Te recomiendo un libro. Seguro.

«Las cosas que quiero saber están en los libros; mi mejor amigo es aquel que me recomienda un libro que no he leído.»

Seguro que conoces esta frase de Abraham Lincoln.

Seguro que también conoces esta escultura del propio Lincoln: se trata de la figura del presidente norteamericano que la escultora Vinnie Ream (1847-1914) esculpió para la Rotonda del Capitolio de Washington.

Seguro que no has oído hablar jamás de Vinnie Ream… la mujer que en 1866 y con solo 18 años recibió el encargo de realizar esta  enorme estatua del mandatario.

Seguro que puedes citar docenas de «grandes maestros del arte» pero desconoces el nombre de “grandes maestras” a pesar de admirar su obra. Mujeres que se ganaron esforzadamente ese título al aprobar los exámenes que las organizaciones gremiales establecían para conceder el derecho a practicar como profesionales el oficio artístico. ¿Quieres conocerlas?

A muchas de ellas las hemos recuperado gracias a la obra «Ellas mismas. Autorretratos de pintoras». Ese libro supuso, por así decir, la presentación al gran público de estas extraordinarias artistas. Si participaste en el crowdfunding de ese título (nosotros sí lo hicimos 🙂 ) estarás orgullos@ del resultado obtenido (nosotros sí lo estamos 🙂 )

Ahora puedes completar el logro colaborando de nuevo en el proyecto, pues Ángeles Caso propone «Grandes maestras. Mujeres en el arte occidental. Renacimiento-Siglo XIX»,  el segundo tomo de esta obra sobre la recuperación del arte de las mujeres. Este nuevo volumen ofrece una amplia visión de la obra de más de cien pintoras, escultoras y fotógrafas del pasado. Tú puedes hacer que su creación se rescate del olvido. Y merece la pena que así sea. Seguro. 

Aquí tienes  el enlace a la plataforma de recogida de fondos (crowdfunding), donde puedes ver todos los detalles, tanto del libro como del sistema, totalmente transparente, de funcionamiento de la plataforma Verkami.

Aquí puedes participar

 

V Congreso Internacional de Ficción Criminal

ABIERTO AL PÚBLICO GENERAL. ASISTENCIA GRATUITA.

El Departamento de Filología Moderna de la Universidad de León organiza su V Congreso Internacional de Ficción Criminal, cuyo objetivo es «proporcionar visiones y análisis críticos del papel de las humanidades, concretamente el cine y la literatura, en el diagnóstico de los cambios tectónicos que sacuden la existencia humana global y sus consecuencias para el futuro. El compromiso de grandes autores y sus obras consiste en propagar el conocimiento de una realidad que los poderes dirigentes mantienen fuera de los canales de comunicación de masas. Los trabajos presentados consideran el modo en que la literatura y el cine se rebelan contra esas nuevas fuerzas dominantes – políticas, científicas, tecnológicas, económicas, etc. – responsables de perpetuar los crímenes contra la humanidad».

Para aquellos estudiantes que deseen obtener un certificado de asistencia y el reconocimiento de 1,5 ECTS, el precio de matrícula es de 15€.

A continuación os ofrecemos el programa, que también podéis encontrar en su PÁGINA WEB:

NOTA: Las sesiones de mañana tendrán lugar en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, en el Campus de Vegazana. Las sesiones de tarde, en el edificio de la Fundación Sierra-Pambley, C/ Sierra Pambley, 2 (Plaza de la Catedral). 

 

 

¿Quieres ayudarnos a difundir esta información? 

– Menciona al TWITTER OFICIAL DEL CONGRESO@crimfic_ule

– Comparte su PÁGINA WEB OFICIALhttp://ulelct.unileon.es/

– Descarga el tríptico informativo AQUÍ

– Descarga el programa AQUÍ

– Descarga el cartel AQUÍ 

 

 

«Palabras mayores», de Emilio Gancedo. Coloquio de los lectores.

«Durante medio año Emilio Gancedo se echó a la carretera y pacientemente hizo un recorrido por la diversidad y heterogeneidad de lo que hoy llamamos España. En su camino se encontró y charló largo y tendido con personas vinculadas al medio rural, todas ellas cultivadoras de recuerdos, ejemplos comprometidos con la memoria viva. Fruto de ese trabajo es Palabras mayores, una suma de historias, recuerdos, anhelos y enseñanzas de una generación, los nacidos antes o inmediatamente después de la guerra civil, a quienes prácticamente hemos dejado de escuchar; un libro que rescata muchas experiencias y enseñanzas útiles para el presente de unas gentes extraordinarias que pasaron en pocas décadas del Neolítico a Internet(x)

Pastores de Girona, fotografía de la exposición “Senderos de la Memoria. Una mirada sobre la España rural (1948-1968)» del MARM (2011)

En el coloquio del pasado jueves, nos propusimos averiguar qué ha significado para nuestros lectores ese viaje por la memoria viva de los pueblos de España que nos propone Emilio Gancedo en Palabras mayores.

Muchos de los participantes afirmaron haber encontrado en el libro no solo un homenaje a todas esas pequeñas historias (de dolor y sufrimiento, pero también de alegría y solidaridad) de las que se conforma la Historia de nuestro país, sino también un intencionado juego de las «siete diferencias», es decir, una invitación a reflexionar acerca de en qué se parecen y en qué se diferencian la España (y los españoles) de la posguerra y la actual. Los lectores hicieron hincapié en las consecuencias de la reciente crisis económica en lo que se refiere a pérdida de derechos fundamentales, necesidad y exilio, situaciones que los protagonistas del libro también tuvieron que atravesar en su infancia y juventud. El factor determinante es, para los lectores, la esperanza, pues en Palabras mayores escuchamos las voces de una generación a la que, a diferencia de la nacida en tiempos de democracia, no le fueron prometidas grandes fortunas ni privilegios, por lo que no está familiarizada con el concepto de «decepción». La falta de esperanza de encontrar un futuro mejor en su tierra, entonces igual que ahora, tiene como resultado la emigración de incontables españoles a tierras lejanas, pero los lectores se preguntaron si acaso no se ha producido un radical cambio de mentalidad tanto en los países receptores de emigrantes como en aquellos que se ven en la necesidad de emigrar, pues, si bien es cierto que los movimientos nacionalistas que se oponen a la llegada de inmigrantes vuelven a estar en auge en Europa, el emigrante español de la actualidad suele ser una persona joven altamente cualificada que, incapaz de incorporarse al mercado laboral por las vicisitudes de la crisis, decide trasladarse a un lugar donde su formación sea más apreciada y mejor remunerada.

Por otro lado, nuestros lectores tuvieron en cuenta que los conceptos de «éxodo» y «exilio» no solo son aplicables al fenómeno que empuja a nuestros jóvenes fuera de nuestras fronteras o a la huida desesperada de quienes temen ser represaliados por un régimen totalitario, sino que también podemos hablar del éxodo rural, que se manifiesta como uno de los temas fundamentales del libro. No obstante, en ninguno de los casos, tal como recuerda uno de los protagonistas, se trata de un hecho alegre: «Abandonar tu pueblo no es una mudanza. He visto gente esquivándose unos a otros para que no los vieran llorar».

