Por Natalia Álvarez Méndez
Juan Pedro Aparicio
Escritor leonés (1941) galardonado con el Premio Castilla y León de las Letras 2012 por su trayectoria. Además de una prolífica obra concretada en los géneros del cuento y de la novela, ha cultivado también el microrrelato, el ensayo, el artículo periodístico y el libro de viajes. Entre sus publicaciones sobresalen títulos como El origen del mono y otros relatos (Cuentos, 1975), Lo que es del César (Novela, 1981), Ensayo sobre las pugnas, heridas, capturas, expolios y desolaciones del viejo Reino (Ensayos, 1981), El Transcantábrico (Libro de viajes, 1982), El año del francés (Novela, 1986, Finalista del Premio Nacional de Literatura 1987), Retratos de ambigú (Novela, 1989, Premio Nadal 1988), Cuentos del origen del mono (Cuentos, 1989), ¡Ah, de la vida! (Colección de artículos periodísticos, 1991), La forma de la noche (Novela, 1994), El viajero de Leicester (Novela, 1998), La vida en blanco (Colección de relatos, 2005, Premio Setenil), La mitad del diablo (Colección de microrrelatos, 2006), El juego del diábolo (Colección de microrrelatos, 2008), El origen del mono (Novela corta, 2009), Asuntos de amor (Colección de relatos, 2010), Nuestros hijos volarán con el siglo (Novela, 2013).
Palabras del escritor sobre la lectura:
En relación con la literatura concede tanta importancia al contenido, el asunto sobre el que se escribe, como a la forma con la que se reviste. Defiende los libros que no se leen de un tirón, pues el esfuerzo tiene su recompensa cuando estamos ante la literatura a la que considera expresión de vida. En OtroLunes defiende la lectura como un ejercicio que estimule nuestro intelecto:
Leer es otra cosa. Leer siempre deja una recompensa. No mata el tiempo, lo duplica. Mientras leemos vivimos nuestro tiempo y el del libro. Por eso, no seamos cicateros con nuestras lecturas, un buen libro probablemente se disfruta más en una segunda y una tercera lectura que todos aquellos que sólo se leen de un tirón. La dificultad suele multiplicar la recompensa.
Los libros buenos ofrecen al lector más de lo que suele creerse. El libro es una máquina del tiempo, la única que existe, pues permite oír las voces del pasado, ese “y escucho con mis ojos a los muertos”, de que hablaba el clásico poeta. Su resistencia a mostrarse no es otra cosa que el premio enorme que esconden, entregado en su momento al lector consciente como el hallazgo feliz del buscador de tesoros.
No, los libros no son para leerlos de un tirón, porque no son cosa efímera, son máquinas del tiempo y máquinas contra el tiempo, las únicas también que pueden guardarlo y conservarlo. Porque la palabra escrita lucha contra el tiempo. Troya y sus héroes se nos hacen presentes en La Ilíada con cada lectura del libro. Así, un cuento es como una píldora de tiempo, una cucharada de tiempo.
Juan Pedro Aparicio y el microrrelato:
El propio autor denomina al microrrelato como cuántico frente a las tradicionales nomenclaturas de microrrelato, minicuento o minificción, o a las también personales propuestas de otros escritores, por ejemplo el término nanocuento empleado por Merino. El vocablo asignado por Aparicio a microrrelato responde a la física cuántica que estudia los cuerpos diminutos y que se aleja de las leyes físicas convencionales.
El microrrelato es un género cultivado en España desde inicios del siglo XX. En las últimas décadas adquiere un gran auge en nuestro país y, de manera destacada, en Hispanoamérica. Sus rasgos discursivos son la hiperbrevedad, la concisión expresiva y la narratividad. Precisan, además, de un lector activo que disfrute con los finales sorpresivos o enigmáticos, y que reconozca las sugerencias planteadas por dichos textos, así como rasgos temáticos que pueden estar vinculados a la ironía, la parodia, la intertextualidad, la metaficción y la intención crítica.
