La ficción o la vida

Ya lo dijo Aristóteles en su Poética allá por el siglo IV a.C.: el arte debe ser mímesis, imitación de la realidad. Y si no, es que es otra cosa. Pero a veces las relaciones entre lo uno y lo otro derivan en una confusión tal en el lector, que le lleva a tomar por ciertos los hechos relatados en papel. Afortunadamente, en el plano literario alguna de estas confusiones ha tenido consecuencias maravillosas como las salidas por La Mancha de un ingenioso hidalgo con el fin de acabar con las injusticias del mundo a imitación de los ficticios caballeros medievales de sus novelas favoritas.

Desde Aristóteles hasta nuestros días, incluso mucho tiempo antes de que se hablara de la posmodernidad, los autores ya jugaban a sabiendas con la idea de confundir -no solo a los personajes literarios creados por su mano- a los lectores potenciales. A través de la literatura y sobre todo del cine, nos pueden venir a la cabeza miles de ejemplos de cómo a veces desde nuestro papel de espectadores nos volvemos crédulos ante la historia que se nos cuenta. Ahora bien: esto en principio no es ingenuidad, sino la norma. De no realizarse el famoso pacto de ficción entre autor y lector, la lectura no tendría sentido. Así, cada vez que abrimos un libro aceptamos sin rechistar dos cosas: que lo que allí vamos a leer lo tomaremos como verdadero e incuestionable dentro de que sea coherente en otro mundo posible, y en segundo lugar, que ese universo creado, por mucho que a veces se parezca al nuestro es siempre ficción, y por lo tanto mentira. En relación con esto, existe lo que tradicionalmente se ha denominado lector ingenuo, que sería aquel que por su falta de práctica lectora no es capaz de diferenciar las argucias del autor a la hora de desarrollar la trama y por lo tanto toma como verdadero lo que se cuenta. Pero…¿quién de nosotros -más o menos experto en cuestiones literarias- no ha sido tentado cientos de veces con tomar como verdadero lo que dice una novela? No hay que buscar ejemplos de casos extremos en los que el fanatismo ha llevado a los seguidores de una determinada obra a trasladarla de diversas maneras al plano real, sino que mucho más cerca se hallan ejemplos derivados de la tan asidua práctica de la autoficción. Y es que si desde siempre el lector tiene una tendencia a veces irrefrenable a identificar al narrador con el autor (sobre todo cuando está en primera persona), desde que la tónica general es que los escritores partan de sí mismos como agentes del relato y de su biografía, la diferenciación entre lo que es ficción de lo que no es aún más conflictiva. Casos famosos desde los más clásicos hasta los más actuales los hay por doquier: Paul Auster convertido en detective en Ciudad de Cristal, Javier Marías como personaje dando clase en Oxford en Todas las almas, Trapiello, Coetzee, Vila-Matas, etc. Quizá el ejemplo más claro de hasta qué punto lo real puede convertirse en materia literaria con consecuencias memorables es el caso de Vargas Llosa y su tía Julia Urquidi, cuya relación dio pie a la trama de la maravillosa novela La tía Julia y el escribidor. Tras la separación del matrimonio, la tía seva385 rebeló contestando con Lo que Varguitas no dijo, invalidando lo que se narraba en la obra originaria y por lo tanto, dando a entender que no era tan ficcional lo que contaba su ex marido y sobrino. Y es que a veces da igual cuánta formación tenga uno, siempre hay que recordarse durante el tiempo de la lectura que por mucho que conozcamos a los personajes o los lugares que habitan no tienen por qué estar contándonos la verdad. Aristóteles ya dejaba bien claro que la mímesis debe ser ante todo verosímil, o lo que es lo mismo debe tener apariencia de verdad. Pero claro, no es lo mismo serlo que parecerlo.