Emilio Gancedo junto a uno de los protagonistas de «Palabras mayores»

Cuando debatimos acerca de las cualidades humanas que poseen personas como las que aparecen en Palabras mayores, cualidades que hicieron posible que sobrevivieran a la violencia, la desolación y el hambre, los lectores destacaron la importancia del apoyo social mutuo en el medio rural, un hecho que aparece de forma recurrente en todos los testimonios. «¿Es también la solidaridad la respuesta a todos nuestros problemas actuales, o acaso el mundo de ayer era muy distinto al de ahora?», nos preguntamos, quizá sabiendo que no existe una respuesta definitiva.

«Mi cabeza es una despensa de memorias», asegura uno de los personajes. La pregunta de qué podemos aprender de los recuerdos de quienes nos precedieron fue una de las más repetidas durante el coloquio. Por una parte, en opinión de nuestros lectores, nos recuerdan de dónde venimos, mientras que, por otra, nos instan reivindicar la figura de los mayores como fuentes de autoridad y sabiduría, frente a la triste mentalidad de muchas personas que los consideran un problema del que hay que librarse. Los protagonistas de Palabras mayores nos demuestran que siempre es posible encontrar tiempo para ayudar a los demás y que los más importante es permanecer fiel a uno mismo, sin las prisas y la hipocresía propias de la sociedad actual. Los asistentes coincidieron en que los habitantes del medio rural, en especial los más mayores, en absoluto responden a los estereotipos que egoístamente les hemos asignado, y alabaron la frase de aquel anciano maragato que decía: «Mis padres no pudieron darme estudios, pero sí me dieron educación». A continuación, se preguntaron si acaso actualmente  no solemos considerar que ambos términos son equivalentes.

Emilio Gancedo con una de sus entrevistadas

Nuestros lectores concluyeron que Palabras mayores nos enseña que debemos defender y respetar no solo a nuestros mayores, sino a la tradición rural en general, que tiende a ser universal, algo que nos demuestran las preocupaciones y enseñanzas de los protagonistas de este libro, desde Galicia hasta Gran Canaria. El mundo rural resulta asombroso no solo por sus costumbres sino también por su sabiduría, que no solemos apreciar. Hay quienes argumentan que en esta lectura nos encontramos ante personas heroicas, pues han luchado por sí mismas contra situaciones adversas y desesperadas y han ayudado a otros en situaciones de necesidad de forma desinteresada. No son personas perfectas ni héroes clásicos, caracterizados por su rectitud moral y hazañas sobrehumanas, pero nos invitan a aprender de su experiencia y nos ayudan a mejorar. Si tuviéramos que quedarnos tan solo con una de sus enseñanzas, elegiríamos la del mercantil valenciano: «Yo dejé de ir al colegio a los diez años…pero desde los catorce llevo siempre un libro en el bolsillo. Lo último que quiero es perder el tiempo».

El próximo jueves, 18 de mayo, recibiremos la visita de Emilio Gancedo, autor de Palabras mayores. 

 

 

Primer domingo de mayo, Día de la Madre

Madres. Generosas, atentas, sufridoras, hermosas, repletas de amor… O, al menos, eso es lo que nos enseñaron los cuentos que, en nuestra más tierna infancia, leíamos  cada noche con avidez hasta que sentíamos ceder los párpados. Pero, ¿qué nos enseñaron estas madres de ficción? ¿Acaso que el mundo es un lugar idílico, donde solo existen las personas buenas y los finales felices, o que solo hay una forma posible de ser madre y de ser mujer? Hoy os proponemos esta reflexión de María José Solano para Zenda (01/05/2016):

Mis villanas favoritas: las madrastras

«La literatura infantil está plagada de madres bondadosas de cuento, sacrificadas, pacientes, inteligentes, bellas…, referentes que han sido casi tan importantes para nuestra infancia como las propias madres de cada uno. Mamás de papel fundidas en la voz y la imagen de aquellas otras que nos leían sus historias antes de apagar la luz.

Las madres de los cuentos afianzaron con su bondad nuestra confianza, minimizaron nuestro desvalimiento, ahuyentaron nuestras pesadillas, pero ¡ay!, también nos acostumbraron a creer ciegamente en la bondad del ser humano mintiéndonos piadosamente para ello, porque no hay otra manera posible de mostrar un mundo que no es, lleno de generosidad, honradez, lobos buenos, príncipes azules y amigos leales.

Las madres de los cuentos, en realidad y si lo pensamos bien, no nos ayudaron demasiado a entender.

Por eso en este mes de mayo de las madres, queremos rendir homenaje a aquellos personajes que tal vez nos influyeran más de lo que creemos, trazando con su presencia amenazante la (indispensable) línea de sombra de nuestra infancia. Se trata, por supuesto, de las Madrastras.

Ellas sí supieron abrirnos los ojos, nos enseñaron a estar alerta, a ser valientes, cautos, a no decaer, a luchar por lo que nos dicta nuestro corazón, a ser humildes frente al espejo y valerosos en el bosque, a no aceptar regalos de desconocidos, a comprender la oscura naturaleza humana. Nos ayudaron en definitiva a crecer sin renunciar a nuestros sueños, pero siendo cada vez más fuertes y seguros, con la intuición infantil (que florecerá en certeza adulta) de que el ser humano es el más peligroso de todos los monstruos que puedan poblar los planetas y que al final nada es lo que parece. También nos ayudaron a asomarnos al abismo de nosotros mismos, a analizar nuestras capacidades, conocer nuestros límites y reconocer a los leales que a pesar de todo saben mantenerse a nuestro lado.

Las madrastras de los cuentos personifican los defectos humanos, los focalizan y exageran y de esta manera nos alertan del peligro, porque al fin y al cabo de eso se trata; de crecer manejando los contrastes, las sombras y luces que todo hombre posee a partes iguales, sabiendo que al otro lado de la línea de sombra que tarde o temprano terminaremos cruzando, sólo se combate con éxito si primero nos han enseñado a reconocer al enemigo aunque éste se disfrace de amable abuelita vendedora de manzanas.

Así que (…) gracias a la atormentada Madrastra de Blancanieves; la egoísta Madrastra de Rapunzel, la Madrastra envidiosa de Cenicienta, la desesperada Madrastra de Hansel y Gretel, la desquiciada Madrastra hermana de la Bruja Baba Yaga; la traumatizada Reina de las Nieves, Madrastra de Kay. A todas ellas y a muchas más, gracias por hacernos mejores.«

¡Feliz Día de la Madre!

(y la Madrastra)

Palabras mayores, de Emilio Gancedo. Guía a la lectura

Por Eduardo Bajo Álvarez
(Servicio de Bibliobuses de la Diputación de León)

 

Vídeo de la sesión

¡Eso son palabras mayores! Con interjección y un poco de agresividad o sorpresa. Una expresión que todos hemos escuchado cuando las cosas amenazan con ir más allá de lo razonable.

Veamos un ejemplo de actualidad. Mirando por el ojo de la cerradura, como Larra, vemos una situación familiar que suele aparecer en la prensa con demasiada asiduidad. Imaginemos, una conversación entre un empresario de la construcción intentando sobornar a un político corrupto, dispuesto a venderse por una cantidad estipulada. Pero cuando el primero posa sobre la mesa una cantidad mucho mayor a la esperada, se esfuma  cualquier duda o competidor y, el corrupto, bien pudiera exclamar: “¡Eso son palabras mayores!” Se estrecharían la mano y el chanchullo seguiría su curso habitual por un camino tan transitado. Por supuesto que el libro de Gancedo es de otra naturaleza. No es novela negra, ni de ficción.

