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El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina

(Fuente principal para la elaboración de la entrada:
Dossier del gabinete de comunicación de Editorial  Planeta)

Luis García Jambrina y Natalia Álvarez Méndez

Luis García Jambrina y Natalia Álvarez Méndez

 

Los amigos de tULectura ya hemos tenido la suerte de conocer y disfrutar tanto de su obra como de su presencia cuando abordamos en nuestro club la lectura de su obra  «El manuscrito de aire«.  Ahora,  Luis García Jambrina combina de nuevo la novela histórica y la novela negra y, coincidiendo con el nuevo Año Santo Jacobeo, publica  en Espasa «El manuscrito de barro»,  la quinta entrega de la serie protagonizada por Fernando de Rojas, autor de «La Celestina».

En un guiño hacia los grandes clásicos del misterio, en esta novela Fernando de Rojas investiga unos asesinatos en serie cometidos en el Camino hacia Santiago de Compostela. La historia recrea con todo detalle la vida cotidiana de los peregrinos,  el ambiente en las tabernas, las posadas, los hospitales que jalonaban el Camino en  el año 1525 y el modo en que los peregrinos  debían hacer frente a peligros de todo tipo o eran víctimas de  intereses  bastardos en  los  que  se  mezclaban la avaricia, la política, la religión… y el  crimen.           

El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina (Editorial Espasa, 2021)

El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina (Editorial Espasa, 2021)

                                                       

29 de mayo de 1525. Un peregrino es asesinado poco antes de llegar a la ciudad de Burgos; se trata de una más de una serie de extrañas muertes que se vienen produciendo en las diferentes etapas del Camino Francés. El arzobispo de Santiago le pide a Fernando de Rojas que se haga cargo de la investigación del caso.

El célebre pesquisidor tendrá que hacer el Camino de Santiago en pos de las huellas de los criminales y para ello contará con la ayuda de Elías do Cebreiro, clérigo y archivero de la catedral compostelana. En su recorrido se encontrarán con toda clase de retos y peligros, se adentrarán en lugares recónditos y misteriosos y conocerán a numerosos viajeros, cada uno con su secreto a cuestas.

Gracias a su cuidada ambientación histórica, esta novela muestra una cara inédita de la ruta jacobea en una época de gran turbulencia en la que la peregrinación está en entredicho a causa de los airados ataques de Lutero, los falsos peregrinos que se aprovechan de ella y las rivalidades entre aquellos que tratan de controlarla y sacar beneficio. «El manuscrito de barro» no es solo una novela de intriga histórica llena de peripecias, conflictos y sorpresas. Es también un viaje en busca de la verdad y la transformación personal y una historia de amistad forjada en la dureza y las dificultades del Camino. 

Cómo empieza la novela

Juan Pardo de Tavera,  arzobispo de Santiago,  pide  al pesquisidor Fernando de Rojas  que indague en las misteriosas muertes de unos peregrinos cuyos cadáveres con los brazos en cruz están apareciendo en ciertos hitos del iter francorum, itinerario que une Roncesvalles con la tumba del  apóstol Sancti Yagüe. Bajo el costado de los muertos, escrita en barro, aparece una enigmática letra «Y». Para ayudar a Rojas en este fatigoso trabajo, le acompaña Elías do Cebreiro, archivero de la catedral de Santiago y experto en el Camino. Pese a los mutuos recelos iniciales, pronto emprenden los dos el  viaje en amigable compañía.

Elementos narrativos destacados

Luis García Jambrina mezcla en esta obra,  como en el resto de la serie protagonizada por Fernando de Rojas, diversos géneros literarios al combinar la novela histórica con la novela negra.

  • Como novela histórica, «El manuscrito de barro» recrea con detalle unos escenarios y unos hechos excepcionales, consiguiendo dotar al conjunto de una profunda verosimilitud. El carácter histórico de la novela se sustenta sobre una documentación exhaustiva que ha permitido una recreación muy realista  de la vida alrededor del Camino de Santiago en una época en la que la ruta jacobea se encontraba inmersa en una decadencia provocada por circunstancias tan diversas como el auge del protestantismo y el aumento de la inseguridad, presentes ambos en el texto. 
  • En cuanto a novela negra, el autor recoge el legado de los clásicos del género, planteando cuestiones de calado social y político: el poder de la Iglesia frente al Estado, el maltrato a la mujer, los abusos de las clases dominantes, los intereses económicos que se ocultan tras la fachada de lo espiritual y las dificultades para que la Justicia —con mayúsculas y con minúsculas—sea igual para todos.

Tanto en esta como en las anteriores novelas protagonizadas por Fernando de Rojas encontramos   una notable carga crítica  a través de elementos que  invitan a la reflexión a partir de las peripecias de unos personajes muy bien dibujados: la ambición, el ansia de riqueza, el fanatismo, el miedo, el heroísmo… y el poder redentor del amor y de la amistad.


Para comprender  mejor la  novela, podemos fijarnos en algunas circunstancias de la época y el entorno en que se desarrolla la historia:


Escenario: el Camino Francés

Como si de un peregrinaje a Santiago se tratara, la novela se estructura a partir de dos tipos de capítulos: los que transcurren en el camino propiamente dicho —o sea, en ruta hacia…— y los que se desarrollan en los lugares en los que se acaban e inician las etapas más importantes.

El escenario principal es el llamado Camino Francés, que entra en España por los Pirineos a través de Roncesvalles. La excepción la hallamos en el primer capítulo, situado en Toledo, durante el transcurso de las Cortes Generales, en junio de 1525. Luis García Jambrina describe la capital repleta de procuradores y forasteros venidos de todos los lugares de Castilla y de otros reinos, ya que a ellas asisten  también  embajadores  y  representantes  de  las  principales  monarquías europeas y del papado.

Tras el encargo de averiguar quién está asesinando a los peregrinos, Rojas y Elías viajan hacia León, ciudad en la que inician sus pesquisas tras un nuevo asesinato.

Las siguientes etapas pasan por Puente de Órbigo, Astorga, Foncebadón, Ponferrada, Villafranca del Bierzo y Herrerías de Valcarce, en la actual provincia de León. Ya en Galicia, por Pedrafita do Cebreiro, As Nogais, Santa María de Penamaior, Lugo, San Romao da Retorta, Palas de Rei y el castillo de Pambre, en la provincia de Lugo; en La Coruña, por Melide, Castañeda, Arzúa y, por fin, Santiago de Compostela.

El autor describe el camino con detalle. Los paisajes y las poblaciones desfilan ante el lector y lo sumergen en el ambiente a través de todos los sentidos. En un magnífico ejercicio de recreación, retrata los lugares con los ojos de los peregrinos y los viajeros del siglo XVI.

La decadencia del Camino en el siglo XVI

En El manuscrito de barro, Luis García Jambrina nos guía por un Camino de Santiago que vivía una evidente decadencia desde finales del siglo anterior. No era una situación atribuible a una sola causa y, en su génesis, se mezclaban factores internos y  externos.

  • Por  un  lado,  una  vez  completada  la  Reconquista,  la  Monarquía Hispánica y la Iglesia española habían centrado sus esfuerzos en una nueva epopeya, la conquista del Nuevo Mundo, disminuyendo, por tanto, el valor emocional y político de Santiago de Compostela.
  • Por otro, los valores del Renacimiento se oponían a muchas de las tradiciones religiosas vigentes, mientras surgían voces, aquí y allá, partidarias de la separación de la Cruz y la Espada, de la Iglesia y el Estado, uno de cuyos símbolos evidentes era la archidiócesis gallega.
  • El auge del protestantismo en Europa influyó no solo en el número de  peregrinos  procedentes  del  continente  a  través  del  Camino Francés, sino también en la actitud de intelectuales españoles que, como Fernando de Rojas en la novela, se cuestionaron el culto a las reliquias o la autenticidad de la tumba del apóstol.
  • Por último, y no menos importante, hubo una crisis de seguridad a la que se sumaron los abusos de parte de los responsables de los servicios a los peregrinos, desde tabernas a hospitales. Se multiplicaron las bandas de delincuentes que asaltaban a los peregrinos, de la misma forma que aumentó la criminalidad entre esos mismos peregrinos. Pag. 27 de la obra: 

«El Camino se ha vuelto muy peligroso por culpa de los pícaros, maleantes, bandoleros, prostitutas, mendigos, vagamundos y toda clase de individuos de mal vivir, que ahora lo invaden dispuestos a aprovecharse de los verdaderos peregrinos y de la hospitalidad de los albergues y conventos»

Además, Francia y España mantuvieron una guerra desde 1521 que afectó a la ruta Jacobea y que acabó unos meses antes de los hechos narrados en El manuscrito de barro, en la batalla de Pavía.