Hace solamente unos días, se presentaba en Zamora la reedición de la novela Calle Feria, obra célebre en esas tierras por suceder la trama en una de sus calles, y en León por lo querido que es su autor Tomás Sánchez Santiago, quizá conocido más como poeta que por su obra en prosa. Cuando uno se enfrenta a las historias que se nos cuentan en esta colección de cuentos, -o novela si se prefiere-, se corre el peligro de creer que todos esos personajes que habitan la calle Feria de Zamora de verdad han existido, de tan cotidianos que nos parecen. Quienes procedemos del mundo de la filología somos especialmente cuidadosos con cumplir el pacto de ficción sin caer en la trampa, y acostumbramos nuestra mirada para no perder nunca el distanciamiento debido, hecho por el que una obra como Calle Feria nos parece maravillosa independientemente de que sus personajes tengan referentes reales o no, ya que eso es un hecho independiente. Pero a veces uno, por muy cuidadoso que sea con las herramientas filológicas que posee, categoriza la materia narrativa sin plantearse que la realidad a la que se alude puede traerle más de una sorpresa.

Como invitada en la mesa redonda que se celebró decidí hablar sobre lo insólito y todas sus manifestaciones en la novela como herramienta de justicia poética, siempre desde el punto de vista literario, ya que es obvio que por mucho que aparezca en la obra esa posibilidad las personas no pueden viajar en el tiempo ni traspasar la pantalla del cine para cobrar viCalle_Feriada en la película que se está proyectando. Pero poco a poco fui siendo testigo de que lo insólito a veces está detrás de los hechos reales que condicionan la vida literaria. De entrada, que la editorial Isla del náufrago del también escritor José Antonio Abella sea poco menos que una suerte de justicia poética que se dedica a rescatar por amor al arte a escritores infravalorados editorialmente, me pareció más propio de una trama novelesca que del mundo real donde lo que prima es el beneficio económico. Después empezaron a surgir entre el público historias y nombres que coincidían con algunos de los personajes de la novela y que preguntaban cómo era posible que los que habíamos estado ajenos a la realidad zamorana de la posguerra pudiéramos entender verdaderamente aquellas historias. Cabe preguntarse entonces dónde están los límites del pacto de ficción, y qué consecuencias pueden tener para quienes caen de un lado o del otro.

Tras todo aquello, paseaba junto a Tomás por las calles que parecen de otro tiempo, y que me parecía haber recorrido literariamente de la mano de alguno de sus personajes. Pregunté entonces, conmovida, por la dimensión real de todos aquellos nombres por quienes nunca me había atrevido a preguntar, de tan ficcionales que los creía. Me enteré entonces de que el magnífico cuento «Diario roto de un barbero», más allá de las irrupciones fantásticas en su trama, era terriblemente real. Que el Paco de verdad, como el de la barbería, tenía su establecimiento lleno de espejos colocados estratégicamente para ver a Palmira en todo momento. Que no se casaron nunca, y que después de décadas y de la enfermedad que terminó con los recuerdos de ella, él iba a visitarla todos los fines de semana.

Aristóteles tenía razón: hay que aceptar el pacto de ficción y meterse de lleno en las mentiras que el autor nos cuenta, porque solo así sufriremos en nuestra carne la catarsis que nos reconcilie con la vida. Tienen razón, además, quienes se empeñan en repetir que la literatura no es verdad, así como los narradores que defienden a ultranza la necesidad de la ficción. Y si no, basta recordar a los escritores que nos han visitado últimamente, como por ejemplo Martín Garzo, quien defendía la necesidad de las mentiras porque hablan de la verdad, o por la vía contraria Iwasaki, que nos recordaba a carcajadas lo inverosímil y fantástica que es nuestra realidad, casi tanto como la ficción.

A veces parece que la relación entre literatura y realidad se invierte y que llegan a ser lo mismo. A veces dan ganas de darle la vuelta a Aristóteles, y decirle que nos deje a solas con la vida para mirarla como si fuera un libro. Y que sea entonces la catarsis producida por los hechos cotidianos y no al revés quien nos reconcilie con la literatura.