Tal es la riqueza del idioma español, con sus palabras polisémicas, frases con doble, triple y múltiples sentidos, según la entonación, el contexto o la expresión gestual, que nos permite adivinar la cabecera de esta obra, tan propia como  imaginativa. No olvidemos que el título de una obra es como una tarjeta de presentación. Aunque en literatura sea una sugestión  más que un avance completa de lo que se cuenta. Siempre hay un factor sorpresa. Digamos que, literariamente, el título no puede ser como un tratado de bricolaje o numismática.

Así pues, de inmediato percibimos que hay cierta  ambigüedad: un calambur que se desvela cuando pasamos la página y conocemos al gaiterín.

“Palabras de mayores, de personas que existieron a comienzos del siglo XX y murieron llevándose sus creencias, sus fantasías, sus convicciones, su forma de vida y humanidad”. Si alguien no se hubiera apresurado a preservarlas.

Son de carne y hueso, tan reales como nosotros. Con nuestras mismas inquietudes y ambiciones, pero marcados por la época que les tocó vivir. “Tenemos que conservar algo de la forma en que vivimos –dice Juanita, desde Cantabria- ¿cómo fuimos?… Fue aquella vida buena o mala. Regular, pero fue la nuestra”. Y, aunque había llegado la luz al pueblo, guardaba el candil por si acaso. Porque era parte de su pasado o por gratitud al objeto que había alumbrado toda su vida. La bombilla llegaba tarde.

Recuerdo, a este respecto, un párrafo de José Saramago en el que afirmaba que el sentido de la vida de los primeros seres humanos –en cuando dejaron de ser homínidos- es  idéntico al  del hombre del siglo XXI. Lo que cambia es la tecnología, y las leyes políticas y económicas, que engañosamente, nos hacen sentir superiores. Pero el alma humana no ha varidado en esencia.

Según esto, cabe preguntarse ¿Acaso somos mejores que nuestros antepasados? Cada cual se responda, pero mejor que no lo diga. La respuesta la encontramos en los personajes de este libro cuyo objetivo sería llenar un vacío y rescatar unos valores perdidos que nos hacen sentir más pobres, más ignorantes y menos libres. “Consumistas”, como nos califica uno de los  personajes lúcidos, como si nos escupiera con desprecio.  Y que, de paso, hace un análisis de la economía actual, de las multinacionales, la mundialización, de lo más razonable. Cuando un ser así nos acusa de “estúpidos” es motivo de preocupación.

Lamentablemente, por muchas vueltas que el mundo dé, no volveremos a ver a estos seres irrepetibles. Salvo que el espacio-tiempo sea curvo –como dijo Einstein- y vuelvan con el tiempo. Pero, por si acaso, Emilio Gancedo los rescata, para mayor seguridad.

De momento, la reciente eliminación de la Historia de la Literatura en el sistema educativo es una pésima referencia y un peligro para los lectores, que nos deja a los que saciamos nuestra sed en los libros, algo más que huérfanos. Contra este despropósito, el antídoto pueden ser los clubes de lectura. Un valor añadido a los que ya tiene esta actividad es conjurar las leyes inicuas o experimentar la grata lectura familiar o amigable.

Del autor, Emilio Gancedo, al que no conozco personalmente, ya que el protocolo no ha propiciado un encuentro previo a este acto, poco puedo decir. Pero tampoco conocí a Gonzalo de Berceo, Francisco de Quevedo o a Rafael Alberti, lo que no me impide sentir gran afinidad con ellos. Quizá, por esta misma circunstancia, mis comentarios sean más asépticos, más sinceros, que los de ciertos encuentros o presentaciones de libros donde uno se lleva a los amigos para dar jabón.

Pero como dicen Las Escrituras: “Por sus obras los conoceréis”  Yo leo sus crónicas en la sección de cultura del DL y sus interesantes entrevistas a escritores célebres –el legado de los Panero, por ejemplo- ; sus columnas de opinión; algunos relatos y el ejemplar que tenemos delante, que me ha causado gran impacto al enfrentarme con mis ancestros cuyos rasgos reconozco en esta obra.

¿Qué puede llevar a un periodista a escribir una sólida y meditada obra como la que nos ocupa? Por mi tarea de opinador en prensa, creo tener una respuesta, más o menos acertada. Lo que se escribe en los periódicos, no son palabras mayores, sino tan efímeras como algunas mariposas que viven apenas 24 horas. Como cualquier periódico  atrasado que no sirve ni para envoltorio de los churros. Algunos escritores las reviven, publicándolas agrupadas en un libro.  Con ánimo de Ofender, de Reverte; artículos de García Márquez en el país; y muchos otros que no vienen al caso.

Para alguien como Emilio, licenciado en Filología y por tanto, conocedor y experto en la lengua, las lenguas románicas es casi una obligación traspasar las puertas del periodismo y rentabilizar compartiendo sus recursos literarios y su bagaje cultural.

Este libro es un compendio de relatos independientes, con un vínculo de unión que es un recurso literario bastante común. En apariencia, a juzgar por los capítulos que figuran en el índice, podríamos decir que se trata de un libro de viajes. Tal como podríamos decir de Jacques le Fataliste, de Diderot; el Quijote; el Viaje a la Alcarria o Donde las Hurdes se llaman Cabrera, de mi estimado Ramón Carnicer, con el que hay un punto común, en relación a estas dos comarcas.

Aquí, se trata de un impersonal cronista, “El Viajante” –el propio Emilio, naturalmente–  que gusta de recorrer buena parte de la geografía peninsular y se limita a transcribir sus encuentros con la gente. Es muy discreto, apenas interviene y nunca interrumpe. Más bien escucha y cuenta.

También importa el paisaje, el marco donde se inscriben los personajes dependiendo de donde se encuentren. Según eso, declara sus preferencias, en cuanto al viaje: “Se desvía de las rutas de siempre para conocer esos municipios interiores, enroscados sobre sí mismos como mullidas cunas forradas de verdín; alejándose de esas rampas de hormigón”. Especialmente espléndida es la descripción de Olivenza y las coloridas metáforas a lo largo del relato: “Una olla vacía, como una boca sin dientes”… O “Los oídos llenos de gaviotas”.

El medio de transporte es lo de menos,  pero de viajar en coche, imagino que habrá sufrido la tortura de esas carreteras y caminos secundarios.

Casi puedo asegurar que, para el autor viajar no es haber estado en muchos sitios y acumular montones de fotos para mostrar, que a nadie interesan. Viajar por viajar. Para conocer un pueblo o país, es imprescindible hablar con la gente y llegar a conocerla. Su forma de entender la vida. Además, la gente mayor, tan abandonada y sola, es proclive a contar sus recuerdos cuando le dan ocasión, siempre que el interlocutor sepa escuchar y sea respetuoso.

Como no podía ser de otra manera, las cuestiones lingüísticas son de gran importancia y nos ayudan a ubicarnos y sentir más cercanos a los personajes. En los primeros capítulos, en Galicia, Asturias y el Teleno, las lenguas autóctonas están vivamente presentes. “A ghaita e miña e non tes por qué movela”, le reprocha, con desconfianza, al Gaiterín su padre, que, no obstante, llegaría a ser un virtuoso de la cornamusa.

