Por Natalia Álvarez Méndez
Actualizado 17 de diciembre de 2019:
Encuentro de los socios con Luis García Jambrina (vídeo)
Luis García Jambrina
Luis García Jambrina (Zamora, 1960) es profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca, doctor en Filología Hispánica y máster en Guion de Ficción para Televisión y Cine. Autor de los libros de cuentos Oposiciones a la morgue y otros ajustes de cuentas (1995) y Muertos S.A. (2005). Como novelista se dio a conocer con El manuscrito de piedra (2008), galardonada en 2009 con el prestigioso Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, de la que han aparecido numerosas ediciones y varias traducciones. Después ha publicado, con gran éxito de público y crítica, El manuscrito de nieve (2010), En tierra de lobos (2013), La sombra de otro (2014), Bienvenida, Frau Merkel (2015), La corte de los engaños (2016) y El manuscrito de fuego (2018).
El manuscrito del aire (2019) constituye la cuarta entrega de la serie de las aventuras de Fernando de Rojas, autor de La Celestina. Las tres novelas anteriores son: El manuscrito de piedra (2008, V Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza en 2009 y Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2009), El manuscrito de nieve (2010) y El manuscrito de fuego (2018). Los primeros manuscritos nos ofrecen novelas negras de época sobre el final de la Edad Media en Salamanca, pues Fernando de Rojas, su protagonista, vivió en el último tercio del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI. Se reflejan los conflictos propios del tiempo de los Reyes Católicos, con la corrupción política y religiosa, las tensiones del momento y la violencia social, retratando los abusos de poder de las instancias políticas, jurídicas, eclesiásticas y universitarias.
Cuando se habla de esta serie, se suele publicitar especificando que combina la novela histórica y la novela negra, aunque también se puede hablar de ficción criminal histórica, pues comparte los rasgos de esta categoría genérica. Tal como sintetizó Javier Sánchez Zapatero en el III Congreso Internacional sobre Literatura Actual de Castilla y León, celebrado en la Universidad de León en octubre de 2019, entre dichos rasgos sobresalen: estructura detectivesca; Rojas como investigador ocasional (pesquisidor); ambientación histórica; mezcla de personajes reales e imaginarios; referentes e intertextos literarios (La Celestina, El Lazarillo); hibridación (bildungsroman, aventuras, fantasía…).El propio García Jambrina explica su intención en las siguientes declaraciones:
«Con todo esto he querido tender un puente de palabras entre unas obras del pasado y el momento actual; asimismo, he tratado de hermanar el pasado histórico con el presente, la literatura clásica con la literatura contemporánea, la literatura culta con la literatura popular. También he pretendido que mi novela sirva de estímulo para que muchos lectores de ahora, sobre todo los jóvenes y todos aquellos que tienen interés y curiosidad por nuestra cultura, se acerquen a nuestros clásicos y hagan nuevas lecturas de ellos. Al igual que ocurría a finales del siglo XV, ahora se hace necesario volver a las fuentes de nuestra cultura, a nuestros grandes clásicos; y, para ello, hay que mantener y cuidar las humanidades, que últimamente se están viendo amenazadas, y tender puentes hacia ellas. Si, en aquella época, la llegada del Humanismo tenía que enfrentarse al rechazo de una buena parte de la sociedad y de la Universidad, en el mundo de hoy, los Estudios de Humanidades podrían estar a punto de desaparecer ante la llegada de una nueva barbarie. Y es que los clásicos son un buen asidero en tiempos de crisis, como los que ahora vivimos en España. Los clásicos son los únicos valores firmes que ahora nos quedan». (Aula Medieval, 6, 2007, p. 8).
El manuscrito de aire
(Información ofrecida en el dossier de prensa de Espasa)
La historia
El 6 de enero de 1515, una pequeña aldea de indios taínos muy próxima a la ciudad de Santo Domingo, en la isla La Española (Haití y Quisqueya, para los nativos), es arrasada por el fuego. Conmovidos por la tragedia, varios frailes dominicos se dirigen a España para rogar al rey que envíe a alguien a la isla para descubrir a los culpables y hacer justicia.
El encargado de la investigación será Fernando de Rojas, hombre resuelto y de confianza, autor de la célebre La Celestina, que acepta el encargo pese a las enormes dificultades que entraña. Una vez allí, Rojas conocerá de primera mano la situación en la que se encuentran los indios, cuya población ha sido diezmada desde la llegada de los españoles, que los utilizan, entre otras cosas, como esclavos para extraer oro. De hecho, entre los posibles motivos de la masacre están precisamente el castigo y la venganza por haberse rebelado.
Elementos narrativos y argumentales destacados
Desde su primera obra, Luis García Jambrina muestra su preferencia por la mezcla de géneros en literatura, los llamados «géneros híbridos». En esta ocasión, combina de nuevo novela histórica y novela negra, pero añade dos componentes que enriquecen el conjunto: una inusual historia de amor y una notable carga crítica. De ahí que podamos afirmar que se trata de la novela más ambiciosa y comprometida de la serie protagonizada por Fernando de Rojas.
Como toda gran novela histórica, El manuscrito de aire habla tanto del pasado como del presente. Recreando un tiempo y un lugar excepcionales, plantea cuestiones que hoy ocupan un lugar destacado en el debate público: el choque cultural, la violencia política, el racismo, la destrucción del medio ambiente en nombre del progreso, la relación entre religión y poder político, etc.
A partir de unos personajes perfectamente definidos, se reflexiona también sobre cuestiones de hondo calado humano, emocional, ético, como la ambición, el ansia de riqueza, el fanatismo, el miedo, el heroísmo y el poder redentor del amor.
Como sucede con las tres novelas anteriores de la serie, aunque las grandes pasiones humanas sean universales y atemporales, el autor realiza un gran esfuerzo narrativo para que el crimen y las motivaciones de los personajes respondan a criterios históricos y no supongan una traslación del crimen contemporáneo con disfraz de época.
El carácter histórico de la novela se sustenta sobre una documentación exhaustiva que ha permitido tanto la perfecta y muy realista recreación de la vida cotidiana en la América colonial como el retrato lleno de claroscuros del conflicto que enfrentó a los dominicos —y al antiguo encomendero Bartolomé de las Casas— con el obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca, organizador de la política colonial castellana en las Indias.
La historia de ficción está enmarcada por hechos reales. Aquel año de 1515 fue uno de los más agitados del periodo. Con maestría, Luis García Jambrina integra los acontecimientos en la acción de la novela: la llegada de Bartolomé de las Casas a La Española, las matanzas de indios taínos, los excesos de los encomenderos para escándalo de una parte de la Iglesia y de la Corte, el relevo de Diego Colón como gobernador en el virreinato de las Indias y su regreso a España, el papel ambiguo del rey Fernando, el saqueo del oro americano para pagar las guerras europeas de España, etc. También se apunta la no demasiado lejana rebelión taína (1520) liderada por el cacique indio Guarocuya, conocido como Enriquillo por los españoles.
Así arranca la novela
Isla de La Española, 6 de enero de 1515
Un grupo de indios taínos, huidos de una encomienda, se ha establecido en una aldea no muy lejos de la ciudad de Santo Domingo, en un lugar alto y apartado. El día de la Epifanía, fray José de Cuenca los bautiza y lo celebran con una gran fiesta. De madrugada, la aldea sufre un devastador incendio. Mueren ochenta y siete taínos, entre hombres, mujeres, ancianos y niños, así como el fraile
Talavera de la Reina, unos meses después
Fernando de Rojas está impartiendo justicia, como alcalde mayor, cuando uno de sus hijos corre a avisarle de que lo esperan en casa.
Es urgente. Se trata de dos frailes dominicos, que le relatan la masacre de la Epifanía. Quieren que Rojas viaje hasta La Española y averigüe quiénes fueron los asesinos y por qué lo hicieron. Después deberá informar al rey de sus pesquisas y de la terrible situación de la isla.
El rey ha vuelto a nombrarlo pesquisidor real con efectos inmediatos. Todos en la isla estarán obligados a colaborar con él y a proveerle de los medios necesarios para hacer justicia. Los dos religiosos le entregan, además, la correspondiente credencial, así como una carta personal del rey, de su puño y letra. En ella, Fernando el Católico reconoce sin empacho lo mucho que debe a Rojas y la promesa que le hizo de no volver a reclamar sus servicios. Pero a continuación añade que, debido a la gravedad del asunto, le pide que se ponga a las órdenes de los dominicos
Al final de la misiva, el rey admite que es un caso difícil y espinoso; sin embargo, está convencido de que no hay nadie más apropiado que Rojas para hacerse cargo del mismo y evitar posibles males mayores. Por último, le ruega discreción, pues son muchos los intereses involucrados en ese asunto
Los dominicos están convencidos de que el rey escuchará a su pesquisidor, en especial en todo lo referente a las infames condiciones de vida de los indios. Cuando se lo cuentan ellos, Fernando parece indignarse y preocuparse mucho, pero, tan pronto le llega el oro de las Indias, se olvida de todo.
Los frailes y el pesquisidor deben partir enseguida para Sanlúcar de Barrameda, pasando por Sevilla, para tomar un barco que partirá en unos días hacia La Española.
Galería de personajes
EL PESQUISIDOR REAL FERNANDO DE ROJAS Y SU ENTORNO [Un pesquisidor es una figura propia de los procesos penales de Castilla. Este investigador debía indagar y recoger pruebas sobre un crimen, de forma imparcial e interrogando a cuantos se relacionaban con los hechos, quienes estaban obligados a declarar. Esta obligación —una delegación del poder real, en esencia— es la que le permite enfrentarse a los poderes fácticos de la Española].
FERNANDO DE ROJAS, el célebre autor de La Celestina, es el protagonista de la novela. Nació en La Puebla de Montalbán, Toledo, c. 1474-1476, y murió en Talavera de la Reina, también en Toledo, en 1541. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca.
Al comienzo de la novela, ejerce como alcalde mayor de Talavera y ya no actúa como pesquisidor del rey. Está casado con LEONOR ÁLVAREZ, también hija de conversos, y ya tienen alguno de sus siete hijos.
Con los años amasa una modesta fortuna de la que nunca presume para no suscitar la envidia de sus vecinos ni llamar la atención del Santo Oficio. Su condición de converso y su carácter un tanto heterodoxo bastan para ponerlo en la diana de la Inquisición.
Después de concluir La Celestina (1499), Fernando de Rojas no vuelve a escribir nada que no sean cartas, informes de sus pesquisas o documentos relacionados con su trabajo como jurista.
Su mejor amigo es TOMÁS PÉREZ, persona a la que Leonor puede acudir en ausencia de su marido para que le ayude.
LOS DOMINICOS: Casi todos los frailes dominicos destinados a La Española proceden del convento de San Esteban, en Salamanca, y algunos se han formado, al igual que Fernando de Rojas, en la universidad de la ciudad —el Estudio General— considerada la más prestigiosa e influyente de España.
Uno de los muertos en el incendio de la aldea taína es FRAY JOSÉ DE CUENCA, un activo predicador dispuesto a convertir a los taínos al cristianismo.
Ha tenido sonoros enfrentamientos con encomenderos castellanos a cuenta de su protección a los indios. FRAY ANTONIO DE ZAMORA apareció por primera vez en El manuscrito de piedra; por entonces era herbolario y profesaba en el convento de San Esteban. Viajó a La Española en el tercer viaje de Colón, movido por su gran curiosidad y un poco harto de algunas reglas de la Orden. En un principio, se dedicó a sus cultivos y a conocer las plantas y las hierbas del lugar. Introdujo el cultivo de la caña de azúcar en la isla y ha encargado a sus hermanos plantas de plátano, que viajan, desde Canarias, en el mismo barco que Fernando de Rojas.
Tres formidables personajes reales, que destacaron por su defensa de los indios, tienen un peso notable en la narración. FRAY PEDRO DE CÓRDOBA (1482-1521) es el vicario de los dominicos en La Española. Uno de sus mejores amigos y compañero de fatigas es FRAY ANTÓN DE MONTESINOS (1475-1540), predicador de gran elocuencia. Completa el trío el más conocido de ellos, el futuro dominico FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, (c. 1474-1566), de quien se relata su llegada a la isla procedente de Cuba. En 1515 todavía no ha escrito su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, una muy dura denuncia sobre los excesos de la colonización española.
Otros cuatro frailes de ficción tienen un papel breve pero importante. FRAY CRISTÓBAL DE SAN ESTEBAN y FRAY EMILIO DE BÉJAR son quienes viajan a España en busca de Fernando de Rojas. FRAY ANSELMO DE PEÑARANDA y FRAY TOMÁS DE TOLEDO, intérprete de la lengua taína, son sus primeros guías en la isla.
INDIOS TAÍNOS: Dos indios taínos tienen una gran importancia argumental y narrativa en El manuscrito de aire. Ambos son personajes históricos. A través de ellos conoceremos la cultura, costumbres y creencias del pueblo taíno.
HUIGUEMOTA, para los indios, DOÑA ANA DE GUEVARA, para los españoles, es una princesa taína, hija de los caciques Caonabó y Anacaona. Su padre murió en 1496, cuando Colón lo envió preso a España; su madre fue ejecutada por el sangriento gobernador Nicolás de Ovando tras la matanza de Xaraguá, en 1503. Casada con Hernando de Guevara, ya fallecido, tuvieron una hija, MENCÍA DE GUEVARA. Las autoridades respetaron su linaje distinguido y tiene un séquito y tierras de cultivo. Su belleza cautiva a Fernando de Rojas. ENRIQUILLO o GUAROCUYA, sobrino segundo de Higuemota y esposo de Mencía, es también un cacique taíno. Hijo de Magicatex, muerto en la matanza de Xaraguá, heredó el cacicazgo de Bahoruco. Fue encomendado a don Francisco de Valenzuela, que lo trató siempre como a un hijo. En la novela tiene poco más de veinte años, pero ya distinguimos en él al líder que crearía una importante guerrilla en la isla, en 1520.
LOS ENCOMENDEROS [La encomienda fue una institución socioeconómica que consistía en la asignación, por parte de la corona, de una determinada cantidad de indios a un súbdito español, al que se llamaba encomendero. Esta asignación se hacía en premio a servicios prestados. El encomendero se hacía responsable de los indios a su cargo y percibía los beneficios obtenidos del trabajo que realizaban en las tierras y minas concedidas por el rey, al que pagaba una parte de lo obtenido. Las condiciones de vida de los indios eran, en general, espantosas y la mortandad enorme, sobre todo en las encomiendas que incluían minas de oro].
Los encomenderos forman el principal grupo de sospechosos del asesinato de los taínos y de fray José. Los más significativos en la novela son DIEGO QUESADA, el encomendero al que iban destinados los taínos huidos y muertos; MARTIN CEPEDA, su anterior propietario, un viejo conocido del gobernador Ovando; FELIPE CONTRERAS, un hidalgo venido a menos, enfermo y arruinado, enemigo declarado de fray José; RODRIGO ÁLVAREZ también se la tenía jurada al fraile desde que este se llevó a una india que Rodrigo tenía como barragana. Finalmente, LOPE DE LA CRUZ, antiguo soldado, rastreador y mano ejecutora de Nicolás de Ovando.
EN PALACIO: Son personajes reales el virrey y gobernador general de las Indias, DIEGO COLÓN, y su esposa, MARÍA ÁLVAREZ DE TOLEDO. Diego Colón (c. 1479- 1526) era hijo del primer virrey y descubridor, Cristóbal Colón. Aquel año de 1515 es destituido como gobernador por el rey Fernando y debe viajar a España, para dar cuenta de su gestión en la Corte. María Álvarez de Toledo (c. 1490-1549) era sobrina del duque de Alba. Más inteligente que su marido, es un poder a la sombra. Su llegada, junto con sus damas, revoluciona la vida social de Santo Domingo. A diferencia de su marido, tuvo buena relación con los dominicos y recibió elogios de fray Bartolomé de las Casas.
Un infierno en el paraíso
Luis García Jambrina ha construido el entramado histórico de la novela a partir de distintas crónicas y de una amplia documentación. Para muchos episodios de una gran crudeza se ha inspirado en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, firmada por fray Bartolomé de las Casas.
De las Casas contó el terror que provocaba la entrada de los soldados españoles en las aldeas indígenas:
«Ni dejaban niños, ni viejos ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaran e hicieran pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas».
Los primeros frailes dominicos llegaron a Santo Domingo hacia 1510. Pese a ser muy pocos, no tardaron en alzar la voz en defensa de los indios, enfrentándose a los encomenderos. En un primer momento, las autoridades trataron de que se retractaran, pero, al ver que no se doblegaban, los obligaron a vivir apartados, con la intención de que desistieran y abandonaran la isla. Aquel 1515 su presencia y actitud se vio reforzada por la llegada de Bartolomé de las Casas procedente de Cuba.
Lectura
Tomemos las siguientes preguntas como punto de partida no cerrado para compartir impresiones:
- ¿Te ha gustado la mezcla del género negro con el género histórico?
- ¿Te ha parecido interesante la mezcla de personajes reales con personajes de ficción?
- ¿Qué te ha transmitido el retrato de la violencia y la crueldad de los primeros años de la conquista de América?
- ¿Qué te parece la recreación del choque cultural entre dos formas muy distintas de entender la vida?
- ¿La codicia, la venganza, los abusos de poder, como temas de la novela, se podrían trasladar a la situación actual de nuestras sociedades? ¿También el motivo de la destrucción del medio ambiente?
- ¿Te ha llamado la atención alguno de los escenarios de la novela [Talavera de la Reina, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, Gran Canaria, La Española y Santo Domingo, Mina del río Haina] y sus descripciones?
- ¿Has reconocido alguna referencia intertextual a escritores y obras de la tradición literaria?
En 1992, coincidiendo con el quinto centenario del descubrimiento de América, el músico y compositor dominicano Juan Luis Guerra sacó a la venta el álbum titulado significativamente “Areito”, cuyo último tema Naboria Daca Ae Mayanimacaná (traducción: Soy un siervo, no me mates), cantado en lengua taina, podría considerarse el «himno» no oficial de este pueblo indígena.
Creo que al ser una novela tan real , le aporta al libro un plus para querer seguir leyendo y querer seguir viendo parte de esa historia .
Incluso para luego investigar si es cierto algunas cosas de esa historia.
El libro también me ha gustado porque veo un trasfondo crítico con muchos aspectos de la historia.
Tras la lectura de El manuscrito de aire, tengo que decir que es una lectura que he disfrutado mucho; de hecho, me he leído la novela casi del tirón, como se suele decir.
Para empezar, creo que es un gran acierto el hecho de dotar a la historia de gran dinamismo y de un vocabulario de fácil comprensión, porque leerla me ha resultado rápido y poco costoso. Ayer mismo, García Jambrina ya dijo que pretendía que la novela llegase a todos los públicos, lo que creo que ha conseguido perfectamente.
No había leído ninguna de las otras obras pertenecientes a esta tetralogía, pero, gracias al acercamiento que se nos ha hecho del personaje de Rojas, voy a ponerme a la tarea de completar la lectura de toda la saga. La historia, tanto por cómo está contada como por la investigación que rodea la creación de cada uno de los personajes, es muy creíble. Me ha llamado la atención y me ha sobrecogido el tratamiento que los españoles que llegaban al nuevo continente propinaban a los taínos. El relato es desgarrador, pero también es un acierto el haber dado voz a las dos caras de una misma moneda.
En general, es una lectura distendida, ágil, y apta para cualquier persona interesada en la historia y en la novela policíaca. Me alegro de que la hayamos tratado en el club de lectura.