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Comentario libérrimo sobre “Estrómboli “, de Jon Bilbao

 Por Raquel de la Varga

 

Daniel Karlsson

Daniel Karlsson

Como muy bien afirma Alejandro Duque en su artículo para la Revista Mercurio, los personajes de Jon Bilbao “llevan vidas anodinas”, o mejor dicho, son gente corriente como cualquiera de nosotros que, más que bajo sus pies llevan (llevamos) dentro un volcán que es un peligro latente para nuestra paz interior. Todos y cada uno de los personajes que habitan Estrómboli  componen una galería de cómo manejar la autogestión y autorregulación de la presión, como si de volcanes con erupciones piroclásticas o estrombolianas se tratara. Cualquiera de ellos nos sirve.

Los protagonistas del relato que da título al libro y que lo cierra nos sirven de perfecto ejemplo para ver cómo gestionar las emociones es algo que puede condicionar por completo nuestra manera de ser y nuestra existencia. Alex y Xabier son persona(je)s completamente corrientes. Cuatro pinceladas son suficientes para perfilar una honda psicología en 60 páginas.

Xabier, dentro de su normalidad, decide en cuestión de minutos ser infiel a su mujer sin ningún tipo de cuestionamiento moral, al igual que es capaz de mantener la frialdad para hablar por teléfono con su hermano en la escena (sí, he escrito escena) final; tampoco duda en mezclar en su mente la imagen de dos mujeres opuestas de la manera más frívola por su puro deleite en una situación cuanto menos…tensa. Es, por decirlo de alguna manera, un tipo resolutivo. En cambio, su hermano Alex es visceral, afectivo e impulsivo. Es capaz de permanecer enamorado durante años de una mujer con la que convive laboralmente sin aclarar algo tan obvio como el tipo de relación que mantienen. Y así, algo que se solucionaría con una conversación puntual entre dos adultos, acaba desencadenando una explosión estromboliana y una serie de consecuencias evitables y catastróficas. Alex es, en otras palabras, inseguro, falto de voluntad y poco resolutivo: huye para no afrontar la realidad. Muchos se preguntarán cuál es el verdadero final de este cuento en apariencia inconcluso… Como dijo Shakespeare, que  el arte se convierta en el espejo de vicios y virtudes de cada sociedad que lo contempla… y que reflexione y aprenda.

Otro de los relatos en los que la temática cobra especial relevancia de manera independiente es “Como en un idioma desconocido”,  perfecto retrato de cómo nos llega a afectar la vida laboral hasta el punto de terminar con toda candidez e integridad que nos caracterizan en nuestra juventud. En la primera página, el joven ingeniero recién licenciado quiere comerse el mundo con veinticuatro años, ser competente y profesional, pero su contrato le lleva a verse envuelto en un ambiente laboral (que a los de ciudades de provincia como la nuestra no nos suena muy lejano) viciado, lleno de envidia, endogamia y para colmo en una localidad pequeña. En la segunda página afirma con cierto asco que nunca haría lo que sus compañeros de piso: ir a un burdel. A mitad del relato empieza a aceptar cometer cierto tipo de ilegalidades, para su buen descanso, creyendo que menos inocentes que otras. Para cuando hemos llegado a la última página parece desenvolverse con cierta naturalidad en el mismo burdel al que había jurado nunca ir. Y como es propio del sarcasmo y no de la ironía, ese maravilloso narrador nos da con la puerta en las narices porque todo tiene un límite. Y el verdadero sarcasmo por definición duele.

Sofie Bird Moller.

Sofie Bird Moller.

Otra prueba más de que el volcán habita en todos nosotros es el collage de “Una boda en invierno”. De una situación que parece hasta cierto punto cotidiana, al rascar vamos corroborando por boca de cada uno de los personajes que cada cual tiene sus taras y sus formas de canalizar de forma más o menos humana / honrosa esa presión que llevan dentro: infidelidad, dependencia, desesperación convertida en sexualidad exacerbada. Mucha dependencia. Detrás de una historia que seguirá más allá de la última página está la radiografía de varias formas de ser y de estar en el mundo. De nuevo, que cada cual se mire y se reconozca.

