Franco Battiato cumple 75 años. Recordando su etapa más experimental (1972-1978)

Franco Battiato

Franco Battiato a principios de los setenta. Fotografía: Roberto Masotti

La figura de Franco Battiato es totalmente poliédrica. Iconoclasta y heterodoxo, su evolución musical a lo largo de sus más de cincuenta años de carrera ha sido constante. Además con un detalle añadido. Los cambios han sido radicales, sin ningún tipo de evolución previa. Pasando de su etapa inicial de cantante melódico de finales de los sesenta, a la más completa experimentación, siendo quizás de los músicos más vanguardistas de la década siguiente. El pasado 23 de marzo cumplió 75 años.

Battiato es conocido, sobretodo en España, por su digamos “tercera etapa” musical. la que comienza a finales de los setenta, donde registro ese conjunto de canciones imprescindibles, que están en la mente y el recuerdo de todos. Esa tercera evolución, mezcla de la New Wave y el tecno, todo ello adobado con la impronta única de alguien que ha conseguido ser un estilo en sí mismo.

Precisamente por ser la parte más desconocida por el gran público, y la más chocante para quien no la conozca. Esta entrada se centrará en su actividad musical durante gran parte de la década de los setenta. Donde llevó la experimentación sonora a límites inimaginables. Muchas veces se le ha etiquetado dentro de aquella corriente, más que fecunda, que fueron las bandas progresivas italianas de aquella década. Hay una delgada línea de similitud entre ambos, porque Battiato les superó ampliamente, al no marcarse ningún límite ni frontera en un experimentalismo casi intransigente, que dominaría gran parte de su obra a mediados de los años setenta.

Fotografía: Roberto Masotti

Cuando el joven Battiato comenzó a abrirse camino en el mundo de la música ligera a finales de los años sesenta, probablemente nadie podría haber imaginado que ese chico hubiera podido cambiar de ese género fácil e inmediato a la experimentación más salvaje y luego cambiar de dirección nuevamente, logrando un gran éxito con discos mucho más accesibles y, posteriormente, dedicarse a la música clásica y lírica. Todo esto se puede resumir en la carrera de quien es, quizás, el cantante italiano más particular y ecléctico de la historia.

Nacido en Jonia (provincia de Catania, Sicilia) en 1945. Battiato se mudó a Milán alrededor de los diecinueve años. Al poco tiempo, obtiene los primeros contratos de grabación. Entre 1965 y 1969 publicó cinco o seis singles de éxito no  muy considerable. Estas son canciones de amor, muy simples y muy comerciales (entre otras cosas, ni siquiera escritas por él), de acuerdo con la tendencia seguida por casi toda la música italiana de la época. Los inicios de su evolución musical,  comienzan durante la edición de 1968 de “Un disco per l’estate”, el famoso evento de la radio de la época: Battiato se da cuenta de que es completamente ajeno al contexto que lo rodea y, con un valor admirable, rompe sin dudarlo, con cualquier contrato que lo vincule a ese mundo discográfico, que el ya consideraba falso y deplorable.

Fotografía: Roberto Masotti

Sigue un breve período de profunda crisis personal, superado solo con la ayuda de dos nuevos intereses muy fuertes, que a partir de entonces caracterizarán su forma de ser y concebir el arte musical: el sufismo de los místicos del Medio Oriente (no por casualidad la cultura árabe será el centro de los estudios del compositor en la década siguiente) y la música electrónica.

A finales de los años sesenta, de hecho, comenzó a explorar el uso de sintetizadores (por lo tanto, seguramente fue el primero en Italia y uno de los primeros en el viejo continente) y la música clásica contemporánea. La primera de sus innumerables transformaciones se logró, es decir, de un cantante joven y mediocre, a un experimentador y líder radical de la naciente, aunque pobre, escena underground italiana.

