El escritor irlandés John Banville (conocido también con el pseudónimo de Benjamin Black) recogió el 1 de octubre en nuestra ciudad el XIII premio Leteo, entregado por el Club del mismo nombre, que ha querido distinguir la «exquisitez narrativa y la perfección descriptiva del universo Banville, considerándolo uno de los impulsores de la mejor narrativa europea».
Banville es conocido por su faceta como autor de novela negra, que escribe bajo el pseudónimo de Benjamin Black y en la actualidad se encuentra trabajando en su última novela «The blue guitar», la historia de un «pintor que no pinta», que padece cleptomanía y que mantiene una relación con la mujer de su mejor amigo que, al notar la infidelidad sin saber de quién se trata, le pide consejo.
En la rueda de prensa que acompañó al acto de la entrega del premio, Banville defendió la traducción de obras literarias ante el desastre cultural que supondría la marginación de la mayor parte de los títulos no escritos en una lengua mayoritaria. Tomando como ejemplo esta escasez de traducciones en el mundo anglosajón, señaló que un lector exclusivamente anglófono se pierde gran parte de la literatura y de la percepción de lo que está ocurriendo fuera de su ámbito lingüístico. El desinterés de las editoriales anglosajonas por las obras en lengua no inglesa se está supliendo en la actualidad con la edición digital.
«Los anglosajones son demasiado arrogantes para aprender otra cosa» afirmó cáusticamente pero rebosando encanto irlandés. A continuación remató con la pulla de que «incluso los franceses aceptan la invasión del inglés en todos los ámbitos»
¡Dios mío, Lauren Bacall ha vuelto!: «Alta, delgada y con unos intensos ojos negros, la mujer se hallaba junto al fregadero con un cigarrillo entre los dedos, elegante e inexplicablemente tranquila. Llevaba un vestido de seda gris perla y unos finos zapatos de charol con altísimos stilettos. El cabello, muy negro, estaba recogido hacia atrás, y no llevaba joyas. Algún estilizado pájaro local, digamos una garza, habría desentonado menos en aquel paraje tan irlandés» (Muerte en verano, de John Banville)