Guía a la lectura: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley

 

Por Rosa María Díez Cobo

FRANKENSTEIN Pincha en este enlace para ver la presentación elaborada por Rosa María Díez Cobo para los socios del Club de lectura de la Universidad de León

 

 

 

Retrato de Mary Shelley por Richard Rothwell (1840)

Mary Wollstonecraft Shelley (Londres, 1797 – Londres, 1851) es una de las escritoras británicas de mayor renombre universal. Fue hija de Mary Wollstonecraft y William Godwin, dos nombres icónicos del pensamiento radical e ilustrado británico de finales del XVIII. En plena adolescencia, inició una relación sentimental con uno de los poetas más sobresalientes del Romanticismo inglés, Percy Bysshe Shelley. Junto con este, trabó amistad con literatos británicos tan afamados como Lord Byron o John William Polidori. Pero sintetizar la azarosa y fascinante vida de esta artista no es sencillo y, por ello, os remito a dos de las biografías más completas que se han publicado hasta el momento: Mary Shelley (1987), de Muriel Spark y Mary Wollstonecraft / Mary Shelley (2018), de Charlotte Gordon. Ambas están traducidas al español. También de interés para indagar en la vida de nuestra autora es la película Mary Shelley (2017), de la directora Haifaa Al-Mansour.

Pero, pese a ser autora de un buen número de obras de muy distinta naturaleza y a hallarse toda su vida dedicada al cultivo de la literatura, la figura de Mary Shelley ha trascendido por una sola obra: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). Qué duda cabe, una auténtica proeza para una joven de 20 años en el momento de la publicación de la primera edición.

Más meritorio si cabe es que nuestra autora nunca recibió educación formal reglada y nunca asistió a institución académica alguna por expreso rechazo de su padre. Sin embargo, el bullicioso ambiente literario y cultural en su hogar, junto con el peso de la herencia familiar y su impulso lector y autodidacta nutrió una disposición inquieta y profundamente imaginativa. La posterior asociación de la escritora con Percy B. Shelley y con una serie de referentes literarios del momento, como algunos de los arriba citados, fue el acicate para la conformación de una mente preclara y sintomática de su tiempo. Audaz, rebelde, polímata, su vida y su ficción encarnan el espíritu de una época de encrucijada compleja: entre las corrientes reformistas de la Ilustración; los ecos de la Revolución francesa; la rebeldía romántica; los influjos del gótico y los avances científicos de la mano de la rampante Revolución Industrial.

Frankenstein es un auténtico mito de la edad moderna. Alcanzó el éxito desde sus orígenes entre el público lector, pero fue desdeñada por la crítica académica hasta bien transcurrido el siglo XX. Como su creadora, aglutina todo un compendio de influencias y la convierte en una de las narraciones más representativas de su tiempo.

Pero aportar una visión suficientemente abarcadora de esta obra no resulta sencillo, no tanto por su dificultad como lectura en sí, sino por la enorme cantidad de capas de significado e interpretaciones que se le han aplicado a lo largo de los años. Si a ello sumamos el enorme impacto cultural que ha tenido la obra y su criatura protagonista en forma de reescrituras literarias y de cómic y de versiones e inspiraciones extraliterarias, sobre todo audiovisuales, el resultado es una compleja red difícil de desentrañar.

 Cartel de la exitosa película El doctor Frankenstein (Frankenstein) (1931), de James Whale.

En este sentido, Fred Botting ha llegado a afirmar de una forma un tanto hiperbólica pero elocuente que Frankenstein «es un producto de la crítica, no una obra literaria» («Frankenstein. Contemporary critical essays», 1995). Por este motivo, en nuestra revisión del texto, nos ceñiremos a algunos de los aspectos más representativos del mismo. Para una exégesis a fondo de la novela son muy recomendables las obras críticas Frankensteiniana: la tragedia del hombre artificial (2002), de Pilar Vega Rodríguez y la exhaustiva edición anotada de la obra, Frankenstein anotado (2017), de Leslie S. Klinger, con un hermoso prólogo de Guillermo del Toro.

Mary Shelley: más allá de Frankenstein

Shelley fue autora de un buen número de relatos ―unos cuarenta―, seis novelas, cuatro obras teatrales y diversos diarios personales y de viajes. Pero no conviene olvidar que, además, su vida giró por completo en torno al quehacer literario desde distintas vertientes, desde su infancia hasta su muerte. Así, además de sus creaciones ficcionales propias, contribuyó en diversos volúmenes biográficos como, entre otros, Lives of the most eminent literary and scientific men of Italy, Spain and Portugal (1835-1839); colaboró con periódicos y editoriales y editó y anotó algunas obras poéticas de su ya difunto marido como, por ejemplo, Posthumous poems of Percy Bysshe Shelley (1824). En cuanto a Frankenstein, el trabajo de creación y refinado, mano a mano, junto con Percy para la edición de 1818 se vio sucedida por una profunda revisión del texto por parte de la autora en la que introdujo algunas sustanciales modificaciones para la tercera edición de 1831.

Entre sus obras mejor valoradas o acogidas cabe destacar las siguientes novelas:

  • Mathilda (escrita entre 1819 y 1820), de estilo plenamente romántico, contiene algunos elementos autobiográficos. Dado lo escabroso del asunto del incesto que trata, provocó un rechazo frontal en William Godwin al que Mary Shelley entregó la obra para su revisión y, posteriormente, fue descartada por la propia autora. Permaneció inédita en vida y no se publicó por primera vez hasta 1959.
  • Valperga o, vida y aventuras de Castruccio, Príncipe de Lucca (1823), novela de trasfondo histórico situada en la Italia medieval. Es una de sus creaciones más apreciadas de la autora.
  • El último hombre (1826), duramente criticada tras su publicación, hoy en día se considera una de las primeras ficciones distópicas y postapocalípticas de la historia de la literatura. La acción se sitúa a finales del siglo XXI y es una parábola política de la Inglaterra del momento.
  • Lodore o La hermosa viuda (1835), obra comprometida con el papel de la mujer en la sociedad; tuvo un buen recibimiento por parte de público y crítica.
  • Falkner (1837) vuelve a incidir en la temática de la educación femenina, aunque algunos críticos le achaquen una visión conservadora del asunto. Según algunos críticos, fue la obra favorita de la autora.

 

Portada de El último hombre (Akal, 2020)

Con todo lo emblemática que es Mary Shelley hoy en día, resulta sorprendente que muchas de sus creaciones no han sido traducidas al español. Aunque tampoco tendría que extrañarnos esto teniendo en cuenta que la primera traducción en España de Frankenstein no vio la luz hasta 1944 (Editorial La Pléyade), aunque ya existía una realizada en Argentina en 1912. Las siguientes ediciones del volumen en nuestro país han sido numerosas y muchas de ellas significativamente en sellos orientados al público juvenil dado el estigma ―también en el mundo anglófono hasta hace pocas décadas―, de que se trataba de una historia de escasa sustancia literaria, imaginativa, evasiva, de terror, más apropiada para la sensibilidad adolescente.

Entre los volúmenes de Shelley que existen en nuestra lengua, destacamos los siguientes, además, por supuesto, de las múltiples ediciones de Frankenstein:

  • Cuentos góticos (Valdemar, 1993).
  • Maurice o La cabaña del pescador (Ediciones B, 2001), es un libro infantil que la autora escribió en 1820. Extraviado, se recuperó una copia manuscrita en Italia en 1997.
  • Transformación y otros cuentos (Páginas de Espuma, 2010).
  • Historia de un viaje de seis semanas: a través de una parte de Francia, Suiza, Alemania y Holanda (Colmenar Viejo, 2013).
  • Mathilda (Cátedra, 2018).
  • El último hombre (Akal, 2020).
  • Amar y revivir: cuentos escogidos (Hermida, 2020).
  • Poemas (Visor, 2021), en edición bilingüe, donde se recoge su obra poética que permaneció inédita en vida de la autora y ha sido ignorada hasta tiempos recientes.

¿Recibió algún tipo de reconocimiento literario Mary Shelley? La valía que, como artista, se le otorgó en su tiempo fue bastante contradictoria. Frankenstein consiguió un éxito de público casi instantáneo ―se realizaron numerosas adaptaciones teatrales en vida de la autora―, aunque fue publicada anónimamente y, durante un tiempo, se atribuyó a su marido, quien la prologó y participó activamente en la primera edición. El eco del éxito de su primera creación se reprodujo en sus novelas posteriores que aparecían atribuidas al «autor de Frankenstein», sin mencionar directamente el nombre de la escritora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portada del segundo volumen de Valperga (1823) «del autor de Frankenstein»

Hasta mediados del siglo XX los estudios sobre la autora y su obra fueron limitados. En relación con esta omisión, podemos señalar el debate de algunos estudiosos que han llegado a dudar de la atribución de Frankenstein, valorando si debería adjudicarse a su marido. Es decir, se cuestionaba la capacidad de una mujer escritora, además tan joven, de producir por sí sola una novela tan impactante, de tintes macabros.

A partir de los años 70, sin embargo, se multiplicaron exponencialmente los trabajos críticos sobre la novela y sobre su creadora. Es decir, aunque su ópera prima ya tenía por entonces repercusiones claras en el ámbito de la imaginería popular a través de sus muchas adaptaciones cinematográficas, televisivas, de cómic, etc., la academia seguía sin darle el peso que merecía.

¿Y cómo vivió Mary Shelley su éxito y su papel como escritora? Pues, a decir de Isabel Burdiel en su introducción a la edición de Frankenstein en Cátedra (2007), su postura fue ambivalente, por una parte, entusiasta y orgullosa, y, por otra, insegura y modesta. Como bien señala Burdiel, que una mujer alcanzase la fama por su arte en aquellos tiempos la acercaba a la «mala fama», cosa que ya había ocurrido con su madre, autora de la obra pionera del feminismo Vindicación de los derechos de la mujer (1792). Este celebrado volumen, de influencia ilustrada y dentro de los principios de la Revolución francesa, abogaba por la necesidad de que las mujeres fuesen educadas para alcanzar su emancipación y autonomía. Sin embargo, ciertos episodios personales de la vida de Wollstonecraft empañaron la reputación de la autora y de su texto durante décadas.

Mary Wollstonecraft, madre de Mary Shelley, retrato de John Opie (1797)

En el prólogo de Frankenstein a la edición de 1831, Mary Shelley refleja esta oscilación entre el alarde por su temprana pasión por la escritura y un evidente recato ante una excesiva exposición personal y artística:

Cierto es que soy muy reacia a mostrarme a mí misma por escrito; pero mi historia solo aparecerá como un apéndice a una producción anterior y se limitará a los temas que tengan relación únicamente con mi autoría, difícilmente me acusaría a mí misma de violar mi intimidad. No es de extrañar que, siendo hija de dos distinguidas celebridades literarias, pensaba, desde muy pequeña, en escribir.

Frankenstein o el moderno Prometeo

 Información contenida en la contraportada (Edición y traducción de Margarita Carretero González, Comares, 2018)

Celebramos en 2018 el bicentenario de la publicación de Frankenstein, un clásico literario que ha adquirido la categoría de mito moderno, si bien desvirtuado de su concepción original, en buena medida debido a la simplificación que la novela experimentó tras su salto a los escenarios y, más tarde, a la gran pantalla. Gestada en el verano de 1816, cuando Mary Wollstonecraft Godwin todavía no era Mary Shelley y aún no había cumplido diecinueve años, este «moderno Prometeo» y su infeliz criatura vieron la luz el primer día de 1818. Escondida en el anonimato, Mary Shelley reivindicaría su autoría en la segunda edición de la obra, cinco años más tarde, para publicar una nueva edición corregida en 1831, tomada por definitiva y convertida en estándar.

La presente edición ofrece la traducción de la edición de 1818, que mantiene intactos los elementos auto-censurados para la edición de 1831 y está, por tanto, libre de los pasajes ampliados y añadidos para esta última. Debido a los cambios a los que Mary Shelley sometió su obra original, destila la edición de 1831 una visión fatalista del mundo que permite su lectura, si bien solo hasta cierto punto, como relato admonitorio sobre los peligros de la ciencia y de la ambición. La edición de 1818 ofrece una mayor coherencia filosófica interna, está estrechamente ligada al contexto histórico en que la obra se gestó, y propone una exploración audaz de las cuestiones existenciales y morales que plantea la premisa que da origen a la historia. En Frankenstein o el moderno Prometeo, Mary Shelley presenta un estremecedor relato de anhelos, dolor y pérdida que investiga, en última instancia, lo que nos hace humanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portada de la obra en la editorial Comares.

Estructura y contenido del libro

Son muchos los que reconocen el mito y a la criatura, pero pocos los que han leído la novela. Por lo tanto, uno de los aspectos que resulta más desconocido de la misma es su singular estructura «en abismo», historias insertas dentro de historias, núcleos narrativos concéntricos organizados en tres volúmenes con diverso número de episodios.

Esto hace de Frankenstein, además de una historia novelesca, un relato dramatizado. Como en la La balada del anciano marinero (1798) de Samuel Taylor Coleridge, que tanto inspiró a Mary Shelley, el primero de sus protagonistas, el aventurero Robert Walton, se ve impelido a escuchar toda la peripecia de Víctor Frankenstein, la cual incluye el relato de su criatura y otras historias conectadas. Es Walton en última instancia quien recoge y transmite todo a través de su diario a una receptora, su hermana Margaret, de la que no llegamos a escuchar nunca su voz.

Estas distintas conciencias autoriales engarzadas suponen un suceder de narraciones reveladoras a través de las que vemos desenvolverse a los personajes. Según Vega Rodríguez, este tipo de estructura en abismo, común en las narrativas góticas, permite, por una parte, incorporar un número variado de discursos y, al mismo tiempo, desde el plano estético, aportar espectacularidad y suspense a la trama (2002: 111).

La organización de esta historia envolvente aporta numerosísimas posibilidades significativas al texto como, por ejemplo, la posibilidad de desarrollar paralelismos entre la aventura de Walton y la experimentación de Frankenstein; también establecer conexiones entre los dos núcleos familiares retratados, los Frankenstein y los De Lacey. Asimismo, facilita que apreciemos a los personajes desde muchos ángulos, que podamos detectar sus contradicciones y autoengaños.

Pero quizá, lo más significativo de la novela de Shelley es que dota de voz en primera persona a la criatura, al «monstruo», quien relata los entresijos de su llegada al mundo, de su educación, de su soledad y desamparo. Este rasgo se considera identificativo de las narrativas fantásticas modernas (Ana Casas y David Roas, Las mil caras del monstruo, 2018), con lo que podemos afirmar que Shelley ya lo anticipó en su narrativa.

Autores como Vega Rodríguez consideran que el corazón del texto realmente descansa en la narración del ser creado por Frankenstein. Todo lo demás es una enmarcación que nos dirige o conecta con su historia. La relación entre perseguidor y perseguido, entre personajes que buscan venganza se entrelaza y se confunde a medida que avanza el texto. Pero la historia del monstruo, para el cierre del volumen, permanecerá inconclusa porque, pese a las palabras del ser, no sabemos si llegará a materializar su promesa de suicidio.

