Imagen: http://www.albertocortez.com/
Se nos ha ido Alberto Cortez. Calladamente, como siempre vivió. Cortez era mucho más que un cantautor que domesticaba las palabras y las melodías, era sobretodo una buena persona. Era así de grande porque su corazón no hubiera podido caber en otro cuerpo más pequeño.
Hubo muchos «Albertos». El cantante pop de sus inicios. El caminante por la senda de los versos de Machado, Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Miguel Hernández…
Recorrió también la llanura musical de su Argentina Natal: Atahualpa Yupanqui, Jaime Dávalos, su hermano, más que amigo, Facundo Cabral.
Y todas sus composiciones, ese linaje de melodías cotidianas del hombre común, de aquel que se despierta para vivir, pero quisiera seguir soñando. «En un rincón del Alma», «Distancia», «El Abuelo», «Castillos en el Aire». Son capítulos del libro de nuestra existencia, donde sus versos, más que letras, son los marcapáginas que señalan los días más lucidos y más nublados de nuestras vidas.
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Nace en Rancul, provincia de La Pampa, República Argentina, el 11 de marzo de 1940. Comienza a componer canciones a los 12 años. Una de sus primeras obras es «Un cigarrillo, la lluvia y tú». En 1958 Llega a Buenos Aires e ingresa en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Canta con su guitarra en las boites de la época, con lo que se ayuda económicamente mientras estudia.
Abandona la Universidad para dedicarse de lleno a su vocación de cantante y músico. La orquesta de Jazz San Francisco lo contrata como vocalista. Con esta orquesta recorre el país. Durante los intervalos de descanso de la orquesta, él con su guitarra entretiene a la gente cantando canciones folklóricas ante el regocijo de todos.
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Posteriormente fue contratado para integrarse en un espectáculo que tenía que recorrer Europa. La propuesta no funcionó bien y con poco más de veinte años Alberto se encontró en Bélgica sin contrato, sin dinero y sin billete de regreso. Comenzó a cantar en pequeños locales a cambio de comida o de modestas retribuciones, hasta que se puso de moda el baile llamado «Sucu-sucu». Alberto grabó el tema y tuvo un rotundo y espectacular éxito en los países de Centroeuropa, hasta el punto que fue rebautizado como «Mr Sucu-Sucu», título que llevó en su primer disco editado en España.
En 1964 se establece en Madrid. Su disco con el «Sucu Sucu» y, sobre todo, «Las Palmeras» es un gran éxito en España. Enrique Martín Garea le propone un contrato con Hispavox para grabar discos destinados a España y países de Latinoamérica. Graba su primer disco acompañado por Waldo de los Ríos y su orquesta.
En 1965 Participa como autor en el festival de Mallorca con la canción «Me lo dijo Pérez». No gana, pero el tema interpretado por cantantes como Karina, Mochi o Los Tres Sudamericanos se convierte en un éxito mundial.
En abril de 1967 decidió dar el paso definitivo y ofreció un recital en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. En él interpretó canciones latinoamericanas de autores como Falú, Dávalos o Yupanqui, junto a musicalizaciones propias de poetas como Machado o Lope de Vega. De este concierto surgió el álbum «Poemas y Canciones» en dos volúmenes, y la imagen de un nuevo artista que sería de gran influencia en muchos cantautores del país. Afianzado en su nueva línea, reorientó su carrera profesional, en la cual casi todas las canciones que cantaba eran propias. Supo sumar la inspiración de su tradición latinoamericana con los aires de la chanson francesa que había conocido en su periplo europeo y comenzaron a aparecer temas como «En un rincón del alma», «Distancia», «Cuando un amigo se va» y «El abuelo».
Su producción discográfica en aquellos años fue enorme ya que, hasta 1980, editó un álbum anual. A parte de interpretar sus propias composiciones, añadió temas ajenos como «No soy de Aquí» y «Pobrecito mi Patrón» de Facundo Cabral, con quien hizo dos giras triunfales en los años noventa que se reflejan en el álbum «Lo Cortéz no quita lo Cabral» (1995)
En 1996, durante unas actuaciones e Mar del Plata sufre un ictus cerebral y es operado el 18 de enero de una obstrucción de carótida. Sale airoso de la operación, pero le quedan secuelas que no le permiten volver a acompañarse con su guitarra, sin embargo continuó dando recitales con sus músicos bajo la dirección musical de Ricardo Miralles por todo el mundo. Desde entonces no dejó de actuar y grabar, siendo su trabajo más reciente el álbum «Tener en Cuenta» (2011) que fue nominado al Grammy como Mejor Disco de Cantautor.
No habrá otro Alberto, porque solo hubo uno. Habrá más silencio, porque nos robaron la palabra. Ya no tendremos el notario de nuestras horas, se marcho para registrar las gaviotas y las azucenas. Feliz viaje maestro. Feliz viaje Alberto.
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