Por Álvaro Acebes Arias
Ricardo Menéndez Salmón
Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) es una de las figuras más consolidadas de nuestras letras gracias a una obra con la que no ha temido ir a contracorriente de las fórmulas dominantes, apostando por una literatura reflexiva, inteligente, que no nos da respuestas, sino que nos anima a interrogarnos a nosotros mismos y a aclarar algunos de los enigmas en que vivimos. Si tuviéramos que situar su obra en unas coordenadas generacionales, podríamos vincularla a la de la Generación de los 70, junto a la de autores como, entre otros, Elvira Navarro, Jon Bilbao, Isaac Rosa, Andrés Barba o Mercedes Cebrián. Conviene precisar, sin embargo, que los asuntos, el estilo y las formas que definen la literatura de Menéndez Salmón lo convierten en un escritor difícilmente clasificable e, incluso, único en el panorama literario español.
Aunque la consolidación de Menéndez Salmón llega en 2007 después de que la editorial Seix Barral se interese por la colección de cuentos titulada Los caballos azules (2005), que incluye el relato del mismo nombre premiado con el Premio Internacional Juan Rulfo 2003, la trayectoria del escritor asturiano arranca mucho antes. Novelas como La filosofía en invierno (1999), Panóptico (2001), Los arrebatados (2003) o La noche feroz (2006) lo habían convertido en un escritor casi secreto, pero merecedor del aprecio de un puñado de críticos que ya habían observado la calidad incipiente de esos libros. En estas novelas, reeditadas tras el éxito posterior, asoman ya algunas de las cuestiones transversales que han terminado recorriendo su literatura. En este sentido, la obra de Menéndez Salmón puede considerarse como un organismo vivo, que crece y se desarrolla reproduciendo características previas y mostrando un indudable parentesco temático.
Ricardo Menéndez Salmón) Foto: Seix Barral/Tobias Bohm.
Esas continuidades y similitudes, aunque se hayan amparado bajo estructuras formales a menudo muy alejadas las unas de las otras, se perciben en los libros que llegaron después de su entrada en Seix Barral. Títulos como La ofensa (2007), Derrumbe (2008), El corrector (2009), La luz es más antigua que el amor (2010), Medusa (2012), Niños en el tiempo (2014), El Sistema (2016), Homo Lubitz (2018), colecciones de relatos como Gritar (2007) y Los caballos azules o libros que caminan entre la memoria y la elegía como No entres dócilmente en esa noche quieta (2020), guardan una semejanza estilística y temática insobornable que, a la postre, afirma la unidad del proyecto de Menéndez Salmón.
Debe añadirse, por último, que el prestigio de Menéndez Salmón se ha visto reafirmado por la concesión de numerosos premios, aproximadamente medio centenar, entre los que se encuentran el mencionado Juan Rulfo de relato 2003, convocado por Radio Francia Internacional y el Instituto de México en París, el Ángel González de poesía, el de la Crítica de Asturias de Narrativa, el Antonio Machado, el José Nogales, el Premio de Novela Casino de Mieres, el Premio Llanes de Viajes, el Biblioteca Breve para El sistema o el Premio de la Crítica de la Feria del Libro de Bilbao por trilogía compuesta por La ofensa, Derrumbe y El corrector, además de ser finalista del Salambó, y del Nacional de Crítica en dos ocasiones, por La ofensa y Derrumbe.
La poética narrativa de Ricardo Menéndez Salmón
En una reciente entrevista el escritor asturiano afirmaba que «leer novelas va contra la velocidad, es un arte lento de construir, de ejecutar y de degustar. No descarto que oponerse a la idea de progreso pueda ser un elemento de salvación». Ese esmero, la morosidad y el cuidado en el arte de nombrar, unidos al sentido crítico que recorre sus libros son algunas de las claves de su narrativa, y es precisamente esa amalgama de temas y asuntos, así como su enfrentamiento con los códigos predominantes, lo que ha convertido a Menéndez Salmón en un escritor único en las letras españolas contemporáneas.