La particular estructura engastada de la novela, sin embargo, genera en algunos puntos giros un tanto rocambolescos para posibilitar el fluir de la trama. Así, se ha señalado lo inverosímil de cuestiones como el hallazgo del diario de Frankenstein por la criatura o el encuentro «casual» de esta con el pequeño William y con Justine. Si comprendemos, sin embargo, que bajo la historia late un cierto sentido de irreversibilidad de las acciones, de imposibilidad de evadir el destino ―especialmente en la edición de 1831― estos hechos en apariencia fortuitos, tendrían un sentido ulterior.

No menos peculiares son algunos acercamientos críticos al texto. Así, por ejemplo, hay autores que consideran que en él todo apunta a que la creación del monstruo ha sido una fantasía de Frankenstein y que, en realidad, la criatura sería una especie de alter ego o doppelgänger por lo que, entre otras cosas, sería Víctor quien habría cometido los asesinatos atribuidos a su creación (Morton Kaplan y Robert Kloss, «Fantasy of paternity and the doppelgänger: Mary Shelley’s Frankenstein», 1973).

Frankenstein: vertientes de un «monstruo»

Ilustración del frontispicio de Frankenstein por Theodor von Holst para la edición de 1831.

Como ya mencionaba en el primer apartado, los frentes desde los que se puede acometer el comentario de la obra son múltiples. Vamos a apuntar algunos de ellos.

→Si algo resulta atractivo de esta obra es que su género resulta un tanto escurridizo:

  • Se la ha considerado tradicionalmente como una novela representativa del gótico y del terror. En realidad, más allá de algunos rasgos de carácter de sus personajes, de aspectos estéticos y «atmosféricos», de la relación entre paisaje sublime y sentimiento, ya no se enmarca propiamente en un género que, para el momento de su publicación, estaba en decadencia e incluso se parodiaba abiertamente en novelas como Northanger Abbey (1818), de Jane Austen. Además, si buscamos algún elemento sobrenatural en la novela, fracasaremos: no existe. Todo tiene soporte realista o científico, aunque hoy en día sepamos que no es posible infundir vida en un ser creado artificialmente como lo hace Víctor Frankenstein.
  • Se ha hablado de ella también como una novela sentimental, muy del gusto romántico, género con especial énfasis en el análisis, fomento y expresión de los sentimientos dentro de un contexto realista. Pero, al igual que ocurre con la adjudicación al gótico, no podríamos adscribirla solo a esta forma literaria. De hecho, la mayoría de los críticos ven la novela como un texto híbrido entre el gótico y la novela sentimental (Isabel Burdiel, 2007).
  • Algunos la han considerado la primera obra de ciencia ficción digna de tal nombre (Brian W. Aldiss y David Wingrove, Trillion year spree: the history of Science Fiction, 1986) o el texto fundacional de este género (Teresa López Pellisa, Historia de la ciencia ficción en la cultura española, 2018). Y es que, con excepción de la leyenda hebrea del gólem, de la que Shelley no parece haber bebido directamente, no existen apenas precedentes sobre relatos de hombres artificiales en la literatura. Sin embargo, encasillar completamente Frankenstein en la ciencia ficción tampoco está exento de dificultades ya que la «sustancia» científica, o de avance tecnológico, ocupa unas pocas páginas del relato y con un desarrollo bastante escaso.
  • Recoge elementos de la prosa epistolar, de la novela de viajes, además de diversas tradiciones más.

Más adecuado es considerarla, por lo tanto, como una narrativa con la magistral capacidad de hibridar influencias y de, con ello, dar lugar a un producto novedoso y particularmente original.

→Uno de los aspectos más debatidos sobre Frankenstein es su origen y su inspiración. A este respecto, las teorías se multiplican enormemente. Lo mismo que ocurre con su género, no hay una sola respuesta cierta; la propia Mary lo corrobora en su prefacio a la edición de 1831 aludiendo a varias inspiraciones. Esbozaremos solo algunas de estas hipótesis.

  • Frankenstein seguramente tiene el honor de ser la obra de la literatura universal de la que en más detalle se conoce su concepción dentro de un contexto de resonancias legendarias: la famosa reunión de Mary, Percy, Lord Byron, Polidori y Jane Clairmont (hermanastra de Mary) en Villa Diodati, a orillas del lago Lemán, en Ginebra, una noche de junio del desapacible verano de 1816. Según Manuel Cuenya para un artículo en el Diario de León en 2010 («Frankenstein de Mary Shelley y sus versiones cinematográficas»), este escenario podría considerarse un auténtico filandón. La suerte de desafío, capitaneado por Lord Byron, que surgió entre los presentes para escribir un texto inquietante inspirado por la lectura de Fantasmagoriana (1812), compilación de relatos alemanes de terror, se cita siempre como el aldabonazo que desató la imaginación de Mary Shelley. Sin embargo, se ha hablado también del aguijoneo de su marido, siempre deseoso de que su pareja, hija de tan ilustres padres, hiciese honor a su ascendencia. Aunque, curiosamente, en el prólogo de 1831, Mary Shelley trata de restar peso a la intervención de Shelley en la novela. Remando al viento (1988), película de Gonzalo Suárez, aunque con muchas licencias poéticas, recrea parcialmente este momento en un interesantísimo filme donde se intenta capturar la personalidad de los protagonistas y la atmósfera creativa del contexto.

 

Villa Diodati en la actualidad.

  • Mary Shelley, más allá del estímulo competitivo con sus amigos, dijo haberse inspirado en un sueño pesadillesco para comenzar a fraguar a su científico con unas primeras palabras resonando en su mente («Era una lóbrega noche de noviembre…»). Recordemos que era muy del gusto de la época conectar lo onírico con la inspiración y se atribuían los malos sueños a la posesión por seres malignos.

 

La pesadilla (1781), de John Henry Fuseli

  • Otro de los frentes que se han argumentado para explicar la trama de la obra es el histórico. La autora, pertinaz lectora, conocía las andanzas de algunos científicos famosos como Johann Conrad Dippel (1673-1734), nacido este, además, en el castillo de la familia Frankenstein, en la actual Alemania. Se trató de un alquimista y químico conocido por, entre otras muchas cuestiones, experimentar con cadáveres. Estuvo rodeado por multitud de polémicas a lo largo de toda su vida. Otras localizaciones y personajes históricos, o novelescos, con apellidos idénticos o similares al del protagonista de nuestra novela se han citado como potenciales fuentes de inspiración (Vega Rodríguez, 2002). También, dentro de las influencias históricas, cabe destacar el auge de los seres mecánicos o autómatas en el siglo XVIII —aunque ya había habido precedentes en siglos previos—, que excitaban la imaginación popular sobre la propia naturaleza de lo viviente y sus límites. Muy interesante sobre este asunto es el estudio El rival de Prometeo. Vidas de autómatas ilustres (2009), de Sonia Bueno y Marta Peirano.

Recreación del famoso «Hombre de palo» del inventor Juliano (Juanelo) Turriano (1500-1585). Testimonio de la fama de este ingenio es la existencia de una calle en Toledo con este nombre.

  • Mary Shelley, además de interesada por la literatura, también lo estaba por los desarrollos científicos, cuestión de la que dejó constancia en sus diarios personales. Unido esto al interés de su marido por el tema, sin duda, favoreció el caldo de cultivo para la elaboración de su narrativa. Como Víctor Frankenstein en la historia, los campos de la «filosofía natural» más en boga en el momento eran la química, la física y la fisiología y algunas de las inquietudes que perseguían estas investigaciones eran, entre otras, la localización del origen, de la «chispa», de la vida. De ahí que fueran muy reconocidos los experimentos realizados por figuras como Erasmus Darwin o Luigi Galvani, ―aunque hay que señalar que en la novela no se menciona en ningún momento cómo Víctor infunde vida a su criatura. Es importante tener en cuenta todo esto para entender que Mary Shelley no se basó en relatos góticos, ni en puras imaginaciones, sino en el ambiente científico de su época, donde ya la figura divina había quedado totalmente arrumbada. No olvidemos tampoco que en lengua inglesa se emplea la denominación «Age of wonder» [La edad de las maravillas] para hablar del efervescente clima científico de finales del XVIII.

Ilustración de los experimentos de Luigi Galvani con la aplicación de electricidad a un cuerpo muerto y su consiguiente activación.

  • La novela contiene muchos rasgos autobiográficos, algo muy del gusto de la novela sentimental y del romanticismo. En concreto, se ha insistido mucho en relación con las diversas situaciones de orfandad que se presentan en la obra o la descripción de la familia como núcleo social ideal siempre amenazado por infortunios. También autoras como Anne K. Mellor han interpretado las dificultades paterno y maternofiliales en el texto como reflejo de los miedos e inseguridades de Mary Shelley hacia la maternidad. En cualquier caso, la novela incluye varios guiños a su propia vida y familia (las siglas de la hermana de Richard Walton, el primer narrador, se corresponden con los de la propia Mary Shelley, es decir M.W.S.; Víctor, el nombre del protagonista, era un pseudónimo que Percy solía utilizar…).
  • Las fuentes literarias de las que bebe Shelley son muy significativas. En especial hay dos textos claves que aparecen reflejados muy claramente en el desarrollo de la obra con alguna que otra mención explícita: El paraíso perdido (1667), de John Milton y La balada del anciano marinero (1798), de Samuel Taylor Coleridge. La primera fue una obra de enorme éxito e influencia en la literatura en lengua inglesa: una epopeya en verso de la caída de Adán y Eva donde, significativamente, el villano, un vengativo Satán, ocupa un lugar protagónico. De hecho, Joyce Carol Oates ha llegado a afirmar sobre la novela de Shelley que es: «en su mayoría, una especie de pátina o réplica de El paraíso perdido […]. La influencia de John Milton sobre Frankenstein es tan general como para figurar prácticamente en cada página» («Frankenstein’s fallen angel», 1984). En cuanto a la obra de Coleridge, a quien Mary conoció personalmente en su casa, en las tertulias literarias de su padre, la influencia es obvia en temas como la expedición marítima y la maldición que asedia al protagonista tras su «pecado», la muerte de un albatros. Cabe mencionar también la retroalimentación que supuso Frankenstein para otras obras literarias de sus coetáneos y amigos como el Caín (1821), de Lord Byron o el Prometeo desencadenado (1820), de Percy B. Shelley. En todas ellas vemos cómo un antihéroe o un rebelde se alza con el protagonismo, todo claramente enraizado al espíritu del momento.

Lucifer, protagonista de El Paraíso perdido, dibujado por Gustave Doré.

  • En conexión con el punto anterior, las fuentes míticas son esenciales desde el momento en que la segunda parte del título se identifica con el personaje mitológico de Prometeo y su acto de hibris, de desmesura, de arrogancia. En la antigüedad griega, la hibris conducía inevitablemente al castigo que, en el caso de Prometeo y muchos otros personajes míticos, era infligido por los dioses y que, en la novela, también sufre Víctor. Este rebelde, para el que existen multitud de variantes clásicas del mito, conecta con la perturbación que el acto de Frankenstein comete al insuflar vida en un ser antinatura. En su Frankensteiniana (2002), Vega Rodríguez desmenuza las distintas versiones del mito de Prometeo y sus lecturas en relación con la obra de Mary Shelley. A través de esta veta interpretativa se ha tendido a adjudicar una lectura alegórica e incluso moralista a la novela. Muchas contraportadas de distintas ediciones de la novela han enfatizado a lo largo de las décadas que se trata de una advertencia contra los excesos científicos. En este sentido, incluso la obra ha dado nombre a un síndrome para designar los miedos hacia el avance inmoderado de la ciencia. Las modificaciones que Shelley introdujo en la edición de 1831 estarían más encaminadas en esta dirección, habiendo la autora recibido muchas críticas a la primera edición. Así, en una de las primeras reseñas en el Monthly Review, se tilda a la novela de «historia burda [que] desafía toda noción de probabilidad y no conduce a ninguna conclusión moral o filosófica» (1818). Sin embargo, si nos ajustamos a la primera edición, en línea con lo que afirma Burdiel en su prólogo a la obra, Frankenstein no debe entenderse simplemente como una fábula moral, sino como algo mucho más complejo, un cuestionamiento plenamente romántico del ser, su identidad y sus representaciones.

→La cuestión filosófica, candente en el momento, a raíz de las teorías de Rousseau, que debatían sobre la naturaleza del ser humano, la educación y la influencia de la sociedad en el individuo. La anónima criatura que modela Frankenstein se ve desamparada por su creador desde el momento mismo de su creación. Arrojado al mundo sin la mínima noción de este, sin el menor conocimiento ni experiencia, aprenderá todo lo que sabe a partir de la observación de una familia modélica, los De Lacey y a través de ellos y de una serie de libros, adquirirá el dominio del lenguaje y un nivel intelectual sorprendente. También a partir del terror y rechazo que causa en quienes con él se cruzan, se prenderá en él la chispa del odio y la venganza y un deseo de apartarse de la humanidad. Es decir, un ser, ejemplo perfecto del «hombre natural» roussoniano, naturalmente inclinado a la bondad, a la pasión por el conocimiento y a la admiración de la belleza y la naturaleza, se transmuta en un ente colérico y homicida. Por esta y por las razones expuestas hasta aquí, Burdiel considera que la mejor clasificación que se le puede aplicar a la novela es la de «filosofante», recurriendo a un término acuñado por el escritor Thomas Bernhard.

→El tema de la identidad reflejada en el monstruo como Otro absoluto y su relación con un «padre» y toda una sociedad que lo repudia frontalmente. Tengamos en cuenta que ni siquiera el relato de su penosa historia en el volumen II de la obra consigue conmover a Víctor. A lo largo de la obra se denomina a la criatura «demonio», «monstruo», «engendro», entre otros apelativos, y solo en puntuales ocasiones se le equipara al humano. Tengamos en cuenta al auge de la fisiognomía en el XVIII y XIX, pseudociencia que discriminaba el carácter del individuo a través de sus rasgos físicos. Solo el ciego patriarca de la familia De Lacey lo escucha sin prejuicio porque su incapacidad visual le impide reconocer su alteridad física. Hay críticos que también apuntan a que la criatura nos conmueve como lectores precisamente porque, a diferencia de Víctor Frankenstein, no lo vemos en toda su diferencia y deformidad. Solo escuchamos sus palabras y, en ellas, no se trasluce lo maligno que Víctor observa en su enorme cuerpo. La criatura es un monstruo en todo el sentido del término, en tanto que fascinante y aterrador.

 

Ilustración de un libro de fisiognomía (siglo XIX).

→Esta lectura, desde posiciones psicoanalíticas, ha tenido muchas amplificaciones. En la actualidad, está teniendo gran auge la interpretación desde la vertiente del posthumanismo, es decir, antes del advenimiento de los robots, los cíborgs o de la inteligencia artificial, ya Mary Shelley anticipó la problemática ontológica que implicaría el surgimiento de un ser artificial pensante o sensitivo. Ente liminal que, aunque con rasgos y características humanos, es lo suficientemente diferente como para suscitar un horror incontrolable en todos los que se relacionan con él. Estaríamos ante un Adán que se mide a su demiurgo, una nueva especie, que pedirá cuentas a su creador de su nacimiento y de su existencia. El drama desgarrador de la criatura, en principio, buena, sensible e inteligente es que nadie es capaz de identificarlo como un sujeto ético, de empatizar con su alteridad y su soledad. Resuena a lo largo de toda la obra la contundente declaración de la criatura: «Si soy malo es porque soy desgraciado». Esta línea interpretativa la desarrolla Margarita Carretero González en trabajos como «The posthuman that could have been. Mary Shelley’s creature» (2016).

