Mientras el gótico clásico se hundía en la retórica de lo extraño, en un movimiento de fuera hacia dentro, las reminiscencias que del gótico pueden rastrearse en la posmodernidad hablan de una recreación en el terreno del inconsciente, proyectando al exterior los devaneos de una mente confusa e inestable.
Aquella galería de personajes monstruosos, indicios de la presencia constante del mal en nuestro mundo, que recorría las novelas góticas y fantásticas sin apenas voz toman la palabra en estos textos posmodernos para acercamos al “otro” desde un prisma completamente renovado. La presencia del mal como una extensión de la tierra, no como un ente religioso, abre el camino a la experimentación con una simbología del mal que llega hasta nosotros, hasta cualquiera de nosotros. Así, la exploración de lo “otro” cuestiona una y otra vez nuestra balanza del bien y del mal y provoca un conflicto interno asociado a un continuo cuestionamiento de la realidad. Si el monstruo puedo ser yo, entonces podría ser cualquiera: el amable panadero, la gentil profesora de Primaria o la dulce niña que vemos cada mañana esperar al autobús. Los límites se han quebrado definitivamente, y más allá de la moral puesta en tela de juicio por los primeros góticos.
Un recorrido por varias de las novelas posmodernas mexicanas próximas al género gótico nos descubrirá un mundo de seres, como nosotros, que invadidos por la sensación de oscuridad, deambulan por el mundo en medio de dudas y atrapados en un eterno conflicto entre el bien y el mal.
Si te perdiste la ponencia presentada por Miriam López Santos (Universidad de León) o asististe a ella y quieres recordarla, puedes ver su presentación:
Del mismo modo te recomendamos una visita al portal dedicado a la Novela Gótica en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, dirigido también por la autora de esta ponencia.