Tomás Sánchez Santiago recomienda leer…

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Poeta. Su última publicación poética, El que desordena, data de 2006. Próximamente aparecerá su  libro: Pérdida del ahí. Pertenece al Club de Lectura “Giner”, fundado en el IES “Giner de los Ríos” de León hace cuatro años.

Los libros que yo recomendaría para leer en un Club lector, a partir de la experiencia propia como integrante de otro Club de Lectura, serían estos seis:

  1. El lector, de Bernhard Schlink.  
  2. El último encuentro, de Sandor Marai.
  3. Obras teatrales de Juan Mayorga (Hamelin, El chico de la última fila…).
  4. La cena, de Herman Koch.
  5. Grandes esperanzas, de Charles Dickens.
  6. Alianza y condena, de Claudio Rodríguez.

Me baso en que todos ellos, al margen de otras ponderaciones, suscitaron interés y diálogo, a veces más allá de ellos mismos.

Ojalá os sirvan estas pistas, hermanos lectores

Una manada de ñus: coloquio participativo de los socios

Por Raquel de la Varga Llamazares

El jueves 4 de diciembre nos hemos reunido los socios del club para debatir intensamente y «desbrozar» al máximo la última antología de relatos publicada por Bonilla. Pese a que en los días previos hemos recibido comentarios que auguraban posiciones muy encontradas respecto a la la lectura, hoy los más reticentes han confesado haberse rendido finalmente ante el autor, sobre todo conciliados con la obra tras el término de su lectura y la advocación  final de «Subasta Holandesa» por la pervivencia de los sueños y metas vitales por encima del fracaso cotidiano.

Sucede a veces que tras la obra, -en apariencia sencilla-, se esconde un mensaje que a primera vista nos parece más llano y superficial de lo que en realidad es. Una manada de ñus está más cerca de lo primero que de lo segundo, y si no se destierra la ingenuidad o no se presta la debida atención en nuestra lectura podemos perdernos las -nada baladíes- reflexiones que no dejan de meter el dedo en el ojo y que no esperábamos recibir de quien nos las enuncia. Es precisamente el narrador uno de los grandes logros de Bonilla, desde una aparente inocencia y visceralidad adolescente que en realidad nos lleva y nos trae al terreno que quiere a su antojo, entre lo poético y lo cotidiano transitando los caminos de la autoficción. Sin florituras ni alardes de erudición en la sintaxis, oscila entre la oralidad y la construcción de imágenes poéticas con un lenguaje sencillo, pero muy efectivo. Así, hay relatos que nos puede parecer que se asientan sobre postulados más bien próximos al juego posmoderno y sin demasiado trasfondo. Podemos estar más o menos de acuerdo, pero hay que tener presente que se trata de textos de digestión lenta,Andalusian hacienda y de no pararnos a paladear y reposar lo leído de la forma y en el tiempo adecuados, corremos el riesgo de dejar escapar, no solamente sentencias de una calidad expresiva notable, sino también el mensaje entre líneas no tan obvio que esconden tras de sí. ¿Quién puede no sonreír (y salivar) de puro deleite ante las deliciosas expresiones con las que el autor habla del vino de Jerez y la idea comercial idea del sol embotellado? Es más, ¿se puede permanecer impasible ante la lectura tras esa evocación de la tierra a la que no se ha de volver a través de una imagen tan potente como la nostalgia transformada en el vino, ese pletórico líquido derretido, símbolo del sol de su infancia?.