→El paisaje, la naturaleza y su conexión con la sensorialidad y la sentimentalidad son centrales en la novela como parte del movimiento romántico. Siguiendo la estela del pensamiento de Rousseau o de Edmund Burke, la percepción y los sentimientos se desatan en función del tipo de escenario natural representado. Recordemos los versos de Percy Shelley dedicados al Mont Blanc donde lo compara con la imaginación del poeta:

¡Oh desierto que solo la tempestad habita,
y en donde arroja el águila los triturados huesos
del cazador; y el lobo, tras de su huella escrita
en la nieve, aúlla al fondo de los bosques espesos!

¡Cuánto horror amontona tu soledad desnuda!
¡Oh piedra atormentada y espectral cataclismo!
¡Como un planeta en ruinas cubre la nieve muda
la sombra desolada del cielo y del abismo!

Más concretamente, vemos que en Frankenstein se reproduce la dicotomía entre lo bello y lo sublime. Mientras que lo primero arranca complacencia, bienestar y agrado, lo segundo se relaciona con lo inefable, lo vasto, lo descomunal, en definitiva, con lo sobrehumano que conmociona el espíritu. Si en los momentos más optimistas la criatura se emociona con el canto de los pájaros y el espectáculo benigno de la vida, cuando se desengaña de la humanidad, se retirará a parajes inhóspitos. Según Hugo Blair (Lectures on rhetoric and belles lettres, 1783) y Dugald Steward (On sublime, philosophical essays, 1810) cataratas, bosques, tormentas, cumbres montañosas, ríos impetuosos u océanos sin confín evocan lo sublime, lo divino. En Frankenstein localizamos varios de estos escenarios, con la recurrencia del glaciar de Chamonix, que Mary Shelley conocía en persona, y el Ártico y su vastedad blanca de «absoluta extrañeza» ―anotación sobre este paisaje realizada por Mary Shelley en el manuscrito de la obra en 1823.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

William Turner, Mer de glace, Chamonix (1812)

→Otro asunto que se debate en los círculos críticos sobre la novela es la cuestión de sus tres ediciones (1818, 1823 y 1831), en especial de la primera, de 1818, y de la última, de 1831, entre las que existen más divergencias. Mientras que para la primera Mary contó con la colaboración de Percy, de quien, por los manuscritos conservados, se observa que hizo muchas propuestas y correcciones, muchas de ellas a nivel estilístico, para la última, fallecido ya su marido, podemos tener seguridad de que es obra totalmente de la autora. Y, sin embargo, la crítica ha estado polarizada sobre cuál de las ediciones es más fiel al espíritu de la historia, cuál más acorde al sentir de Mary Shelley. Durante muchos años, hasta los 70 del XX, se ha tomado como referencia para ediciones y estudios la última edición, que algunos expertos, como Vega Rodríguez, siguen defendiendo por esa certeza de que es la más próxima a la última voluntad de la escritora, sin injerencias externas. En cambio, últimamente hay una mayor tendencia a favorecer la primera edición (Burdiel, 2007; Carretero González, 2018) ya que se considera que es más acorde al impulso original, al aliento romántico que alumbró la trama. También, con el tiempo, se ha reconsiderado más positivamente la intervención de Percy, no como usurpador de la autoría de su esposa, sino como colaborador puesto que, no lo olvidemos, ambos leían y escribían juntos en multitud de ocasiones. En cualquier caso, es interesante considerar ambas ediciones, algo que se puede hacer con la ayuda de Frankenstein anotado de Leslie S. Klinger donde al texto base de 1818 se añaden notas que aclaran e incluyen las modificaciones realizadas en las ediciones de 1823 y 1831. Grosso modo, las principales diferencias entre el primer y la última edición serían:

  • Estilísticas: se corrigen términos, se añaden o eliminan frases o párrafos para pulir el texto.
  • Argumentales: hay cambios de distinta naturaleza con los que Mary Shelley buscó dar coherencia, redondear o hacer más aceptable la trama. Por ejemplo, en la edición de 1818, Víctor y Elizabeth son primos hermanos con lo que sobre su amor y matrimonio planea la sombra de lo pecaminoso. En 1831 Elizabeth pasa a ser una huérfana adoptada sin ninguna vinculación de sangre con los Frankenstein. Otro ejemplo lo detectamos en el capítulo II donde la escarlatina leve que sufre Elizabeth se transforma en severa en la edición 1831 lo que, de algún modo, la exoneraría de responsabilidad por la infección mortal de Caroline Frankenstein. En el capítulo 1 del volumen II en su primera edición, Frankenstein visita el glaciar de Chamonix acompañado de su padre, su hermano Ernest y Elizabeth, pero en 1831 Shelley decide que emprenda la aventura en solitario, quizá para dotar de más sentido a la necesidad espiritual de reflexión y recogimiento del protagonista.
  • Estructurales: en 1831 se introduce un capítulo más a partir del capítulo 1 del original, con lo que las secciones de la última edición no se corresponden numéricamente con la primera.
  • Filosóficas: Víctor Frankenstein, si bien no admite en ninguna de las ediciones una responsabilidad directa en el destino aciago de su criatura, en la de 1831, Shelley realiza una serie de cambios donde se pone un mayor énfasis en la inexorabilidad del sino del científico. En distintos puntos del texto se incide en que, desde su infancia, se vio abocado por un destino fatal contra el que nada pudo oponer. Según algunos críticos, aquí se reflejaría la visión más pesimista y desencantada con la vida que sufrió Shelley a raíz de sus múltiples desgracias familiares.

La larga sombra de Mary Shelley y su criatura

 

 

 

 

 

 

 

 

Ilustración anónima al artículo «Mary Shelley, la joven creadora de Frankenstein» (Juan Antonio Cebrián, El Mundo, 28/11/2004)

Frankenstein es el único mito con autora y fecha de creación, es decir, no se trataría de una reelaboración de leyendas o relatos previos como ocurre con el caso del vampiro, algo muy evidente en El vampiro (1819), de Polidori o el Drácula (1897), de Bram Stoker, que se nutren de muchas fuentes precedentes. Lo curioso es que, a lo largo de los años, se ha fusionado el nombre de Víctor Frankenstein con su criatura, anónima en la novela. Paradójico si atendemos al deseo irrefrenable de huida del creador tras contemplar el resultado de su experimento.

Como ya hemos señalado, desde su primera edición, la novela fue un abrumador éxito de público fraguándose así la construcción de un mito de espaldas en gran medida a su original. Las primeras adaptaciones teatrales, a pocos años de ver la luz la obra de Shelley, marcaron lo que habría de ser la deriva de la historia en pos de sus aspectos más sensacionalistas y espectaculares. Estos los heredarían las versiones cinematográficas y televisivas en el siglo XX y XXI. De esta manera, rasgos como la afasia del monstruo y su comportamiento zombi y asesino; el retrato de Víctor Frankenstein como «mad doctor» [científico loco]; el recurso al galvanismo para infundir la vida a la criatura y muchos otros tópicos se fueron deslizando en el imaginario popular hasta desvanecer en buena medida la historia y los personajes primigenios.

Una versión fílmica que decididamente contribuyó a asentar una idea determinada de la criatura fue la del director británico James Whale en 1931 seguida por varias secuelas. Así se configuró la estética y carácter definitivos del nuevo ser en la interpretación de Boris Karloff.

 

Foto promocional de Boris Karloff para la película La novia de Frankenstein (1935).

Leslie S. Klinger cuantifica en 147 las películas que en su título contienen la palabra Frankenstein desde 1910 a 2014. Y, si pudiésemos singularizar todas aquellas que aluden a algún elemento de la trama o a sus protagonistas, seguramente el número ascendería notablemente. Así, podemos citar la célebre The rocky horror show, tributo humorístico en formato de musical (1973) con una posterior adaptación cinematográfica (1975), inspirada por muchos aspectos de la obra de Shelley. En la cinematografía española contamos con la significativa El espíritu de la colmena (1973), de Víctor Erice, basada en la iconografía de Whale, cuya película aparece explícitamente en la obra del español.

 

 

Fotograma de El espíritu de la colmena.

Productos de toda naturaleza para niños y adultos con la impronta de Frankenstein, extendiendo el falso nombre de la criatura y de su historia, más o menos desfigurada, nos resultarían incontables.

En el plano exclusivamente literario —incluyendo la literatura infantil, juvenil y cómic—, se multiplican las alusiones, inspiraciones, ecos, homenajes…Una brevísima búsqueda solo en la prosa en español de estos últimos años nos da como resultado cuatro volúmenes que contienen el nombre «Frankenstein» en su título y que se relacionan directamente con el texto de Shelley: Frankenstein (2008), antología de relatos homenaje editados por Fernando Marías; El legado del monstruo. Relatos de terror (2018), antología de relatos conmemorativa editada por Jesús Diamantino; la novela El efecto Frankenstein (2019), de Elia Barceló y el estudio La mujer que escribió Frankenstein (2022), de la argentina Esther Cross.

Pero si algo hace de Frankenstein y su mito una creación de plena actualidad es que, en cierto modo, nuestro tiempo renueva patrones similares a los de la época en la que vivió Mary Shelley. El empuje de los avances científicos en los siglos XVIII y XIX, toda su potencialidad y las dudas y miedos que engendró, se repiten en la actualidad con el enorme desarrollo de la inteligencia artificial y la posibilidad de que un ser humano pueda ser sustituido por una máquina. Dónde comienza uno y acaba otro suscitó en su momento, y suscita hoy en día, una contradicción y una transgresión de muchos órdenes: lo natural y lo artificial; la realidad y el simulacro; lo mecánico y lo sensible; lo divino y lo humano. La otredad y el extrañamiento que puede generar un ser fabricado, sin pasado, pero que toma conciencia de sí mismo y de la mirada de los que le rodean engendra un sinfín de cuestionamientos éticos sobre la identidad y la alteridad. Todo esto ya lo perfiló Shelley en su novela.

El número de obras teóricas y ficcionales que han abordado esta cuestión desde entonces son numerosísimas. Pero muy recomendables son, como ensayos, Manifiesto cíborg (1985) y Mujeres, simios y cíborgs (1991) de la estadounidense Donna Haraway, desde el marco del feminismo, el transhumanismo y el posthumanismo. Los ejemplos literarios son incontables, pero podemos mencionar la mítica y varias veces adaptada al celuloide con el título de Blade Runner, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), de Philip K. Dick. En el cine más reciente, tenemos acercamientos que, sin aludir directamente a la obra de Shelley, nos la recuerdan enormemente como Ex Machina (2014), de Alex Garland. En cómic manga, también trasvasada al cine en varias entregas, cabe destacar, con estética ciberpunk, Ghost in the shell (1989-1990), del japonés Masamune Shirow.

 

 

 

 

 

 

 

Cartel promocional británico de la película Ex Machina

A lo largo de esta guía se aportan títulos de obras que te pueden ayudar a profundizar en la autora y su obra. Aquí te recomiendo dos más, también significativos, a cargo de autores españoles: Mary Shelley: la gestación del mito de Frankenstein (Pilar Vega Rodríguez, 1997) y el completísimo estudio sobre Frankenstein y todas sus prolongaciones culturales Frankenstein, el mito de la vida artificial (2000), de Tomás Fernández Valentí y Antonio José Navarro.

A continuación, puedes explorar algunos enlaces que te ayudarán a pergeñar una visión más completa de Mary Shelley, de su influencia y de sus trabajos:

  • Adaptación radiofónica de Frankenstein de Juan José Plans (1995). RNE Audio. [Radioteatro de la obra completa en 25 entregas].
  • Mary Shelley: 200 aniversario de Frankenstein (05/01/2018). Historias de RNE. [Magnífico programa radiofónico de más de 3 horas dedicado a Mary Shelley y Frankenstein y donde se aporta abundante bibliografía y filmografía].
  • 200 años de Frankenstein con Pedro Ruiz-Castell (25/01/2018). RNE Audio. Longitud de onda. [Acercamiento radiofónico a Frankenstein desde la vertiente científica y con interludios de música de cine].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Episodio 11 de Los Simpsons «El monstruo de Frinkenstein» (Temporada 35)

Por último, podríamos singularizar muchos homenajes de escritores de renombre en honor a Mary Shelley y su magna novela, pero aquí voy a destacar solo dos especialmente elocuentes.

Por un lado, Joyce Carol Oates sopesa una cuestión que debería causar auténtica admiración:

¿Cuántas creaciones de puro lenguaje han pasado de los ritmos idiosincrásicos de las voces de sus autores a lo que podría llamarse una conciencia cultural colectiva? («Frankenstein’s Fallen Angel», Critical Inquiry, vol. 10, nº 3, 1984, p. 548).

Por otra parte, en el prólogo a la edición de Frankenstein anotada por Leslie S. Klinger, Guillermo del Toro dedica bellísimas palabras a la autora y al texto del que hace una certera lectura:

La virtud de esta obra maestra reside en el hecho de que opera sencillamente a varios niveles. Primero, funciona perfectamente como una interesante historia al emplear una narrativa cambiante: una carta, un testimonio y una súplica de tres hombres en busca de significado —el capitán, el científico y la criatura—. […] A otro nivel, la obra es una parábola perfecta si bien una que busca proporcionar una despiadada verdad. Tradicionalmente, la parábola se usa para iluminar la mente, para alumbrar el conocimiento, pero Shelley la emplea para medir la profundidad de nuestra desesperación cósmica: la soledad esencial de nuestra existencia. A diferencia de Milton, ella no se lamenta de la pérdida del Paraíso, sino que, más bien, nos revela que nunca hubo uno. («Introducción: Mary Shelley o la moderna Galatea», Frankenstein anotado, 2017, p. xiii).

Lectura

La lectura de la novela puede revestir varias problemáticas. Una de ellas, como señala Stephen King en su prólogo a la edición ilustrada de Frankenstein de Bernie Wrightson (1983), radica en que las expectativas de un lector que conoce el mito a través de los giros impactantes de las adaptaciones audiovisuales, se estrellará contra una narrativa que, a primera vista, parece cumplir pocas de ellas. El mismo King confiesa que abandonó la lectura del libro cuando lo inició a la edad de 13 años y no la retomó hasta que, obligado, ya adulto, tuvo que enseñar la novela en un curso que impartía en una escuela secundaria. No olvidemos que también el estilo de la obra, que en 2018 cumplió su segundo centenario, responde a los parámetros del Romanticismo lo que, en buena medida, se aleja del tipo de prosa contemporánea a la que podemos estar habituados.

Más allá de estas potenciales dificultades, la obra es un singular compendio de personajes, ideas y temas que nos tocan por su plena actualidad. Es una narrativa que, por su enjundia, merece una segunda lectura, lo que siempre ayudará a captar todos sus matices.

Aquí tienes algunas de las cuestiones posibles sobre las que puedes reflexionar de cara a nuestro coloquio.

→ La estructura narrativa:

  • La función de los diversos narradores que van enmarcando la acción.
  • El desarrollo de la trama en función de la estructura.

→ El género de la obra:

  • ¿Novela gótica o de terror?
  • ¿Novela de ciencia ficción?
  • ¿Novela híbrida?

→ Los personajes y sus relaciones:

  • Las relaciones familiares.
  • El científico y su criatura.

→ La ciencia:

  • Alquimia y/o ciencia.
  • La ciencia como progreso y amenaza.

→ Aspectos filosóficos:

  • La responsabilidad de Víctor Frankenstein hacia su criatura.
  • La educación de la criatura.
  • La criatura en su alteridad y en su conciencia. La criatura como sujeto ético.
  • La actualidad del dilema de la criatura artificial y de sus creadores.

→ Aspectos míticos y literarios:

  • Aspectos del mito de Prometeo y otros mitos en la novela.
  • Influencias literarias recogidas por Mary Shelley.
  • La influencia de la novela de Shelley en la literatura posterior.

→ El paisaje y el sentimiento románticos.

→ La trascendencia popular y mediática de la obra.

 

 

Cartel de la famosa comedia El jovencito Frankenstein (1974), del director Mel Brooks.

Lectura 1, Frankenstein, de Mary Shelley

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Título: Frankenstein. El texto de 1818
Autor: Shelley, Mary

Traductora: Margarita Carretero González
Publicación: Comares, 2019
Descripción física: 264 p. 21,5 cm
Colección: LV – Narrativa
ISBN: 978-84-9045-786-3

Calendario

Lugar y horario

Los encuentros de esta lectura tendrán lugar a las 19:00 horas en la sala de conferencias de la Biblioteca General San Isidoro, sede del club le lectura.

De forma combinada, ofrecemos el formato híbrido online síncrono a través de Meet.

La obra (información ofrecida por la editorial)

El texto de 1818
Celebramos en 2018 el bicentenario de la publicación de Frankenstein, un clásico literario que ha adquirido la categoría de mito moderno, si bien desvirtuado de su concepción original, en buena medida debido a la simplificación que la novela experimentó tras su salto a los escenarios y, más tarde, a la gran pantalla. Gestada en el verano de 1816, cuando Mary Wollstonecraft Godwin todavía no era Mary Shelley y aún no había cumplido diecinueve años, este moderno Prometeo y su infeliz criatura vieron la luz el primer día de 1818. Escondida en el anonimato, Mary Shelley reivindicaría su autoría en la segunda edición de la obra, cinco años más tarde, para publicar una nueva edición corregida en 1831, tomada por definitiva y convertida en estándar.
La presente edición ofrece la traducción de la edición de 1818, que mantiene intactos los elementos auto-censurados para la edición de 1831 y está, por tanto, libre de los pasajes ampliados y añadidos para esta última. Debido a los cambios a los que Mary Shelley sometió su obra original, destila la edición de 1831 una visión fatalista del mundo que permite su lectura, si bien solo hasta cierto punto, como relato admonitorio sobre los peligros de la ciencia y de la ambición. La edición de 1818 ofrece una mayor coherencia filosófica interna, está estrechamente ligada al contexto histórico en que la obra se gestó, y propone una exploración audaz de las cuestiones existenciales y morales que plantea la premisa que da origen a la historia. En Frankenstein o el moderno Prometeo, Mary Shelley presenta un estremecedor relato de anhelos, dolor y pérdida que investiga, en última instancia, lo que nos hace humanos.

Club de lectura 2024-2025

Duodécima  edición del Club de lectura de la ULE

Si te interesa obtener el
diploma acreditativo con reconocimiento de créditos ECTS, debes matricularte en Extensión Universitaria, en las         XII Jornadas del Club de Lectura de la Universidad de León

El Club de lectura  de la Universidad de León propone actividades que no solo están dirigidas al público universitario. La participación está abierta a cualquier persona de la sociedad interesada es gratuita. No hay límite de edad ni se exige disponer de ningún certificado de estudios.

Pretendemos reunirnos periódicamente para compartir la experiencia de la lectura y aprovecharla como competencia transversal para completar la formación académica y personal. Las sesiones del Club están abiertas tanto a la comunidad universitaria como a la sociedad.

Calendario
Fecha de inicio: 24/09/2024
Fecha de finalización: 17/12/2024

Horario
19:00 horas.

Lugar de celebración y formato: presencial /online
La sede del club le lectura está en  la Biblioteca San Isidoro (Campus de Vegazana, León), en cuya  sala de conferencias se celebran todos las sesiones y encuentros de los socios. De forma combinada, ofrecemos el formato  híbrido online síncrono a través de Meet (Por si quieres saber más de Meet: Guía rápida de Google Meet pdf)

FORMAS DE PARTICIPACIÓN (¡importante!)

  1. Si estás interesado en obtener el diploma acreditativo para el reconocimiento de los créditos ECTS,  debes matricularte en Extensión Universitaria de la ULE. Más información sobre esta modalidad en nalvm@unileon.es 

    ¡¡¡ No todo el mundo tiene que matricularse !!!

  2. La Universidad de León abre su club de lectura a toda la sociedad, de forma abierta y gratuita. No necesitas  matricularse para poder participar, aunque sí te pedimos que nos manifiestes tu deseo de hacerlo para tenerte en cuenta, enviarte los avisos y recordatorios e invitarte a nuestras sesiones de GOOGLE MEET…  Envíanos tus datos al correo nalvm@unileon.es para que sepamos que contamos contigo. Indícanos:
    – Nombre y apellidos.
    – Correo electrónico (si eres miembro de la ULe, el institucional).
    – Tipo de usuario: Estudiante/ PDI/ PAS /Externo.
    Por lo tanto, si solo estás interesado en participar en coloquios y encuentros (virtuales) de las lecturas, no  es necesario que te matricules ni pagues ninguna cantidad económica, pero sí que nos avises por correo y que nos envíes tus datos.
  3. Puedes participar  a través del blog:  te ofreceremos información de cada una de las sesiones y podrás enviarnos tus comentarios. Además grabaremos las sesiones y las pondremos a tu disposición para que las tengas disponibles siempre que quieras o  por si no has podido asistir al encuentro en directo. Para participar de esto modo tampoco existe ningún requisito.

Club de lectura 2024-2025

XII edición del CLUB DE LECTURA UNIVERSIDAD DE LEÓN

Si te interesa obtener el
diploma acreditativo con reconocimiento de créditos ECTS, debes matricularte en Extensión Universitaria, en las         XII Jornadas del Club de Lectura Universidad de León

El Club de lectura  de la Universidad de León propone actividades que no solo están dirigidas al público universitario. La participación está abierta a cualquier persona de la sociedad interesada es gratuita. No hay límite de edad ni se exige disponer de ningún certificado de estudios.

Pretendemos reunirnos periódicamente para compartir la experiencia de la lectura y aprovecharla como competencia transversal para completar la formación académica y personal. Las sesiones del Club están abiertas tanto a la comunidad universitaria como a la sociedad.

Calendario
Fecha de inicio: 24/09/2024
Fecha de finalización: 17/12/2024

Horario
19:00 horas.

Lugar de celebración y formato: presencial /online
La sede del club le lectura está en  la Biblioteca San Isidoro (Campus de Vegazana, León), en cuya  sala de conferencias se celebran todos las sesiones y encuentros de los socios. De forma combinada, ofrecemos el formato  híbrido online síncrono a través de Meet (Por si quieres saber más de Meet: Guía rápida de Google Meet pdf)

FORMAS DE PARTICIPACIÓN (¡importante!)

  1. Si estás interesado en obtener el diploma acreditativo para el reconocimiento de los créditos ECTS,  debes matricularte en Extensión Universitaria de la ULE. Más información sobre esta modalidad en nalvm@unileon.es

    ¡¡¡No todo el mundo tiene que matricularse!!!

  2. La Universidad de León abre su club de lectura a toda la sociedad, de forma abierta y gratuita. No necesitas  matricularse para poder participar, aunque sí te pedimos que nos manifiestes tu deseo de hacerlo para tenerte en cuenta, enviarte los avisos y recordatorios e invitarte a nuestras sesiones de GOOGLE MEET…  Envíanos tus datos al correo nalvm@unileon.es para que sepamos que contamos contigo. Indícanos:
    – Nombre y apellidos.
    – Correo electrónico (si eres miembro de la ULe, el institucional).
    – Tipo de usuario: Estudiante/ PDI/ PAS /Externo.
    Por lo tanto, si solo estás interesado en participar en coloquios y encuentros (virtuales) de las lecturas, no  es necesario que te matricules ni pagues ninguna cantidad económica, pero sí que nos avises por correo y que nos envíes tus datos.
  3. Puedes participar  a través del blog:  te ofreceremos información de cada una de las sesiones y podrás enviarnos tus comentarios. Además grabaremos las sesiones y las pondremos a tu disposición para que las tengas disponibles siempre que quieras o  por si no has podido asistir al encuentro en directo. Para participar de esto modo tampoco existe ningún requisito.

Guía a la la lectura: De bestias y aves, de Pilar Adón

Por Natalia Álvarez Méndez

PILAR ADÓN (Madrid, 1971)

Escritora, traductora y editora. Ha publicado las novelas De bestias y aves (Galaxia Gutenberg 2022), por la que ha recibido el Premio de la Crítica, el Premio Francisco Umbral al Libro del Año y el Premio Cálamo Otra Mirada, Las efímeras (Galaxia Gutenberg, 2015) y Las hijas de Sara (Alianza, 2003), así como el relato largo ilustrado Eterno amor (Páginas de Espuma, 2021), y los libros de relatos La vida sumergida (Galaxia Gutenberg, 2017), El mes más cruel (Impedimenta, 2010), por el que fue Nuevo Talento Fnac, y Viajes inocentes (Páginas de Espuma, 2005), por el que obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa. Ha publicado los poemarios Da dolor, Las órdenes (Premio Libro del Año 2018 del Gremio de Libreros de Madrid), Mente animal y La hija del cazador (La Bella Varsovia, 2020, 2018, 2014 y 2011, respectivamente). Ha traducido obras de autores como Henry James, Penelope Fitzgerald, John Fowles y Edith Wharton.

OBRA

La producción de Pilar Adón es fruto de una exigencia artística muy sólida. Su narrativa penetra en lo sombrío del mundo, en su crueldad, en lo turbador, en lo inquietante, mediante la elipsis, la sugerencia, la insinuación y lo descarnado. Juega con interrogantes que reflejan las tensiones que conforman el mundo, la existencia, el ser humano y la naturaleza.

TEMAS RECURRENTES

  • El deseo de huida.
  • El duelo, la experiencia del miedo y de las inseguridades, la crueldad, los conflictos inevitables para el ser humano. 
  • El encierro. 
  • El aislamiento. 
  • La naturaleza, la botánica, horticultura, la jardinería, las plantas, los animales, los insectos.
  • Lo invisible, lo irreal.

RECURSOS DE INTERTEXTUALIDAD Y REFERENCIAS ARTÍSTICAS

Como elementos que se acompasan con las líneas temáticas abordadas.

ESTÉTICA DE IRREALIDAD

  • Es una gran narradora de lo enigmático y, en cierto grado, desde modalidades que pueden jugar con lo fantástico, con los límites entre lo real y lo irreal, entre lo posible y lo imposible, lo natural y lo sobrenatural. 
  • En su última novela, De bestias y aves, tiene más peso lo realista que en otras ficciones anteriores, aunque la irrealidad, esa deformación más o menos intensa de lo estrictamente real y aquello que nos aproxima al misterio, sigue latente en algunos detalles. Concibe la literatura como algo hiperracional. 

LENGUAJE 

En su obra es común localizar pasajes muy poéticos. Cuida la palabra y su ritmo. Busca la palabra que nos lleva a la exploración, a la turbación y al asombro, la palabra que nos brinda múltiples interrogantes que nos permiten interpretar lo interior y lo social, que nos conmociona con fuerza y que nos interpela a la vez que entablan un diálogo y un debate sobre aquello que somos. En la lectura oral se percibe muy bien ese ritmo.

ATMÓSFERAS

La autora ofrece un universo literario muy personal, totalmente reconocible, por sus elementos integrantes, pero también por las descripciones repletas de elementos sensoriales, que turban, que remueven, que tocan las emociones. Sobresalen, en esa línea, variadas gamas de colores, de olores y de sonidos. 

SÍMBOLOS

  • Elementos naturales, objetos, nombres de personajes y de espacios. 

PERSONAJES 

  • Personajes con miedos e inseguridades, que huyen incluso de sí mismos, y que muestran la complejidad del ser humano, de sus complicados vínculos de dependencia, de dominación y de sumisión. 
  • El paisaje, así como los seres de la naturaleza, los animales que parecen contemplar a los personajes y desentrañar sus pensamientos. 

PERSONAJES MASCULINOS

  • El hombre como clara amenaza.

PERSONAJES FEMENINOS

  • La mujer enfrentada a duelos, conflictos y violencia, lo monstruoso.
  • Retrato de la angustia, de los apegos, de la culpa y de la crueldad. 
  • Mujeres de diversas edades, mayores y niñas, sabias o con una mirada otra que nos acerca al misterio. 
  • Las hermanas.
  • Se introduce con frecuencia el eje temático del aislamiento en comunidades de mujeres, apartadas de la civilización, con sus propias reglas y rituales (Las efímeras, Eterno amor, en distintos cuentos), apartadas de la civilización.

ESPACIOS 

  • Lugares fuera del mundo. Próximos a los de los cuentos infantiles. 
  • Parajes sombríos, bosques o medio natural.
  • Casas cerradas. 
  • Espacios que realzan los conflictos experimentados por los personajes. 

SEMIOTIZACIÓN DE LA CASA

  • Contraste entre la protección y la hostilidad, el refugio y el lugar del encierro. 