O… “Probes como arañones, pero calor y cariñu lo que quisieres” –de Arcadio el de Caleo a Angeles-. Y de Maragatería, tradiciones como el Reñubeiro, que habita en el Teleno –una especie de Júpiter leonés-; la arriería y la música que, más adelante relaciona con la de Salamanca y Extremadura por el uso del tamboril –por el tamboritero- y la flauta de tres agujeros. Algo nada casual porque son los confines del viejo Reino de León.

Igualmente –creo haberlo mencionado ya- establece la relación del habla de las Hurdes,  como herencia del leonés, “un poquinín, chiquinu, copina”.

Otros términos como “garrapichiales, tiná, ná y pringaos” pertenecen a Cuenca. Mientras que “Gofio, millo, zancocho” a Canarias.

Andaluces “firmar con el deo,  apañaíllo…” y muchos más vocablos y giros de  las zonas visitadas que iremos encontrando según avanzamos en el libro. Oficios, enseres, sentencias, etc.

Hay que decir que en Asturias –el Principado Vedinegro- el autor se siente cómodo y  se explaya, incluyendo largos párrafos» en bable y explicación de las distintas modalidades del asturiano.

“Que toos esos montes que ves por ende taben tresllucientes de castañares…”

Lo cual da a entender su empatía con la cultura astur. Que yo mismo comparto. Y me atrevería a afirmar que otros muchos leoneses experimentan el mismo sentimiento. Sin ir más lejos, muchos de los que imparten docencia en esta Universidad, estudiaron en Oviedo.

Por la propia estructura del libro, podíamos ir saltando de capítulo a capítulo. De región a región, como el salto de caballo en el damero, porque todas las historias son sorprendentes y los personajes gozan de vida y entidad propia por sí mismos. Ahora bien, existen concomitancias impuestas por la época en la que les tocó vivir.

Un hecho insalvable fue la Guerra Civil, pero dejemos que hablen los personajes:

“La Guerra Civil con sus desafueros. La Guerra Civil no vino de sopetón –dice Pepe Company-. Esa palabra, “rojos” me ofende, me ofende a mi porque se la han inventado unos señores que, en fin, eran las tropas leales. Hubo unas elecciones en España y ganaron los republicanos, pero la gente de la capital dijo que naranjas de la China –mandarinas- y se gastaron todas las perras en buscar militares de Marruecos, y a Franco, que lo pusieron ahí también, y luego el tío se dedicó a hacer todo tipo de escabechinas”.  Una interpretación algo simplista, pero no exenta de razón.

Hay episodios de fugados, de topos, de obuses –como recuerda Angeles Llaiñes- que revientan las viviendas; rapiña por soldados de ambos bandos… lo natural en tales casos. El del miliciano que se entregó, engañado, y en el cuartel “fartucáronle a palos”. Intenso es el episodio de La Coneja, una mujer y su hijo, perseguidos que logran escapar de una muerte segura. El extremo de la crueldad lo describe uno de los perseguidores: “Con las ganas que tenía yo de darle al gatillo”.

Monumento a los masacrados en el Pozo Grajero, entre Lario y Polvoredo, de donde eran los asesinos fascistas que sacrificaron a los Maestros de Burón.

Monumento a los masacrados en el Pozo Grajero

O la historia de los dos primos hermanos asesinados por otros igualmente primos.

Más poética, dramática, es esta interpretación: “Pero la Guerra y la muerte, a la manera de pozos negros y estrechos cuyo fondo no alcanzamos a divisar”. Y uno de esos pozos reales –en una metáfora terrible- es “como un esófago angosto y deglutidor, alimentado con decenas de cuerpos…”

Llegados a este punto, no podemos olvidar el Pozo Grajero, En Lario, León, donde se exhumaron 13 cadáveres, de vecinos de la zona. Una pura  vesania.

Y, acabada la contienda en el 39, llegó la España del hambre, suponiendo que antes no hubiera existido, que es mucho suponer. Si el Viajante comenta la semejanza del habla de Cuba con las Islas Canarias, Ismael, el albañil, con múltiples oficios, le habla de la gran emigración a las Américas. Por hambre los extremeños descubrieron el Nuevo Mundo y el hambre escribió la Picaresca. Pero eso es otra historia.

“Tras la Guerra fue mucha miseria porque no venía nada de fuera, fue muy duro aquello”. “Hubo una época en que había dinero, pero nada para comprar, y otra en que había cosas para comprar pero nada de dinero”. “El frío más grande –concluye Ismael-  es que no había ropa”.

En aquella España depauperada los recursos eran básicamente el campo y el ganado, que en ocasiones compartía el techo con la familia apiñada que, forzosamente, era muy numerosa, al considerar que, cuantos más hijos, de más mano de obra dispondrían. Las hijas, en principio no eran muy deseadas pero, a fin de cuentas, trabajaban tanto o más que los varones.

“En mio casa –dice el Cazaorín- vaques ná más. Podíamos tener siete cabeces, entre a parexa pa trabayar… y novielles”. En este abigarramiento, no eran raros los casos de cosanguineidad, como insinúa Quico –de las Hurdes-.

En Andalucía, Progreso, uno de los personajes más cautivadores por su gracia, no empañada por la pobreza, –aunque se juega la vida por una remolacha para alimentar la familia- resulta, a pesar de todo, menos trágico que el extremeño Quico. En una conversación con el Viajante, responde al interrogatorio, escuetamente y con gracia sobre sus condiciones de vida (muy parecidas a la del resto de la gente).

–  “¿Cómo era la casa, Progreso?”
– “Mu grande”.
–  “¿Y luz?”
–  “ De día se veía estupendamente”.
–  “¿Y escuela?”
– “Sí había, pa los niños. Pa los niños que iban a ella”.
–  “¿Matabais algún marrano en casa?”
– “Nosotros es que no teníamos esa costumbre”.

 

 

Teniendo en cuenta que los hijos venían al mundo como mano de obra barata desde temprana edad, era natural que la escolarización se interrumpiera en casi todos los casos. En pocas palabras y sin complejos, Paco del Madroñal aclara: “Mi primer cursillo fue apacentar pavos”. Y los otros, algo parecido.

Un caso simpático, si no fuera por el clima inhóspito -9 meses de invierno y tres de infierno, era al clima en Sobrepuerto- sería el de la maestra andaluza llegada al Pirineo, nevado y helador, la cual, que no había conocido la nieve, se queja al alcalde: “¿Pero es que este pueblo no tiene suelo?”.

«Palabras Mayores», desde el punto de vista literario, es un compendio de metáforas: Una olla vacía, como una boca sin dientes… Oídos llenos de gaviotas… y otras a lo largo del texto. Todos los recursos estilísticos, especialmente, en la descripción del paisaje y el paisanaje. La descripción de Olivenza es proverbial y el retrato de los personajes no menos. La palabra es precisa, recuperando en ocasiones expresivos términos arcaicos que nos obligarían a acudir al diccionario, aunque a veces Ayuda Emilio, yuxtaponiendo el equivalente. Las construcciones  sintácticas, articulan el sentido y nos llevan de forma natural hasta el final de la obra.