Se podría hablar de muchas más cuestiones presentes en el texto que sería injustificable no nombrar: la presencia del cine y el narrador, que en parte tienen mucho que ver y que van de la mano. Desde el mismo título de Estrómboli nos vienen a la cabeza muchas películas, bien por el argumento (como ocurre con el primer relato y “Straw Dogs”),  por la creación de imágenes (persecuciones, asesinatos y coches clásicos camino a Las Vegas) y por último, gracias a ese narrador en apariencia sencillo y naturalista que no utiliza una palabra de manera inocente. Si hay algún relato en el que se aproxima a la voz en of del cine negro, es en “El peso de tu hijo en oro”, donde el narrador está más cerca de convertirse en un trasunto de Hitchcock por cuanto de suspense hay en él. Pero además del narrador, este relato (como podrían ser otros) es un perfecto ejemplo de cómo se conjuga uno de los temas principales del libro, la  violencia,  con el resto de factores. Técnica cinematográfica, narración a la que no le sobra ni le falta una palabra, personajes de hondísima psicología, problemática moral, final supuestamente abierto, relato redondo.

Sin sacar las cosas de contexto, la violencia y, sobre todo, cómo reaccionamos como lectores/espectadores ante ella, da para bastantes reflexiones si pensamos en cómo funcionan nuestro resortes en este libro, así como en otras manifestaciones, pongamos por caso cinematográficas, como por ejemplo las películas de Tarantino. Ya ni ante las imágenes reales de violencia de los telediarios nos impactamos, estamos tan hechos a la violencia que hasta existe un gusto por lo gore, por lo violento porque sí. A esto hay que añadir la propia poética de lo macabro, ya que lo mismo sucede en la literatura. Y si he querido citar precisamente el caso de Tarantino, no solo es por la razón evidente, que pasa por la abundancia de escenas violentas en sus películas. En lo que no recaemos es en cómo el espectador es capaz de empatizar con los personajes hasta el punto de JUSTIFICAR toda venganza. Como les pasaría a los habitantes de la antigua Roma cuando acudían al circo o al teatro, ponerse en la piel de otra persona y sentir esa catarsis que confundimos con justicia es, hasta cierto punto, lógico humanamente hablando. ¿Quién no entiende que Uma Thurman quiera matar a Bill después de que él intentara asesinarla a ella y a la criatura que llevaba en sus entrañas? Esta historia de la venganza que se repite en todas sus películas acaba por agotarse, porque como espectador, ya no me dice nada nuevo. Y ahora pensemos en el caso de “Straw Dogs” de Sam Peckinpah, tan presente en el primer relato. Pensemos en Dustin Hoffman con ojos desorbitados conduciendo hacia ninguna parte, o en nuestro protagonista a punto de recibir una paliza mortal de necesidad. Como espectador/lector, la tesitura y lo que ella lleva a pensar es harto más complejo que en la de un Tarantino donde la ficción parece aún mucho más fantástica. Como espectador/lector, uno debe preguntarse hasta qué punto es sólo un voyeur de la situación y cómo es posible que, llegados al momento de máxima tensión, uno mismo le hubiera levantado la mano al personaje de “Crónica distanciada de mi último verano” para que le parta la cara a su novia. En efecto: reconocerse a uno mismo puede dar miedo.

Jaeyeol Han

Jaeyeol Han

En la sesión de guía a la lectura escuchamos al propio Jon Bilbao decir en una entrevista que su postura parte del supuesto de que la buena literatura es aquella en la que no todo está en el texto. Mucho más allá de lo obvio de los finales abiertos, en el texto de Jon Bilbao sólo está la superficie de toda una trama profunda que el lector puede y debe completar. Porque seamos honestos: en “Estrómboli” no existen los finales abiertos; existen los lectores con libertad para interpretar. Si somos unos lectores sugestionables (como deberíamos ser), seguramente se nos haya cortado la respiración en el mismo momento de descubrir una de las escenas más crudas y violentas de todo el libro: ese preciso momento en el que el cojo descubre el brazo cortado del hijo de su mejor amigo. A partir de ahí nos dejaremos conducir por ese narrador y no pararemos de preguntarnos (y de interpelar al autor) para que por favor encontremos la palabra que nos dé la clave sobre si el cojo es o no culpable de la muerte del niño. Poco a poco se termina el relato y se vuelve a mascar la tragedia: ¿matará el padre a su amigo como venganza por una desgracia de la que ni siquiera sabe si es culpable? (¿Le sirve de algo saberlo?) (¿algún personaje de Tarantino se pregunta alguna vez por si es o no justo o si le sirve provocar poco menos que una hecatombe con inocentes?).

