Podría decirles que Iwasaki tiene una especial destreza para hacernos saltar de la carcajada al terror, de la sonrisa cómplice al escalofrío. Podría incidir en cómo desliza abundantes referencias eruditas sin caer nunca en la pedantería ni abandonar la aparente sencillez; en cómo mezcla lo culto y lo popular, lo trágico y lo cómico. Podría destacar que se maneja con la misma soltura rescatando casos del Tribunal de la Inquisición que dándole forma a una novela, reflexionando en un ensayo sobre España y América que acometiendo un artículo. Podría explicarles que sus tramas son perspicaces, sus finales sorprendentes, sus microcuentos magistrales, sus ideas incómodas, su discurso irreverente. (Mar Langa Pizarro)
Sólo citaré autores contemporáneos en español.
1. Libro de Réquiems, de Mauricio Wiesenthal: Uno de los mejores libros que he leído en mi vida, porque su tema es la lectura y la literatura, escritores y criaturas de ficción, ciudades y viajes como territorios literarios. Una maravilla.
2. Frutos extraños, de Leila Guerriero: Compilación de las crónicas de la narradora argentina más sobresaliente en un género que camina sobre un alambre entre la ficción y la realidad.
3. El asesino hipocondríaco, de Juan Jacinto Muñoz Rengel: Una novela desternillante, extraordinaria y al mismo tiempo erudita y crítica. Una parodia memorable del género negro.
4. Vidas escritas, de Javier Marías: Retratar a escritores es un género de larga tradición en nuestras letras, desde el modernismo hasta nuestros días. Para mí es el mejor libro de Javier Marías.
5. Fenómenos de circo, de Ana María Shua: Quizá el mejor libro de microrrelatos de habla hispana. Un compendio de humor, inteligencia, mala leche y metaliteratura. Fastuoso