La dicotomía de forma y contenido no me gusta. Yo pienso como McLuhan que “el mensaje es el medio”. Por eso diré que la obra es un compendio de nuestra historia, sentido común y valores humanos que en la actualidad están en franco retroceso. No faltan comentarios de carácter social, político y económico, que podrían servir para la España de hoy pues las personas de antaño, serían más pobres, pero no menos inteligentes.

Como contrapunto la parte mágica de “Los Santos en Casa”: “Cómo pesa el Sagrado Corazón” y “Lo sobrenatural en los extremos”. El agobio de Fernanda que tiene que dar de comer a los pobres –todo el pueblo- y sólo dispone de cuatro puñados de arroz. Estas dos historias, de gran encanto y sensibilidad, son posiblemente las que más me han cautivado; pero que no voy a desvelar para no arruinarlas. Que sea el lector el que lo valore..

Todo ello envuelto en peripecias increíbles y personajes cabales, con arrojo –como Quico- y gran corazón.

En cualquier caso, espero que esta pequeña autopsia, les lleve a leer el libro que, desde el pasado, les reconciliará con el presente. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?… Respecto a la tercera pregunta ¿a dónde vamos? ¿a dónde nos llevan? Mejor no saberlo.

Una de las propiedades de «Palabras Mayores» es el poder de evocar recuerdos de personas que se cruzaron en nuestra vida y permanecen en la memoria más profunda. Así, sería imperdonable olvidar lo narrado en el capítulo “Los Saltos del Ebro”, donde un pueblo ha de ser abandonado por sus habitantes, para construir un pantano. Un drama demasiado conocido en los valles de León y pueblos notables, reducidos a la nada, en nombre del progreso. ¿Qué progreso? La producción de una energía que genera el desarrollo y la actividad fabril, en otras latitudes más afortunadas o reivindicativas.

El drama inicial fue la construcción del pantanín de Villameca y la desaparición del pueblo llamado Oliegos –sobre los años 40- cuyos habitantes, desterrados y expoliados, tuvieron que salir con lo puesto, para ser aposentados en tierra extraña. De los ríos y boscosidad de su Cepeda natal y la sombra de San Bartolo… a la esteparia y reseca Foncastín. En los límites de Valladolid. Yo creo que no lo soportaría…

Ya acabando, un pequeño epílogo con los 15 kilómetros que separan al Viajante de la hermana tierra portuguesa. Lo cual bien pudiera ser el anuncio de una segunda parte que esperaremos impacientes.

Y, como punto final, volvemos al prólogo que, contra lo que pensamos, es lo último que se escribe. Allí, Emilio, nos desgrana sus intenciones. De las cuales destacamos la última: “Desde el final de sus vidas, estas gentes hacen historia de su propia historia”.

Y de la nuestra, añadiría yo.

Para empezar con el  debate

  • ¿En qué genero de escritura podríamos encuadrar esta obra?
  • ¿Te han resultado difíciles algunos términos léxicos empleados?
  • ¿Qué historias y personajes te han llamado más la atención? ¿por qué?
  • En la obra se muestra una gran variedad de territorios y lenguas ¿encuentras caracteres específicos en las distintas comarcas? ¿entre el norte y el sur?
  • Hablemos de la memoria… ¿rural? ¿histórica?
  • ¿Has conocido a alguien que pudiera figurar como personaje en este libro? Cuéntanos su historia
  • ¿Qué grandes temas trata la obra? ¿y qué pequeñas temáticas?
  • ¿Cuál es el aspecto que más te llama la atención del libro?
  • El mundo que refleja la obra ¿ha terminado? ¿o es posible encontrarlo en algunos comportamientos que nos parecen nuevos?

Te invitamos a hablar sobre «Palabras mayores», de Emilio Gancedo

 

“Vivimos un tiempo en el que parece que todo lo pequeño tiene que desaparecer” 

(Pau Bosch, ganadero mallorquín, en la obra «Palabras mayores», de Emilio Gancedo)

El Club de Lectura “Leemos juntos” (Biblioteca de la Universidad de León y Servicio de Bibliobuses de la Diputación de León), a través de la guía de Eduardo Bajo Álvarez  te  propone su tercera y última  lectura  programada para este curso 2016-2017.

Lectura 3

Palabras mayores : un viaje por la memoria rural / Emilio Gancedo.– 1ª ed.– Logroño : Pepitas de Calabaza, 2015.
364 p. ; 21 cm.
ISBN 978-84-15862-37-6

Calendario

  • 4 de mayo: Coloquio participativo de guía a la lectura.
  • 11 de mayo: Coloquio participativo de los socios.
  • 18 de mayo: Encuentro de los socios con Emilio Gancedo.

 

La participación en este Club de Lectura  es gratuita y está abierta a todo el mundo. Según tus gustos o tus posibilidades, hemos arbitrado para ti diferentes canales de participación. Puedes seguir las sesiones y expresar tu opinión:

  1. Asistiendo físicamente a los encuentros.
    • Los encuentros presenciales de las  lecturas tendrán lugar los  días indicados en el calendario,  en la sala de conferencias de la Biblioteca General San Isidoro a las 19:00 horas. Se ruega puntualidad.
  2. Siguiendo los encuentros por streaming.
    • Todas las  sesiones  se emitirán en directo a través de vídeo streaming para que quien lo desee pueda seguirlas en tiempo real  desde donde quiera a través de este enlace
  3. Participando a través de las redes sociales.
  4. Dejando tu comentario en el  blog tULEctura.

Acceso a la obra

Si lo deseas, puedes solicitar un ejemplar de esta obra en el propio bibliobús o en el teléfono 987234 612. Te facilitaremos el acceso a la obra de la manera más pertinente.

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Coloquio participativo de guía a la lectura
Sala de Conferencias de la Biblioteca General San Isidoro
jueves 4 de mayo de 2017,   19:00 horas

Asistencia abierta y gratuita 

Entrega de premios de los concursos del curso 2016-2017

Antes de empezar (preparativos, saludos, felicitaciones)

Antes de empezar (preparativos, saludos, felicitaciones)

El pasado viernes, día 28 de abril, celebramos la entrega de premios de los concursos organizados por tULEctura durante el curso 2016/2017. Nos reunimos, como solemos hacer, en la Sala de Conferencias de la Biblioteca General San Isidoro de la Universidad de León. Nos acompañaron lectores, profesores, amigos, miembros del Consejo de Dirección y de los Servicios de la Universidad, personal de la Biblioteca Universitaria, de la Biblioteca Pública , de los Bibliobuses de León y, por supuesto, concursantes y premiados.