Inicios deslumbrantes, pero los finales aún mucho más memorables. Sin buscar ese fin sorpresivo del cuento clásico que da sentido a lo que no tenía, la trama y el todo funcionan como un soneto barroco: al revés que un iceberg, muestra todo un constructo que remata la puntilla, lo que permanece invisible. El inicio de cualquier relato de la antología escogido al azar supondría un magnífico ejemplo de cómo comenzar una historia creando unas expectativas de calidad que, siendo justos, no siempre se cumplen. No obstante, (y aunque en gustos no suele haber términos medios) parece un común de los lectores la elección de «Brooke Shields», «Subasta Holandesa» y «Cuidados paliativos» como sus favoritos, y sobre todo este último como EL cuento. Es más, para alguno, quizá sea también fuera de la obra uno de los pocos elegidos que se salvarían de una hipotética quema en la que hubiera que salvar una docena de objetos privilegiados. «Cuidados paliativos» es en definitiva el mejor ejemplo de que el pesimismo y el descreimiento que parece envolver la obra de Bonilla no es tal, porque si hay un ejemplo de literatura que reconcilia con la vida desde luego es este.

Al igual que ocurre con la historia más próxima, tan difícil de ficcionalizar de una manera objetiva y con calidad por falta de distanciamiento, lo mismo sucede con experiencias como la muerte o, alguna tan terriblemente cercana y habitual como la enfermedad incurable. Es casi imposible no caer en la sensiblería o evitar recrearse en el dolor y la emoción fácil de determinadas escenas, hecho por el que textos como este logran no caer en la conmiseración y convertirse en ejemplo de manifestación literaria y en muchos casos también de honestidad. Desde el mismo título, pero sobre todo el inicio, dejan bastante claro que ni la madre enferma ni el matrimonio del narrador van a conseguir salvarse, ergo el tono del relato está en principio condicionado por la tragedia. Aquí se encuentra uno de los grandes logros narrativos de Bonilla: la distancia precisa, la ironía y la elipsis consiguen el tono justo y necesario para no caer nunca en el tremendismo al que son proclives ciertos temas. Esto es evidente si nos fijamos en cómo se trata la enfermedad y muerte de la madre: prácticamente no se describen los síntomas, y el momento del adiós final (tan atractivo para los autores que buscan la recreación lacrimógena) se elude. ¿Para qué decir más cuando no es necesario ni se sabe qué decir?. Si la literatura es muchas veces el cómo más que el qué se cuenta, los grandes aciertos vienen precisamente de lo que se calla. Así, la construcción de la psicología del personaje es redonda: lejos de dar evidencias verbales del vacío en el que se ha sumido, el hecho de que no abandone su rol de cuidador y de que se empeñe en seguir siendo imprescindible para alguien (aunque sea un gato, hecho que lo hace aun más lamentable) ya dan buena cuenta de que la tristeza va más allá de todo cálculo. Al narrador no le quedan fuerzas para cosas raras ni para nada, de ahí que la impotencia sea tal que al lector no le debe extrañar en ningún momento la calma con la que nos habla. Eso sí, de vez en cuando aparecen las dosis justas y necesarias de «exaltación» que sin hurgar en la herida, duelen. Así, la inevitable reflexión sobre la etapa de los cuidados paliativos pasa por una sola frase que no necesita de más para evidenciar lo terrible del concepto: los enfermos en cuidados paliativos no son los que se están preparando para morir, sino náufragos licenciados en geografía que saben que ni aun a miles de kilómetros de donde están hay isla donde puedan salvarse. Se eluden por completo las horas que tieIndia - Varanasi, votive candles floating in the waters of the Ganges @ Assi Ghatnen que ver con la agonía final y la muerte, y la única concesión al sentimentalismo que se permite es el deseo de ver a la madre falleciendo en el sofá de su casa con un álbum de fotos entre las manos en lugar de en el hospital. Son escasos esos momentos, pero son clave, como el golpe más certero en el sentimentalismo del lector al describir los desvaríos del personaje que va a morir dejándose llevar por los recuerdos que le llevan a la infancia de su hijo y al deseo subconsciente de dejar llena la despensa antes de irse del todo. El matrimonio muere, la madre muere y sin embargo, le ha dejado la despensa llena, el corazón vacío y además le ha salvado la vida. El relato mantiene el ritmo hasta que se acerca el final, donde la tensión y la calidad narrativa despuntan con un magnífico estrambote que nos estalla en la cara, veloz como la vida misma que no cesa y que se proclama.

