Según numerosos estudios, la implicación de la familia es fundamental para que los más pequeños de la casa adquieran hábitos de lectura y se sientan atraídos por el placer de leer. Evitar imposiciones, predicar con el ejemplo, compartir momentos de lectura y estimular con libros que les resulten interesantes y sean adecuados a su edad son solo algunos de los consejos habituales para formar desde la cuna a futuros lectores. Incluso hay quien diría que son requisitos fundamentales para ser un buen padre. No obstante, nadie es perfecto. ¿Quién no ha bostezado incontrolablemente mientras lee a su retoño un cuento para dormir? ¿Quién no ha olvidado alguna vez que esa noche tenía que venir el Ratoncito Pérez y se ha visto obligado a inventar alguna excusa verosímil a la mañana siguiente? ¿Y quién, al fin y al cabo, no se ha sentido abrumado ante las mil y una exigencias para ser un padre modelo?
No se nos ocurre mejor día que el 19 de marzo para compartir con vosotros uno de los mejores regalos que hoy se le pueden hacer a todos esos padres que saben que están lejos de la perfección. Hablamos de los tres volúmenes de la Guía del mal padre, del canadiense Guy Delisle, unos cómics desternillantes sobre las vicisitudes diarias de la paternidad. Lejos de los ideales inalcanzables que vemos en revistas, blogs y libros de autoayuda, Delisle ofrece una mirada sincera y sin pretensiones acerca de las relaciones paternofiliales y los inevitables despistes de cualquier padre moderno.
«Olvidar por dos noches consecutivas dejar una moneda debajo de la almohada de su hijo que ha perdido un diente y justificarlo diciéndole que el Ratoncito Pérez está desbordado de trabajo, negarse a compartir con su hija sus cereales importados preferidos y tratar de convencerla de que sus Chocapic son mejores, fingir cortarse un brazo con la motosierra para asustar a su hijo…», son solo algunas de las divertidas anécdotas reales que Delisle, maestro del humor de lo cotidiano, nos relata para demostrarnos que cualquiera puede ser un «mal padre».
Y hoy también debemos hablar de otro texto muy especial, la Constitución de Cádiz de 1812, a la que por haber nacido en este día llamaron «La Pepa». ¿Sabíais que el grabador de cámara de Fernando VII, José María de Santiago, realizó una edición de lujo de la Constitución, dedicada al Congreso, que se publicó en 1822? Todas sus páginas están adornadas; el texto está enmarcado por una orla arquitectónica, y el principio de cada título está decorado con una viñeta alegórica, alusiva a su contenido. Podéis leer esta edición, totalmente digitalizada, haciendo click en la imagen: