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Tuve a mi hija y, la verdad, ese fue un gran momento, Sí, la niña fue algo grande, aunque a los pocos años me dio un disgusto tremendo. Fue el día en que hizo pis ella solita. Sí, no se rían, fue un gran disgusto. Yo me levantaba a media noche para ponerla, medio dormidita, a hacer pis y una noche oigo a la niña, despierta, que se levanta sola, la oigo mover el orinalito, sentarse a hacer pis y volver a la cama, y me digo: “¡Vaya, por Dios, me quedé sin hija!”. Sí, sí, ustedes no lo entienden, pero sentir que la niña ya no me necesitaba fue duro. Algo parecido a cuando, más adelante, vienen y te dicen que se casa. Bueno, no tanto, seguramente exagero, pero me sentí desplazado”
Escribir es vivir, de José Luis San Pedro