En los microrrelatos de Aparicio sobresale la unidad de conjunto, la elipsis (supresión de partes de la historia que los lectores debemos completar), la invención, el ingenio, el humor y la ironía, así como la actitud crítica.
En su libro El origen del mono publica su primer cuántico, «El Presentimiento»:
La familia rodeaba al abuelo moribundo.
El abuelo habló lentamente:
-Siempre creí que moriría pronto.
Los nietos clavaban en él sus extrañados ojos.
El abuelo continuó tras un suspiro:
-Siempre tuve el presentimiento de que me iba a morir enseguida.
El reloj de la sala dio la media y el abuelo tragó saliva.
-Luego a medida que he ido viviendo, imaginé que mi presentimiento era falso.
Y el abuelo concluyó, apretando las manos:
-Sin embargo, ahora ya veis: con ochenta y seis años bien cumplidos, y tan cerca de la
muerte, comprendo que mi presentimiento ha sido la mayor verdad de mi vida.
Sobresalen sus dos anteriores libros de microrrelatos, también publicados en Páginas de Espuma: La mitad del diablo (2006) y El juego del diábolo (2008). Entre los dos libros forman un diábolo: «Juguete que consiste en una especie de carrete formado por dos conos unidos por un vértice, al cual se imprime un movimiento de rotación por medio de una cuerda atada al extremo de dos varillas, que se manejan haciéndolas subir y bajar alternativamente». Como dice la propia editorial: «Aquel correspondería a la mitad izquierda; éste, a la derecha. Aquel iba de más a menos, pues empezaba por el relato más extenso para concluir en el más diminuto; éste va del cuento de apenas una línea al de poco más de una página». Concretamente, La mitad del diablo consta de 136 microrrelatos, el primero con 39 líneas y el último que consta de una sola palabra. El juego del diábolo consta de 140 microrrelatos que tienen una extensión creciente.
Tal como establece José Enrique Martínez Fernández, la diferencia entre ambos libros es de orden temático:
«Si en aquel sobresalían los asuntos escatológicos, es decir los relatos sobre la muerte y la vida de ultratumba, en El juego del diábolo dominan los “asuntos de amor” […]: problemas de pareja, encuentros de una sola noche, adulterios e infidelidades, celos y crímenes, suplantaciones, deslealtades, ilusiones y desengaños». Como el propio Martínez Fernández argumenta, sus relatos aluden a situaciones humanas que «nos hablan de miedos, celos, emociones, debilidades, cambios de personalidad o desdoblamientos de la misma o de la propia imagen (tema del doble), de fantasmas personales, sueños, deseos, destinos contrariados, promesas sólo resueltas tras la muerte, venganzas, posibilidades de futuro no cumplidas, etc., etc.». (Fuente: OtroLunes)
Por su parte, Irene Andres-Suárez (también en la revista OtroLunes) sintetiza cinco ejes temáticos. Resumimos las teorías de dicha estudiosa con palabras casi literales
- Las fuerzas del mal, cuyos ropajes y disfraces son múltiples (la represión, la traición, la tortura, la intolerancia, el totalitarismo, la ambición desmedida de poder, el instinto de dominación del otro y la violencia soterrada que existe en las relaciones).
- La Iglesia, el clero y el tribunal de la Inquisición.
- La denuncia política y social, operada mediante la distorsión y el humor corrosivo, que desemboca a menudo en la burla esperpéntica. Destaca la crítica amarga de la sociedad y sus formas de vida así como las múltiples contradicciones del ser humano (la guerra civil, la posguerra, la dictadura, la mercantilización de la sociedad actual, la maldad, la trivialización de la violencia y del sexo, el racismo, etc.).
- La intertextualidad temática y formal. Temática en relación con la reelaboración de mitos bíblicos y de mitos clásicos, o por la relación dialógica con la literatura universal. Y formal por la reelaboración, a veces paródica, de modelos de la tradición como el cuento de hadas, el género policíaco, etc.
