Con el mismo compromiso literario que expresaron el resto de los ponentes, Clara Obligado quiso sumarse a la concepción de la literatura como arma para para cambiar el mundo. Precisamente esto es lo que da sentido a la concepción formal de su propia escritura a la que hace alusión el título de la ponencia (además de a un artículo escrito por Carmen Valcárcel sobre su obra), y es que escoger un idioma (en su caso un castellano) o dejar de lado el realismo para adoptar una escritura fragmentaria son decisiones que tienen que ver con el lugar que ocupa el escritor en el mundo.
Clara Obligado -quien acostumbra a desviar la mirada a los márgenes en cuanto a la situación de la mujer- se centra en escritores que de alguna manera tienen que ver con el exilio y con la escritura fronteriza. Así, no es cuestionable que hay textos cuya ubicación es difícil de determinar y que suponen una visión incómoda, descentralizada y poco habitual dentro de una determinada tradición que no es originariamente la suya. Dos de los nombres más conocidos en la actualidad que podrían ejemplificar esta situación del tercer espacio literario en términos de Bhaba son Coetzee y Bolaño. Aunque partiendo de su propia escritura como ejemplo Clara obligado en realidad ha utilizado ese pretexto para hacer en realidad una reflexión (que también esta presente en sus ensayos) sobre la circunstancia que ha condicionado y que condiciona a todos los escritores que por diversos motivos abandonan su lengua materna y su nacionalidad geográfica o literaria, y de cómo ello supone un gran costo a todos los niveles pero como también (basta recordar los ejemplos) «la falta de territorio puede suponer una conquista».
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