Entre la fe y el negocio

Durante siglos, la posesión de unas reliquias religiosas objeto de peregrinaje significaba una fuente segura de ingresos económicos para la localidad que las custodiase, además de aumentar la influencia política de sus autoridades civiles y eclesiásticas. De ahí la dura competencia entre ciudades e, incluso, entre países.

El arzobispo Pardo de Tavera resume aquel conflicto en el diálogo con el pesquisidor, cuando rechaza las acusaciones y las dudas sobre la  autenticidad  de  la  tumba  de  Santiago:

«Solo son  embustes  y rumores, fruto de la envidia que nos tienen los franceses, sobre todo  desde que estamos en guerra con ellos, y más ahora que acabamos de vencerlos en Pavía y de apresar a su rey Francisco I».

Para  poder  atender  a  miles  de  peregrinos  anuales  surgieron hospitales,  alberguerías, albergues,  ventas,  mesones  y  posadas  y también ciertos monasterios, conventos, iglesias, catedrales, castillos y casas particulares que se volcaron en su cuidado y manutención. Los  hospitales  solían ser caritativos  o gratuitos. Casi  todos  ellos habían sido fundados por reyes, autoridades locales, nobles, obispos, y órdenes religiosas y militares. Algunos se encontraban extramuros de las ciudades, para que pudieran refugiarse los que llegaban por la noche, cuando las puertas de las murallas ya se habían cerrado.

Los hospedajes y albergues de pago eran un negocio muy floreciente, aunque, por lo general, dejaban mucho que desear.

Era habitual que posaderos y mesoneros se disputasen a los peregrinos; incluso enviaban a sus sirvientes para que los captasen como clientes. Elías le explica a  Fernando de Rojas que la mala calidad de las viandas y de los alojamientos provocaba que muchos peregrinos enfermasen o muriesen, o se quedasen sin blanca. Era, también, una práctica común engañarles con el precio, con las medidas y con el valor de las monedas, y más cuando eran extranjeros.

Están documentados casos de posaderos que emborrachaban a sus huéspedes para robarles mientras dormían o que llegaban a envenenarlos para quedarse con sus cosas.

Tipos de peregrinación

La novela nos muestra la gran variedad de razones que impulsaba a hombres y mujeres a tomar el Camino hacia Santiago. Destacan seis grandes grupos de peregrinos, presentes en distintos momentos de la obra.

Peregrina en la portada oeste de la iglesia románica de San Lorenzo de Vallejo de Mena (Burgos)

  1. Peregrinación como penitencia. Su objetivo era obtener el perdón de los pecados y ganar el cielo; no en vano a cada peregrino que completaba el Camino se le condonaba de entrada una tercera parte de esos pecados y, si era año jubilar o de perdonanza, la indulgencia era plenaria.
  2. Peregrinación por devoción religiosa o para cumplir un voto o una promesa por algún bien recibido. Muchos de los que recorrían el Camino por una promesa, volvían a casa con una especie de aureola de santidad. El mero hecho de haber viajado a Compostela aumentaba también su prestigio dentro de la comunidad.
  3. Peregrinación obligatoria o forzada. Era de carácter expiatorio y penitencial, impuesta por algún tribunal eclesiástico o civil, como castigo por haber cometido un delito o un pecado de especial gravedad, sobre todo si el autor era un clérigo: homicidio, sodomía, robo de iglesia, sacrilegio, simonía, adulterio, etc. Estos peregrinos a veces iban con cadenas o casi desnudos y, en el caso de las mujeres, con vestiduras blancas.
  4. Peregrinación delegada o por encargo. Se llevaba a cabo en nombre o representación de otra persona, de un grupo o de toda una población con el fin de implorar el cese de algún mal o cumplir con una obligación o promesa. Había una variedad testamentaria, por la que se designaba a alguien para que hiciera el Camino por el sufragio del alma del testador. Podía estar remunerado y hubo profesionales en la materia.
  5. Peregrinaje en busca de aventuras, para conocer mundo, para hacer negocios o para llevar una vida de cierta libertad. El peregrino que había optado por estar vía trataba de romper la rutina y estar libre de ataduras familiares o laborales durante un tiempo.
  6. Falsos peregrinos, que se disfrazan para mendigar o delinquir.

Por qué recomendamos este libro

La sede física de tULectura está en León (España),  una de los hitos más importantes dentro del Camino Francés. Siempre nos hemos sentido vinculados a este sentimiento jacobeo y a él hemos dedicado algunas de nuestras entradas (Santiago, el Codex Calixtinus y el juego de la oca), lecturas (Guía a la lectura de «Bueno, me largo», de Hape Kerkeling) y actividades (Cruce de caminos: se hace camino al leer).  Peregrinos somos en este mundo y, a estas alturas de la historia,  peregrinas son también algunas de  nuestras ideas 😳 .  Tanta implicación en el tema no puede por menos de llevarnos a la recomendación de «El manuscrito de barro»:

  • Porque nos gusta la escritura de Luis García Jambrina: Maneja su conocimiento de las claves de la literatura académica con tal  destreza que nos hace disfrutar del texto de forma natural.
  • Porque la mezcla de novela histórica, itinerante, de intriga, de transformación… resulta hábilmente  equilibrada.
  • Porque la documentación de la obra es completa y  rigurosa, pero amena. Las referencias de la misma se ofrecen al lector al final del volumen para que aquel que lo desee pueda comprobar o ampliar  datos.
  • Porque nos gusta  ver cómo nace, avanza y se estrecha una relación de amistad entre dos personajes tan diferentes como Fernando de Rojas y Elías do Cebreiro. Y porque nos  evocan otras parejas literarias que se acompañan o se dan la réplica a lo largo de su andanzas  (ahí lo dejamos…)
  • Porque el Camino de Santiago, como referente cultural, ejerce sobre nosotros una fascinación mucho más que religiosa: espiritual, simbólica, iniciática, casi esotérica.
  • Porque el barro del título nos hace reflexionar sobre la simbología del término (debilidad, pecado, capacidad de transformación, origen del hombre, origen de la escritura….). «Sabed que el barro es el pergamino en el que cada romero va escribiendo su  camino.»  dice Elías do Cebreiro.
  • Porque  hemos conocido a Hermann Künig, el monje alemán autor de la primera guía práctica sobre el camino de Santiago ¡publicada en 1495! con consejos e información útil y concreta sobre lugares y variantes del itinerario para evitar peligros o facilitar la ruta.
  • Porque el personaje Elías do Cebreiro está inspirado en Elías Valiña, o cura do Cebreiro, uno de los mayores  impulsores  de esta  segunda edad de oro del Camino de Santiago. 
  • Porque nos rendimos siempre ante la búsqueda de la verdad que Fernando de Rojas persigue, ante su escepticismo humanista.
  • Porque no hay como un buen crimen para pasar un buen rato.

Estas son solo algunas razones para empezar. Puedes enviarnos las tuyas a través de los comentarios o las redes sociales.  Y sobre todo,  haz caso al pesquisidor Fernando de Rojas y no retrases más la lectura de la nueva novela de esta saga. Pag. 32:

«Pongámonos ya en camino, que el tiempo apremia»

Guía a la lectura: El manuscrito del aire, de Luis García Jambrina

Por Natalia Álvarez Méndez

Actualizado 17 de diciembre de 2019:
Encuentro de los socios con Luis García Jambrina (vídeo)

 

Luis García Jambrina

Luis García Jambrina (Zamora, 1960) es profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca, doctor en Filología Hispánica y máster en Guion de Ficción para Televisión y Cine. Autor de los libros de cuentos Oposiciones a la morgue y otros ajustes de cuentas (1995) y Muertos S.A. (2005). Como novelista se dio a conocer con El manuscrito de piedra (2008), galardonada en 2009 con el prestigioso Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, de la que han aparecido numerosas ediciones y varias traducciones. Después ha publicado, con gran éxito de público y crítica, El manuscrito de nieve (2010), En tierra de lobos (2013), La sombra de otro (2014), Bienvenida, Frau Merkel (2015), La corte de los engaños (2016) y El manuscrito de fuego (2018).

El manuscrito del aire (2019) constituye la cuarta entrega de la serie de las aventuras de Fernando de Rojas, autor de La Celestina. Las tres novelas anteriores son: El manuscrito de piedra (2008, V Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza en 2009 y Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2009), El manuscrito de nieve (2010) y El manuscrito de fuego (2018). Los primeros manuscritos nos ofrecen novelas negras de época sobre el final de la Edad Media en Salamanca, pues Fernando de Rojas, su protagonista, vivió en el último tercio del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI. Se reflejan los conflictos propios del tiempo de los Reyes Católicos, con la corrupción política y religiosa, las tensiones del momento y la violencia social, retratando los abusos de poder de las instancias políticas, jurídicas, eclesiásticas y universitarias.

