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Francisco Umbral, libro a libro

Lo que deseo decir es que yo tenía una espada de madera y quizá aquella fue la última espada del Reino de León. Habíamos llegado a la ciudad en una tarde de calor, en un tren de tercera, por la llanura castellana, hasta que las orillas del paisaje fueron poniéndose verdes, al llegar a la provincia. Cerca ya de la capital, había chopos y álamos en inesperadas formaciones, afilados, cortando la rica brisa del verano en largas rebanadas que entraban por las ventanillas del tren y nos daban en la cara y en el flequillo al otro chico y a mí.

 Así es como comienza la novelita titulada por Umbral Días sin escuela que se publicó en el nº 6 de la revista «Tierras de León» en 1965, texto ambientado a orillas del Bernesga que explica suDSC_0087 emplazamiento en el hecho -desconocido aún hoy por muchos leoneses- de que el célebre Francisco Umbral fue nuestro convecino allá por los últimos años de la década de los 50. Así, hasta el día 20 de febrero se puede visitar en la Biblioteca General San Isidoro una exposición titulada  Francisco Umbral, libro a  libro promovida por el Área de Actividades culturales de la Universidad y producida por la Fundación Francisco Umbral en la que a través de paneles con fotografías explicadas, se hace un recorrido a lo largo de la vida de Francisco Alejando Pérez Martínez siendo un niño hasta el momento de recibir el Premio Cervantes siendo ya nuestro célebre Paco Umbral.

No han sido pocas las veces que en los últimos años la figura del escritor se ha vuelto a imagenreivindicar de alguna u otra manera en el ámbito cultural leonés. El diario El Mundo fue publicando hace tiempo un adelante del volumen que ha visto la luz hace unos días, Francisco Umbral, diario de un noctámbulo, donde se recogen los textos vertidos en la primera época de Umbral coincidiendo con su estancia en León, que han pasado bastante desapercibidos en su producción ya que se trata de sus primeros atisbos literarios y periodísticos que poco tienen que ver con los del Umbral maduro. El pasado año, diversos periódicos y blogs de nuestra ciudad se hicieron eco de la relación de Umbral con León en artículos de diverso tipo, entre ellos uno en el Diario de León que, junto con la revista Arco supuso su inicio en el periodismo escrito y que explica las causas ya sabidas de la mala relación del escritor con la ciudad. Poco se puede añadir a las palabras que últimamente han aparecido sobre la relación del Umbral con León, tomamos como resumen de ellas la vertida por Bruno Marcos en astorgaredaccion.com, donde se llama la atención sobre el hecho de que «hubiera un tiempo en el que un Crémer eclipsara a un Umbral».

El mal humor de Francisco Umbral es sin duda lo más conocido de él públicamente desde aquel famoso encontronazo con Mercedes Milá, que parece va a ser el episodio de su vida por el que pase a la historia con minúsculas. Aunque reconociera en vida que su relación con León nomortal-y-rosa-Francisco-Umbral fuera solamente de odio, sus impresiones sobre la ciudad no dejan lugar a dudas de que su honestidad en las críticas no solamente procedía de lo político sino del «aldeanismo» cuyo ejemplo más claro es la anécdota alrededor del cinefórum y aquella película de Cocteau. También en su momento reconoció no guardar ningún rencor a la ciudad, al igual que nosotros con él. Aunque en este país es cosa generalizada el juzgar al todo por la parte y sobre todo por lo anecdótico, no se puede dejar de reclamar hacia Umbral la atención que merece su obra. Las enemistades de la vida literaria dejan de tener sentido cuando el peso de la letra va por delante, y por eso uno puede ser un gran admirador de Bolaño y no hacerle ningún caso a su decálogo del buen cuentista, donde repite tres veces que nunca hay que leer a Umbral. Para quien le apetezca leer sobre la vida leonesa en los 50 el testimonio de Umbral en La ciudad y los días es altamente recomendable, y es que hasta de los nuestras tabernas más célebres hizo escarnio: un ejemplo, la que del mesón El Besugo rescataban nuestros amigos de El palillo leonés. Pero se quieran escribir cuentos o no, es innegable que en lo que se refiere a la literatura en sus cotas más altas, desde la lectura o la escritura Las ninfas o Mortal y rosa son una maravilla poética dentro de la prosa en español del siglo XX.