NATURALEZA

  • Tendemos a pensar en sujetos humanos o similares a los humanos como personajes, pero también el paisaje se convierte en ocasiones en un protagonista más de la ficción y lo hace con gran fuerza significativa. En el caso de Adón, el diálogo con la naturaleza es constante en toda su narrativa. 
  • La naturaleza realza el estado de ánimo de personajes decaídos. Y, en ocasiones, refleja la existencia de seres salvajes, de pasiones destructivas. 
  • En los cuentos de Viajes inocentes se reflexiona sobre lo diminutos y vulnerables que somos ante lo inmenso de la naturaleza (“Las ramas no son perfectas”). 
  • En El mes más cruel habla de la dignidad de la naturaleza mayor que la del ser humano, en ella nos dice que no hay deslealtad, vanidad, altanería, mentira, infidelidad, cobardía o avaricia, frente a personajes que deben aprender a “salvarse de la destrucción” (“Genios antiguos”). Es imposible dominar la naturaleza (“En materia de jardines”); en lo natural, fluyen la vida y la destrucción (“El infinito verde”); los cambios de estación, en concreto la llegada del otoño, recuerdan el paso del tiempo, el saberse mortales (“El fumigador”)
  • En los relatos de La vida sumergida se insiste en la imagen del cosmos ajeno al hombre, la fuerza de la naturaleza, todo es vida y destrucción (“Un mundo muy pequeño”). Se enfatizan las relaciones de sometimiento de unos ante otros, las relaciones de dependencias constantes, de las que no es posible escapar ni siquiera en la huida a un regreso a lo básico y a lo primitivo, a lo comunal y a lo compartido (“Vida en colonias”); y la imposibilidad de huir a lo natural, de ocultarse en el bosque (“Fides”). Sobresale el cierre con relatos muy perturbadores: “Gravedad”, que insiste en la autosuficiencia, en la necesidad de independencia, en no aferrarse a nada ni a nadie, en la conversión en seres de agua, en vengadoras; y “Dulce Desdémona”, en el que la ferocidad de lo natural se asemeja a la brutalidad acumulada por la protagonista, más próxima al reino de lo animal y de lo irracional. 
  • También sus novelas abordan las cuestiones precedentes. Por ejemplo, Las efímeras, encuadrada por Pozuelo Yvancos en las formas distópicas de la novela de la crisis. En ella, Pilar Adón recrea un mundo asfixiante y extraño, alejado de la civilización y marcado por las destructivas emociones humanas, en el que se integra una comunidad que evoca la escuela libertaria francesa de principios del siglo XX. Dicho microcosmos revela la imagen de una sociedad sectaria, que se asemeja a una colmena en su funcionamiento, en la que prevalece un orden creado que controla el ambiente con pretensión de convertirlo en inofensivo pero que acrecienta la violencia y el dominio. En Las efímeras se pone de relieve la indefensión ante lo imprevisible que se genera en una comunidad estructurada de forma aparentemente perfecta pero perturbadora en su realidad. Todo ello conduce a la reflexión sobre las utopías que se desmoronan.
    Si Las efímeras incurre en el fracaso de la utopía, tal como reseña Ángeles Encinar, es «por la perversión de las relaciones entre los seres humanos» (2016: 20). En esta narración, la vida en la naturaleza ofrece, citando de nuevo a Pozuelo, la imagen «de un mundo hostil, nada halagüeño, gobernado por elementales fuerzas que se imponen a las criaturas y de las que ellas mismas son consecuencia» (2017: 368). El contrapunto de lo natural es, por lo tanto, una buena herramienta para profundizar en los entresijos de la condición humana.
    En ese marco físico natural destaca un espacio muy significativo, el del bosque, concebido como amenaza y asociado al misterio y al extravío, al significado que tiene en los cuentos de la infancia: el espacio del abandono, de la pérdida de la inocencia por la vivencia del daño, la muerte y la ausencia de paraísos. En Las efímeras encontramos pasajes encuadrados en ese ámbito, a veces asociados al rodeo, al caminar para huir o para reencontrarse con uno mismo.
    Así pues, el entorno natural no aparece ensalzado ni se perfila como la solución definitiva. Por una parte, no se alcanza una tranquilizadora integración en la naturaleza, pues la existencia en ese entorno no implica la recuperación arcádica de modos de vida. Por otra, no se logra romper con las relaciones de dependencia y de dominio. La regresión social y la fragilidad del ser humano quedan puestas en evidencia. En palabras de Pozuelo, Las efímeras está alejada «de toda idealización de la naturaleza, que convertida en un ser vivo es fuente de peligros y depredaciones» (2017: 368).
    En Las efímeras se insiste en la dureza del trabajo en la tierra, en la constancia y el esfuerzo que es preciso dedicarle en un ámbito del que la naturaleza se podría apropiar en cualquier momento porque en él ni se espera ni se necesita la presencia del hombre. Asimismo, la imagen final pone de relieve el triunfo de la naturaleza incólume ante las pasiones humanas. La novela realza la otredad de la naturaleza, su fuerza desbordante, capaz de resistir la amenaza que supone el hombre que la esquilma, ajena al discurrir humano. Nos enfrenta a la superioridad de lo natural, derivada de su salvaje vigor y del carácter de inmutabilidad, de entidad no sujeta a la fugacidad a la que se somete la vida del hombre. 
  • Pilar Adón reflexiona, con frecuencia en el conjunto de su obra, sobre la importancia de que volvamos a ser capaces de relacionarnos con el medio natural, a tener una reconfortante sensación de pertenencia, incluso reconociendo y siendo conscientes de la vertiente geórgica, no arcádica que puede tener.

SUGERENCIAS PARA LA LECTURA DE DE BESTIAS Y AVES

  1. ¿Consideras que quedan dudas acerca de la realidad/irrealidad de lo contado y percibido por la protagonista?
  2. ¿Percibes como poético algún pasaje?  ¿Funcionaría como poesía o prosa poética en la oralidad?
  3. ¿Qué atmósfera o qué descripción te ha provocado más impacto al leerla? ¿Con qué sentido o sentidos está captada?
  4. ¿Qué acontecimiento o acción de la historia te ha provocado más impacto al leerla?
  5. ¿Qué símbolos te parecen más sugerentes?
  6. ¿Te has fijado en los nombres de espacios y de personajes? ¿Podrían contener también un significado simbólico?
  7. ¿Te sorprenden los rituales de la singular comunidad de mujeres?
  8. ¿Estamos realmente en tiempos y formas diferentes en la actualidad en contraste con los propios de los espacios vinculados a la naturaleza?
  9. ¿Alcanza al final la protagonista la armonía, el equilibrio, el sentido de pertenencia? ¿Cómo has interpretado el final de la novela?
  10. ¿Te han interesado las referencias intertextuales e interartísticas?

QUIMERAS

I Festival Internacional de Ficción Insólita

Del 16 al 29 de octubre de 2023 en las provincias de León y Palencia

 

En pleno siglo XXI, la ficción no realista ha cobrado un gran auge internacional gracias al público lector, a la apuesta de la industria editorial y al reconocimiento de la crítica y del ámbito académico. A ello se suma QUIMERAS, que se convertirá en un foco mágico de lo insólito.

¿De verdad te lo vas a perder? No caigas en ese error y sigue leyendo.

********

La ficción explora la realidad y ahonda en las emociones del ser humano, algunas tan inquietantes e intensas como el miedo. Para lograrlo, no siempre se necesita crear un relato de apariencia realista, pues el camino de la irrealidad, los puntos de extrañeza, los agujeros negros, las grietas de la normalidad cotidiana y las zonas oníricas, entre otros recursos de lo insólito, nos pueden llevar de modo más impactante y perturbador al hallazgo y al descubrimiento.

¿Todavía no has logrado desentrañar todo lo que cuenta una historia con esas características? ¿Formas parte de quienes ya se regocijan con este tipo de ficción, sea en literatura, cine, series, arte o videojuegos? En ambos casos, este festival es para ti. Si la ficción es un espejo de la realidad, en Quimeras te sumergirás en los matices que brinda la ficción cuando se emplea un espejo que no es cristalino, sino que está más o menos empañado, ahumado o fragmentado.

Lo insólito constituye un corpus literario muy atractivo para públicos de todas las edades e intereses lectores a través de modalidades variadas, entre ellas el mito, la leyenda, lo maravilloso, el bestiario, lo fantástico, lo inusual, la ciencia ficción, lo especulativo, el terror, el realismo mágico, el surrealismo, lo absurdo, lo grotesco y lo irracional.

Ven a desenmascarar la extrañeza, ven a disfrutar con el asombro que la mirada deformada por lo irreal convierte en un retrato del mundo a través de sus misterios y de pesadillas muy reales. Un retrato intenso, turbador, simbólico y tan lúcido como el otro, pues la fantasmagoría también habla de la vida y despliega una visión crítica.

¿Quieres deleitarte en esta primera edición con narrativa y cine de calidad? Tendrás muchas opciones con el amplio programa del festival y no sufrirás la incomodidad de tener que elegir entre actividades simultáneas porque no se organizan sesiones paralelas, pues lo verdaderamente importante se merece su tiempo propio.

********

El nombre del festival, Quimeras, responde a una triple motivación:

  1. Alude al abanico de modalidades genéricas de la ficción por su significado de «aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo»;
  2. Ofrece un guiño a una de las primeras categorías de las modalidades no realistas a través de la referencia a un monstruo propio de la mitología clásica, «monstruo imaginario que vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón»;
  3. La hibridez de dicho monstruo insólito remite a través de uno de sus componentes corporales al león, un símbolo visual de la propia ciudad que acoge el evento.

¿Te has fijado en la quimera tan singular de nuestro cartel? En ella se fusiona la identidad de lo monstruoso, de lo inquietante, del misterio, de las anomalías de la realidad, bajo la dualidad de lo mítico, lo legendario y lo maravilloso, por una parte, y de lo especulativo, por otra. Ambas confluyen en el mismo cuerpo de la quimera para poner de relieve el círculo continuo que se traza desde lo clásico a la época más actual, desde el bestiario y lo folclórico al mundo condicionado por la tecnología.

********

Quimeras nace con la intención de convertirse en un evento cultural de referencia que sea el marco de encuentro entre quienes crean y quienes leen, con la posibilidad, incluso, de tomar un café y conversar en grupos reducidos con autoras y autores de interés. En esta primera edición, más de una treintena de participantes, con destacados premios y reconocimiento nacional e internacional, lograrán que su celebración se convierta en un fantástico hito. Enmarcados en la inauguración por José María Merino y en la clausura por Cristina Fernández Cubas, se sucederán en el programa destacados nombres españoles de distintas generaciones —Luis Mateo Díez, Julia Otxoa, David Roas, Maya G. Vinuesa, Susana Vallejo, Dioni Arroyo, Patricia Esteban Erlés, Ismael Martínez Biurrun, Santiago Eximeno, Carlos Fidalgo, Ricard Ruiz Garzón, Eduardo Moreno Alarcón, Gemma Solsona Asensio, Ana Martínez Castillo, Susana Barragués Sainz, Carlos Pitillas Salvá, Bruno Puelles y Emma S. Varela—, a los que se unen sobresalientes voces latinoamericanas como las de Fernando Iwasaki, Lina Meruane, Maielis González, Ricardo Sumalavia y Valeria Correa Fiz, así como la de la reconocida narradora europea Anna Storobinets; en compañía de las antólogas y académicas Ángeles Encinar, Natalia Álvarez Méndez, Rosa María Díez Cobo, Teresa López-Pellisa y Ana Abello Verano, de los editores José Luis del Río y Ana Martínez, y de Rut Alameda y Ferki López de Altavoz Cultural.

En el festival, concentrado en León ciudad, pero con intervenciones en Astorga, La Bañeza, Carrizo, Cistierna, Ponferrada, San Feliz de Torío, Villablino, Villaobispo de las Regueras y Palencia, se llevarán a cabo conversaciones con relevantes figuras de lo insólito, coloquios, presentaciones de libros, talleres de escritura creativa, disección de textos literarios, actividades educativas y lúdicas, sin olvidar atender tanto a la literatura de adultos como a la infantil y juvenil. El objetivo es reivindicar una literatura de calidad que permite entretener, provocar fruición estética y, a la vez, educar no solo en el hábito lector, sino también en el desarrollo de una competencia literaria que posibilite a cualquier persona aprender a disfrutar de las historias presentadas bajo el prisma de lo insólito.

A ello se añade el I Premio Quimeras de Microrrelato Insólito, con convocatorias para adultos y para centros educativos.

********

Entre sus actividades de referencia, Quimeras integra, además, el proyecto de innovación educativa «Confabulaciones insólitas con fabulaciones insólitas», que —tras la impartición de talleres sobre narrativa fantástica en diversos colegios e institutos de la provincia por parte de estudiantes universitarios formados en la metodología de aprendizaje activo por el Grupo de Innovación Docente GID STORYAC— lleva a las aulas de esos centros a escritores como José María Merino, Julia Otxoa, Fernando Iwasaki, Ricardo Sumalavia y David Roas, con el fin de que la presencia física de autores relevantes contribuya al gusto por la lectura, la estimulación del pensamiento crítico e interpretativo y el fomento de la creatividad en nuestros estudiantes de primaria, educación secundaria y bachillerato. Esta actividad, asimismo, potencia la educación en valores y favorece competencias del currículo educativo, como la competencia en comunicación lingüística, la competencia ciudadana y la competencia en conciencia y expresión culturales.

********

Al margen de la asistencia libre por parte de cualquier público interesado, QUIMERAS se podrá cursar en la modalidad de Jornadas con obtención de créditos en el contexto del ámbito universitario, gracias a la colaboración con el Vicerrectorado de Relaciones Institucionales y con la Sociedad de la Universidad de León.

********

Programa completo del Festival

PROGRAMA DE MANO DE QUIMERAS (Para imprimir)

Coloquio de los socios: Cuentos escogidos, de Shirley Jackson

(Este coloquio tuvo su propio sorteo de «lotería» entre los asistentes a la reunión. Menos bárbaro, más humano)

Nuestra segunda sesión del Club de Lectura dedicada a la estadounidense Shirley Jackson ha resultado en un animado intercambio de opiniones sobre nuestra primera obra, Cuentos escogidos (2014), selección de relatos representativos de la autora llevada a cabo por la editorial Minúscula. Algunos de nuestros lectores han apreciado la precisión de la prosa de Jackson, pero también han valorado muy positivamente la traducción de esta edición que, en efecto, vuelca de forma muy certera el original inglés.

Los participantes han coincidido en su consideración positiva del volumen, tanto en la calidad de los cuentos antologizados como en el equilibrio entre las dos secciones que lo componen ―ficción y ensayos. Y es que comprender la ficción de Jackson pasa por sumergirse en su vida y en su visión poética. De hecho, varios de los lectores apuntaron su diferente percepción en sus lecturas previas y posteriores a su consulta a la guía de lectura. Tras las primeras, algunos han afirmado que se sintieron desconcertados o, incluso, que algunos de los relatos los dejaron «fríos». Ya sabedores de las implicaciones de las vivencias personales que la autora trasvasó a la ficción, la interpretación de esta resulta mucho más diáfana, más comprensible. Shirley Jackson escribió como vivió. Sus experiencias familiares y domésticas cotidianas las supo plasmar magistralmente en sus textos, pero, al mismo tiempo, insertando las facetas también siniestras e inquietantes que hasta la rutina más anodina puede ocultar.

De los relatos comentados, los que generaron más interés fueron «La lotería», «El amante demoniaco», «La muela», «Charles» y «Siete tipos de ambigüedad». «La lotería», el gran clásico que encumbró al éxito a su creadora, resultó, como cabía esperar, impactante para la mayoría. Mucho se debatió sobre las reacciones públicas, escandalizadas, furiosas, incrédulas, que provocó entre sus primeros lectores en The New Yorker en el año 1948 y que tan bien recoge la propia Jackson en «Biografía de una historia». Algunos de los intervinientes achacaron estas respuestas al puritanismo anglosajón, otros, en cambio, no las vieron muy lejanas de nuestro escenario mediático actual. En cualquier caso, la «La lotería» no pareció dejar indiferente a nadie.

«El amante demoniaco» suscitó un apasionado debate sobra la naturaleza más o menos realista del argumento y sus protagonistas, especialmente sobre la entidad imaginada o real del novio desaparecido. Algún lector señaló, muy certeramente, la sensación angustiosa que la00 lectura le consiguió transmitir con la búsqueda infructuosa de la protagonista en pos de su misterioso prometido. Pero, como otros bien señalaron, el retrato de la joven, sus ansias y neurosis, muestran también las desazones de una mujer de su tiempo acuciada por toda una serie de prescripciones sociales.