Cuando se habla de esta serie, se suele publicitar especificando que combina la novela histórica y la novela negra, aunque también se puede hablar de ficción criminal histórica, pues comparte los rasgos de esta categoría genérica. Tal como sintetizó Javier Sánchez Zapatero en el III Congreso Internacional sobre Literatura Actual de Castilla y León, celebrado en la Universidad de León en octubre de 2019, entre dichos rasgos sobresalen: estructura detectivesca; Rojas como investigador ocasional (pesquisidor); ambientación histórica; mezcla de personajes reales e imaginarios; referentes e intertextos literarios (La Celestina, El Lazarillo); hibridación (bildungsroman, aventuras, fantasía…).El propio García Jambrina explica su intención en las siguientes declaraciones:

«Con todo esto he querido tender un puente de palabras entre unas obras del pasado y el momento actual; asimismo, he tratado de hermanar el pasado histórico con el presente, la literatura clásica con la literatura contemporánea, la literatura culta con la literatura popular. También he pretendido que mi novela sirva de estímulo para que muchos lectores de ahora, sobre todo los jóvenes y todos aquellos que tienen interés y curiosidad por nuestra cultura, se acerquen a nuestros clásicos y hagan nuevas lecturas de ellos. Al igual que ocurría a finales del siglo XV, ahora se hace necesario volver a las fuentes de nuestra cultura, a nuestros grandes clásicos; y, para ello, hay que mantener y cuidar las humanidades, que últimamente se están viendo amenazadas, y tender puentes hacia ellas. Si, en aquella época, la llegada del Humanismo tenía que enfrentarse al rechazo de una buena parte de la sociedad y de la Universidad, en el mundo de hoy, los Estudios de Humanidades podrían estar a punto de desaparecer ante la llegada de una nueva barbarie. Y es que los clásicos son un buen asidero en tiempos de crisis, como los que ahora vivimos en España. Los clásicos son los únicos valores firmes que ahora nos quedan». (Aula Medieval, 6, 2007, p. 8).

El manuscrito de aire

(Información ofrecida en el dossier de prensa de Espasa)

La historia

El 6 de enero de 1515, una pequeña aldea de indios taínos muy próxima a la ciudad de Santo Domingo, en la isla La Española (Haití y Quisqueya, para los nativos), es arrasada por el fuego. Conmovidos por la tragedia, varios frailes dominicos se dirigen a España para rogar al rey que envíe a alguien a la isla para descubrir a los culpables y hacer justicia.

El encargado de la investigación será Fernando de Rojas, hombre resuelto y de confianza, autor de la célebre La Celestina, que acepta el encargo pese a las enormes dificultades que entraña. Una vez allí, Rojas conocerá de primera mano la situación en la que se encuentran los indios, cuya población ha sido diezmada desde la llegada de los españoles, que los utilizan, entre otras cosas, como esclavos para extraer oro. De hecho, entre los posibles motivos de la masacre están precisamente el castigo y la venganza por haberse rebelado.

Elementos narrativos y argumentales destacados

Desde su primera obra, Luis García Jambrina muestra su preferencia por la mezcla de géneros en literatura, los llamados «géneros híbridos». En esta ocasión, combina de nuevo novela histórica y novela negra, pero añade dos componentes que enriquecen el conjunto: una inusual historia de amor y una notable carga crítica. De ahí que podamos afirmar que se trata de la novela más ambiciosa y comprometida de la serie protagonizada por Fernando de Rojas.

Como toda gran novela histórica, El manuscrito de aire habla tanto del pasado como del presente. Recreando un tiempo y un lugar excepcionales, plantea cuestiones que hoy ocupan un lugar destacado en el debate público: el choque cultural, la violencia política, el racismo, la destrucción del medio ambiente en nombre del progreso, la relación entre religión y poder político, etc.

A partir de unos personajes perfectamente definidos, se reflexiona también sobre cuestiones de hondo calado humano, emocional, ético, como la ambición, el ansia de riqueza, el fanatismo, el miedo, el heroísmo y el poder redentor del amor.

Como sucede con las tres novelas anteriores de la serie, aunque las grandes pasiones humanas sean universales y atemporales, el autor realiza un gran esfuerzo narrativo para que el crimen y las motivaciones de los personajes respondan a criterios históricos y no supongan una traslación del crimen contemporáneo con disfraz de época.

El carácter histórico de la novela se sustenta sobre una documentación exhaustiva que ha permitido tanto la perfecta y muy realista recreación de la vida cotidiana en la América colonial como el retrato lleno de claroscuros del conflicto que enfrentó a los dominicos —y al antiguo encomendero Bartolomé de las Casas— con el obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca, organizador de la política colonial castellana en las Indias.

La historia de ficción está enmarcada por hechos reales. Aquel año de 1515 fue uno de los más agitados del periodo. Con maestría, Luis García Jambrina integra los acontecimientos en la acción de la novela: la llegada de Bartolomé de las Casas a La Española, las matanzas de indios taínos, los excesos de los encomenderos para escándalo de una parte de la Iglesia y de la Corte, el relevo de Diego Colón como gobernador en el virreinato de las Indias y su regreso a España, el papel ambiguo del rey Fernando, el saqueo del oro americano para pagar las guerras europeas de España, etc. También se apunta la no demasiado lejana rebelión taína (1520) liderada por el cacique indio Guarocuya, conocido como Enriquillo por los españoles.

Así arranca la novela

Isla de La Española, 6 de enero de 1515

Un grupo de indios taínos, huidos de una encomienda, se ha establecido en una aldea no muy lejos de la ciudad de Santo Domingo, en un lugar alto y apartado. El día de la Epifanía, fray José de Cuenca los bautiza y lo celebran con una gran fiesta. De madrugada, la aldea sufre un devastador incendio. Mueren ochenta y siete taínos, entre hombres, mujeres, ancianos y niños, así como el fraile

Talavera de la Reina, unos meses después

Fernando de Rojas está impartiendo justicia, como alcalde mayor, cuando uno de sus hijos corre a avisarle de que lo esperan en casa.

Es urgente. Se trata de dos frailes dominicos, que le relatan la masacre de la Epifanía. Quieren que Rojas viaje hasta La Española y averigüe quiénes fueron los asesinos y por qué lo hicieron. Después deberá informar al rey de sus pesquisas y de la terrible situación de la isla.

En esta obra de arte se puede sentir la ira del dolor y el sufrimiento del pueblo taino masacrado

Desde Cristóbal Colón a Juan Luis Guerra (Yuri Cuevas)

El rey ha vuelto a nombrarlo pesquisidor real con efectos inmediatos. Todos en la isla estarán obligados a colaborar con él y a proveerle de los medios necesarios para hacer justicia. Los dos religiosos le entregan, además, la correspondiente credencial, así como una carta personal del rey, de su puño y letra. En ella, Fernando el Católico reconoce sin empacho lo mucho que debe a Rojas y la promesa que le hizo de no volver a reclamar sus servicios. Pero a continuación añade que, debido a la gravedad del asunto, le pide que se ponga a las órdenes de los dominicos

Al final de la misiva, el rey admite que es un caso difícil y espinoso; sin embargo, está convencido de que no hay nadie más apropiado que Rojas para hacerse cargo del mismo y  evitar posibles males mayores. Por último, le ruega discreción, pues son muchos los intereses involucrados en ese asunto

Los dominicos están convencidos de que el rey escuchará a su pesquisidor, en especial en todo lo referente a las infames condiciones de vida de los indios. Cuando se lo cuentan ellos, Fernando parece indignarse y preocuparse mucho, pero, tan pronto le llega el oro de las Indias, se olvida de todo.

Los frailes y el pesquisidor deben partir enseguida para Sanlúcar de Barrameda, pasando por Sevilla, para tomar un barco que partirá en unos días hacia La Española.

Galería de personajes

EL PESQUISIDOR REAL FERNANDO DE ROJAS Y SU ENTORNO [Un pesquisidor es una figura propia de los procesos penales de Castilla. Este investigador debía indagar y recoger pruebas sobre un crimen, de forma imparcial e interrogando a cuantos se relacionaban con los hechos, quienes estaban obligados a declarar. Esta obligación —una delegación del poder real, en esencia— es la que le permite enfrentarse a los poderes fácticos de la Española].