Battiato plasmó por primera vez estas inquietudes en los surcos de un vinilo, en 1972, con el revolucionario “Fetus”, publicado en una pequeña compañía discográfica alternativa, Bla Bla. Las atmósferas electroacústicas, el uso a veces violento e incluso exagerado del sintetizador, y un vanguardismo sin concesiones, caracterizan este oscuro álbum. La publicación de este trabajo debió ser un verdadero shock para la adocenada escena musical de aquellos años. Comenzando por la imagen de portada (una foto impresionante de un feto). El disco resulta ser un viaje psicodélico, inspirado entre otras cosas por la obra de Aldous Huxley (a quien está dedicado).

Energia / Meccanica (Fetus) 1972

La destrucción del formato tradicional de álbum siguió con “Pollution(1973), un verdadero trabajo de “rock progresivo de vanguardia”, balanceándose entre preguntas existenciales y la cuestión de la contaminación, que se refleja musicalmente con destellos de guitarra eléctrica distorsionada y aumento del uso de teclados. Este  álbum representa quizás uno de los ejemplos más originales del rock del sur de Europa. El omnipresente sintetizador parece luchar contra los sonidos acústicos. El bajo, la batería y el piano se maceran con efectos vocales sutiles y etéreos. Todo ello conforma esta joya indiscutible del rock experimental.

Pollution (1972)

Sobre la base de las nuevas experiencias musicales procedentes del extranjero que está acumulando en este período, y sobre todo, las lecciones que le dio el maestro y amigo Karlheinz Stockhausen, ya desde 1973, Battiato se ha convertido en un músico vanguardista aún más intelectual y volcado en su mundo interior. Hacia finales de año publicó una de sus mejores obras, “Sulle corde di Aries”.. La experimentación constante, una electrónica bastante sofisticada y, la influencia de la tradición musical árabe, contraste acústico al maremágnum sonoro, convergen en este nuevo y muy serio trabajo. Ha llegado el momento de “construir algo nuevo”, y Battiato lo hace eliminando guitarras, bajos y batería, a favor de instrumentos de viento y de cuerda pulsada.

Sulle Corde di Aries (1973)

Luego, con un nuevo cambio estilístico, Battiato da vida a la cuarta y probablemente última obra maestra de su discografía experimental, el inquietante “Clic” (1974),. Totalmente dedicado a la persona y el trabajo de Karlheinz Stockhausen. Battiato produce siete composiciones cortas e inusuales, casi todas instrumentales de electrónica experimental. Atmósferas suspendidas entre lo sombrío y lo esotérico, movimientos electrónicos y un complejo collage sonoro. Todo ello caracteriza esta pequeña gran obra cuidada en cada detalle por su autor, que alterna piano, órgano, instrumentos electrónicos y todo tipo de “efectos especiales”. Ninguna pieza destaca más que las otras,

Clic (1974)

Battiato, sin embargo, comienza a abandonar la electrónica casi por completo. Realiza una breve gira por el sur de Italia como teclista para el Magnetic Frame (grupo formado para la ocasión con algunos amigos de la escena alternativa italiana). Del mismo período es el disco “M.elle Le Gladiator” (1975), un peldaño más bajo para los estándares del compositor. Alrededor de diez minutos de muestras y sobregrabaciones (pero mucho más duras y menos armoniosas que las de “Clic”), que luego dan lugar a unos veinte minutos discontinuos de sonidos de órgano, grabados en la catedral de Monreale. Este álbum se puede considerar una idea fallida y pretenciosa, o por el contrario, es simplemente un disco hecho de “rellenos experimentales” destinados a enmascarar, si no la falta de ideas, al menos la transición creativa del autor.

M.elle Le “Gladiator” (1975)

Después de pasar del pequeño sello de vanguardia Bla Bla al potente Ricordi (¡que paradójicamente parece darle aún más libertad creativa!), Battiato se dedica, al menos durante dos o tres años, a la composición de vanguardia clásica. Pasa sus días frente al piano en un intento de crear nuevas formas de sonido y colabora con músicos clásicos. Los resultados de esta investigación musical están documentados en el álbum “Battiato”(1977).