«La muela», que comparte muchas similitudes con el anterior, resulta, a decir de varios lectores, muy representativo de la vida de la propia escritora: mujer de familia que desea escapar para encontrarse a sí misma, sus anhelos, sus pasiones, su identidad opacada por tantos años de no priorizar sus propios intereses. La muela que extraen a la protagonista es un símbolo claro de todo lo que deja atrás, así como Jim, el misterioso hombre que se le aparece en el autobús, es la representación de un sueño ansiado, la evocación de la imaginación, el misterio que resuena tras el poético nombre de Samarcanda y todas sus resonancias mágicas.

«Charles», pieza autoficcional, recibió interpretaciones encontradas. Para algunos representa un entretenido episodio doméstico, mientras que, para otros generó angustia y desazón. Algunos otros, sin embargo, no dudaron en atribuir cualidades maléficas, demoniacas, al pequeño protagonista. Casi todos convinieron en señalar la distancia entre las expectativas que un padre puede poseer de sus vástagos y la realidad real de estos.

«Siete tipos de ambigüedad», como su propio título indica, generó respuestas ambiguas, desde aquellos que declararon que no acertaron a comprender el alcance del texto, hasta los que lo ensalzaron como uno de los mejores relatos del volumen. Los motivos de los protagonistas para hacerse con el libro en disputa dentro de la ficción pusieron un animado cierre al debate. Aunque, también, de una forma muy sucinta, se pudo hacer alusión a «Después de usted, mi querido Alphonse», breve pero logrado relato donde se evidencia el racismo cotidiano de la sociedad estadounidense de mediados del siglo XX.

En conclusión, Cuentos escogidos ha tenido una buena recepción entre los miembros de nuestro Club. Shirley Jackson ha resultado una autora generadora de opiniones muy diversas y de un diálogo muy fructífero. Sobre todo, cabe destacar el deseo manifestado por varios lectores de seguir profundizando en la obra y figura de esta escritora tras conocerla a través de estos cuentos.

Si un Club de Lectura tiene algún propósito, es precisamente este: motivar a los lectores a ampliar sus horizontes más allá de las lecturas propuestas.

Guía a la lectura: Cuentos escogidos, de Shirley Jackson

Por Rosa María Díez Cobo

Guía a la lectura, elaborada por Rosa María Díez Cobo para los socios del Club de lectura de la Universidad de León

Pincha  en la imagen para ver la Guía a la lectura, elaborada por Rosa María Díez Cobo para los socios del Club de lectura de la Universidad de León

Shirley Jackson

Shirley Jackson (San Francisco, 1916 – North Bennington, 1965) fue una escritora estadounidense que, a pesar de su prematura muerte y del número limitado de obras publicadas, se ha convertido en una de las figuras más aclamadas de la narrativa estadounidense del siglo XX. No obstante, este reconocimiento le llegaría tardíamente ya que, tras un cierto éxito en vida, su obra cayó en el olvido durante varias décadas. Ha sido en la actualidad cuando su maestría ha sido plenamente reconocida. Esto se ha traducido en un crecimiento exponencial de los estudios críticos sobre su corpus literario. No es casual que incluso su vida se haya llevado a la pantalla con una película, Shirley (2020), dirigida por Josephine Decker y producida por Martin Scorsese.

Autora de numerosos relatos ―algo más de 100―, de seis novelas, de dos ensayos autobiográficos y de diversas obras infantiles, Jackson se considera hoy día como una de las voces más singulares entre las generaciones de literatos de posguerra en Estados Unidos. Es sintomático que esta reciente revalorización de Jackson haya supuesto la traducción al español de varias de sus obras que, hasta hace pocos años, no se habían publicado en nuestra lengua.

Se graduó en la Universidad de Siracusa, en Nueva York, y desde su juventud, se volcó en la escritura tomando parte activa, además, en los círculos literarios de la época en la costa este de Estados Unidos. Se casó con el teórico y crítico literario Stanley Edgar Hyman, quien fue un decidido promotor de la obra de su esposa tanto en vida como póstumamente. Pero el peculiar y borrascoso matrimonio entre Jackson y Hyman, si bien siempre impulsado por el común amor de ambos cónyuges por las letras, también condicionó las expectativas personales de la escritora. Tanto esta relación como las características de la unidad familiar que fundaron son fundamentales para comprender muchas de las claves narrativas de sus obras.

Si tuviéramos que destacar algo dentro de la producción narrativa de Shirley Jackson, lo que a priori llama la atención es el eclecticismo de sus creaciones. No olvidemos que ella misma era consciente de la diversidad de facetas, aparentemente irreconciliable,  que poseía no solo como artista, sino como persona. Llegó a decir sobre sí misma: «This compound of creatures I call me» [Esta composición de criaturas que llamo yo]. Jackson tuvo una gran repercusión en vida con los libros de memorias familiares Life among the savages: an uneasy chronicle [Vida entre salvajes: una crónica incómoda] (1953) y Raising demons [Criando demonios] (1957), donde relata, en un tono cotidiano y humorístico la convivencia con su marido y sus cuatro hijos y la dificultosa conciliación de la vida doméstica con sus dedicaciones artísticas. Sin embargo, en la actualidad, se la reconoce fundamentalmente por su relato «La lotería» (1948)  ypor su magnífica novela de terror The haunting of Hill House [La maldición de Hill House] (1959). En relación con este último título ha influido, qué duda cabe, el gran éxito en 2018 de la serie homónima de Mike Flanagan, en la plataforma Netflix.

Pero no se limitó Jackson a explorar los extremos de lo familiar y de lo siniestro, sino que transitó por muy diversas esferas que abarcaron intereses tan amplios como lo social, lo psicológico, lo gótico, lo distópico, etc. De ahí, que sea una escritora difícil de encasillar en un género o tendencia lo que, entre otros aspectos, contribuyó a la oscuridad que cayó sobre su trabajo tras su muerte y hasta época reciente. Aunque, como señala Inés Martín Rodrigo, también durante su vida fue complicado asumir su oscilación entre géneros:

La intelectualidad de la época la menospreciaba por las piezas que escribía para revistas femeninas como «Good Housekeeping», «Mademoiselle», «Woman’s Day» o «Woman’s Home Companion». Se trataba, en realidad, de autorretratos cómicos que Jackson pergeñaba, en parte por diversión y en parte para mantener a su familia. «A muchos críticos les costaba imaginar que “La lotería” y “Aquí estoy, lavando platos de nuevo” pudieran haber salido de la misma máquina de escribir Royal. Aunque era muy popular en bastantes géneros, la confusión pudo costarle algunos votos y críticas serias. Lo cierto es que era una escritora profesional, que se sentía cómoda en diferentes voces literarias y estaba orgullosa de ello», argumenta su hijo. (ABC Cultura. «Shirley Jackson, la gran maestra de Stephen King»)

Pero no sería solo esta la única razón por la que, durante décadas, pasó prácticamente desapercibida. A este respecto, es interesante recordar las palabras del influyente crítico Harold Bloom sobre Jackson quien llegó a declarar que: «Her art of narration [stays] on the surface, and could not depict individual identities. Even “The Lottery” wounds you once, and once only» (Shirley Jackson, 2009) [Su arte narrativo se mantiene en lo superficial y no puede representar identidades individuales. Incluso «La lotería» te hiere una vez y solo una]. Insiste Bloom en su obra dedicada a Jackson que se trata de una narradora repetitiva, de tramas previsibles y sin capacidad para describir identidades individuales. Ruth Franklin, biógrafa de Jackson (Shirley Jackson: A rather haunted life, 2016) y una gran conocedora de su obra y de la recepción de esta, explica esta visión negativa que ha mantenido un sector de la crítica sobre la base de diversos factores relacionados que, asimismo, nos orientan sobre algunos de los aspectos más relevantes de su obra.

Fotografía de Laurence Jackson Hyman

Fotografía de Laurence Jackson Hyman

Por una parte, además de la dificultad de adjudicarla a un género, otra cuestión fundamental radicaría en que se trató de una escritora escribiendo sobre mujeres, cuitas y escenarios principalmente femeninos. En un tiempo donde la posición de las mujeres era socialmente secundaria, no es extraño que se viesen sus textos como una escritura carente de interés o del suficiente prestigio artístico o estigmatizada como «literatura de femenina». A este respecto, es famosa la anécdota relatada por la propia Jackson en su artículo «The third baby’s the easiest» (1949) sobre su ingreso en el hospital para dar a luz a su tercer hijo. En la recepción le preguntaron su ocupación laboral, a lo que Jackson respondió: «escritora». El recepcionista, sin embargo, ni corto ni perezoso, replicó: «Pondré simplemente ama de casa».

Señala también Franklin que algo que marcó el desinterés de la crítica es la inclinación de Jackson no solo por la variedad genérica sino, también, por su cultivo de géneros o temas de poca reputación o valoración como el terror, la literatura infantil, lo humorístico, lo doméstico, etc. Es elocuente que su obituario en el The New Yorker, revista que publicó muchos de sus relatos en vida de la autora, se titulase «Author of horror classic» [Autora de un clásico del terror], refiriéndose a «La lotería». Es decir, toda una carrera literaria con numerosos textos fundamentales se redujo a un solo relato al que, además, se tilda de «historia de terror» cuando este excede, con mucho, esa etiqueta.

Con el paso del tiempo, la valorización progresiva de las mujeres como artistas de pleno derecho y la mayor apreciación de los géneros «populares», ha contribuido, sin duda, a situar a Shirley Jackson en una posición más acorde a la maestría de sus creaciones. No olvidemos que, al mismo tiempo, lo que en su momento se consideró un demérito, puede haber contribuido a su auge actual. En palabras de su hijo Laurence Jackson Hyman: «Escribió en un estilo disperso, constante y atemporal, que se lee muy bien hoy en día» (ABC Cultura. «Shirley Jackson, la gran maestra de Stephen King»)

Carnet de Shirley Jackson de la Universidad de Rochester

Carnet de Shirley Jackson de la Universidad de Rochester

Shirley Jackson: Obras y reconocimientos

En vida, Jackson publicó una sola compilación de relatos The lottery and other stories (1949). Hay que tener en cuenta que la mayoría de sus narraciones breves aparecieron individualmente en diversas publicaciones periódicas de Estados Unidos. Todas las demás compilaciones de relatos existentes son posteriores a su muerte.

The Lottery 1949 Shirley Jackson

The Lottery. Shirley Jackson (Editorial: Farrar, Straus and Company, 1949)

En cuanto a las novelas, Jackson completó y publicó seis: The road through the wall (1948), Hangsaman (1951); The bird’s nest (1954); The sundial (1958); The haunting of Hill House (1959) y We have always lived in the castle (1962). Come along with me quedó inconclusa a su muerte y fue publicada póstumamente por su marido junto con otros textos en el volumen titulado Come along with me: part of a novel, sixteen stories, and three lectures (1968).

Como citábamos más arriba, sus libros de memorias le granjearon enorme éxito entre el público lector. Tres fueron los que publicó, los ya mencionados Life among the savages: an uneasy chronicle (1953) y Raising demons (1957), así como Special delivery: A useful book for brand-new mothers (1960). También publicó cuatro libros de literatura infantil.

En vida recibió galardones relativamente menores por su obra, muchos de ellos reconocimientos o nominaciones de revistas a algunos de sus relatos. Entre todos estos premios podemos destacar:

  • 1949 – Premio de relato O. Henry 1949 por «La lotería»
  • 1959 – «Mejor ficción de 1959» según el New York Times Book Review que incluyó a The haunting of Hill House
  • 1960 – Nominación al National Book Award por The haunting of Hill House
  • 1961 – Nominación al Premio Edgard Allan Poe a la mejor historia corta por «Louisa, Please Come Home»
  • 1962 – Listado de las «Diez mejores novelas» de la revista Time que incluyó a We have always lived in the castle

Paradójicamente, en 2007, se creó el prestigioso premio «The Shirley Jackson Awards» en honor a su autora. Hasta el día de hoy este galardón ha reconocido la obra de muchos escritores Como nota curiosa, podemos mencionar que en 2017 la argentina Samanta Schweblin, que participó en nuestro Club de lectura en 2021, lo recibió en la categoría de «Mejor novela corta».

 

Poética narrativa de Shirley Jackson

Como ya hemos visto, su obra no es fácil de clasificar lo que provoca que las características y temáticas que podemos mencionar en sus narrativas sean variopintas. Aquí vamos a intentar sintetizar algunas de ellas.

Ilustración de Miles Hyman para la adaptación gráfica de La Lotería

Ilustración de Miles Hyman para la adaptación gráfica de La Lotería

  • Los personajes de Jackson son, en su inmensa mayoría, femeninos. En distintas situaciones y localizaciones, emplazó la autora a decenas de protagonistas mujeres a las que retrata con una gran meticulosidad psicológica. En cambio, los personajes masculinos tienden a ser secundarios, más desdibujados y, en muchas ocasiones, incluso cómicos o grotescos.
  • Dichas mujeres, en casi todas sus narraciones, llevan existencias cotidianas aparentemente ordinarias, pero su psicología se presenta perturbada o se hallan en disyuntivas vitales irresolubles. A menudo se producen desdoblamientos, contradicciones y confusiones en la psique y comportamientos de los personajes de la autora. La propia Jackson calificó sus textos como «tratados sobre la ansiedad y la neurosis».
  • Estos estados ansiosos tendrían distintos orígenes: una relación ambivalente de las protagonistas con sus progenitores, especialmente con sus madres; descontento con su cuerpo («el cuerpo como un campo de batalla»); insatisfacción con su vida familiar o personal; incapacidad para adecuarse a los dictados sociales impuestos sobre las mujeres, etc. Todo ello se reflejará en una sensación de aprisionamiento y limitación que sufrirán muchas de estas protagonistas.
  • Hay que tener en cuenta que muchos de estos temas arriba citados nacen de la propia experiencia vital de Jackson. Tuvo una dificultosa relación con su madre incluso en la edad adulta y una relación de pareja poco convencional, que siempre le generó miedos y ansiedades. A ello también se sumó lo arduo de compatibilizar su profesión de escritora y su actividad de ama de casa y madre a tiempo completo. Asimismo, sus problemas de ansiedad no acabaron aquí. Su sobrepeso, que siempre la desazonó, le generó, entre otras cosas, problemas de salud hasta el final de sus días, a lo que se sumó la agorafobia que desarrolló en sus últimos años. Ambos factores repercutieron en su vida personal proyectándose, sin duda, en muchas de sus narraciones.

    "Este libro plantea la cuestión: ¿puede una mujer ser esposa, madre, ama de casa, cocinera, reparadora, mediadora y además  una magnífica escritora?"  (Propaganda de la contraportada de la obra La vida entre los salvajes. En la década de 1950, la respuesta esperada era “no”).

    «Este libro plantea la cuestión: ¿puede una mujer ser esposa, madre, ama de casa, cocinera, reparadora, mediadora y además  una magnífica escritora?»  (Propaganda de la contraportada de la obra La vida entre los salvajes. En la década de 1950, la respuesta esperada era “no”).

