Según el diccionario de la RAE, “magia” es el arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales.
El acto de la lectura ha sido calificado con frecuencia de mágico, pues con medios naturales es capaz de obrar efectos que parecen sobrenaturales y trasladar al lector, como por arte de encantamiento, a un mundo imaginario. No nos engañemos con los tópicos: sería un espejismo creer que los textos fluyen desde la boca de las musas al papel a través del escritor en su función de médium. Además de las habilidades propias, el trabajo, la técnica y la formación son las responsables del resultado.
El camino que va de la magia a la literatura se transita en las dos direcciones, y en este punto no podemos resistirnos a citar a René Lavand, cuyos espectáculos incluyen una fuerte carga poética.
Pero hoy vamos a hacer un juego de manos y en lugar de mostrar la magia de la lectura, traeremos la lectura de la magia: Sim Sala Bim es un repositorio digital compuesto por la colección histórica de magia conservada en la Biblioteca de la Fundación Juan March. Contiene casi un centenar de libros fechados entre 1733 y principios de 1940, de 64 autores, en castellano, inglés, francés y portugués, que suponen más de 20.000 páginas de ingenio, imaginación y entretenimiento. Su biblioteca está organizada en seis categorías : historia de la magia, magia científica, mentalismo, magia blanca, cartomancia y prestidigitación.
Este repositorio proporciona el acceso a los materiales escaneados en alta resolución, y la interrogación se realiza a través de una caja de búsqueda (rápida o avanzada) que aplica los parámetros elegidos al presionar el habitual botón «BUSCAR».
Lástima… ¿lo suyo no sería «ABRACADABRA»?