Hay mucho que agradecer a Jon Bilbao por este relato, porque hace mucho más que dejarnos en vilo. Como dijo Cotzee, un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior, y como lectores y personas, el mayor favor que nos pueden hacer es revolver ese mar interior antes de que se estanque para volver a llenarse de agua nueva. Que le revuelvan a uno por dentro y que le obliguen a pensar y a elegir es tarea dolorosa (casi como devolverle a alguien el peso de su hijo en oro).

La venganza y la ira como temas artísticos y humanos abarcan emociones complejas, sí, pero habría que preguntarle a Tarantino a ver para cuándo una película sobre el perdón.

Estrómboli: Coloquio participativo de guía a la lectura

Por Natalia Álvarez Méndez

Jon Bilbao

Jon Bilbao (Ribadesella, 1972). Es ingeniero de minas y licenciado en Filología Inglesa. Actualmente trabaja como traductor en Bilbao.  Ha traducido obras de Joseph Conrad, Iris Murdoch, John Hawkes, H. P. Lovecraft y Shakespeare, entre otros. Ha dirigido diversos talleres de escritura creativa. Entre sus próximos proyectos destaca el guión de una novela gráfica.

Ha publicado tres novelas: El hermano de las moscas (Salto de Página, 2008), Padres, hijos y primates (Salto de Página, 2011; Premio Otras Voces, Otros Ámbitos) y Shakespeare y la ballena blanca (Tusquets, 2013).

Es autor de cuatro libros de cuentos Como una historia de terror (Salto de Página, 2008; Premio Ojo Crítico de Narrativa), Bajo el influjo del cometa (Salto de Página, 2010; Premio Tigre Juan y Premio Euskadi de Literatura), Física familiar (Salto de Página, 2014) y Estrómboli (Impedimenta, 2016).  Cuentos suyos aparecen recogidos en antologías como Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual (Salto de Página, 2009), Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (Menoscuarto, 2010), Pequeñas Resistencias V (Páginas de Espuma, 2010) y Cuento español actual (1992-2012) (Cátedra, 2014).

En las «I Jornadas de la Red Internacional de Universidades Lectoras», celebradas en la Universidad de León, Jon Bilbao intervino aclarando que le gusta más hablar de los textos de otros que de los suyos propios y lo cierto es que su intervención abogó por la escritura como medio para conocerse a uno mismo, pero también como vía para conocer a los demás. Gran cultivador, en algunas de sus ficciones, de lo fantástico o de la introducción de ciertas dosis de fantasía en tramas realistas, que le pueden encaminar a la búsqueda de lo que desconocemos de nosotros, explicó, por ejemplo, cómo en El hermano de las moscas (2008) el planteamiento narrativo fue fructífero porque le permitió desarrollar, de modo paralelo a la descripción del fenómeno inexplicable que se introduce en la vida de los personajes, algo que afecta al hombre actual y que se podría resumir en la complejidad de las obligaciones familiares que a veces se presentan como inevitables cargas. Asimismo, el conjunto de sus reflexiones sirvió para que el autor alcanzara el objetivo de señalar que los límites entre la novela y el relato se hayan tan difuminados que se pueden llegar a confundir, aunque en esa confusión se hallaría, precisamente, la originalidad de los mismos. Finalmente, su cultivo de la metaficción quedó puesto de relieve con el guiño intertextual de su inquietante novela El hermano de las moscas a Kafka y a su Metamorfosis, y, sobre todo, por la introducción del mundo vital y literario de Shakespeare y Marlowe, de citas destacadas de Walt Whitman y de vínculos innegables con Moby-Dick de Herman Melville en Shakespeare y la ballena blanca (2013).

En el conjunto de su obra, y de modo específico en Estrómboli desde una perspectiva totalmente realista, sobresale el protagonismo de unos personajes, con sus acciones y sus propósitos, sometidos a elementos desestabilizadores, enfrentados a las insatisfacciones, amenazas e incertidumbres que la vida les depara.

 

Estrómboli

 Información contenida en la contraportada:

Estrómboli, de Jon BilbaoUna banda de motoristas acosa a una pareja que viaja por Estados Unidos; un hombre se ve obligado a comer una tarántula viva ante las cámaras de un programa de televisión para solucionar los problemas económicos de su familia; dos buscadores de oro aficionados sufren en las montañas un terrible accidente que pone a prueba su amistad; la muerte de dos vagabundos y el descubrimiento de unas ruinas misteriosas perturban la celebración de una boda; un hombre casado y su amante emprenden un viaje a la isla de Estrómboli para auxiliar a alguien muy importante para ambos… Los ocho relatos que forman parte de este volumen plantean preguntas como: ¿dónde se hallan los límites de las obligaciones familiares? ¿A qué estamos dispuestos para lograr lo que deseamos? ¿En qué medida los sacrificios realizados alteran esos objetivos? Lo que parece el fin de la relación entre dos personas ¿puede ser en realidad el comienzo de otra más poderosa pero completamente distinta?

Jon Bilbao, uno de los cuentistas españoles actuales más interesantes y premiados, vuelve a demostrar en Estrómboli su extraordinario pulso para desvelar lo perturbador que se oculta tras las historias más cotidianas.

Estructura y contenido del libro:

A pesar de que se ha relacionado a Jon Bilbao con reconocidos escritores americanos, Estrómboli se distancia de posibles influencias y despliega un mundo literario propio.

El libro nos ofrece ocho cuentos de extensión considerable, con más de veinte páginas en todos los casos y con relatos que se aproximan al medio centenar, como «Siempre hay algo peor» o «Estrómboli», cuento que da título al libro y que se sitúa al final del mismo.

Su prosa, muy cuidada, se caracteriza por un estilo conciso, sólido, que nos invita a leer entre líneas para descubrir los conflictos más profundos y sustanciosos que laten en cada trama, con recursos cinematográficos como el cambio de perspectivas y puntos de vista, sin experimentaciones formales estridentes, sin ahondar en las descripciones, con un empleo efectivo del diálogo y con una destacada impronta del discurso narrativo y el suspense. Existen, con todo, algunos guiños al género negro o al género fantástico que juegan con la idea de cómo la ficción puede condicionar la interpretación de la realidad que hacen los personajes.

La acción no se localiza en un contexto regional o nacional único, ni en exclusiva en el marco vital del autor. De tal modo, al País Vasco, Tarragona y los Picos de Europa se suman escenarios internacionales como Reno, San Francisco, Nueva Zelanda y Estrómboli. En todos esos parajes, en los que los personajes no disponen del refugio de una comunidad, se enfrentan a conflictos y dramas que podrían acontecer en cualquier lugar del mundo. Se trata de espacios que el propio autor conoce o ha visitado a lo largo de sus viajes.

tom blackwell

Tom Blackwell

En cuanto a la coordenada temporal se puede afirmar que, en su conjunto, los relatos destacan por su inicio in medias res, de modo que las historias se completan con lo que sucede en el presente en constante combinación con saltos hacia el pasado, las denominadas retrospecciones o analepsis.

Tal como se ha reseñado en Quimera. Revista de Literatura, en sus recomendaciones de abril de 2016:

«La familia, Estados Unidos, el viaje, el mundo laboral, el mundo de la pareja y los sacrificios que traen consigo los arrastres sociales son los temas en los que profundiza este libro de Jon Bilbao, un autor imprescindible para entender el cuento español de la última década».

Ángel Basanta  (El Cultural, 8-4-2016, p. 12) insiste en los elementos comunes existentes entre los temas tratados en los ocho relatos del libro

«a menudo relacionados con tensiones y conflictos familiares o amorosas que alimentan interrogantes y dudas existenciales marcados por afanes e ilusiones de los personajes frente a los deberes y límites opuestos a sus deseos»

87345340 Hugh David Sawrey (1919-99) Australia

Hugh David Sawrey

Sobresalen las tensiones, los desencuentros, los malentendidos, los conflictos, en muchos casos reprimidos, en otros inconscientes. En todos sus textos el peso de las relaciones, sean familiares o sentimentales, marca el devenir de la aventura narrada presentando a personajes atenazados por determinados dilemas, por circunstancias concretas que les abocan a tomar una decisión o a desarrollar una acción cuyas consecuencias les acompañarán siempre de modo irreversible.