- El mundo de la literatura y de los escritores. Con una sátira ante los escritores que persiguen la fama y la inmortalidad a toda costa, que se doblegan ante políticos, periodistas, profesores o críticos, y no se atreven a expresar lo que piensan.
Otros temas, también reseñados por Irene Andres-Suárez se relacionan con el género fantástico –la metaliteratura, el doble, los objetos antropomorfizados que se vengan de los humanos, los animales dotados de mayor juicio que los individuos, la conciencia post-mortem de personajes que tardan en comprender que ya no pertenecen al mundo de los vivos, la alteración de las coordenadas temporales– y con el género de la ciencia ficción o fantasía futurista, con la incidencia del progreso científico y tecnológico sobre el ser humano y el Universo.
London Calling (Páginas de Espuma, 2015)
Información de la contraportada:
«El hombre que puede dominar una conversación en Londres puede dominar el mundo», afirmaba Oscar Wilde. Los dominios de este libro, tan british pero tan universal al mismo tiempo, son los de la literatura de Juan Pedro Aparicio, que abre mil puertas a un recorrido por la capital británica: la imagen icónica de cabinas y de taxis, la altura de los autobuses londinenses y del vuelo de algunos ángeles misteriosos –tan parecidos a nosotros, como dice Aparicio que dejó dicho Swedenborg–, y la conversación infinita de los miembros de un curioso club que domina la narración. Todo un Decamerón moderno compuesto por microrrelatos que atraviesan impecables el paisaje urbano de Londres, una de las ciudades ineludibles de nuestro imaginario y nuestra memoria.
Estructura y contenido del libro:
El libro está conformado por 83 microrrelatos, acompañados de las ilustraciones de Fernando Vicente, cuya acción se ubica en la ciudad londinense bien conocida por Juan Pedro Aparicio, entre otras razones por su dirección durante varios años del Instituto Cervantes de la capital inglesa. Precisamente, el título London Calling responde al título de una canción de The Clash pero, sobre todo, es una expresión conocida porque remite a la fórmula con la que la BBC daba inicio a sus emisiones durante la Segunda Guerra Mundial («aquí, Londres»)
Las historias presentadas están unidas por un hilo conductor: la reunión de siete lores de un club londinense, Animal Lovers Club, con su invitado, el embajador de España, y la conversación diplomática que mantienen dichos personajes dando lugar a un libro coral en el que sobresale la narratividad y que permite reflexionar sobre Inglaterra y España. El diálogo, cauce formal ya utilizado por Platón para articular pensamientos, es el vehículo que guía la estructura del libro y la peculiar ordenación de los textos.
El mencionado diálogo tiene lugar en la Oxímoron room, estancia en la que los presentes cuentan diversas historias ateniéndose tanto a los modales británicos como a su inclinación a los juegos ingeniosos de palabras, la ironía y el humor inteligente. Es simbólica dicha ubicación ya que oxímoron remite a la combinación de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido («un silencio atronador»), y nada más contradictorio para los ingleses que un español amante de los animales como es su invitado, el embajador de España.
Por lo tanto, los textos de London Calling, siguiendo el modelo literario de los cuentos con marco, se encadenan a través de ideas que pasan de un relato a otro y mediante réplicas y contrarréplicas de los contertulios a lo largo de lo que se podría definir como siete capítulos si pensáramos en una estructura novelesca.
Su prosa sobresale por las sugerencias y por el constante humor y la ironía, aunque también se aproxima en ocasiones a otros tonos como el sarcasmo, el misterio, el horror, lo detectivesco, lo absurdo, etc. Algunos textos se encuadran en el realismo y otros en la categoría de lo fantástico.
