Duke Ellington (Ellington at Newport) 60º Aniversario

Duke Ellington comenzó su carrera en la década de los veinte y muy pronto forma su propia orquesta. La Duke Ellington Orchestra se prolongó hasta la década de 1990, dirigida por su hijo Mercer, después de la muerte del duque en 1974. Cruzó la Edad del Swing, Bebop, Cool, el Hardbop, siempre con la misma calidad, aunque no siempre con la misma popularidad. A mediados de 1950, por ejemplo, pasó por un período muy difícil en el que las grandes bandas ya no estaban de moda. En 1956, sin embargo, fue invitada por primera vez para asistir al Festival de Jazz de Newport. El disco grabado en directo es lo que presentamos.

Entre 1927 y 1945, después de crear para el jazz el «jungle style» Duke Ellington y su orquesta alcanzan en este periodo la cumbre de su madurez artística y creativa. La orquesta de Duke Ellington en los años cuarenta era sin duda la que poseía los mejores solistas y los instrumentistas mas virtuosos de la época.

Tras el declive de las big bands, Ellington fue el único líder de orquesta que nunca disolvió la suya. A falta de contratos pagaba a sus músicos con los ingresos por sus derechos de autor y utilizaba su orquesta para componer con ella y oír su música. Pero algunos de sus solistas se marcharon entre finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta para iniciar sus carreras en solitario. A la marcha de Ben Webster, Barney Bigard y otros, se unió una definitiva en 1951, la de su amigo, Johnny Hodges. La prensa que antes no le escatimaba elogios, anunciaba casi a diario la desaparición de la orquesta. En 1955 llegaron incluso a amenizar durante varias semanas un espectáculo en plan “Escuela de Sirenas” en Nueva York.

En 1955 vuelve a la banda Johnny Hodges y Ellington respira aliviado y entran en nomina una serie de músicos que darían todavía mucho juego al sonido Ellington. Entre las incorporaciones mas sonadas, están los saxofonistas Paul Gonsalves y Jimmy Hamilton, el clarinetista Russell Procope, el trombonista Quenti Jackson, y los trompetistas Cat Anderson y Clark Terry. Con estos músicos y cierto escepticismo, Ellington es invitado a actuar en el Festival de Jazz de Newport de 1956. Lo que pasó aquella noche está escrito en los anales del jazz con letras de oro.

Fue el sábado 7 de julio de 1956. La cosa no empezó muy bien. Por exigencias del promotor del evento, George Wein, hubieron de interpretar un par de piezas al inicio de la jornada y luego esperar tres horas junto al escenario hasta la definitiva actuación, lo que irritó sobremanera a los músicos. Quizás fuera por esto, o porque la propia actuación no había resultado demasiado lucida (por otra exigencia de Wein habían presentado en el festival una nueva suite sin apenas ensayo), el caso es que atacaron la pieza final del programa, cerca de la medianoche y con mucha gente ya desfilando por los pasillos hacia la salida, con una energía inusual.

La pieza en cuestión, “Diminuendo y Crescendo in Blue”, era el resultado de unir dos composiciones de Ellington de 1937, mediante una sencilla base rítmica de batería, bajo y piano. Uno de los saxofonistas, Paul Gonsalves, tenía orden de improvisar sobre ella “hasta nuevo aviso”. Vaya si improvisó, y de qué modo.

El público, que enseguida se dio cuenta de que el concierto se estaba animando, empezó a regresar a toda prisa a sus localidades. Y entonces, cuando Gonsalves atacaba su séptimo compás, ocurrió algo increíble: una espectacular rubia platino vestida de negro se levantó de su asiento y se acercó bailando a la orquesta. No tardó en sumársele más y más gente y un Gonsalves absolutamente entregado se desató en un histórico solo de seis minutos y medio que nunca, jamás, podrá mejorarse. Al final de la canción una enfervorizada multitud de miles de personas (en su mayoría adultos blancos de clase acomodada) se arremolinó alrededor del escenario pidiendo más de lo mismo. Desoyendo los frenéticos ruegos del promotor Wein y del personal de seguridad, que temían un tumulto, Duke les regaló media hora de bises. Fue el mejor momento de su carrera.

Aquello era justo lo que necesitaba la banda para subirse de nuevo a la cresta de la ola. La grabación del concierto se vendió como rosquillas, Ellington apareció en la portada de la revistaTime y recuperó el sitio en el Olimpo de los más grandes que le correspondía por derecho propio. Allí seguiría veinte años más, hasta su muerte: muchos más discos, conciertos por el mundo entero y todo tipo de galardones.

Otra característica histórica de este concierto es el disco que se editó con el registro del mismo. La Columbia tenía los derechos sobre la música de Duke en aquellos años. La grabación en vivo que se intentó hacer aquella noche fue tan espantosa, que editaron un disco con grabaciones de estudio realizadas un par de días después. Para que no se notara, añadieron aplausos al final, y agregaron las presentaciones de Duke. Hay disparidad de criterios si fue decisión del propio Ellington, descontento con la calidad de la grabación del concierto o fue decisión de la discográfica.

En 1996 se descubre, perdida entre los archivos de la emisora The Voice Of América , que retransmitió el concierto en directo, que había una grabación completa del mismo. En 1999 reeditan (ya en formato CD) «Ellington at Newport» en una nueva versión, llamada «Complete», que suman a los temas de estudio grabados en su día, los verdaderos de aquella increíble noche, remasterizados, y sobretodo, auténticos.

Enlace al Álbum Completo

Duke Ellington con Paul Gonsalves (Crescendo+Diminuendo in Blue) Tv Reino Unido

Breve Documental sobre el Concierto

 

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