Ana Magdalena Bach viaja en agosto.

kenton nelson

García Márquez leyó públicamente  en 1999 el primer capítulo de  su novela inédita titulada provisionalmente ‘En agosto nos vemos’. Se trata de una obra inconclusa, cuyo final no satisfacía plenamente al autor, por lo que optó por no publicarla.  Ahora, esa decisión está en  manos de sus herederos. Tal vez no vea nunca la luz, pero al menos podemos disfrutar del comienzo de  esta historia, que cuenta el viaje que emprende Ana Magdalena Bach cada 16 de agosto. 

Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las dos de la tarde. Llevaba una camisa de cuadros escoceses, pantalones de vaquero, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso y, como único equipaje, un maletín de playa. En la fila de taxis del muelle fue directo a un modelo antiguo carcomido por el salitre. El chófer la recibió con un saludo de antiguo conocido y la llevó dando tumbos a través del pueblo indigente, con casas de bahareque y techos de palma, y calles de arenas blancas frente a un mar ardiente. Tuvo que hacer cabriolas para sortear los cerdos impávidos y a los niños desnudos, que lo burlaban con pases de toreros. Al final del pueblo se enfiló por una avenida de palmeras reales, donde estaban las playas y los hoteles de turismo, entre el mar abierto y una laguna interior poblada de garzas azules. Por fin se detuvo en el hotel más viejo y desmerecido. (Seguir leyendo)

 

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