Za (Battiato) 1977

Cafè-Table-Musik (Battiato) 1977

El álbum “Juke Box” (1978) fue de menor importancia , concebido como la banda sonora de una película para la televisión italiana de la época, pero luego rechazado por los responsables de la misma. Se compone de seis piezas para piano, violín y partes corales. En resumidas cuentas, nada extraordinario.

Juke Box (1978)

Las dos partes largas que componen el último álbum verdaderamente experimental de Battiato, titulado “L’Egitto Prima Delle Sabbie” (1978), lleva la experimentación pianística al límite. En la pista que da nombre al álbum (ganador del premio internacional Karlheinz Stockhausen de ese mismo año), la misma “frase” rápida de piano se repite decenas de veces indefinidamente sin ninguna variación, excepto por la duración de las pausas; Este es probablemente el mejor ejemplo de la capacidad de Battiato para crear atmósferas hipnóticas. La segunda pieza larga, “Sud Afternoon”, destaca el componente notablemente percusivo, casi obsesivo, del sonido del piano.

L’Egitto Prima Delle Sabbie (1978)

Pero de repente, Battiato pone en marcha, quizás, uno de los mayores cambios en estilo y género que recuerda la historia de la música popular. La diferencia entre “L’Egitto Prima Delle Sabbie” y su trabajo posterior es desconcertante. “L’Era del Cinghiale Bianco” (1979), publicado para Emi, son canciones pop realmente pegadizas. Habiendo abandonado por completo la vanguardia, Battiato movió su experimentación en el contexto del formato de canción convencional. Para bien o para mal, el género acuñado por el siciliano, y llevado a cabo, aunque en una fase continua de cambio, en la década siguiente, fusiona la música para grandes audiencias y la música más minoritaria, de una manera muy personal. Compone canciones que son agradables para el oído como nunca antes, pero sin perder el poso intelectual de siempre. Quizás se pueda encontrar en el resto de la historia de la música algo que se parezca vagamente a esto, pero el “estilo Battiato” era y sigue siendo algo inalcanzable.

Angelo Branduardi (1974-1979). Los Inicios del Gran Trovador de la Música Italiana

Angelo Branduardi in una foto degli anni '70.

Fotografía: Calle Hesslefors / ullstein bild

Es difícil considerar a Angelo Branduardi como un típico cantante italiano de música pop. Su formación clásica, que culminó con una títulación en violín del Conservatorio de Génova, le diferencia grandemente del cantante melódico al uso. Además, cuando era joven, Branduardi sintió la necesidad de expresarse a través de la voz y las palabras. Entonces gravitó hacia la música de los grandes cantautores como Brassens, Donovan, Dylan, Cat Stevens o Joan Baez, e incluso, comenzó a tocar la guitarra. En una entrevista, declaró que estos dos instrumentos en realidad se complementan entre sí: el violín como hombre y la guitarra como mujer.

A lo largo de los años, tanto en actuaciones en vivo como en sus grabaciones, también tocó otros muchos instrumentos: dulcimer, piano, flauta, saxofón, armónica…

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Angelo Branduardi 74 (1974)

Con respecto a sus letras, Branduardi siempre contó con la inspiración de su esposa, Luisa Zappa, una presencia fundamental y constante en su camino, ayudando a crear textos originales, y traducciones para sus álbumes editados en otros idiomas. De hecho, Branduardi lanzó muchos de sus trabajos en varios idiomas. En la mayoría de los casos, las traducciones no son muy fieles a los originales, incluso si mantienen los mismos temas y tonos; en ciertos casos, constituyen textos que son completamente autónomos y no relacionados.

