’ la ha ambientado en un León sin el que ella no podría vivir.
—León es parte esencial de ‘Sendero de frío y amor’, ¿por qué quería ambientar aquí la novela?
—León capital y la provincia es esencial en la novela. Es la historia de dos hermanas. Una es abogada, tiene un bufete en Ordoño; la otra vive en el pueblo. Yo soy de La Bañeza y me parece que León tiene un ambiente muy especial. El campo es más umbrío que el de Delibes, por eso es mucho más misterioso.
—¿La Bañeza es su contrapunto al glamour de ‘Vanity Fair’?
—Cuando estoy en La Bañeza no pienso que son mundos opuestos. No comparo. Allí le doy a un chip y soy Marta, que se fue de cría, pero que nunca me he acabado de ir. Alguna vez me he planteado vivir allí, pero echaría de menos el lío de Madrid.
—El frío sobrevuela a los escritores leoneses, también en su novela…
—El título es un verso de Colinas, del que hay una cita en la novela. Le conozco desde pequeña. Es mi padrino literario. Me leyó mis primeros poemas. Me hizo sentir parte de una tradición de escritores leoneses. El título alude al clima de León, que es especial, y es una metáfora. Tenemos una magia o un realismo mágico leonés, que siento que está en ráfagas en los escritores leoneses. León está en una esquina del Noroeste, es un lugar entre la bruma.
—¿Los periodistas que escriben novelas tienen un estilo peculiar?
—Si el periodismo define una forma de escribir, creo que no. Me ha servido como ejercicio, porque escribes todos los días. Ahora edito mentalmente los textos en la cabeza, me autoedito todo el tiempo. Hay periodistas tan distintos… No creo que influya en la forma de escribir.
—¿Cuántas novelas preliminares hace antes de publicar la definitiva?
—En esta llevo dos años; en la anterior, también tardé dos años.
—¿Corrige mucho?
—Muchísimo. Cada capítulo, como mínimo, está corregido seis veces. Escribo de un tirón, pero cuando tengo un 75%, empiezo de nuevo. Soy una hormiguita. Trabajo la novela mucho.
—¿Por qué eligió dos mellizas como protagonistas?
—La historia parte de la ausencia de la madre en la adolescencia de dos niñas. La quería contar desde dos puntos de vista, el de dos personajes muy diferentes. Elegí que fueran mellizas y no gemelas porque los mellizos pueden ser físicamente muy distintos. No quería simplemente dos hermanas. Quería que estuvieran en igualdad de condiciones, con la misma edad. Años después, cuando se reencuentran, son dos seres que ni se conocen. La duplicidad es muy interesante, así como la relación tan distinta que cada una tiene con la gente de la pequeña ciudad en la que viven o con su padre.
—¿Hay un fondo real en la novela?
—No. Es una historia que se me ocurrió porque di clases de guión de cine e hice uno para un corto. Luego pensé que podía ser una novela. También es un thriller, con un asesinato…
—¿Realmente, ‘Sólo los tontos se enamoran’?
—Es una gran ironía. En esta novela también hay historias de amor. Es un amor fraternal de las dos hermanas hacia su madre. El amor que a veces mata.
—¿Cuál es la banda sonora de la novela?
—Es muy variada. Está ambientada en el 92. Una de las hermanas vivió en Londres y trae música punky. También hay folclore leonés, que cantaba la Coral Isidoriana y que entremezclo en el libro. Cantos repetitivos y en cierto modo hipnóticos; y eso aparece mucho en la novela, las estrofas de esas canciones.
—¿Admira a algún escritor leonés?
—Me gusta mucho la poesía. Me encanta Gamoneda y me gusta la descripción de la montaña de Llamazares, es fantástico. Luis Mateo ha sabido reflejar el ambiente provinciano del León de los cincuenta. También me gusta Trapiello. Me siento muy identificada con ellos.
—¿Cuál es el personaje más interesante que ha entrevistado?
—Tony Blair. Me encantó la entrevista. Viajé con él en su jet privado y fuimos de Bruselas a Estocolmo y luego a Londres. En Estocolmo me presentó a Bill Clinton y pude escucharles a los dos. En el aeropuerto nos recibieron con coches con sirenas, la gente se quedaba atónita por la calle… Blair me pareció muy brillante.
—¿Y el personaje que más le ha impresionado?
—Mónica Bellucci es la mujer más guapa que he conocido nunca. A sus 48 años es más guapa que muchas modelos de 20.
—¿Y el que más le ha decepcionado?
—No me gusta hablar mal de la gente.
—Entonces, el que más le sorprendió…
—Los políticos son unos seres especiales. Borrell, que en la época socialista me pareció distante, lo entrevisté en Florencia y tiene una cultura vastísima y no es nada distante.
—¿Por qué decidió que la novela transcurriera en el año 1992?
—Porque en el 92 España era rica. Era el momento de la Expo y de las Olimpiadas. Luego vino una gran crisis -no como la de ahora- pero no había forma de encontrar trabajo. En nuestra zona los agricultores compraron tractores y crecieron las zonas de bares y discotecas. También se consumía mucha droga. Quería romper los tópicos del campo, que no es sólo el de Delibes. Quería ambientarla en ese año porque estaban pasando muchas cosas.
—¿Se apunta al ebook?
—Me prestaron un Kindle y estuve trasteando. Es práctico. Como viajo mucho, me lo acabaré comprando. Pero soy muy fetichista. Adoro abrir los libros, olerlos, subrayarlos… Los numero del 1 al 3, en función de lo que me gustan. Tengo una relación muy especial con los libros. Me gusta ver las tipografías. Para los periódicos el mundo digital es una catástrofe. No sé por dónde irá la cosa, pero no creo que deba desaparecer la prensa escrita.
—¿Se identifica más con Mati o con Lulu?
—Es lo que más me costó, trabajar a las hermanas, su carácter, su voz, su descripción física… Mati es abogada, seria, todo lo planea, se va a casar en el Hostal con un chico de buena familia. Es pálida… Su hermana es morena, una loca que ha vivido en Londres, en Madrid, toma drogas, se olvida de llamar a la familia… No me identifico con ninguna, aunque quisiera ser tan espontánea como Lulu.
—¿Cómo se ve León desde Madrid?
—Adoro León, no podría vivir sin León. Lo que más echaba de menos cuando vivía fuera de España eran los paisajes de León. Pero León me da pena, porque no avanzamos. Tenemos potencial, pero nos vendemos mal.
—¿Trabaja ya en la próxima novela?
—Sí, la tengo medio escrita. Viví en Berlín cuatro años y quería escribir una historia que ocurriera en la Nochevieja del 2000, cuando el gobierno alemán se acababa de mudar a Berlín. Es un amor entre una leonesa y un ruso.
—¿Tiene título?
—Sí, pero no lo puedo decir. Se me ocurrió escuchando una canción. Me costó mucho titular Sendero de frío y amor. Es muy difícil titular una novela.
Fuente: El Diario de León.es 16-03-2013