  • Los ambientes domésticos, las casas, son recurrentes en sus narraciones, muchas veces como espacios evocadores de claustrofobia y limitación personal y social. Pero esta simbología es ambivalente y, en otros textos, llegan a encarnar justamente valores contrarios.
  • Una gran habilidad no solo para accionar los resortes de géneros diversos, sino, también para combinar tonos y estilos diversos dentro de un mismo trabajo. De ahí que, como vemos en muchos de sus cuentos, y también en sus narrativas largas, Jackson demostró una enorme maestría en combinar lo mundano con lo siniestro, lo cómico con lo grave.
  • Jackson trabajó el humor y la ironía con especial habilidad y perspicacia en todas sus narrativas. De forma sutil, fue capaz de llevar a cabo una sátira social de muchos de los temores de los estadounidenses entre los años 40 y 60 del siglo XX.
  • Demostró una particular destreza en el desarrollo de los diálogos a través de los cuales vemos retratados la personalidad e intrincaciones de la mente de los personajes. A esto se suma la sutileza con la que, generalmente, también en los diálogos, se abordan muchos temas de forma oblicua. Muchos aspectos confusos de la vida de los protagonistas o de las tramas planean sobre diálogos plagados de dobles sentidos y ambigüedades que nunca alcanzan una resolución plena. Para desentrañar estas problemáticas, como la propia autora demanda, es necesario que el lector adopte una posición participativa.
  • Un gran interés por el mundo infantil. Además de sus libros de memorias familiares, donde retrató las tribulaciones cotidianas de su hogar y las travesuras de su prole, en otros muchos de sus textos vemos la presencia de protagonistas infantiles o de jóvenes. En muchas ocasiones, estos personajes menores de edad demuestran una espontaneidad y frescura que contrasta y pone en evidencia la rigidez impuesta por los convencionalismos sobre los protagonistas adultos.
  • El tema del racismo en Estados Unidos. Si bien no es un asunto que aparezca de forma consistente en sus narraciones, sí sobresale su presencia en algunos de sus mejores relatos. Siendo su marido de origen judío, la propia Jackson se vio expuesta a la hipocresía de una sociedad que, muy lentamente, caminaba hacia la eliminación de la mentalidad y las barreras legales y sociales discriminatorias que aún en los años de vida de la autora seguían vigentes en el país.
  • Además del anterior tema, siempre tratado desde un ángulo ingenioso, con enorme habilidad, destacan en su obra la presencia de personajes aislados, relegados por la comunidad biempensante, bien por su condición social o por algún aspecto de su vida.
  • Afición por el ocultismo, las tradiciones supersticiosas y la brujería. Jackson fue estudiosa e inclinada a estos asuntos e, incluso, tanto ella como su esposo aprovecharon para dar una misteriosa imagen pública de la autora como una suerte de bruja contemporánea. En varias de sus narrativas encontramos estos tópicos tratados de una forma más o menos explícita.
  • Por esto último y por su indagación de los aspectos más oscuros de la psique de sus personajes, a menudo se la ha relacionado con el movimiento literario del «gótico americano sureño» o del «nuevo gótico americano». Estos movimientos, subgéneros de la literatura gótica inglesa y del «primer gótico americano», tienen como características generales el retrato de una sociedad decadente, de personajes perturbados psicológicamente y de ambientes grotescos y degradados. A menudo los protagonistas de estas historias se encarnan en un antihéroe. En consecuencia, se ha comparado a Jackson con autoras coetáneas como Carson McCullers, Eudora Welty o Flannery O’Connor, entre otros. Sin embargo, aunque algunas coincidencias son reseñables, Jackson trasciende las fronteras de estos géneros.
  • Las ambientaciones de las historias de Jackson, con escasas excepciones, son contemporáneas a la autora y situadas en entornos urbanos o suburbanos de clase media acomodada. En esto también Jackson se basó en su propia vida y, aunque, relatos como «La lotería» parecen no acomodarse a este marco, sin embargo, si se examina en detalle, vemos que, en realidad, recoge mucho de su experiencia de vida en zonas suburbanas donde todos los habitantes tienen una relación estrecha entre sí.

"<yoastmark

La larga sombra de Shirley Jackson

Una de las claves en el renombre adquirido por Jackson son los elogios de escritores contemporáneos que han manifestado su admiración por la autora. En la escena internacional, entre los que siempre se mencionan, destaca Stephen King que ya, en su ensayo Danza macabra (1981) la consideraba una de sus principales influencias. En este mismo trabajo, en referencia a The haunting of Hill House afirma King: «esta y Otra vuelta de tuerca de Henry James son las dos únicas grandes novelas de lo sobrenatural en los últimos cien años». También, su novela Ojos de fuego (1980) está dedicada a Jackson con las siguientes palabras: «En memoria de Shirley Jackson, que nunca necesitó levantar la voz. The haunting of Hill House. «The lottery». We have always lived in the castle. The sundial»

Joyce Carol Oates es una de las mayores reivindicadoras de nuestra escritora. Además de elogiar a Jackson en numerosas ocasiones y contextos, ha participado activamente en la visibilización de la autora reeditando obras de esta (Shirley Jackson. Novels and stories, 2010), prologando sus textos o contribuyendo en antologías de cuentos en honor de la escritora (When things get dark, 2021). Oates ha comparado la maestría de Jackson con la de Edgard Allan Poe, Henry James o Edith Wharton («Editor Joyce Carol Oates on the enduring spell of Shirley Jackson»)

En lengua española, autores de lo inquietante como Patricia Esteban Erlés, David Roas o Mariana Enriquez han reconocido el magisterio de la estadounidense sobre su obra.

Esteban Erlés, en una entrevista en el Heraldo de Aragón, la reconoce como una de sus autoras de cabecera sobre todo por su agudeza a la hora de retratar el lado oscuro de los ámbitos domésticos y del universo femenino:

Creo que hay una caterva de autoras interesantísimas que han sabido contarnos la historia de la mujer como pájaro encerrado en una jaula, la casa, a través de la ficción. Me interesan mucho esas escritoras que saben mirar el ámbito doméstico e interpretarlo no como refugio, como lugar en el que sentirse a salvo, sino presa del cuidado de una familia, del propio hogar. Cuando esto consigue expresarse utilizando un molde fantástico me fascina especialmente, porque lo que se logra es perfilar el personaje/mansión casi como ente con una personalidad (y a menudo una maldad) propia. […] Ni que decir tiene que Shirley Jackson, auténtica señora de las casas encantadas, borda el mismo asunto en novelas muy conocidas como La maldición de Hill House o un texto a medio camino entre la autobiografía y el cuento fantástico, «Una casa vieja», que aparece en el volumen que contiene toda su narrativa breve. Creo que la amargura de Jackson al tener que ser solo una escritora a tiempo parcial, cuando sus muchas obligaciones como esposa y madre de cuatro hijos se lo permitían, sobrevuela toda su obra, refleja un problema acuciante: seguramente nos hemos perdido muchas grandes historias porque sus autoras debían anteponer una colada o la limpieza de armarios a su escritura.

David Roas manifiesta la deuda que tiene hacia el relato más famoso de Jackson de esta manera:

«La lotería» es uno de mis cuentos preferidos. Shirley Jackson es una de mis autoras de cabecera, y en ese relato alcanzó la perfección. La perfección del horror. El retrato de nuestra monstruosidad y nuestros absurdos, del abrumador peso de la tradición, de la barbarie…. Desde que lo descubrí cuando era estudiante en la universidad, no he podido escapar de él, lo utilizo en mis clases, lo releo una y otra vez… (Roas, Entrevista para Páginas de Espuma sobre Niños, 2022)

Enriquez le dedicó el artículo «La más rara del pueblo» (2014) en el suplemento Radar, de la revista argentina Página 12, donde señala, entre otras muchas cosas, la gran influencia de la autora sobre autores contemporáneos en lengua inglesa:

Joyce Carol Oates, cuya prosa y temas le deben mucho a Jackson, editó en mayo de 2010 el primer volumen dedicado a la autora de The Library of America, un síntoma de consagración. Y aparecieron otros entusiastas: Donna Tartt, Jonathan Lethem y muchos de los ganadores de los Shirley Jackson Awards, premios que se entregan desde 2007 y que recibieron los nombres más notables del fantástico y el terror, desde Neil Gaiman hasta Kelly Link, pasando por Karen Russell, Koji Suzuki, Yoko Ogawa o Lucius Shepard.

Enriquez remata su artículo aludiendo a las reticencias de parte de la crítica de listarla entre los grandes autores norteamericanos y concluye: «Y Shirley Jackson quizá no sea grande, pero es exquisita y poderosa hasta lo letal, como un caramelo venenoso.»

Aquí puedes explorar más enlaces que te ayudarán a pergeñar una visión más completa de la autora, de su influencia y de sus trabajos:

 

 

Cuentos escogidos

Información contenida en la contraportada (Minúscula, 2015)

 

Una mujer pasa el día de su boda buscando frenéticamente a su futuro marido, otra hace un extraño viaje nocturno en autobús, un librero satisface la, en apariencia, inofensiva solicitud de un cliente. Y, en el cuento más celebrado de Shirley Jackson, los pobladores de una aldea se reúnen para oficiar un inquietante ritual. «La lotería», uno de los relatos más turbadores que se hayan escrito nunca y un ícono en la historia de la literatura norteamericana, encendió la polémica cuando se publicó por primera vez, en la revista The New Yorker. Este volumen presenta una selección de los cuentos de Shirley Jackson e incluye tres conferencias de la autora, una de las cuales dedicada, precisamente, al escándalo que supuso la publicación de su texto más conocido.

Estructura y contenido del libro

Cuentos escogidos es una selección de relatos de Shirley Jackson realizada por la editorial española Minúscula. No se corresponde con ninguna publicación original en inglés con dicho título. Esta misma editorial ha publicado otras obras de Shirley Jackson como Siempre hemos vivido en el castillo (2012), Deja que te cuente. Cuentos inéditos, ensayos y otros escritos (2018), La maldición de Hill House (2019) o Hangsman (2022).

ndice de "Cuentos escogidos" de Shirley Jackson en editorial Minúscula

índice de «Cuentos escogidos» de Shirley Jackson en editorial Minúscula

La selección está dividida en dos partes. La primera incluye siete relatos de ficción tomados del volumen The lottery and other stories, publicado originalmente en 1949, aunque estas historias ya habían aparecido previamente en revistas periódicas, como es el caso de «La lotería», publicada en 1948 en The New Yorker.

Asimismo, una segunda parte titulada «Tres conferencias y un cuento» consta de cuatro textos ensayísticos, tres conferencias impartidas en vida por la autora y un escrito de temática familiar. Proceden estas obras del volumen póstumo editado por Hyman en 1968 titulado Come along with me: part of a novel, sixteen stories, and three lectures. Esta segunda sección, según la editora de Minúscula: «[…] complementa el volumen y muestra otra faceta de Shirley que habla de lo que para ella significa escribir, su escritura en sí, entre otras cosas» («Shirley Jackson: cuentos y ensayos de una escritora memorable»)

El volumen no es muy extenso y facilita una cata de los temas y claves literarias de Jackson. Supone una aproximación incipiente y muy atractiva para aquellos que se introduzcan por primera vez en la narrativa de la autora.

Entre los relatos, «El amante demoniaco» es un buen ejemplo de los textos donde una mujer joven se ve asediada por las exigencias sociales de la época hasta el punto de que su integridad mental y su propia identidad peligrarán. Sin embargo, para comprender todo el alcance de este cuento, es necesario tener en cuenta que la presencia de un personaje de características «demoniacas» no es único en los relatos de la autora. Además, en el original The lottery and other stories, el volumen concluye con el fragmento de una de las variantes del poema tradicional, «The daemon lover», de la antología de baladas inglesas y escocesas populares compilado por James Harris bajo el título Child ballads (The english and scottish popular ballads) (1882-1889). Puede ser interesante ser consciente de esta fuente de inspiración para comprender mejor el sentido de la historia:

"The Demon Lover" (también conocido como James Harris, James Herries o The House Carpenter) es una balada popular británica que cuenta la historia de un hombre (el Diablo), que regresa con una ex amante después de una ausencia y la encuentra con marido e hijos. El diablo la incita a dejarlos a todos y abordar un barco, destinado no a un futuro brillante como ella cree, sino al infierno, donde rompe el barco en dos y ella se ahoga.

«The Demon Lover» (también conocido como James Harris, James Herries o The House Carpenter) es una balada popular británica que cuenta la historia de un hombre (el Diablo), que regresa con una ex amante después de una ausencia y la encuentra con marido e hijos. El diablo la incita a dejarlos a todos y abordar un barco, destinado no a un futuro brillante como ella cree, sino al infierno, donde rompe el barco en dos y ella se ahoga.

She set her foot upon the ship,
No mariners could she behold;
But the sails were o the taffetie,
And the masts o the beaten gold.

She had not sailed a league, a league,
A league but barely three,
When dismal grew his countenance,
And drumlie grew his ee.

They had not saild a league, a league,
A league but barely three,
Until she espied his cloven foot,
And she wept right bitterlie.

‘O hold your tongue of your weeping,’ says he,
‘Of your weeping now let me be;
I will shew you how the lilies grow
On the banks of Italy.’

‘O what hills are yon, yon pleasant hills,
That the sun shines sweetly on?’
‘O you are the hills of heaven,’ he said,
‘Where you will never win.’

‘O whaten a mountain is yon,’ she said,
‘All so dreary wi frost and snow?’
‘O yon is the mountain of hell,’ he cried,
‘Where you and I will go.’

He strack the tap-mast wi his hand,
The fore-mast wi his knee,
And he brake that gallant ship in twain,
And sank her in the sea.

(243F: James Harris, The daemon lover)

 (Pista 2: The Daemon Lover)

«La bruja» es una historia corta de protagonismo infantil y desarrollada en un escenario sumamente cotidiano. Como en muchas narraciones de Jackson, bajo la aparente futilidad de la escena relatada, se puede atisbar un trasfondo ambiguo, más oscuro.niño ventanilla tren

 

«Después de usted, mi querido Alphonse» es también un breve pero brillante relato en forma dialogada en su totalidad. Su título se basa en unas viñetas cómicas de principios de siglo, donde personajes de compostura demasiado formal no aciertan a desenvolverse en sus acciones con fluidez a causa de su extrema amabilidad y deferencia. Los dos niños emulan, a modo de juego, estas viñetas, mientras la señora Wilson, madre de Johnny, practica una amabilidad condicionada por sus prejuicios y asunciones raciales.

Frederick Burr Opper’s Alphonse and Gaston (1906)  para  American Journal Examiner)

«Charles» es una historia de origen autobiográfico que recoge, ficcionalizada, una anécdota escolar del hijo mayor de Jackson, Laurence Jackson Hyman. Bajo su aparente sencillez e intrascendencia, se pueden extraer interesantes conclusiones comunes con otros relatos de la autora en lo que se refiere a las interferencias que en la vida se dan entre lo real y lo ficticio.

«Siete tipos de ambigüedad» comparte título con un famoso volumen de crítica literaria inglesa publicado por William Empson en 1930 y que se convierte en un curioso objeto de deseo dentro del texto de Jackson.

«La muela» es un buen ejemplo de los varios relatos protagonizados por una mujer casada y madre de familia que se halla, de improviso, en una encrucijada vital donde, partiendo de lo cotidiano, se adentra en el terreno de lo extraño.

