Daniela Astor y la caja negra: coloquio participativo de guía a la lectura

Por Raquel de la Varga Llamazares

La autora

La principal etiqueta que se utiliza al hablar de Marta Sanz (1967) suele ser la de ‘escritora joven’, o al menos perteneciente a la nomina de jóvenes narradores españoles de entre cuarenta y cincuenta años. Aunque sabemos que los rótulos son en la mayoría de los casos tremendamente injustos, sí que es pertinente hablar de Marta Sanz sobre todo como una MartaSanz01escritora ante todas las cosas comprometida. Con la imposibilidad de dejar a un lado el aspecto político -del que la propia autora nunca se desprende-, hablamos de un compromiso con la cultura y sus funciones, con la condición de escritor y sobre todo con lo político y culturalmente femenino y sus representaciones. Pero pese a esa preocupación en cuanto a los contenidos no hay que perder de vista que también en la forma encontramos un riesgo en su lectura, un estilo muy personal, de sintaxis ágil y cargado de un lenguaje cotidiano en apariencia alejadas de lo poético. Leer a Marta Sanz supone por lo tanto no solo una mirada hacia la cotidianidad “dolorosa” y absolutamente necesaria, sino también un placer en la lectura a veces nada fácil de encontrar en la literatura de tesis propia de su estilo. Sus intereses temáticos principales se deducen inevitablemente de su obra, donde a cada paso encontramos bien como homenaje o como cauce genérico la ficción criminal, o bien una evidente preocupación por la identidad femenina que no se despega de un análisis sociológico, intereses que a rara vez se separan.

Antes de leer a nuestra autora, el mejor ejemplo de su concepción literaria resumido en unos minutos lo podemos escuchar de su propia boca a partir del minuto 5:30 de la entrevista que os enlazamos. Además, en su visita a León en 2013 nos deleitó con la lectura del relato “Extrañas en un tren (Versión amarilla)”, que -a pesar de la escasa calidad el vídeo- os animamos encarecidamente a que escuchéis:

 

La obra

  • El frío. Madrid: Debate, 1995. Reeditada por la editorial Caballo de Troya, 2012.
  • Lenguas muertas. Madrid: Debate, 1997.
  • Los mejores tiempos. Madrid: Debate, 2001. Premio Ojo Crítico de Narrativa.
  • Animales domésticos. Barcelona: Destino, 2003.
  • Susana y los viejos. Barcelona: Destino 2006. Finalista del Premio Nadal.
  • La lección de anatomía. Barcelona: RBA, 2008. Nueva edición Anagrama, 2014.
  • Black, black, black. Barcelona: Anagrama, 2010.
  • Perra mentirosa / Hardcore. Madrid: Bartleby, 2010.
  • Un buen detective no se casa jamás. Barcelona: Anagrama, 2012.
  • Amour Fou. Miami: La Pereza Ediciones, 2013.
  • Daniela Astor y la caja negra. Barcelona: Anagrama, 2013.
  • Vintage. Madrid: Bartleby, 2013
  • No tan incendiario. Madrid: Editorial Periférica, 2014.

 Durante la guía hablamos de su obra en general, de la importancia de ciertos premios y de novelas en particular como Black, black, black o Un buen detective no se casa jamás como renovación del género policíaco, Amour Fou y la censura, No tan incendiario y la preocupación social del arte y La lección de anatomía como obra pareja a Daniela Astor y la caja negra en muchos sentidos.

 

Aspectos a tener en cuenta

Daniela Astor y la caja negra es una novela de tesis muy clara cuya construcción formal y temática se articula en torno a la misma. Por lo tanto, tratar de analizarla antes de su lectura estropearía la lectura misma, pero hay ciertos aspectos a tener en cuenta como guía:

  • Estructura formal: :los capítulos que componen la novela están divididos en varias partes, que a su vez se caracterizan por su narrador, bien en primera persona (Catalina Griñán, de 12 años) o en tercera persona (caja negra). Frente a la primera persona, remarcadora de la subjetividad y ligada a un ritmo narrativo veloz, la tercera persona y la descripción pura de la “caja negra” busca la objetividad, el contar los hechos tal y como son o como los percibimos, esta vez de forma más pausada, reflexiva.

  • Autobiografismo: Como ocurría en La lección de anatomía, la autobiografía funciona de forma simbólica, en este caso en relación con todo lo que ha rodeado a las mujeres españolas educadas entre el franquismo y la transición.

  • El cuerpo como identidad: desde la primera página se van a enumerar y traer a nuestra memoria a las mujeres que protagonizaron el famoso destape español, y es que a la autora le interesa evidenciar las relación que hay entre la representación mediática de los cuerpos con el condicionamiento que eso produce en la configuración de la identidad. Desde tiempos inmemoriales identidad femenina y corporeidad han sido uno, y Daniela Astor y la caja negra exige al lector una reflexión sobre la relación que esto ha tenido tanto como reflejo político como identitario.

  • Madres e hijas, una relación no siempre problemática: la historia de la literatura está plagada de relaciones turbulentas entre madre-hijo, padre-hija o padre-hijo, pero raramente hasta el siglo XX las disensiones generacionales están protagonizadas por madre e hija. Muchas son las obras paradigmáticas en las que ambas generaciones sufren un choque entre tradición y modernidad, pero en las últimas décadas esta tendencia se ha inclinado desde el conflicto hacia la unión y una mayor comunicación entre personajes femeninos con una rebeldía común contra el patriarcado. Fruto de los cambios sociológicos, las hijas ya no van a ver en sus madres como el símbolo de la tradición opresora sino como espejo.

Hemos cerrado la sesión viendo un anuncio de hace unas décadas y otros bastante más próximos en el tiempo. Breves aproximaciones que sirven para abrir boca e introducirnos en una novela que, más allá de la apariencia anecdótica, es tan dolorosa como necesaria.

 1980

culito

2010

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