Los temas abordados son muy variados: la mirada española frente a la mirada anglosajona en un juego de espejos en el que se pueden reconocer ambas sociedades; el trato a los animales; el arte contemporáneo y sus desvaríos; referencias históricas de las naciones (política, espionaje, guerra, emigración); motivos filosóficos, religiosos y fantásticos como el doble, los fantasmas, los ángeles, las almas (enlazando con las teorías del científico, filósofo, teólogo y místico sueco del siglo XVIII Emanuel Swedenborg, una eminencia londinense que en sus últimos años trató de escribir desde una perspectiva científica sobre los ángeles, el alma, el cielo y el infierno); la crisis; encuentros y desencuentros amorosos, sexualidad; homenajes literarios e intertextualidad.
Entrevista al autor:
Programa Vamos a ver, de RTV Castilla y León: minutos 6:00 a 17:00.
Lectura:
Para acercarnos a London Calling y compartir nuestras lecturas de dicha obra podríamos responder, entre otras muchas, a preguntas como las siguientes:
1) ¿Te han parecido un buen complemento a los textos las ilustraciones de Fernando Vicente?
2) ¿Ha captado más tu interés la ficción realista o la ficción fantástica?
3) ¿Qué imagen ofrece el libro de las sociedades española e inglesa? ¿Cuáles son sus mayores diferencias?
4) ¿Qué cuánticos han llamado más tu atención como lector en relación con los siguientes temas?
- el trato a los animales
- el arte contemporáneo y sus desvaríos
- referencias históricas de las naciones (política, espionaje, guerra, emigración, etc.)
- motivos filosóficos, religiosos y fantásticos (el doble, los fantasmas, los ángeles, las almas, etc.)
- la crisis
- encuentros y desencuentros amorosos, sexualidad
5) ¿Has localizado algún texto que juegue con la intertextualidad o el homenaje literario?
6) ¿Qué nos transmite el mensaje final del diablo con el que se cierra el libro?
La guía a la lectura siempre ofrece pistas para saber el «terreno que vamos a pisar».
En este sentido, Ana nos ofrecía algunas claves de este libro, que, a mí, personalmente, me han servido, por ejemplo, para conocer el origen del título; para descubrir el alcance de las ideas de un científico-teólogo de los siglos XVII-XVIII en un escritor que se confiesa «swedenborgiano» o para poner especial atención en la interrelación de los textos y las ilustraciones.
Qué gusto, qué deleite encontrar una obra tan llena de inteligencia, ironía, sarcasmo y buena literatura, que ha sabido hacerme carcajear constantemente.
En esta ocasión he querido parar cada poco …para que no se me terminara tan pronto. He disfrutado muchísimo.
Siete lores ingleses, (con nombres de lugares londinenses) pertenecientes a un exclusivo club inglés, y el embajador español (que desde el punto de vista británico no cumple con el esteriotipo español), se reúnen en un salón privado para charlar de distintos temas. Mantiene una conversación muy británica (por su exquisita educación y tomando un té).
Los distintos tertulianos van contado historias y anécdotas engarzadas entre sí formando una divertida y amena conversación. Una conversación que toca temas muy actuales como el trato a los animales, las relaciones, la teología, la crisis, etc., pero siempre poniendo énfasis en la diferencia de caracteres español e inglés.
Se critica tanto la idiosincrasia inglesa (pérfida Albión, su falta de improvisación, su soberbia) como la española (ridículos calderonianos, su falta de método, su vivir en el gesto). Todo ello, haciendo referencia a grandes estudiosos desde la mitología griega, Swedenborg, Ximerés, Laplace, Borges, Barret, Einstein…
Me ha gustado muchísimo, el que más de los cuatro. Ese sutil e irónico humor me ha hecho reír a carcajadas.
London Calling es un libro para leer despacio. Las referencias intertextuales son interesantísimas y parece que invita a profundizar en ellas sobre la marcha. Con las referencias filosóficas sobre conceptos, como por ejemplo, el arte, ocurre lo mismo, parece que invita, otra vez, a pararse y reflexionar antes de seguir.