FERNANDO DE ROJAS, el célebre autor de La Celestina, es el protagonista de la novela. Nació en La Puebla de Montalbán, Toledo, c. 1474-1476, y murió en Talavera de la Reina, también en Toledo, en 1541. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca.
Al comienzo de la novela, ejerce como alcalde mayor de Talavera y ya no actúa como pesquisidor del rey. Está casado con LEONOR ÁLVAREZ, también hija de conversos, y ya tienen alguno de sus siete hijos.
Con los años amasa una modesta fortuna de la que nunca presume para no suscitar la envidia de sus vecinos ni llamar la atención del Santo Oficio. Su condición de converso y su carácter un tanto heterodoxo bastan para ponerlo en la diana de la Inquisición.
Después de concluir La Celestina (1499), Fernando de Rojas no vuelve a escribir nada que no sean cartas, informes de sus pesquisas o documentos relacionados con su trabajo como jurista.
Su mejor amigo es TOMÁS PÉREZ, persona a la que Leonor puede acudir en ausencia de su marido para que le ayude.

LOS DOMINICOS: Casi todos los frailes dominicos destinados a La Española proceden del convento de San Esteban, en Salamanca, y algunos se han formado, al igual que Fernando de Rojas, en la universidad de la ciudad —el Estudio General— considerada la más prestigiosa e influyente de España.
Uno de los muertos en el incendio de la aldea taína es FRAY JOSÉ DE CUENCA, un activo predicador dispuesto a convertir a los taínos al cristianismo.
Ha tenido sonoros enfrentamientos con encomenderos castellanos a cuenta de su protección a los indios. FRAY ANTONIO DE ZAMORA apareció por primera vez en El manuscrito de piedra; por entonces era herbolario y profesaba en el convento de San Esteban. Viajó a La Española en el tercer viaje de Colón, movido por su gran curiosidad y un poco harto de algunas reglas de la Orden. En un principio, se dedicó a sus cultivos y a conocer las plantas y las hierbas del lugar. Introdujo el cultivo de la caña de azúcar en la isla y ha encargado a sus hermanos plantas de plátano, que viajan, desde Canarias, en el mismo barco que Fernando de Rojas.
Tres formidables personajes reales, que destacaron por su defensa de los indios, tienen un peso notable en la narración. FRAY PEDRO DE CÓRDOBA (1482-1521) es el vicario de los dominicos en La Española. Uno de sus mejores amigos y compañero de fatigas es FRAY ANTÓN DE MONTESINOS (1475-1540), predicador de gran elocuencia. Completa el trío el más conocido de ellos, el futuro dominico FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, (c. 1474-1566), de quien se relata su llegada a la isla procedente de Cuba. En 1515 todavía no ha escrito su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, una muy dura denuncia sobre los excesos de la colonización española.
Otros cuatro frailes de ficción tienen un papel breve pero importante. FRAY CRISTÓBAL DE SAN ESTEBAN y FRAY EMILIO DE BÉJAR son quienes viajan a España en busca de Fernando de Rojas. FRAY ANSELMO DE PEÑARANDA y FRAY TOMÁS DE TOLEDO, intérprete de la lengua taína, son sus primeros guías en la isla.

INDIOS TAÍNOS: Dos indios taínos tienen una gran importancia argumental y narrativa en El manuscrito de aire. Ambos son personajes históricos. A través de ellos conoceremos la cultura, costumbres y creencias del pueblo taíno.
HUIGUEMOTA, para los indios, DOÑA ANA DE GUEVARA, para los españoles, es una princesa taína, hija de los caciques Caonabó y Anacaona. Su padre murió en 1496, cuando Colón lo envió preso a España; su madre fue ejecutada por el sangriento gobernador Nicolás de Ovando tras la matanza de Xaraguá, en 1503. Casada con Hernando de Guevara, ya fallecido, tuvieron una hija, MENCÍA DE GUEVARA. Las autoridades respetaron su linaje distinguido y tiene un séquito y tierras de cultivo. Su belleza cautiva a Fernando de Rojas. ENRIQUILLO o GUAROCUYA, sobrino segundo de Higuemota y esposo de Mencía, es también un cacique taíno. Hijo de Magicatex, muerto en la matanza de Xaraguá, heredó el cacicazgo de Bahoruco. Fue encomendado a don Francisco de Valenzuela, que lo trató siempre como a un hijo. En la novela tiene poco más de veinte años, pero ya distinguimos en él al líder que crearía una importante guerrilla en la isla, en 1520.