En ese contexto, el estallido psíquico de los personajes es inevitable. En situaciones ajenas a su cotidianidad dejan ver rasgos no habituales de su carácter. De ahí la contundencia del volcán como imagen de un conflicto posible. Tal como expone Alejandro Luque en la Revista Mercurio (nº 181, mayo de 2016) 

 «Sus personajes llevan por lo general vidas anodinas, casi vulgares, hasta que descubren un volcán bajo los pies, un peligro latente que atenta contra su paz interior»,

En esa misma explicación se ahonda en «Jon Bilbao, dentro del volcán” (Elena Hevia en El Períódico)

«Los vulcanólogos, a la hora de clasificarlas erupciones, hablan de la erupción estromboliana como una erupción periódica muy controlada, una forma de autorregularse en el sistema geológico que escapa a la comprensión humana. Siguiendo el ritmo de estas pequeñas erupciones podrías poner en hora el reloj», explica Bilbao, cuyos personajes resultan mucho más descontrolados que el disciplinado Estrómboli que da título y localización al último de los cuentos. «Luego está la erupción piroplástica, cuando aumenta hasta tal punto la presión que hace estallar literalmente toda la montaña. He querido hacer una comparación entre ese sistema antiguo e irracional capaz de autorregularse y unos personajes que no pueden hacerlo».

Van Diemens Art Group

Van Diemens Art Group

En palabras de Tino Pertierra (en La nueva España):

 «Bilbao es un contador de historias magnífico y Estrómboli, cuaderno de viajes al fondo del ser humano en sus distintas maneras de estar en el mundo, le lleva a la cumbre en el arte de cazar volcanes: un ejemplo de cómo aproximarse al borde de abismos íntimos en un mapamundi donde todo puede ocurrir y cada página es una puerta abierta a los territorios más cerrados de sus personajes–isla»

Entrevista al autor:

En la siguiente entrevista Jon Bilbao desvela algunas de las claves relativas a los temas de sus cuentos, a la construcción de sus personajes, al significado del orden de los relatos y a cómo elabora cada cuento con la intención de que el lector complete su interpretación.

(Seleccionar minutos 5:14 a 11:15)

Podcast de Radio Nacional de España. Emisión 24/03/16 de El ojo crítico:Estrómboli“, nuevo libro de relatos de Jon Bilbao. 

Lectura:

Para acercarnos a Estrómboli y compartir nuestras lecturas de dicha obra podríamos responder, entre otras muchas, a preguntas como las siguientes que pueden ser el punto de partida para enriquecer el diálogo sobre sus relatos:

  1. El realismo del libro se pone de manifiesto desde las primeras páginas y se recrudece en determinados párrafos de muchas de las historias narradas. ¿Qué pasajes te han impactado más en ese sentido?
  2. Los relatos van planteando conflictos que en algún momento dejan de convertirse en los principales provocando que la trama avance hacia un contenido más sustancioso. También la actitud de muchos personajes da un vuelco a las expectativas del lector. ¿Qué personaje o personajes te han llamado más la atención por el desarrollo de una conducta que no esperabas en relación con la resolución de un conflicto? ¿Qué retrato del ser humano nos ofrece el libro?
  3. Es latente una crítica a la concepción patriarcal de masculinidad que sostienen algunos personajes. ¿Eres consciente de ello? ¿Localizas ese planteamiento en algunos de los cuentos?
  4. ¿Qué relato te parece que incide más en la obsesión del protagonista a través del juego temporal que regresa recurrentemente desde el presente de la acción al pasado experimentado?
  5. Las historias y los personajes tienen tanta fuerza que da la sensación de que podrían suceder en cualquier lugar del mundo con características similares a los espacios en los que se ubican las acciones. A pesar de esa impronta de universalidad, las escasas líneas descriptivas que acompañan a la narración muestran una gran belleza estética en algunos casos mientras que en otros se aúna a ella una contribución más explícita al enriquecimiento del contenido esencial de la trama presentada en cada caso. ¿Qué pinceladas descriptivas te han llamado más la atención y qué función crees que tienen?
  6. ¿Alguna narración te sorprende por el tipo de narrador / punto de vista empleado?
  7. ¿Alguno de los relatos te hace pensar en recursos cinematográficos? ¿O en géneros clásicos reconocibles propios del cine y de la literatura?
  8. ¿Compartes la idea de que Jon Bilbao es realmente un maestro en sostener el suspense en cada uno de sus textos? ¿Qué te parece el orden de los relatos en el conjunto del libro?

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