Finalmente, «La lotería» es el relato por antonomasia de Shirley Jackson. Fue esta pieza la que catapultó su nombre en Estados Unidos, no necesariamente por los mejores motivos. La perfecta construcción de la trama, de su tempo, y la hilvanada narración de un día, supuestamente convencional, dentro de una pequeña comunidad rural no identificada, ha provocado que sea este relato junto con La maldición de Hill House los que se asocian indefectiblemente al nombre de su creadora.

 

En la sección ensayística dos de los textos, «Experiencia y ficción» y «Notas para un joven escritor» recogen las visiones de Jackson sobre el origen y el proceso de escritura literaria y la particular conexión del narrador con sus ideas y materiales de trabajo. El segundo de estos textos lo elaboró Jackson teniendo a su hija Sarah en mente, la cual, desde niña, compartió intereses creativos con su madre.

«La noche en que todos tuvimos la gripe» es una muestra de la escritura de experiencias domésticas de Jackson. La anecdótico y cotidiano de lo relatado, sin embargo, nos puede poner sobre la pista de las limitaciones que la autora afrontó en el seno de su hogar para desarrollar su carrera artística en plenitud.

Ilustración de Herbert Danska para «La noche en que todos tuvimos la gripe», Harper's , enero de 1952.

Ilustración de Herbert Danska para «La noche en que todos tuvimos la gripe», Harper’s , enero de 1952.

«Biografía de una historia» es la crónica de las reacciones públicas tras la publicación de «La lotería» en The New Yorker. La conferencia que da origen a este ensayo supone un magnífico análisis cargado de humor y gracejo de los pruritos lectores y la confusión que en ocasiones pueden sufrir los lectores para discernir los límites de la realidad y la ficción.

Lectura

Shirley Jackson tuvo siempre muy en cuenta al lector a la hora de trazar sus historias. Sus narraciones son directas y de fácil lectura ya que la autora descartaba todo lo que no contribuyera al fluir natural de la historia. La cotidianidad de la mayoría de los escenarios y personajes también ayudan a una identificación e interpretación de las situaciones. Aunque no hay que dejarse engañar por la aparente simplicidad de las historias. Tras todas ellas late la ambigüedad y muchos más sentidos de los que podría apreciarse tras una lectura superficial.

Aquí tienes algunas de las cuestiones que te pueden ayudar a enfocar mejor tu lectura:

  1. Los títulos de los relatos y de los ensayos son muy directos en la mayoría de los casos, una especie de resumen de la trama o de focalización sobre el asunto o ente principal, ¿qué opinas de su elección por parte de la autora?
  2. ¿Cómo calificarías el estilo de la prosa de Jackson y los recursos empleados en sus narraciones? ¿Te han resultado complejas de leer o de interpretar?
  3. En mi presentación me he referido a las razones generalmente argüidas por las que esta escritora no ha sido tenida en cuenta hasta la actualidad. Tras la lectura del libro, ¿consideras que, efectivamente, estas razones pudieron determinar el olvido de su obra, o encuentras alguna posible motivación más?
  4. También me he referido al eclecticismo de sus intereses y temas: ¿crees que la selección de Minúscula lo refleja adecuadamente?
  5. «El amante demoniaco» es una de las historias más desasosegantes e «irresueltas» argumentalmente de la compilación, ¿qué sensaciones te ha causado? ¿Consideras imprescindible conocer la inspiración de Jackson en la balada tradicional «The daemon lover» para interpretarla?
  6. «La bruja» es uno de los muchos retratos de vida familiar que encontramos dentro la prosa de la autora. Aparentemente estamos ante la narración de una anécdota con algún toque inesperadamente siniestro, ¿cómo has interpretado tú la historia?
  7. «Después de usted, mi querido Alphonse» es, junto el relato «The Flower Garden», el que apunta de forma más directa hacia los prejuicios y problemáticas raciales de las clases medias estadounidenses de la época. Pero, a diferencia del segundo relato, donde toda una comunidad aparece retratada negativamente, aquí Jackson se ha basado en una pequeña y cómica escena familiar, ¿te parece efectiva esta forma de enfocar un asunto tan grave?
  8. «Charles» es una simpática aproximación al universo de la infancia y su particular sentido del mundo. Pero, considerando los intereses de la autora, ¿crees que puede encerrar un sentido ulterior más allá del relato de una travesura infantil?
  9. «Siete tipos de ambigüedad» es quizá, como su título anuncia, uno de los relatos más desconcertantes de la selección, ¿qué sentido crees que la autora le ha querido aportar?
  10. «La muela» es un intrigante relato tanto en lo que se refiere a la estructura, como a la caracterización de su protagonista y al devenir de la trama. ¿Qué te ha sugerido su lectura? ¿Cómo has interpretado la presencia del extraño que conoce en su viaje en autobús? ¿Qué papel juega la muela que se extrae la protagonista? ¿Qué simbolismo crees que posee?
  11. «La lotería» representa la cima literaria de Jackson, aunque la escribió tempranamente en su carrera. Ha alcanzado estatus de mito tanto por su brillantez, como por la rapidez de su proceso creativo, así como por las reacciones del público lector. Desde tu punto de vista, ¿dónde crees que radicaría la calidad de este relato? ¿Te ha impactado su final?
  12. En relación con las críticas sufridas por «La lotería» tras su publicación, ¿por qué crees que tantos lectores supusieron que podría estar narrando hechos reales? ¿Qué te parecen las opiniones más escandalizadas que cita Jackson en «Biografía de una historia»? ¿Crees que ese tipo de reacciones se podrían producir hoy en día?
  13. En cuanto a sus ensayos «Experiencia y ficción» y «Notas para un joven escritor», ¿crees que lo que teoriza Jackson en estos escritos se halla reflejado en las ficciones de Cuentos escogidos? ¿Te ha llamado la atención alguna cuestión en los planteamientos que expresa Jackson sobre la práctica del arte literario?
  14. ¿Qué te ha parecido «La noche en que todos tuvimos gripe»? ¿Crees que, más allá de entretenida anécdota familiar, la autora quiso transmitir algo más sobre los condicionamientos familiares que como mujer y escritora tuvo que enfrentar?

    Shirley Jackson, en casa, con sus cuatro hijos, en 1956 (fotografía de Erich Hartmann)

    Shirley Jackson, en casa, con sus cuatro hijos y su perro, en 1956 (fotografía de Erich Hartmann)

XI edición del Club de lectura de la Universidad de León

 

¡Ya está todo  preparado para celebrar la XI edición del Club de lectura de la Universidad de León!

Los encuentros serán en octubre
pero nosotros ya te anticipamos nuestras propuestas:

PROGRAMA DE MANO PARA IMPRIMIR

Lectura 1: Cuentos escogidos, de Shirley Jackson 

(pincha para más  información)

 

—Dicen que en el pueblo de arriba están hablando de suprimir la lotería —comentó el señor Adams al viejo Warner. Este soltó un bufido y replicó:

—Hatajo de estúpidos. Si escuchas a los jóvenes, nada les parece suficiente. A este paso, dentro de poco querrán que volvamos a vivir en cavernas, que nadie trabaje más y que vivamos de ese modo. Antes teníamos un refrán que decía: «La lotería en verano, antes de recoger el grano». A este paso, pronto tendremos que alimentarnos de bellotas y frutos del bosque. La lotería ha existido siempre —añadió, irritado—.
Jackson (2015). Cuentos escogidos (1a ed.). Minúscula. (La lotería, cuento)

  • Martes 3 de octubre – Sesión de Guía a la lectura, a cargo de Rosa María Díez Cobo
  • Martes 10 de octubre – Sesión de Coloquio de los socios

————————————————————————————————————

Lectura 2: De bestias y aves, de Pilar Adón

(pincha para más información)

Encendió la luz del interior porque seguía notando algo en el cuello, y vio que una mariposa se había colado en el coche. Tenía que hacer que saliera porque empezaba a golpearse contra el techo. La localizó en el retrovisor central. Tan pronto velada como luminosa. Incapaz de quedarse quieta.

La siguió con la mirada. Los tonos de las alas oscuros y al segundo, brillantes. Dándose contra los cristales de las ventanas. El dibujo de una mariposa era la imagen de una mariposa y no la propia mariposa. Pero aquello era una mariposa de verdad. Volvió a localizarla y siguió el revoloteo. Bajó de nuevo la ventanilla esperando que se marchara, pero la mariposa no dejaba de golpearse, ahora contra los cristales traseros, sin entender que no era por ese sitio por donde debía salir. Quizá le estuviera sucediendo a ella lo mismo. Quizá hubiera alguien cerca o lejos, arriba o abajo, deseando explicarle cómo salir de esa carretera, pero ella no terminaba de enterarse. No sabía interpretar las indicaciones. Al menos, intentaría evitarse los topetazos que se estaba dando la mariposa contra los asientos en su afán de escapar.
Adón. (2022). De bestias y aves (1a ed.). Galaxia Gutenberg. pág. 28)

  • Martes 17 de octubre – Sesión de Guía a la lectura, a cargo de Natalia Álvarez Méndez
  • Martes 24 de octubre – Sesión de Coloquio de los socios
  • Lunes 30 de octubre – Sesión de Encuentro entre socios y autora

————————————————————————————————————

Lectura 3: Mientras estamos muertos, de José Ovejero

(pincha para más información)

Lo he contado ya, todo esto lo he contado ya, en novelas y en cuentos. Esa vida áspera de mi infancia, la brutalidad indiferente en el colegio, la competición que manteníamos para humillar a los compañeros más débiles, los celos que mi padre sentía hacia mí y cómo me hacía pagar que mi madre fuese tan cariñosa conmigo. Yo era el pequeño, yo era el inteligente, yo era el sensible. Mi madre podía proyectar sobre mí sus nostalgias, y mi padre, incapaz de colmar ninguna de ellas, tomaba nota. No es nada nuevo, ya digo, lo he escrito una y otra vez gracias a las máscaras que me fabrico con mis personajes. Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda costa. Escribir es disfrazar las cosas para poder ver su rostro real.
Ovejero. (2022). Mientras estamos muertos (1ª ed.). Páginas de Espuma. pág. 12.

  • Martes 7 de noviembre – Sesión de Guía a la lectura, a cargo de Álvaro Acebes Arias
  • Martes 14 de noviembre – Sesión de Coloquio de los socios
  • Martes 21 de noviembre – Sesión de Encuentro entre socios y autora

————————————————————————————————————

 

Lectura 4: La familia, de Sara Mesa 

(pincha para mas información)

Mírala desde el ojo del sueño. El pasillo como centro geográfico y frontera. Estancias a los lados. Recórrelo sin ser vista, de una punta a otra. O cruza, de una habitación a la de enfrente, mediante un salto limpio. Arriésgate a entrar. Quizá ya hay alguien dentro, no lo sabes. En caso de que sí, calla, recula. En caso contrario, no eches el cerrojo. No hay cerrojo.

Mírala bien, antes de despertar. Los puntos ciegos y las madrigueras. Palabras que significan justo lo contrario de lo que aparentan, tramposillas. El peine que traza la ordenada raya en medio y el revoltijo de pelos debajo del colchón. La puerta del armario que no cierra del todo. La rendija que queda. Los ojos que espían.
Mesa. (2022). La familia (1ª ed.). Editorial Anagrama.

  • Martes 28 de noviembre – Sesión de Guía a la lectura, a cargo de Ana Abello Verano
  • Martes 12 de diciembre – Sesión de Coloquio de los socios
  • Martes 19 de diciembre – Sesión de Encuentro entre socios y autora

 

¿Quieres venir a leer con nosotros?
(pincha para más información)

El narratario

En nuestras píldoras de teoría de la literatura ya hemos hablado de varios conceptos: el tiempo, el espacio o, uno de los más interesantes, el narrador, entidad literaria ficticia que no debe confundirse con la figura del autor real (persona de carne y hueso que se sitúa fuera del texto).

En los extremos de la comunicación narrativa, como emisor y receptor se encuentran:

  • El autor real, que se sitúa fuera del texto y se  corresponde con la persona física que lo redacta. Conocer la vida del autor real puede ayudarnos a comprender una historia (crítica histórica), pero no tiene por qué ser así.
  • El lector real,  que también se sitúa fuera del texto y es el correlato del autor real.

También fuera del texto propiamente dicho se encuentran los constructos de autor implícito y lector implícito  (o implicado).  Son modelos mentales, estrategias narrativas   que se van acercando al hecho de la creación  y comunicación literaria:

  • Autor implícito  es el término que hace referencia al autor que se proyecta desde el texto y con quien el lector dialoga; el autor implícito —creación al fin del lector— puede o no coincidir en sus ideas con la persona  real que creó la obra, incluso cuando se trata de poesías líricas o ensayos. Y mucho menos en los tiempos actuales, en los que ChatGPT es capaz de escribir sobre cualquier tema y en cualquier estilo.
    Tampoco debemos confundir al autor implícito con el narrador de una obra.
  • Lector implícito hace referencia al lector modelo que el autor crea en su mente a la hora de escribir su obra. Es su modelo ideal, el perfil de público al que va dirigido su texto, con quien conecta presuponiendo su edad, características, nivel  de formación, intereses…

Dentro del texto literario propiamente, como en todo acto comunicativo, en la narración intervienen un emisor y un receptor: alguien cuenta una historia a otra persona.

  • El narrador es la figura del discurso que cuenta la historia. Esta definición tan simple presenta sin embargo variadas complejidades como hemos  visto en la entrada correspondiente al narrador.
  • El narratario es el destinatario del discurso y dentro de él se  sitúa al mismo nivel que el narrador, aunque no es tan fácil de identificar como él.  Si bien a veces se menciona explícitamente en el texto, la mayoría de las veces son solo figuras implícitas, pocas veces mencionadas o incluso reconocidas. Según esta idea, podemos hablar de esta figura literararia con tres perfiles distintos:
      • narratario personaje (integrado en el relato)
      • narratario invocado (el narrador hace una apelación directa a él)
      • narratario ausente (no está explícito, pero existe)

 

Al igual que los narradores, los narratarios pueden ser externos o internos al mundo de la historia:

    • Los narratarios externos generalmente quedan implícitos y podrían confundirse fácilmente con lectores implícitos o reales. Incluso cuando el narrador se dirige al narratario como «lector», no significa que de hecho se esté dirigiendo al lector real (o incluso al lector implícito). En este caso, la etiqueta ‘lector’ es simplemente el término empleado por el narrador para dirigirse a un narratario externo indeterminado.  De hecho, el narrador de una historia nunca puede dirigirse al lector implícito, que es necesariamente externo al discurso que da existencia al propio narrador.
    • Los narratarios internos también pueden quedar implícitos, en cuyo caso es difícil distinguirlos de los externos. Cuando se identifican durante la narración, los narratarios internos tienden a ser personajes menores. También hay casos de narratarios colectivos, cuando el narrador se dirige a una audiencia en lugar de a un solo destinatario, así como casos  (algunos diarios íntimos) en los que el narrador y el narratario son idénticos.

Finalmente y para mayor regocijo lector, es oportuno recordar que no es infrecuente que la narración en prosa de ficción a veces es compartida por múltiples narradores y puede dirigirse a múltiples narratarios, con las diferentes partes de la narración presentadas como una secuencia de capítulos.  🙂

El lector activo (Sonia Pulido)

El lector activo (Sonia Pulido)