Bienvenida y apertura del acto. De izquierda a derecha: D. Santiago Asenjo (director de la Biblioteca Universitaria); Dña Ana Isabel García (Vicerrectora de Estudiantes); Dña. Ana Isabel Álvarez de Felipe (Vicerrectora de Investigación); D. Alfredo Labarta Calleja (Director del Centro de Simulación de vuelo de la ULE)

Bienvenida y apertura del acto.  De izquierda a derecha: D. Santiago Asenjo (director de la Biblioteca Universitaria); Dña Ana Isabel García Pérez (Vicerrectora de Estudiantes); Dña. Ana Isabel Álvarez de Felipe (Vicerrectora de Investigación); Dña Teresa Llamazares, (Directora del Programa Interuniversitario de la Experiencia PIEx); D. Alfredo Labarta Calleja (Director del Centro de Simulación de vuelo de la ULE)

El acto comenzó con unas palabras de Dña. Isabel Álvarez de Felipe, Vicerrectora de Investigación, que presentó a algunos de los responsables, promotores y colaboradores que hicieron posible la organización de estos concursos, y que también tomaron la palabra. D. Santiago Asenjo, Director de la Biblioteca de la Universidad de León, destacó el papel de tULEctura como puente entre la universidad y la sociedad general, puesto que a través de nuestras actividades promovemos la inclusión en la cultura universitaria de personas ajenas a la universidad, además de cumplir con nuestra vocación de que la comunidad universitaria siga leyendo y escribiendo, y de proponer un nexo de unión entre la literatura y los textos científicos. Dña Teresa Llamazares, Directora del Programa Interuniversitario de la Experiencia (PIEx), agregó, precisamente, que muchos de los cerca de 500 alumnos del PIEx en León participan activamente en las actividades culturales que proponen tULEctura y la Biblioteca Universitaria, tanto en los encuentros literarios como en los talleres, como el taller de Scrabble que imparte el campeón de España y subcampeón mundial Juan Carlos Ayala.

Dña. Ana Rodríguez Otero, administradora, responsable, organizadora y elemento aglutinador de tULEctura, presentó a continuación a los ganadores de los premios en sorteos y concursos. (Aviso: a quienes no pudieron venir se los tenemos guardados 🙂 )

Pablo Valdueza Garcia. Ganador del sorteo entre todos los participantes del concurso de anagramas «Fiesta de letras». Premio: una hora de vuelo para dos personas en el simulador de vuelo del Centro de Simulación Aérea de la Universidad de León. Entrega el premio D. Alfredo Labarta, director del Servicio

Concurso de Fotografía. Comunidad Universitaria. Primer premio: María José Díez Suárez por su fotografía ‘De no estar tú, demasiado enorme sería el bosque’. Entrega el premio: Dña. Ana Isabel Álvarez de Felipe. Vicerrectora de investigación

 

Concurso de Fotografía. Comunidad Universitaria. Accésit 2º : Claudia Rodríguez Santamarta  por su foto “Los cuentos que cuentan las manos”.  Entrega el premio: Dña. Ana I. García Pérez. Vicerrectora de Estudiantes

Concurso de Fotografía. Comunidad Mayores Accésit 1º : Daniel López Abella por su por su foto “Cuéntame abuelito”. Entrega el premio: Dña. Beatriz Abella  Técnico del programa de Acercamiento intergeneracional entre personas mayores y estudiantes universitarios de la ULE

Concurso de Fotografía. Ganador del sorteo entre todos los participantes del concurso: Javier Estefanía González. Entrega el premio: Doña Teresa Renilla Santos, Coordinadora en la ULE del Campus de Excelencia Triangular E3

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Universitaria. Primer premio: Jaime Doyague Hernández. Entrega el premio: Dña. Ana Isabel García, Vicerrectora de Estudiantes

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Universitaria. Primer premio: Jaime Doyague Hernández. Entrega el premio: Dña. Ana Isabel García Pérez, Vicerrectora de Estudiantes

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Universitaria. Accésit 1º: Laura Viloro Marqués. Entrega el premio: D. Alfredo Labarta, director del SAULE

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Universitaria. Accésit 2º: Jonatán Rodríguez Cabaleiro. Entrega el premio: D. Santiago Asenjo, director de la Biblioteca Universitaria

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Universitaria. Accésit 2º: Jonatán Rodríguez Cabaleiro. Entrega el premio: D. Santiago Asenjo, director de la Biblioteca Universitaria

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Primer premio: Emilio Geijo Rodríguez. Entrega el premio: Dña. Ana Isabel Álvarez de Felipe, Vicerrectora de investigación

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Accésit 1º: José Antonio Vallejo Aller. Entrega el premio: D. Alfredo Labarta, director del SAULE

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Accésit 1º: José Antonio Vallejo Aller. Entrega el premio: D. Alfredo Labarta, director del SAULE

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Accésit 2º: Joaquín Serrano Serrano. Entrega el premio: D. Roberto Soto, director del Servicio de Bibliobuses de la provincia de León.

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Mención especial a D. José Cobo.

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Mención especial a D. José Cobo.

Obsequio de  reconocimiento de D. José Cobo en agradecimiento a los organizadores. Recoge el premio en nombre de todos D. Santiago Asenjo, director de la Biblioteca Universitaria :-)

Obsequio de  reconocimiento de D. José Cobo en agradecimiento a los organizadores. Recoge el premio en nombre de todos D. Santiago Asenjo, director de la Biblioteca Universitaria 🙂

Concurso de Microrrelatos. Comunidad Mayores. Mención especial a Dña. Mercedes de Dios de Dios

Concurso de Microrrelatos. Ganador del sorteo entre todos los participantes del concurso: Ander Ortiz Erdocia. Entrega el premio: D. Alfredo Díez Escobar, Director de la Biblioteca Pública de León

Concurso de Microrrelatos. Ganador del sorteo entre todos los participantes del concurso: Ander Ortiz Erdocia. Entrega el premio: D. Alfredo Díez Escobar, Director de la Biblioteca Pública de León

Foto de familia ¡Felicidades a todos!

Foto de familia ¡Felicidades a todos!

En resumen: besos, risas y complicidad (¿quieres ver más imágenes?)

Y si lo deseas, puedes ver el vídeo de la sesión

 ¡Enhorabuena a todos!

Pero aún no hemos acabado: todavía tenemos actividades durante el mes de mayo ¡no faltes!

 

II Concurso de Microrrelatos «Unidos por generaciones»: ganadores, premios y agradecimientos

¡Feliz Día del Libro!

Qué mejor lectura para hoy que los microrrelatos ganadores del II Concurso «Unidos por generaciones». En esta segunda edición, decenas personas han querido compartir con nosotros su particular visión de las relaciones intergeneracionales a través de la literatura breve.

 

El CEI Triangular-E3, el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Castilla y León (BUCLE), la Consejería de Servicios Sociales de Castilla y León, el Programa de Convivencia Intergeneracional entre personas mayores y estudiantes universitarios de la Universidad de León, el Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo y el de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes, el Programa Interuniversitario de la Experiencia y tULEctura convocaron en enero de 2017 la segunda edición del concurso de microrrelatos “Unidos por Generaciones”.

Las bases del concurso establecían un primer premio y dos accésits por categoría, siendo las categorías: Miembros de la Comunidad Universitaria de la Universidad de León y Personas Mayores (mayores de 60 años residentes en León y provincia).

Reunido el jurado, ha resuelto fallar los premios del II Concurso de Microrrelatos «Unidos por Generaciones”, concediendo:

 Categoría: Miembros de la Comunidad Universitaria 

Primer premio: Jaime Doyague Hernández

El padre del padre de mi padre y el hijo del hijo de mi hijo, habían vuelto a discutir. Definitivamente no tendría que haber abierto esa botella

Accésit 1 : Laura Vilorio Marqués

El lobo

La primera vez que lo vi era una niña y me acompañó mi abuelo.
Caía el arroyo entre las piedras, no dejaba sitio al sedimento, agua pura y cristalina que avanzaba sólo hacia delante.
Caía la nieve entre abedules, entre los robles y las hayas, agua limpia que devolvía al valle su silencio.
Se fue mi abuelo y con él se despidió el bosque.
Ahora caen las hojas de los árboles, y ya no hay niños que roben ni hombres que coman las frutas que aún no ha tirado el viento,
Cae la noche, oscura, negra sobre el monte, ya no hay zorros, ni osos, ni lobos.
Se fue el silencio y llegó el ruido de camiones, coches, tendidos eléctricos y explotaciones.
La primera vez que lo vi, fue la única.
Ahora cae el arroyo entre las piedras, agua sucia, que sólo corre.

