El coloquio de los socios en torno a la lectura de Centroeuropa ha puesto el broche de oro a esta edición del club de lectura que se cerrará con el encuentro Vicente Luis Mora en solo unos días. Pero antes de que las tribulaciones y dudas en torno a los enigmas de la novela (personajes, códigos, la importancia de la geometría y la exactitud matemática, etc.) como era de esperar, estas generaron un intenso debate que, pese a la distancia que imponen los medios digitales, nos hizo recuperar por momentos la espontaneidad y el ímpetu de nuestra reuniones presenciales.
Los primeros comentarios y valoraciones pusieron de manifiesto el pensamiento (y el sentimiento) unánime de los lectores: siendo una novela que, por su título y apariencia exterior que se asocia con lo histórico y el ámbito germánico, no hubiesen leído, ha roto con cualquier expectativa.
Aunque uno de los dos grandes enigmas que se va planteando en Centroeuropa y que se resuelve finalizando el libro en torno a la identidad de su protagonista fue el tema que predominó en la primera parte de la sesión, salieron a la luz los muchos elementos narratológicos y las muchas interpretaciones sobre ellos que evidenciaron la riqueza significativa y simbólica de la novela, así como sus diversas capas de lectura. Así, el debate se fue dirigiendo hacia el núcleo de la obra y las diversas cuestiones en materia de responsabilidad histórica que se plantean en ella, la simbología de los nombres, del espacio o el paralelismo entre el ajedrez y Centroeuropa como un continuo campo de batalla.
Pese al tono y a las conclusiones poco esperanzadoras y bastante pesimistas sobre nuestra nula capacidad como individuos de cambiar la Historia y de las penalidades que se imponen y se impondrán sobre nuestro futuro como meros peones, nos despedimos con la sabia lección que los cuerpos congelados comparten con Redo y también con los lectores, así como con las reflexiones que las numerosas partes ensayísticas de Centroeuropa sobre la literatura y su poder nos dejan.
Este libro es muy curioso pero tiene muchísimos aspectos buenos como el hecho de que los capítulos se vayan alargando siguiendo unos cálculos matemáticos me parece muy original. El argumento también es súper interesante que, junto con la manera de narración, hace que tengas mucha intriga por saber el desenlace. El elemento de los soldados muertos que se van duplicando, pero a la vez pertenecen a etapas históricas distintas me parece algo muy innovador y me hubiera gustado que hubiese una explicación más clara, ya que yo solo puedo pensar en cosas de ciencia ficción.
La manera de narrar de Redo podría considerarse un punto negativo, sin embargo, una vez te vas metiendo más adentro en la historia, te acostumbras. Es más, me parece hasta una manera orgánica de narrar, porque de verdad parece que esto lo está escribiendo a la vez que lo está pensando en su cabeza, especialmente por esos saltos de tiempo.
Yo siempre he estado muy interesada en novelas históricas, entonces era un libro que sabía que me iba a gustar en ese sentido. Pero, el hecho de que pueda haber elementos de ciencia ficción lo hace más atractivo para mí, porque al no tratarse de un hecho histórico actual como una guerra, o la vida de una persona relevante del pasado, le da mayor interés y atractivo al argumento del libro. Por poner una minúscula pega a la novela, me hubiera gustado que se desarrollara más el personaje de Ilse y sus apariciones en la novela pues me pareció un personaje fascinante y un gran apoyo para Redo. Y, como ya he mencionado anteriormente, a lo mejor un cierre descubriendo el estado de los cadáveres y el por qué están congelados hubiese hecho que para mí, el libro fuese perfecto. Esto dicho, me ha gustado muchísimo esta obra y estoy deseando leer más obras de este autor.
Bajo mi punto de vista no voy a comentar mucho más , la lectura se me hizo bastante pesada y la novela para mi gusto es muy densa ya que no me gusta nada la novela histórica y la lectura me parece bastante complicada.