Angelo Branduardi nació el 12 de febrero de 1950 en Cuggiono, cerca de Milán. Cuando tenía unos meses, su familia se mudó a Génova y allí, en el Conservatorio Niccolò Paganini, Angelo obtuvo su diploma de violín y debutó como solista con la orquesta del Conservatorio. A la edad de quince años, Angelo se mudó a Milán, y aquí se matriculó en el Instituto Técnico de Turismo, donde conoció y tuvo como maestro al gran poeta Franco Fortini. Más tarde, se matriculó en la Facultad de Filosofía y en ese período comenzó a componer, musicando los textos de sus autores favoritos, por ejemplo, “Confessioni di un Malandrino” del poeta ruso Yesenin, una de sus canciones más famosas, se remonta a aquellos años. A principios de los años setenta, Angelo conoció a Luisa Zappa, quien más tarde se convertiría en autora de varias de sus letras, así como en su esposa.

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La Luna (1975)

1974 es el año de su debut discográfico con un álbum homónimo, producido por Paul Buckmaster. Un disco que destaca la poesía de sus letras y la sobriedad de sus arreglos, casi exclusivamente acústicos.

Al año siguiente, el músico lombardo lanzó su segundo álbum, “La Luna, en colaboración con un nombre destacado en la música italiana: Maurizio Fabrizio. Sin embargo, los elogios al disco permanecen confinados a un círculo muy pequeño de admiradores y críticos.

Alla Fiera dell’Est (1976)

El primer gran éxito llegó en 1976 con el álbum “Alla Fiera dell’Est”, que ganó de inmediato el Premio de la Crítica. La obra, siempre rigurosamente acústica, con guitarras y violines en primer plano, está inspirada en cuentos populares de todo el mundo: desde la canción de cuna judía de “Alla Fiera dell’Est”, hasta la tradición celta de “La serie dei numeri”, al poema alemán de “Sotto il tiglio”.

Solo pasa un año, y con “La Pulce d’Acqua”, Branduardi renueva su éxito, gracias también al maravilloso encanto de la canción principal del álbum, otro cuento de hadas lleno de referencias míticas y poéticas. Invitado de lujo, el músico sardo Luigi Lai, virtuoso de las “launeddas”, un antiguo instrumento de viento. El trabajo también se enriquece gráficamente con nueve impresiones en color de Mario Convertino que ilustran los textos.

La Pulce d’Acqua (1977)

Branduardi es ahora el nombre principal de la canción italiana, pero no solo. En 1978, comenzó una larga gira que lo lleva por Europa, seguido en 1980 por la “Caravana del Mediterráneo”, con invitados del calibre de Stephen Stills, Ritchie Havens y Graham Nash.

Entre las dos giras, en 1979, lanzó Cogli la Prima Mela, un álbum de gran éxito a nivel europeo, arrastrado por la conmovedora melodía de la canción principal y premiada por críticos de varios países europeos. Ese el mismo año, el cantautor lombardo toca en París en la “Fète de l’Humanité”, frente a más de 200.000 personas. También llegará la versión francesa de “Cogli la prima mela”, el trofeo Golden Europe y el premio de la crítica al mejor disco del año en francés. La fama del “juglar lombardo” se extiende por toda Europa.

Cogli la Prima Mela (1979)

“Alla fiera dell’est”, “La pulce d’acqua” y “Cogli la prima mela” son las tres obras más notables de este período, y probablemente de toda su carrera, que han servido para definir y moldear su estilo inconfundible.

Más tarde, sin embargo, uno no puede olvidar álbumes tan valiosos y verdaderas joyas, como “Branduardi canta Yeats” (1986), cuyas letras son poemas del gran poeta irlandés, traducidas por Luisa Zappa y músicadas por Branduardi. De hecho, siempre hubo una conexión entre su música y la poesía, gracias a la inspiración que recibió del poeta Franco Fortini, su maestro durante un breve periodo de tiempo.

Así, la trayectoria artística de Branduardi es fundamentalmente personal; no hay las concesiones típicas del mundo de las canciones pop y sus escaparates, como el Festival de San Remo. No hay tratamiento de temas políticos, cuando estos fueron abordados ámpliamente por sus contemporáneos en la convulsionada Italia de los setenta. Ni una conexión con las llamadas “escuelas de compositores de canciones” (de Génova, Milán o Roma). Pero en cambio, ha construido un perfil artístico y humano propio, que le ha proporcionado un gran éxito que (incluso con sus altibajos), se ha mantenido desde 1974, el año de publicación de su primer álbum.