Accésit 2: Jonatan Rodríguez Cabaleiro

Cicatrices

La cicatriz del abuelo, a la altura de un costado, se parece a la que yo tengo en el lado opuesto. La mía me la hice una primavera en que me caí del cerezo de la finca cuando accedía a lo más alto; la de él, la descubrí el año pasado cuando lo acompañé a hacer un electro. Él recordó el día en que me clavé la rama tras la caída. «Pensé que te matabas» me dijo.
«¿Y tu cicatriz, abuelo?», insistí. «Sobre esta cicatriz estás cansado de leer en los libros, pero ¿a que no la habías visto en carne?». Yo sé que estuvo en la guerra, en la batalla de Ebro, lo contaba mi madre.
Eché cuentas, debíamos tener la misma edad cuando nos herimos. Me pilló: «Deja de hacer números y aprende de todas las heridas».

Categoría: Personas Mayores de 60 años

Primer premio:  Emilio Geijo Rodríguez 

 Seisuñas

La noche de la fiesta, después de cenar, mi padre me dijo: “No quiero verte con ese Seisuñas, amigo tuyo”. Me miraron en silencio, después, mi abuelo maldijo el calor y salió a la puerta de la calle a fumar. Llegaba amortiguada e incitante la música de la verbena pero mi padre se fue a acarrear para la era. “Nos hicieron mucho daño”, me susurró mi madre. De pronto, olimos a quemado, la campana de la iglesia repicó nerviosa y la música cesó. Mi abuelo y mi madre salieron corriendo. “Tú, aquí quieto”, me dijeron. Asustado, vi el resplandor del fuego embravecido detrás de la chopera, donde la casa de Seisuñas, y el humo espeso nublando las estrellas. De madrugada, cuando solo quedó el olor a quemado, volvieron. Mi padre sudoroso y tiznado traía de la mano a Seisuñas. “No te importará que duerma en tu cama, ¿verdad?”

Accésit 1 : José Antonio Vallejo Aller

Oídos sordos

̶  ¿Vas a salir? No vuelvas a las tantas, como acostumbras. Tienes que empezar a sentar cabeza.
El muchacho hacía esfuerzos por contenerse. Le desagradaba profundamente aquella conversación, tan repetida. Bueno, aquel monólogo, más bien, porque en semejantes ocasiones solo uno hablaba, en tanto que el otro se limitaba a escuchar, con gesto hosco.
̶  Cuando tuviste la oportunidad, no quisiste estudiar, y así te ha ido. Vivir a salto de mata, eso es lo que has hecho hasta ahora, y es lo que te espera. ¿Qué diría mamá, si levantase la cabeza?
Enrojecía de ira. Ya no era un niño. ¿Con qué derecho se entrometía el otro en su vida?
Salió dando un portazo. Mientras bajaba apresuradamente las escaleras, aún pudo oír los gritos del otro, tras la puerta:
̶  ¡Y te lo repito, no vuelvas a las tantas! ¡Respeta, al menos, el derecho a dormir de los demás! ¿Oyes, papá?

Accésit 2: Joaquín Serrano Serrano

No se, señoría

No sé, señoría, si es bueno hablarle así a la niña. No tiene aún catorce años, le faltan tres semanas; se lo recordé en la última confesión, que no se precipitara, pero ella me dijo que la prisa era de su señoría, que le había buscado un señor tan engolado, al que no podía querer. Le dije que tomara a su madre como intermediaria, pero dice que está muy subordinada a su señoría. También me dijo que su señoría había utilizado vocablos muy gruesos con ella: carroña, mocosa, estúpida, llorona. Filósofos del siglo hablan del libre albedrío, más aún al elegir compañero de por vida. Y de vuesa señoría dice que la amenazó con llevarla a rastras a la iglesia de San Pedro. Si ocurre algo irreparable, ¿a quién dejará apellido y hacienda? Imagínese, señoría, que su niña quisiera a otro, aunque fuera de la familia de su peor enemigo.

Ganador del sorteo de la tableta electrónica: Ander Ortiz Erdocia

Todos los relatos participantes nos han demostrado que existe una voluntad de la sociedad por preservar y mejorar las relaciones intergeneracionales, así como una fuerte conciencia de la importancia de recordar y homenajear a quienes nos precedieron. Los personajes más importantes de la mayoría de textos recibidos son los abuelos, recipientes de hermosas palabras de cariño y admiración, y los nietos, esperanza para el futuro y expertos en nuevas tecnologías.

Agradecemos inmensamente vuestra participación y queremos transmitiros una sincera felicitación por la forma en que habéis conseguido transmitir los sentimientos de ternura y afecto entre generaciones en todos vuestros relatos. Aunque no nos sea posible premiaros a todos, nos gustaría reconocer desde aquí vuestro esfuerzo y dedicación en la tarea de la creación literaria.

Nos ha resultado imposible contener la emoción ante la honestidad de aquellos relatos que nos hablan de la pervivencia de las relaciones familiares a través de los «lazos de sangre» (A.P.C.) que nos unen con las generaciones pasadas de una forma que no siempre llegamos a comprender, de la incesante luz que llevan consigo nuestros seres queridos y que sigue «alumbrando nuestras vidas» (J.M.M.) aunque ya no estén, o de palabras como «la familia  es lo más importante» (C.F.R.), que quedan para siempre grabadas en el recuerdo. El legado de nuestros mayores a veces es material, como un «viejo diario de páginas amarillentas» (O.F.E.), y otras veces afectivo, como un sabio consejo de actuar «con el corazón porque la vida pasa rápido» (V.A.F.P.), pero, lo más importante son siempre las historias y los recuerdos, que no son sino «la valiosa experiencia de toda una vida» (J. de F.V.)Aunque a veces «no recordamos de dónde venimos ni sabemos hacia dónde vamos» (P.G.V.), todos llevamos con nosotros la nostalgia del «olor a churros y chocolate» de un «guiño» o de una «mirada» (E.G.R.). Si algo nos han enseñado todas vuestras historias, es que las generaciones siempre tendrán «mucho de que hablar» (D.H.L.A.).

Queremos también hacer una mención especial a todos aquellos relatos que, pese a haber quedado fuera de concurso por no estar incluidos en las categorías establecidas, nos han demostrado una voluntad de la sociedad general de compartir con nosotros su visión acerca de las relaciones intergeneracionales. En próximas ediciones, esperamos introducir nuevas categorías de participación para dar cabida a historias como la de una pequeña cuyo abuelo le hizo el «mejor regalo» (I.C.M.) posible, la de un dedo índice curvado que recuerda a la forma de una «media luna» (C.N.B.P.) de tiempos pasados, o la que narra la inestimable labor de todos aquellos jóvenes que cada día comparten unas horas de su tiempo con los ancianos de una residencia de nuestra ciudad.