LOS ENCOMENDEROS [La encomienda fue una institución socioeconómica que consistía en la asignación, por parte de la corona, de una determinada cantidad de indios a un súbdito español, al que se llamaba encomendero. Esta asignación se hacía en premio a servicios prestados. El encomendero se hacía responsable de los indios a su cargo y percibía los beneficios obtenidos del trabajo que realizaban en las tierras y minas concedidas por el rey, al que pagaba una parte de lo obtenido. Las condiciones de vida de los indios eran, en general, espantosas y la mortandad enorme, sobre todo en las encomiendas que incluían minas de oro].
Los encomenderos forman el principal grupo de sospechosos del asesinato de los taínos y de fray José. Los más significativos en la novela son DIEGO QUESADA, el encomendero al que iban destinados los taínos huidos y muertos; MARTIN CEPEDA, su anterior propietario, un viejo conocido del gobernador Ovando; FELIPE CONTRERAS, un hidalgo venido a menos, enfermo y arruinado, enemigo declarado de fray José; RODRIGO ÁLVAREZ también se la tenía jurada al fraile desde que este se llevó a una india que Rodrigo tenía como barragana. Finalmente, LOPE DE LA CRUZ, antiguo soldado, rastreador y mano ejecutora de Nicolás de Ovando.

EN PALACIO: Son personajes reales el virrey y gobernador general de las Indias, DIEGO COLÓN, y su esposa, MARÍA ÁLVAREZ DE TOLEDO. Diego Colón (c. 1479- 1526) era hijo del primer virrey y descubridor, Cristóbal Colón. Aquel año de 1515 es destituido como gobernador por el rey Fernando y debe viajar a España, para dar cuenta de su gestión en la Corte. María Álvarez de Toledo (c. 1490-1549) era sobrina del duque de Alba. Más inteligente que su marido, es un poder a la sombra. Su llegada, junto con sus damas, revoluciona la vida social de Santo Domingo. A diferencia de su marido, tuvo buena relación con los dominicos y recibió elogios de fray Bartolomé de las Casas.

Un infierno en el paraíso

Cristóbal Colón (Gerard Fortune)

Luis García Jambrina ha construido el entramado histórico de la novela a partir de distintas crónicas y de una amplia documentación. Para muchos episodios de una gran crudeza se ha inspirado en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, firmada por fray Bartolomé de las Casas.

De las Casas contó el terror que provocaba la entrada de los soldados españoles en las aldeas indígenas:

«Ni dejaban niños, ni viejos ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaran e hicieran pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas».

Los primeros frailes dominicos llegaron a Santo Domingo hacia 1510. Pese a ser muy pocos, no tardaron en alzar la voz en defensa de los indios, enfrentándose a los encomenderos. En un primer momento, las autoridades trataron de que se retractaran, pero, al ver que no se doblegaban, los obligaron a vivir apartados, con la intención de que desistieran y abandonaran la isla. Aquel 1515 su presencia y actitud se vio reforzada por la llegada de Bartolomé de las Casas procedente de Cuba. 

Lectura

Tomemos las siguientes preguntas como punto de partida no cerrado para compartir impresiones:

  1. ¿Te ha gustado la mezcla del género negro con el género histórico?
  2. ¿Te ha parecido interesante la mezcla de personajes reales con personajes de ficción?
  3. ¿Qué te ha transmitido el retrato de la violencia y la crueldad de los primeros años de la conquista de América?
  4. ¿Qué te parece la recreación del choque cultural entre dos formas muy distintas de entender la vida?
  5. ¿La codicia, la venganza, los abusos de poder, como temas de la novela, se podrían trasladar a la situación actual de nuestras sociedades? ¿También el motivo de la destrucción del medio ambiente?
  6. ¿Te ha llamado la atención alguno de los escenarios de la novela [Talavera de la Reina, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, Gran Canaria, La Española y Santo Domingo, Mina del río Haina] y sus descripciones?
  7. ¿Has reconocido alguna referencia intertextual a escritores y obras de la tradición literaria?


En 1992, coincidiendo con el quinto centenario del descubrimiento de América, el músico y compositor dominicano Juan Luis Guerra  sacó a la venta el  álbum  titulado significativamente “Areito”, cuyo último tema  Naboria Daca Ae Mayanimacaná (traducción: Soy un siervo, no me mates), cantado en lengua taina, podría considerarse  el «himno» no oficial  de este pueblo indígena.