Coloquio sobre Tres maneras de decir adiós

Por Ana Abello Verano

El libro de relatos Tres maneras de decir adiós, de Clara Obligado, ha suscitado reflexiones dispares entre los miembros del club de lectura. Muchos socios descubrían por primera vez la poética de esta autora, basada en la experimentación formal; otros ya habían tenido la oportunidad de acercarse a su narrativa a través de El libro de los viajes equivocados, lectura elegida en la edición de 2015-2016. Por ese motivo, al inicio del coloquio se destacó la diferente recepción de su literatura en función de dos variantes: el acercamiento a un único título o el conocimiento más amplio de sus obras, siendo esta última vía más enriquecedora dado que se van estableciendo guiños internos que permiten hablar de un universo cohesionado.  

La portada del libro fue objeto de análisis, incidiendo en las conexiones que pueden darse entre «texto» y «tejido», así como en la carga simbólica de la trenza, motivo que a lo largo de las composiciones plasma el poder del sujeto femenino y su determinación de acabar con cualquier tipo de violencia. Así lo percibieron algunos asistentes. La mujer, convertida en heroína, articula las tramas y enfrenta a los lectores a varias generaciones que deben asumir el duelo, la experiencia del desplazamiento y el amor como sentimiento condicionado por el paso del tiempo. Otras cuestiones que se pusieron de relieve en el coloquio fueron las siguientes: la metaliteratura, especialmente visible en el segundo relato; los cambios de narrador y formato; el componente ideológico y de crítica que refleja el tercer cuento, el preferido de los lectores más jóvenes de nuestro club; los intertextos; los elementos de índole fantástica;  los espacios liminares en los que se mueven los personajes, con dicotomías que alcanzan gran significación como las establecidas entre la vida y la muerte o el recuerdo y la imaginación; la dimensión ecológica; y la presencia de un mensaje esperanzador entre las páginas del libro.  

No cabe duda de que la literatura de Clara Obligado, rica en matices, no se agota en una única lectura. Y es que, como se recalcó, las propuestas de esta autora no pueden entenderse sin su componente lúdico, convirtiéndose así en artefactos narrativos que, al estilo cortazariano, proponen itinerarios alejados de los patrones tradicionales.  

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