La entrega de premios a los ganadores de este II Concurso de Microrrelatos  tendrá lugar el viernes 28 de abril de 2017, una fecha en el entorno del Día del libro (hoy, 23 de abril),  del Día de la Lectura Universitaria (29 de abril) y del Día de la Solidaridad Intergeneracional (29 de abril). Será a las 12 de la mañana, en la Sala de conferencias de la Biblioteca General San Isidoro, en el campus de la Universidad de León.

En el mismo acto haremos entrega de los premios a los ganadores de la II edición del Concurso de fotografía “Lectura. Conectando generaciones”, así como a la persona premiada por sorteo  (Bases: 11.4º) entre los participantes en  la I edición del juego-concurso.

A todos vosotros, lectores y escritores, amigos… ¡muchas gracias!

 

 

Ganadores de la II edición del Concurso de fotografía “Lectura. Conectando generaciones”

 ¡Ya tenemos ganadores!

El jurado de la II edición del Concurso de fotografía “Lectura. Conectando Generaciones“, compuesto por un miembro responsable de cada entidad convocante  (CEI Triangular-E3, Programa de Acercamiento Intergeneracional entre personas mayores y estudiantes universitarios y la Biblioteca de la Universidad de León),  ha resuelto,  de  acuerdo a los criterios de adecuación a la temática, creatividad, originalidad y calidad, otorgar los premios a las siguientes fotografías:

Categoría Comunidad Universitaria  CEI Triangular-E3

1er. Premio

(PREMIO: Taller de fotografía digital impartido por Servicio digital SI)

De no estar tú, demasiado enorme sería el bosque, de María José Díez Suárez

De no estar tú, demasiado enorme sería el bosque, de María José Díez Suárez

Accésit 1º

(PREMIO: Una hora de vuelo para dos personas en el simulador de vuelo del Centro de Simulación Aérea de la Universidad de León)

Lecturas perdidas, de Raquel Menéndez Pasamontes

Lecturas perdidas, de Raquel Menéndez Pasamontes

Accésit 2º

(PREMIO:  Material deportivo de la Universidad de León)

Los cuentos que cuentan las manos, de Claudia Rodríguez Santamarta

Los cuentos que cuentan las manos, de Claudia Rodríguez Santamarta

Categoría mayores de 60 años residentes en  León y provincia

1er. Premio

(PREMIO: Taller de fotografía digital impartido por Servicio digital SI)

La luz de mis ojos, de Jose Carlos Fernández Suárez

La luz de mis ojos, de Jose Carlos Fernández Suárez

Accésit

(PREMIO: Una hora de vuelo para dos personas en el simulador de vuelo del Centro de Simulación Aérea de la Universidad de León)

Cuéntame abuelito, de Daniel Higinio López Abella

Cuéntame abuelito, de Daniel Higinio López Abella

Sorteo

La cámara fotográfica digital compacta donada por nuestro patrocinador Servicio digital Si ha correspondido, tras el sorteo entre todos los participantes, al autor de la siguiente fotografía:

Autor: Javier Estefanía González

Autor: Javier Estefanía González

Agradecemos a todos los concursantes su participación y felicitamos a los ganadores, con quienes contactaremos a través de los datos que nos han facilitado.

Del mismo modo, damos las gracias al Centro de Simulación Aérea de la Universidad de León, a la Radio Universitaria y a nuestro patrocinador comercial  para este concurso al Estudio Fotográfico Servicio digital SI.

La entrega de premios tendrá lugar el 28 de abril de 2017, fecha en el entorno del Día del libro (23 de abril),  del Día de la lectura universitaria (29 de abril) y del Día de la solidaridad intergeneracional (29 de abril). Será a las 12 de la mañana, en la Sala de conferencias de la Biblioteca General San Isidoro

El tiempo narrativo

Si anteriormente en la sección de «Píldoras de teoría de la literatura» hablábamos sobre el espacio, en esta ocasión queremos introduciros al concepto de tiempo narrativo, fundamental a la hora de comprender la estructura interna de cualquier cuento y novela.

«The climber of the spiral clock», de Antoine Mansour

Cuando nos encontramos ante una obra narrativa, sabemos discernir entre su tiempo externo, es decir, la época histórica o fecha del año en que está ambientada (aunque esta puede no ser una información explícita) y su tiempo interno, que se corresponde con la duración temporal de los hechos que se narran. Podemos poner el ejemplo de la novela Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes: tiene lugar en la España de mediados de los sesenta, y la historia abarca las horas en las que Carmen vela el cadáver de su esposo. Ahora bien, mientras leemos, también somos capaces de distinguir, de forma consciente o inconsciente, entre el tiempo del relato y el tiempo de la historia.

El tiempo del relato tiene que ver, en primer lugar, con la posición temporal del narrador con respecto a los acontecimientos de la historia. Hay novelas en las que el narrador cuenta unos hechos que sucedieron en el pasado. En otras, el narrador forma parte de la historia que narra en su presente, por lo que ese es el tiempo verbal que utiliza para contar la historia. Por otro lado, el tiempo del relato también se relaciona a veces con la duración del mismo desde la perspectiva del lector, que puede tardar apenas unos minutos o varios días en leerlo.

El tiempo de la historia, por su parte, se refiere al orden en que ha sido planificado el relato. El tiempo puede estar intencionalmente organizado siguiendo una lógica temporal o estableciendo saltos temporales. Hay ocasiones en las que el autor decide subvertir el orden cronológico de la historia para captar la atención del lector. A estas subversiones se las conoce como anacronías, y pueden ser retrospecciones (p.ej.: en un punto de la historia se menciona un acontecimiento sucedido tiempo atrás y no tratado anteriormente, normalmente un evento que justifica lo que sucede en el presente) o anticipaciones (p.ej.: se mencionan puntualmente hechos que ocurrirán en el futuro cronológico de la historia, lo cual genera interés y tensión narrativa). La narración también puede presentar una organización basada en un tiempo psicológico, pues determinados hechos traumáticos en la historia de un personaje pueden hacer que este revisite ese tiempo constantemente y esto “paralice” o altere el orden lógico de los acontecimientos, como sucede en el famoso relato «El nadador», de John Cheever. En cuanto a la duración temporal del relato, esta se puede acelerar o ralentizar según la voluntad del autor. Para conseguir esto último, es muy habitual el empleo de la elipsis (omisión en la narración de algunos los hechos), del sumario o resumen de los acontecimientos, y de las digresiones reflexivas (descripciones, valoraciones…). También podemos atender a la frecuencia con la que se mencionan determinados acontecimientos en la narración, pues es habitual que en una historia se hable una sola vez hechos que han ocurrido repetidamente durante un largo espacio de tiempo, gracias a expresiones como “todos los días” o “durante los siguientes meses…”. En otras ocasiones, el autor entrelaza varias líneas temporales a lo largo de la narración, algo que podemos ver, por ejemplo, en el cuento «Todos los fuegos el fuego», de Julio Cortázar.

calendario-lunar

La mayor o menor destreza con que un autor es capaz de jugar con el tiempo narrativo es sin duda un factor indicativo de su habilidad como narrador. Si bien la sencillez en el eje temporal del relato no equivale en ningún caso a una menor calidad narrativa de la obra, los lectores más ávidos siempre experimentamos cierta conmoción estética ante una historia temporalmente compleja. De cara a vuestras próximas lecturas, os animamos a prestar atención a las particularidades del tiempo narrativo y a su singular forma de crear belleza.