Autor de tres libros de relatos muy celebrados como son Parpadeos (2006), Velocidad de los jardines (1992) y Técnicas de iluminación (2013), Eloy Tizón planteó su conferencia dividida en una serie de apartados que desglosaron las claves del oficio de escribir que, en su opinión, son las que logran enriquecer una obra literaria, entre ellas: la memoria, partir de lo conocido introduciendo después cambios, la atención a la importancia de los sueños, de la música, de los silencios, de la voz que relata, etc. Su intervención supuso una defensa de la literatura y del oficio de escribir, pues recordando o parafraseando a Piglia, un escritor escribe para saber lo que es la literatura y todo aquel que escribe inicia una búsqueda, un viaje, su propio viaje, en definitiva, pues, según Tizón “los libros son contenedores de tiempo” que salvaguardan y proyectan la esencia de aquel escritor que diseñó aquello que quería contar.
No sólo desveló, ante preguntas del público asistente, aspectos relevantes de cuentos específicos como el de “Velocidad de los jardines”, sino que también nos propuso el visionado de un corto de animación que se realizó en la universidad japonesa de Nagoya inspirándose en su cuento “El pez volador”. La proyección de dicho corto permitió captar el espíritu de la historia inicial que nos acerca a la tan temida pérdida de la inocencia, al descubrimiento del mundo adulto y de sus mentiras.
Todo ello contribuyó a acercarnos a su personal poética narrativa: sensorial y repleta de asombros, de lirismo, de palabras precisas, melodías, sorpresas, pensamientos…
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