El patrón de sus novelas, sus intereses, el modo de narrar, el estilo, en resumen, su modo de percibir el mundo y representarlo tienen poco que ver los de otros escritores coetáneos. De hecho, su literatura está muy lejos de la pergeñada por aquellos que fueron calificados como “Generación Nocilla” o “Afterpop” y tampoco emparenta con los modelos de género que han transitado otros autores de su generación. Solo en caso de que tuviéramos que poner un marbete crítico a la narrativa de Menéndez Salmón, podríamos apostar por el de “literatura filosófica”, si es que tal etiqueta existe. El motivo para esa precaria denominación hay que buscarlo en el carácter híbrido que permea todas sus novelas, en una escritura que bordea el ensayo, salpicando la narración de metáforas y símiles, de referencias culturales que invitan a una lectura sosegada y cómplice. Debemos tener en cuenta, además, que los pilares sobre los que se levanta la obra de Menéndez Salmón deben mucho a su formación universitaria, ya que cursó la licenciatura de Filosofía en la Universidad de Oviedo, aunque también cabe apuntar la influencia que han tenido en su obra, reconocida por el propio autor, de autores como Kafka, Broch y Musil, Gombrowicz, Dostoievski, Melville, Conrad, Faulkner, Proust, Céline u Onetti, escritores a los que describe como “novelistas filósofos”. Asimismo, y puestos ya a buscar concomitancias entre Menéndez Salmón y otros autores contemporáneos, debemos subrayar los paralelismos que hay entre su obra y la de novelistas franceses como Pierre Michon o Pierre Bergounioux. No es descabellado apuntar esos nombres y situar al escritor asturiano dentro de una escurridiza tradición intelectual (a la que podrían añadirse otros como los de Bernhard, Handke, Houellebecq, Quignard, Delillo, Vollmann y un largo etcétera) en la que se combina una profundidad no exenta de belleza con el rigor formal y una impresionante riqueza de significados.
El estilo reflexivo y trascendente, apuntalado en imágenes perturbadoras y en recurso metaficcionales, constituye una de las claves de la escritura de Menéndez Salmón. Ese tono depurado y altamente simbólico que vertebra sus libros está asociado, por otra parte, al tratamiento de diferentes temas que, en mayor o menor medida, presiden toda su obra. De hecho, podríamos decir que el gran tema que resume la literatura de Ricardo Menéndez Salmón es el Mal, entendido como un concepto gnoseológico y ontológico: las formas para identificarlo y el problema para definir su sustancia. Sin embargo, a pesar de que ese sea el nudo central que define a títulos como Derrumbe, El corrector o La ofensa, por citar las novelas que componen la llamada “trilogía del mal”, existen otros pilares en su trayectoria que no podemos pasar por alto. Así, la búsqueda de paliativos ante las tragedias de la vida, el afán por hallar una respuesta ante la incierta habitabilidad del mundo, el poder consolador de la palabra para mitigar el horror y el desconcierto del hombre, la memoria enfrentada a la barbarie o la deshumanización del individuo como síntoma de un tiempo posthumano se perfilan también como constantes temáticas de toda su producción literaria.
No es posible realizar aquí una clasificación (que sería imperfecta, en cualquier caso) de la obra de Menéndez Salmón en arreglo a estas categorías, pero baste con advertir de la importancia que adquieren esos asuntos en la visión narrativa del escritor asturiano. Al mismo tiempo, es la presencia de todos esos temas el rasgo que certifica la voluntad por parte de Menéndez Salmón de crear una literatura de intervención, lúcida y responsable, que nos invita a descifrar los códigos que organizan ese espeso hilado que es la realidad.
Horda
Horda, definida por el propio autor como una fábula o alegoría y estructurada según el principio clásico de planteamiento, nudo y desenlace, es una breve narración en la que Menéndez Salmón nos presenta una sociedad degradada y dominada por un régimen de niños despiadados que somete a los adultos a severos “controles de experiencia” con el fin de detectar la presencia de estímulos exteriores que puedan incitar a la rebelión. En ese mundo totalitario y perverso la palabra ha sido derogada, pues esta ha perdido su función comunicativa y no significa ya nada. También, como en la famosa novela de Ray Bradbury, los libros han sido prohibidos y todas las posibilidades expresivas que nos brindaba el lenguaje han sido canceladas. Ni siquiera existe la risa, tal vez por el poder subversivo que el humor encierra. En ese mundo sumido en la barbarie solo queda espacio para la imagen, omnipresente gracias a un dispositivo llamado Magma. El bombardeo visual que produce esa máquina, capaz de anular la noche con su fulgor, no solo nos advierte del simulacro en que viven los ciudadanos de esa sociedad dominada por el silencio, sino que, además, denuncia los peligros de un mundo tecnificado y la consiguiente alienación del ser humano.
El protagonista de la novela, por otra parte, es un hombre anónimo que vaga por las calles desoladas de la ciudad, acosado por el miedo a los niños y el vacío de su existencia y con la única compañía de un simio. Sin embargo, un día nuestro protagonista descubre en un patio cercano a su casa a una mujer leyendo, capaz incluso de reír, y a la que se le cae una fotografía de su libro después de ser sorprendida. Ese momento se convierte en el principio de una rebelión interior que llevará a Él a romper con las normas de los niños y, tras escuchar a la misteriosa mujer y que esta le explique las razones por las que se ha proscrito la palabra, a emprender la huida de la ciudad acompañado de su mono y de un libro. El viaje sin rumbo lo conduce a otras ciudades, esperando encontrar allí a otros seres como él que desafían la férrea dictadura y viven en la clandestinidad. No obstante, el temor a ser descubierto y sometido a un control de experiencia lo obligan a decidirse por una vida apartada y solitaria, acampando en un centro comercial, en una iglesia abandonada y, finalmente, en una fortaleza. La novela se cierra en forma de parábola y es en esas últimas páginas donde se encierra la gran enseñanza del relato de Menéndez Salmón.
Esta novela dialoga con otras del escritor asturiano. Para empezar, resulta inevitable trazar paralelismos entre esa sociedad distópica que nos presenta Horda y el paisaje que se describe en El sistema u Homo Lubitz. Ambas comparten con el último libro de Menéndez Salmón la visión de un mundo sumido en el totalitarismo y en la alienación, donde se ha proscrito el pasado y la posibilidad de disidencia entraña todo tipo de riesgos. Tal vez, a diferencia de estos dos títulos, no se incida tanto en las explicaciones en torno a esa realidad distópica y lo que prevalezca en Horda es la representación tenebrosa de ese mundo, consiguiendo una atmósfera inquietante y malsana. Por otra parte, el ambiente de terror que instauran esos niños desnaturalizados que recuerdan en clave cibernética a los salvajes descritos por Lucien Malson conecta la novela con Derrumbe y Niños en el tiempo e, incluso, con El corrector, pues la reflexión en torno al poder del ser humano para hacer el daño que nutría esta novela sobre los atentados de Madrid halla en la última obra del escritor asturiano una inquietante representación. Al mismo tiempo, el hecho de que algunos de los personajes secundarios de Horda se presten a colaborar dócilmente con el régimen déspota que han creado los niños refleja otro aspecto que Menéndez Salmón ha tratado también en libros anteriores como La ofensa o Panóptico.
Podríamos pensar que el mensaje de estas novelas no podría ser más pesimista, pues ante la imposibilidad de detener la expansión del mal y el horror hay quien elige integrarse en él como forma de supervivencia. El protagonista de Horda también renuncia a esa humanidad al precio de mantenerse vivo. La realidad enajenada que dicta el dispositivo Magma conlleva la desnaturalización del individuo y su mutilación emocional, que, como en Medusa o La noche feroz, contempla pasivamente los estragos de la crueldad humana y la abolición de toda forma de civilización. Sin embargo, a pesar de todo ese fatalismo, aún hay espacio para la esperanza. Al final de Horda Menéndez Salmón nos dice que solo mediante la preservación de la cultura, de la literatura será posible, como en La filosofía en invierno o El sistema, reparar la imperfección del mundo y sus injusticias. Esa fe en la potencia innegable y las posibilidades creadoras de la palabra actúa como tabla de salvación ante el caos y la desesperación en que se ha sumido el mundo descrito por Menéndez Salmón.
Escultura de cabeza de Juliano de Médicis (Miguel Angel Buonarroti, siglo XVI) con cinta negra sobre la boca
Lectura de Horda
A modo de conclusión se indican algunas claves de lectura que pueden servir para comprender mejor el sentido de la novela.
- Atención sobre el título y el sentido metafórico que encierra en sus distintas acepciones.
- Es conveniente no pasar por alto la cita del pensador George Steiner con que se abre el libro, pues resume la atmósfera que nos vamos a encontrar. ¿Qué pasaría si el futuro fuera un mundo sordo y mudo y todo hubiera vuelto al origen?
Si el silencio hubiera de retornar a una civilización destruida, sería un silencio doble, clamoroso y desesperado por el recuerdo de la palabra
GEORGE STEINER
Lenguaje y silencio : ensayo sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano
- Esta es una novela donde se reflexiona sobre la pérdida de sentido de la palabra. En una sociedad como la nuestra, dominada por ritmos altisonantes y usos espurios de la palabra, ¿qué compromiso tenemos con el lenguaje? ¿Dónde se ha originado su deterioro?
- Atención al tono existencialista de la novela. ¿Cómo vivir en un mundo sin dioses, donde la existencia ha sido desposeída de sentido? ¿Qué le puede suceder a un ser humano hipertecnologizado cuando pierde la palabra?
- Todo escritor tiene una responsabilidad con el lenguaje. El tono y el estilo de la novela son una buena prueba de ello. ¿Qué efectos tiene esa prosa sobre el sentido de la obra de Menéndez Salmón?
- ¿Por qué no hay nombres propios en la novela? ¿Qué razones hay para que el protagonista de Horda sea denominado simplemente Él?
- Un aspecto que conviene subrayar en esta novela es la dialéctica entre imagen y palabra. ¿Vivimos en una sociedad sometida a la tiranía de las imágenes? ¿Ha conseguido la tecnología alterar y transformar nuestro pensamiento?
- Atención a la estructura de la novela, ordenada a través de rápidas secuencias de imágenes. Inspiración en el montaje cinematográfico.
- Conflictos entre la intimidad y la tecnología. ¿Hemos perdido el control de nuestras ideas y deseos?
- Revisar el mito de la caverna de Platón, una referencia fundamental para desentrañar el sentido de la novela. ¿Podemos escapar de una vida simulada?
- Horda es una novela que dialoga con otros títulos de ciencia ficción, especialmente con Fahrenheit 451 del norteamericano Ray Bradbury. ¿Qué consecuencias puede tener habitar un mundo sin libros?
- ¿Sobre qué idea de progreso se articula la novela? ¿Estamos viviendo un cambio de paradigma?
- ¿Cómo podemos enfrentarnos a este empobrecimiento del lenguaje y al vacío de significado que se ha realizado sobre las palabras? ¿Existe alguna forma de consuelo o de resistencia que nos pueda ofrecer conocimiento sobre lo que ocurre a nuestro alrededor?
- Papel simbólico que juega el mono en la trama de Horda. ¿Por qué Menéndez Salmón ha optado por este animal? ¿Qué ideas nos quiere trasmitir?
- ¿Por qué la sociedad autocracia vive bajo una autocracia infantil? ¿Cuáles pueden ser los motivos para que los niños hayan realizado esa revolución contra los adultos?
- Dimensión de alegoría o, más bien, de fábula que posee Horda. Atención a la caracterización de los personajes y al ambiguo final para comprender este aspecto.
- ¿Es Horda una distopía o, más bien, autopsia de la realidad en que vivimos?
- Combinar la lectura de Horda con otros títulos anteriores de Menéndez Salmón, aunque también es oportuno acercarse a otros libros como Zero K y El silencio del americano Don Delillo. El paisaje de Horda también recuerda al de la extraña película de Wim Wenders, Hasta el fin del mundo (1991), a Her (2013) de Spike Jonze e, incluso, a algunos de los capítulos de la serie británica Black Mirror.
Bibliografía
Principales obras de Ricardo Menéndez Salmón
- (2001): Panóptico, Oviedo, KRK Ediciones.
- (2003): Los arrebatados, Gijón, Ediciones Trea.
- (2005): Los caballos azules, Gijón, Ediciones Trea.
- (2006): La noche feroz, Barcelona, Seix Barral.
- (2007): La filosofía en invierno, Oviedo, KRK Ediciones.
- (2007): La ofensa, Barcelona, Seix Barral.
- (2008): Derrumbe, Barcelona, Seix Barral.
- (2009): El corrector, Barcelona, Seix Barral.
- (2010): La luz es más antigua que el amor, Barcelona, Seix Barral.
- (2011): Gritar, Madrid, Lengua de Trapo.
- (2012): Medusa, Barcelona, Seix Barral.
- (2014): Niños en el tiempo, Barcelona, Seix Barral.
- (2016): El Sistema, Barcelona, Seix Barral.
- (2018): Homo Lubitz, Barcelona, Seix Barral.
- (2020): No entres dócilmente en esa noche quieta, Barcelona, Seix Barral.
- (2021): Horda, Barcelona, Seix Barral.
Sobre Horda:
- ALBA, Carolina (2021): «Horda, de Ricardo Menéndez Salmón», en La Estación Azul, 21/11/2021, https://www.rtve.es/play/audios/la-estacion-azul/horda-ricardo-menendez-salmon/6218038/
- BARRACHINA, Laura (2021): «Horda, de Ricardo Menéndez Salmón», en Las mañanas de RNE, 3/11/2021, https://www.rtve.es/play/audios/las-mananas-de-rne-con-inigo-alfonso/ricardo-menendez-salmon-horda-novela/6174539/
- CALVO, Ana (2021): «Horda», un alegato a favor de la palabra y de la risa, en El Debate, 04/12/2021, http://eldebate.com/cultura/libros/20211204/horda-alegato-favor-palabra-risa.html
- GUTIÉRREZ, Marcos (2021): «El libro ya no es el depósito por excelencia del conocimiento», en La voz de Asturias, 03/11/2021, https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2021/11/02/ricardo-menendez-salmon-libro-deposito-excelencia-conocimiento/00031635837231311135362.htm
- HEVIA, Elena (2021): «Menéndez Salmón imagina un mundo que ha prohibido la palabra», en El periódico, 15/12/2021, https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20211215/menendez-salmon-horda-12978182
- MENÉNDEZ, Fernando (2021): «Horda, de Ricardo Menéndez Salmón, una plegaria por las palabras», en La Nueva España, 27/10/2021, https://www.lne.es/cultura/2021/10/27/horda-ricardo-menendez-salmon-plegaria-58882844.html
- MENÉNDEZ SALMÓN, Ricardo (2021): «Horda es una parábola sobre la pérdida de valor de las palabras», en Cadena SER, 7/11/2021, https://cadenaser.com/audio/1636277021858/
- RÓDENAS DE MOYA, Domingo (2021): «Horda, niños que dan miedo en un mundo sin palabras», en El País, 21/11/2021, https://elpais.com/babelia/2021-11-19/horda-ninos-que-dan-miedo-en-un-mundo-sin-palabras.html
- SUÁREZ, Juan (2021): «Horda, de Ricardo Menéndez Salmón», en La Libélula, 27/05/2022, https://www.rtve.es/play/audios/la-libelula/horda-ricardo-menendez-salmon-ed-seix-barral-27-05-22/6549456/
- ORS, Javier (2021): «Si usamos el lenguaje sin criterio incluso las palabras más grandes no significan nada», en La Razón, 1/11/2021, https://www.larazon.es/cultura/literatura/libros/20211101/ivynhfnpofdtxpylw5oxkumbju.html
- POZUELO YVANCO, José María (2021): «Menéndez Salmón, vindicación de la palabra y la risa», en ABC, 16/11/2021, https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-menendez-salmon-vindicacion-palabra-y-risa-202111160214_noticia.html
- (*) Presentación de Horda en La Llocura (Mieres) el 21/01/2022. Intervienen el autor y el periodista Alejandro Basteriro – https://www.youtube.com/watch?v=NVoIZio93cw
- (*) Vídeo-reseña de la novela por el crítico Guillermo Busutil para el programa El ojo de Gutenberg (21/11/2021) – https://www.youtube.com/watch?v=hMaWTcbVOXU