La parte fantástica, ese trasiego de ángeles y ese momento codicioso sobre las plumas, parece que tiene, o podría tener, una doble lectura y para mi es lo más suculento del libro desde el punto de vista creativo. Imaginar a Swedenborg caminado sobre la nieve con su ángel al lado, es una imagen conseguida de verdad y por eso yo veo “El cebo” como el mejor relato de todos junto con el de “Diseño real”, este último más por lo que lleva implícito con el paralelismo entre el Queen Brooch y la avispa que hace de brooch en el escote de la esposa del embajador.
Esto anterior es un breve cometario sobre una parte de los mil que se podía seguir haciendo.
Lo que más me ha gustado es como posiciona al lector: estamos ante los siete ladrones del Gran robo del tren cometido en 1963: Ronald Arthurs Biggs. Conde de Belsmarsh; Ronald Christopher Edwards; Conde de Cheddington, Charles Frederick Wilson; Conde de Winson Geen, Roger John Cordrey; Conde de Leighton Buzzard; Winson Green (lugar); Douglas Gordon Goody. Si atendemos a las características del robo vemos que se llevaron una importante cantidad de dinero sin tener que recurrir a la violencia, puesto que no usaron armas de fuego, es decir, son ladrones de guante blanco. En el libro todos ellos son Lores, título nobiliario que implica que quien lo ostenta son personas con poder y autoridad, normalmente los otorga la Corona Británica. Hasta aquí tenemos el primer planteamiento sobre una de las partes, ese es el punto de partida del lector y es, desde mi punto de vista, lo que le da el tono a la lectura. Sencillamente, esta manera de arrancar:¡ me ha encantado! Por ese lado están los ingleses y por el lado de los españoles está el embajador de España alineado con todos los lectores españoles, por alguna razón (literal y literaria) que se me escapa, me parece fácil identificarse con ese personaje. No vamos a dejar de mencionar tampoco a San Richard Reynolds. Conde de Wandsworth, que le toca la parte religiosa y la asume con autentico gracejo, también. Aparicio consigue con esta “estrategia” en los siete primeros relatos dar tal tono al conjunto que no queda más remedio que sonreír a lo largo de toda la lectura.
Como es la última lectura aprovecho para dar las GRACIAS a las organizadoras del Club de Lectura y mi más sincera enhorabuena. Han sido unos días divertidos y enriquecedores. A parte de la profesionalidad, que ha sido exquisita, se ha notado también el cariño que ponéis en el proyecto.
Cris
En un club londinense donde se encuentran siete lores, entre ellos un invitado de la embajada española, se sientan a contar relatos de forma irónica, algunos con humor, hilándose entre ellos todos los microrrelatos, se habla sobre el trato a los animales, referencias históricas de las naciones, muchos de los personajes son vaqueros, también hacen una mención entre sarcástica y humorística sobre los Lores.Todos esto en un ambiente típico inglés.
Sin duda lo que más me ha gustado es como utiliza Juan Pedro Aparicio la ironía y el sarcasmo relacionándolo con la capital británica como hilo conductor constantemente.
También quiero destacar que me gustó mucho cuando se trata el tema de los animales, ya que creo que tiene una doble interpretación para los amantes de los animales y los que no lo son tanto.
Además he estado en Londres varias veces y todos los escenarios y detalles me recuerdan a esa ciudad por lo que se me ha hecho más amena su lectura.
Quiero dar las gracias a las organizadoras de este Club de Lectura porque nos habéis ayudado a evadirnos aunque sólo haya sido una hora a la semana del resto de tareas y problemas de la vida cotidiana y a introducirnos un poco más en el mundo de la lectura que muchas veces dejamos aparcado a un lado por falta de tiempo o por simple dejadez.
Un saludo y gracias de nuevo.
Me alegro mucho de que hayas disfrutado y que las lecturas del club y te hayan permitido viajar a otros mundos «aunque solo haya sido una hora a la semana»
Yo también te doy las gracias por tu comentario: eso nos anima a seguir trabajando y a preparar nuevas actividades
¡Hasta pronto!
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