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Máquinas de leer

Los ebooks o libros electrónicos han revolucionado nuestra forma de entender la lectura. No obstante, en medio del eterno debate entre quienes prefieren los tradicionales libros de papel y los que disfrutan más de la tinta electrónica, nos olvidamos de que los seres humanos siempre hemos aspirado a encontrar una forma de llevar con nosotros todos nuestros libros favoritos, leer más rápidamente y ordenar los libros de un modo determinado para poder encontrarlos y consultarlos fácilmente.

Aunque resulte difícil de creer, ya en el siglo XVI un ingeniero italiano llamado Agostino Ramelli incluyó en su libro Le diverse et artificiose machine un grabado de uno de sus más queridos inventos, junto con instrucciones sobre cómo fabricarlo. Se trataba, nada más y nada menos, que de la rueda de libros, un artilugio similar a una noria que permitía almacenar una docena de libros abiertos, de tal modo que quien la manejaba podía saltar de un texto a otro a su gusto. ¿Os recuerda a algo?

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La rueda de libros de Ramelli

En el año 1922, otro inventor y entusiasta de los libros, el Almirante estadounidense Allen Bradley Fiske fue capaz de construir un pequeño aparato formado por una cinta de texto en miniatura que el lector podía hacer avanzar a voluntad y, por supuesto, una lente de aumento para leerlo. Muchos consideran que esta «máquina de leer de Fiske» sería un claro precursor de los actuales libros electrónicos.

Una de las pocas fotografías de la máquina de leer de Fiske que ha llegado hasta nuestros días

Aunque muy pocos lo saben, la disputa entre antiguos y modernos en lo que a libros de papel se refiere se remonta, al menos, al año 1935. Con el fin de dar salida al cúmulo de revistas, libros y otros documentos que se almacenaban en números infinitos en las bibliotecas, se idearon los llamados microfilms, diseñados para permitir a los usuarios consultar publicaciones antiguas a través de fotografías aumentadas. La revista EverydayScience and Mechanics fue la primera en publicar un revolucionario prototipo de lector de microfilms. Pese a que no fueron pocos sus detractores, los microfilms acabaron consolidándose como sistema de archivo y difusión documental, del mismo modo que el ebook es hoy el formato preferido de millones de lectores que, tiempo atrás, se habían mostrado reacios a adquirir un lector electrónico.

Prototipo de lector electrónico, 1935

También en los años treinta del pasado siglo, el literato y músico francés Raymond Roussel ideó una singular máquina que servía al único propósito de leer su obra Nouvelles Impressions d’Afrique («Nuevas impresiones de África»), un poema de más de mil versos compuesto de cuatro cantos de versos alejandrinos, en el que cada verso viene acompañado de intrincadas notas al pie y comentarios al margen, con inacabables paréntesis y referencias de una complejidad sin igual. Este singular texto, concebido para una lectura no lineal y que ofrecía diferentes niveles de lectura, no parecía poder ser leído en el formato del libro convencional. Tras la muerte de Roussel, la máquina, compuesta por diferentes tarjetas dispuestas entorno a un eje circular, parecida a una agenda o listín telefónico de sobremesa, fue construida y exhibida como ejemplo de arte surrealista. Cada tarjeta contaba con un código de colores que permitía encontrar más fácilmente las referencias a fragmentos anteriores.

La máquina de Raymond Roussel para leer sus «Nuevas impresiones de África»

Hace pocos años, nos sorprendió la noticia de que el primer ebook pudo ser inventado por una mujer española. Pese a que ahora sabemos que el de Ángela Ruiz Robles, una maestra leonesa que pasó su vida en Ferrol, no fue el primer intento de crear una máquina de leer, su Enciclopedia Mecánica es, sin duda, un artilugio sin igual. Con el objetivo de encontrar un modo de que sus alumnos no llevaran un peso excesivo en sus mochilas, doña Angelita (como se la conocía) patentó en 1949 un libro de texto que funcionaba con un sistema mecánico de aire a presión, al que se podían añadir diferentes carretes correspondientes a las distintas materias. Además, también fue la creadora del Atlas científico gramatical, un texto sobre la geografía española con múltiples enlaces en el que se podía consultar información sobre la gastronomía, la cultura o la política de cualquier ciudad española a elección del usuario. Los extraordinarios inventos de Ángela Ruiz, no obstante, jamás fueron comercializados y su brillante carrera en la docencia fue olvidada, ante lo cual sus familiares se atreven a afirmar que no habría pasado lo mismo si ella hubiera sido un hombre y de otra nacionalidad.

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La «Enciclopedia Mecánica» de Ángela Ruiz

Unas décadas después, el célebre autor argentino Julio Cortázar describe en su obra La vuelta al día en ochenta mundos el aspecto y funcionamiento de una máquina llamada Rayuel-o-matic, creada para favorecer la lectura de su novela Rayuela (y, a todas luces, inspirada por la máquina de Roussel, tal como podemos desprender del texto). Junto al pasaje en el que se describe la máquina, Cortázar incluye unos dibujos de su propia autoría en los que podemos apreciar en todo su esplendor el aparatoso artilugio, compuesto de un mueble repleto de cajones numerados (cada uno correspondiente a un capítulo de la novela) y una suerte de cama en la que recostarse para leer. Como podéis imaginar, este es un invento ficticio, humorístico y nunca llevado a cabo, pero igualmente ingenioso.

El Rayuel-o-matic de Cortázar

«¿Por qué no hacer que los libros se abran como organillos, como máquinas fotográficas, como parasoles, como abanicos? Estarían mucho mejor adaptados para la palabra en libertad…»

Corrado Govoni, 1915

Los avances de la tecnología en las últimas décadas han permitido que las máquinas de leer se conviertan en una realidad cotidiana. En la actualidad, los dispositivos para leer libros electrónicos coexisten en armonía con los libros de papel, pero, pese a que conocemos lo que aquellos que nos precedieron imaginaron sobre cómo mejorar el acto de la lectura, no podemos adivinar qué nos depara el futuro.

Lo único que, sin duda, somos capaces de afirmar es que, aunque las formas de leer hayan cambiado, lo que nunca cambiará será nuestra pasión por la lectura.

eBiblio

Seguramente hayas leído recientemente  algunas noticias sobre el nuevo servicio de préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicas españolas.  Desde el pasado mes de septiembre, el Sistema de Bibliotecas de Castilla y León cuenta con eBiblio, una  plataforma de préstamo de libros en formato electrónico a la que los lectores con carnet de usuario de cualquiera de las bibliotecas públicas de la comunidad podrán acceder con su contraseña, un dispositivo de lectura compatible y acceso a internet.

Los tablets_500libros electrónicos son una extensión lógica de las prestaciones que una biblioteca ha de ofrecer a sus usuarios.

Después de un periodo en el que se planteaba la necesidad de proporcionar  dispositivos de lectura a los usuarios,  los esfuerzos han pasado a concentrarse en facilitar el acceso a los e-books y, en su caso, a organizar las formaciones para que el lector se familiarice con los e-readers.

Y atención, porque a la inicial confusión en cuanto a los límites del servicio, se ha añadido también la ambigüedad del término libro electrónico, que  alude tanto al soporte como al texto que se lee en él, aunque para el primero también se usen las expresiones lector electrónico lector de libros electrónicos.

Hay una idea generalizada de que un libro en formato electrónico es un texto en abierto, prácticamente gratuito,  no sometido a derechos de autor, accesible urbi et orbi, cuyos DRM provienen de las ganas de fastidiar de autores  o  editores. Todos conocemos a muchas personas que leen libros que no están en formato impreso. Ya no conocemos a tantas personas que los hayan comprado. Y finalmente, conocemos a muy pocas que los hayan tomado en préstamo. Debemos aclarar algunas ideas erróneas del imaginario colectivo.

  1. Los libros electrónicos no son gratis: solo están en otro formato.
  2. Que una biblioteca posea  una obra en formato electrónico, no quiere decir que la pueda ofrecer simultáneamente a todos los usuarios que la demanden: dependerá del número de  accesos que haya comprado-pagado.pirata
  3. Que una biblioteca disponga de un libro electrónico no siempre significa que un lector pueda descargárselo en su dispositivo personal: es posible que ese material haya sido seleccionado para lectura  en línea.
  4. Que un lector se descargue una obra en préstamo en su dispositivo lector, no significa que pueda copiarla, compartirla, imprimirla… ni disponer de ella para siempre;  las licencias de las editoriales determinan cómo se puede usar o no usar. Actualmente existen cuatro tipos de licencias a las que podría acogerse un e-book según las restricciones de acceso que se enmarcan en los DRM 

En este punto ha llegado eBiblio, la plataforma que da la opción de acceder a la lectura de los libros electrónicos  en préstamo de diversas maneras:

EBIBLIO

  • Online, es decir desde cualquier navegador conectado a internet y mediante lectura en pantalla (ordenador, tableta, smartphone…)
  • En la nube, con la App eBiblio Castilla y León para iOS y Android, en las modalidades online y offline.
  • En ordenadores personales y e-readers, mediante descarga del libro con el DRM de Adobe.

 

Este proyecto de gestión de préstamo de libros electrónicos a través de una única plataforma, está  financiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para toda España,  y es el único que funciona a nivel nacional en el ámbito europeo.

Sin embargo muchos  bibliotecarios implicados en el sistema se han mostrado, al menos parcialmente, en desacuerdo con el planteamiento  del proyecto o con  la adjudicación del concurso, a la vez que advierten de que es un proyecto que no tiene garantizada su continuidad.

ANABAD, la  Confederación de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas define eBiblio como un proyecto público de préstamo de ebooks con luces y muchas sombras, y analiza con detenimiento varios puntos cuestionables o directamente mejorables:

  1. Una plataforma en manos de Libranda.
  2. Kindle, excluido del préstamo.
  3. 200.000 licencias: ¿demasiadas o pocas?
  4. Solo 1.500 títulos para el préstamo electrónico.
  5. El carné único no vale en todas las CCAA.

 

Al calor de esta entrada sobre eBiblio,  te indicamos otras páginas donde puedes acceder a e-books de forma gratuita y legal  (fuente: OCU, 15 septiembre 2014).

Lectura online gratuita

  • eBiblio:  ya citada
  • 24symbols. Es una web desde la que leer libros, gratis o pagando en su versión Premium. Tienen aplicaciones para smartphones o tabletas.
  • Wikisource. En este apartado de la Wikipedia se pueden leer online sin derechos de autor. También es posible descargarlos en PDF, pero por capítulos.
  • .

Libros clásicos  de dominio público

  • Proyecto Gutenberg. Permite el acceso a más de reading40.000 títulos de libros de dominio público libres de derechos
  • Biblioteca nacional. Tiene un portal libre y gratuito de los documentos digitalizados de la biblioteca.
  • Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Permite el acceso gratuito a los títulos de la biblioteca virtual, en sus portales de literatura española, americana, letras galegas…

Descarga de libros gratis

  • Bubok. Es una web donde los autores pueden autopublicar su libro y ponerlo a disposición de los lectores. Algunos son gratuitos.
  • Feedbooks. Ofrece libros de dominio público libres de derechos y originales gratuitos.
  • Librear. Web de descarga de libros sin derechos de autor en la que los autores también pueden autopublicar ebooks.
  • Literanda. Es una editorial exclusivamente digital en la que algunos autores ofrecen sus libros de manera gratuita. Además se puede acceder a clásicos en dominio público libre de derechos de autor.
  • Manybooks. Biblioteca de libros gratuitos en varios idiomas.
  • Openlibra. Es una biblioteca libre online especializada en temas técnicos e informáticos.
  • La Casa del Libro. La web de esta cadena de tiendas ofrece un apartado de libros gratuitos.
  • Nubico. Es una web de suscripción de lectura online, como Círculo de lectores, pero en digital. Su modelo de negocio es de pago, pero permiten una prueba gratuita de 5 libros de prueba.
  • Free ebooks.  Es una web de suscripción de lectura online. Tienen una cuota de socio gratuíta con un límite de 5 descargas al mes de libros en formatos pdf y txt, o cuota de socio de pago con descargas sin límite en todos los formatos.

Exclusivos para Kindle

  • Amazon tiene un apartado dedicado a ebooks gratuitos: desde clásicos como El Quijote, hasta cómo aprender japonés.
  • Hundred Zeros se enfoca en la misma línea que el Amazón; facilita el acceso directo a los libros gratuitos de Amazon, ordenados por temas e idioma.

Páginas con contenido social

  • BiblioEteca. Es una comunidad virtual donde leer recomendaciones y participar en grupos de lectura afines.
  • 1libro1€uro. Es una campaña en la que varios autores ceden la descarga gratuita de sus libros a cambio de una donación a la ONG de derechos de los niños Save the children.
  • #Bookcamping. Dentro de la corriente de consumo colaborativo, esta biblioteca con pretende acercar la cultura al ciudadano a través del acceso a contenido con licencias abiertas.

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