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Manuel de Falla consideró a Claude Debussy como el «creador de la música nueva», en la carta de pésame que envió a su esposa tras la muerte del músico francés en 1918. La definición fue la más precisa que se le dedicó al compositor, que desarrolló una forma totalmente nueva de entender el lenguaje musical, a través de un sonido revolucionario, una huella que acabaría impregnando la historia de la música en los siglos XIX y XX.
Claude Debussy, (nació el 22 de agosto de 1862, en Saint-Germain-en-Laye, y falleció el 25 de marzo de 1918 en París). Por tanto, se cumplen 100 años del fallecimiento de este compositor francés, cuyas obras fueron una fuerza seminal en la música del siglo XX. Desarrolló un sistema muy original de armonía y estructura musical que expresaba en muchos aspectos los ideales a los que aspiraban los pintores y escritores impresionistas y simbolistas de su tiempo.
Debussy mostró muy pronto sus capacidades para la música. Fue alentado por Madame Mauté de Fleurville, quien pretendía haber sido discípula de Chopin. Madame Mauté lo preparó durante un año para afrontar los exámenes de acceso al conservatorio de París, que Debussy aprobó con brillantez y al que se incorporó el 22 de octubre de 1872, donde estudió piano y composición. Debussy fue experimental desde el principio, favoreciendo disonancias e intervalos que no se enseñaban en la Academia. Al igual que Georges Bizet, fue un brillante pianista, que podría haber tenido una carrera profesional si lo hubiese deseado.
Claude Debussy alrededor de 1885
La juventud de Debussy navegó en circunstancias de gran turbulencia. Mientras vivía con sus padres en un suburbio pobre de París, inesperadamente quedó bajo el patrocinio de una millonaria rusa, Nadezhda Filaretovna von Meck, quien lo contrató para tocar duetos con ella y sus hijos. Viajó con ella a sus residencias palaciegas en toda Europa durante las largas vacaciones de verano en el Conservatorio. En París, durante este tiempo, se enamoró de una cantante, Blanche Vasnier, la hermosa joven esposa de un funcionario parisino, embarcándose juntos en un romance que duró ocho años; ella inspiró muchas de sus primeras obras. Está claro que fue desgarrado por influencias de muchos tipos; estos años tormentosos, sin embargo, contribuyeron a la sensibilidad de su estilo inicial.
Este estilo temprano está bien ilustrado en una de las composiciones más conocidas de Debussy, «Clair de lune». En 1884 ganó brillantemente el Grand Prix de Roma con la cantata «L´Enfant prodigue» (El niño pródigo).
Como poseedor del Grand Prix, Debussy ganó una estancia de tres años en Villa Medici en Roma, donde, bajo unas supuestas condiciones ideales, debía continuar con su trabajo creativo. Sin embargo, la mayoría de los compositores a los que se les otorgó esta beca, encontraron fastidiosa la vida en este magnífico palacio renacentista y ansiaban regresar a un entorno más simple y familiar. Debussy finalmente huyó de Villa Medici después de dos años y regresó con Blanche Vasnier en París.
Otras mujeres también se relacionaron con él en sus años de juventud. En esa época, Debussy vivió una vida de extrema dispersión. Una vez, una de sus amantes, Gabrielle («Gaby») Dupont, amenazó con suicidarse. Su primera esposa, Rosalie («Lily») Texier, una modista, con quien se casó en 1899, se pegó un tiro, aunque no fatalmente, y, como es a veces el caso en los artistas de intensidad apasionada, el mismo Debussy estaba obsesionado por pensamientos de suicidio.
Debussy con su Primera Esposa Lily
La principal influencia musical en el trabajo de Debussy fue el trabajo de Richard Wagner y los compositores rusos Aleksandr Borodin y Modest Mussorgsky. La idea de Wagner de «Gesamtkunstwerk» («trabajo de arte total») alentó a los artistas a refinar sus respuestas emocionales y a exteriorizar sus estados de ánimo y sueños ocultos. Con este espíritu, Debussy escribió el poema sinfónico «Prélude à l’après-midi d’un faune» (1894). En otras de sus primeras obras, Debussy muestra su afinidad con los pintores prerrafaelistas ingleses; la más notable de estas obras es «La Damoiselle élue» (1888), basada en «The Blessed Damozel» (1850), un poema del poeta y pintor inglés Dante Gabriel Rossetti.
En el transcurso de su carrera, Debussy estaba constantemente abriendo nuevos caminos. Las exploraciones, sostenía, eran la esencia de la música; ellas eran su pan y vino musical. Su única ópera completa, «Pelléas et Mélisande» (1902), demuestra cómo la técnica wagneriana podría adaptarse para retratar a sujetos como las figuras de una pesadilla, que estaban condenadas a la autodestrucción. En su trabajo, como en su vida personal, estaba ansioso por reunir experiencias de todas las regiones que la imaginación podía explorar.
En 1905 nació la hija de Debussy, Claude-Emma. Se había divorciado de Lily Texier en 1904, y posteriormente se había casado con la madre de su hija, Emma Bardac. Repelido por los chismes y escándalos que surgieron de esta situación, buscó refugio por un tiempo en Eastbourne, en la costa sur de Inglaterra. Para su hija, apodada Chouchou, escribió la suite para piano «Children’s Corner» (1908). La espontaneidad de Debussy y la naturaleza sensible de su percepción, facilitaron su aguda visión de la mente infantil.
Debussy y su Hija Claude-Emma (Chouchou) en 1909. Fotografía: Getty Images
En 1908, la familia se mudó al Bois de Boulogne. Pero la felicidad dura poco: entre la mala salud y las dificultades financieras, el compositor tiene un triste final. Debussy padece cáncer y Chouchou solo tiene 12 años cuando su padre desaparece en 1918. En una carta que le envía a su medio hermano Raoul, ella escribe: «Ahora es de noche para siempre. ¡Papá está muerto! (…) ¡ Y estar sola para luchar contra el dolor inevitable de mamá es realmente atroz!». Un año después, la niña muere a su vez, arrastrada por la difteria.
En sus últimas obras, la piezas para piano «En blanc et noir», (1915) y en los «Douze Etudes» (1915), Debussy se había diversificado en modos de composición que luego se desarrollarían en los estilos de Stravinsky y el compositor húngaro Béla Bartók. Es seguro que habría participado en los principales movimientos de los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, si su vida no hubiera sido truncada tan trágicamente por el cáncer.
La música de Debussy marca el primero de una serie de ataques contra el lenguaje tradicional del siglo XIX. La construcción orquestal, con sus rígidos apartados de tipos de instrumentos, se ve socavada o dividida por Debussy. En última instancia, cada instrumento se convierte casi en solista, como en un vasto conjunto de música de cámara. Finalmente, Debussy aplicó un enfoque totalmente novedoso al piano.
«La música comienza donde el habla es incapaz de expresar, la música está hecha para lo inexpresable.» Claude Debussy
Caricatura de Debussy (Jean Dulac) 1912
Prélude à l’après-midi d’un faune (1894)
Les soirs illumines par l»ardeur du charbon (1917)