DEQUENVESSENDO (05/Marzo/2020)

05-03-2020

 21:00 H
 TEATRO EL ALBÉITAR

 

Entradas (8 €): a partir de media hora antes del concierto en la  taquilla del teatro
50% de descuento: Comunidad Universitaria, previa presentación de carné  universitario y DNI.

Dequenvessendo es un grupo de música gallega que nace en el 2016, dentro de la Asociación Cultural Triskell de Armentón (Arteixo), con la idea de formar un proyecto basado en los cuartetos de música tradicional. En su inicio, estaba formado por Bieito Romero Diéguez, Miguel Ocampo Bermúdez y los hermanos Miguel y Pablo Rosales Reboiras. Poco a poco empiezan a introducirse en el folk, inspirados en grupos como Luar Na Lubre, Milladoiro, Silly Wizard y The Tannahil Weavers, enmarcados en el folk celta atlántico.En 2017, el grupo obtuvo el 3er lugar en el XXVIII Concurso de Música Xacarandaina.

Han participado en numerosas foliadas de prestigio en Galicia, como los Cantos de Taberna de Folgoso do Courel y la Foliada de A Fonsagrada, la Exposición del XXX Aniversario de Luar Na Lubre, el II Festival Lágrimas de San Lorenzo, en Pumarín (Balboa), en las Fiestas de Bardaos (San Sadurniño), en la 34º Edición del Festival da Carballeira de Zas y en el primer concierto de la Noche de San Juan de 2017 en Cubillos del Sil (El Bierzo), dónde decidieron incorporar más instrumentistas para enriquecer la musicalidad del grupo. Unos meses más tarde, el grupo actuó en la Romería de Sisalde (Arteixo), donde se incorporó el guitarrista Natahel Regueiro.

Dequenvessendo se estrenó como sexteto en un concierto en los Xardíns de Méndez Núñez (A Coruña), en 2018, con la incorporación de Irene Cerqueiro, vocalista e instrumentista. Desde entonces, el grupo ha tenido la ocasión de participar en numerosos conciertos, como la primera Romería de Esgos (Ourense), II y III Romería de Pastoriza (Arteixo), XXVI Magosto de Balboa (El Bierzo), en el Pub A Cova Céltica (A Coruña), Hotel Bela Fisterra (Fisterra), I Edición de BioCultura en el recinto de ExpoCoruña (A Coruña) y, de forma regular, en la programación cultural de A Casa das Crechas (Santiago de Compostela), donde se han dado a conocer.

Dequevenseendo, se encuentra inmerso en la grabación de su primer disco, “Canto das Xacias”, que han conseguido financiar gracias al apoyo de una campaña de crowfunding, en la que participaron más de 120 mecenas. Este trabajo, que se presentará el 22 de mayo en el Teatro Rosalía de Castro, contará con la colaboración de artistas de renombre dentro del panorama musical gallego, como María Xosé Silvar ‘Sés’, Bieito Romero o Nani García, entre otros.

El disco “Canto das Xacias” está basado en los seres mitológicos acuáticos por excelencia, las xacias, dentro del imaginario popular gallego y a través de “una de las pocas leyendas que nos llegan, como la historia recogida en 1927 en Vilar de Ortelle (Ourense) por su párroco, que habla de Sabel, la hija de un matrimonio entre una Xacia y un humano, que finaliza de forma trágica”, explicó Bieito Romero Diéguez, joven gaitero que ha heredado la vocación musical de su padre, Bieito Romero, fundador del grupo Luar Na Lubre.

BIEITO ROMERO: Gaita, flauta travesera
IRENE CERQUEIRO: Voz, flauta travesera, teclado
PABLO ROSALES: Whistle, zanfona, gaitas
NATAHEL REGUEIRO: Teclado, guitarras
MIGUEL OCAMPO: Percusión
MIGUEL ROSALES: Acordeón diatónico, teclado