«Cuidados paliativos» es seguramente uno entre los cien textos que llevar a una isla desierta sin posibilidad de retorno. Aunque la literatura no enseña de forma tan eficaz como la experiencia, es casi imprescindible saber que ya hay suficiente trascendencia en el hecho de estar aquí como para pensar en la intrascendencia de dejar de estar. Un poeta dijo una vez algo así como que en el fondo de toda alegría siempre se esconde la tristeza. Bonilla nos recuerda que el proceso contrario también sucede, y que las pequeñas cosas llenas de insignificancia maravillosa que nos rodean son en realidad cosas monumentales, que hay vida por todas partes, y que cada desgracia que supone un cambio no es más que el momento inevitable en que hay que entregar el testigo al nuevo corredor en la carrera de obstáculos que lleva nuestro nombre. Y decir esto ya es decir mucho.

 

 

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¿Alguna vez has encontrado este texto al visitar, por ejemplo,  el borrador de una página web o la plantilla de creación de un blog? No vayas a buscar  en el diccionario. Y si estudiaste latín, no creas que lo has olvidado.

Lorem Ipsum es un  texto “fingido” que se usa  convencionalmente en diseño gráfico  y en la industria de impresión  para ofrecer simulacros de composición. Este texto  ha venido funcionando desde el siglo XVI como el modelo con el que «jugar» para comprobar el resultado formal  de una composición impresa y,  en la actualidad, electrónica, en aspectos de su presentación visual tales como fuente, tipografía y diseño.

Vamos a imaginar un  supuesto práctico: queremos editar un texto y nos gustaría hacernos una idea de cuál sería el resultado final  según el formato que elijamos.  Para ello necesitamos hacer pruebas, pero ¿con qué?

1.- Siempre cabe la posibilidad de transcribir o  copiar y pegar un artículo de un  periódico en línea, es cierto; pero es bastante probable que el contenido del mismo  despierte nuestro interés y nos distraiga de la atención que debemos prestar al diseño:

No salió el último del túnel de vestuarios como le gusta y acostumbra porque en ausencia de Xavi e Iniesta llevó el brazalete de capitán por vez primera en la Champions. Por lo que encabezó la comitiva con un banderín y una sonrisa delatora; tenía otro récord absoluto a tiro y, extraterrestre como es, Leo Messi lo consiguió al desviar un chut torcido de Rafinha, después redondeado con un nuevo triplete para consagrarse como el máximo goleador de la Champions (74) y superar a Raúl (71), por más que tenga a Cristiano Ronaldo en el cogote (70).

Otro registro planetario del 10; otra muesca de una colección infinita. «Es muy bonito conseguir un récord en esta competición tan linda. Pero más allá de eso, era importante conseguir los tres puntos en un partido importante», convino Messi.

2.- Podemos elaborar de forma repetitiva un texto sin interés para nosotros como lectores. A la pérdida de tiempo por un trabajo inútil, se unen  la sensación de estar haciendo el tonto y la poca variedad en los recursos que el texto ofrece:

Voy a ver cómo queda esta prueba.  Y ahora esta otra. Y ahora hago más pruebas para comprobar cómo quedan los puntos y aparte.

Vale, ya lo estoy viendo. Ahora lo copio y lo pego de nuevo para tener más texto sobre el que trabajar. Voy a ver cómo queda esta prueba.  Y ahora esta otra. Y ahora hago más pruebas para comprobar cómo quedan los puntos y aparte.

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3.- Tampoco ayudan las secuencias locas que nuestro cerebro detecta inmediatamente como imposibles en cualquier gramática (excepto quizá en la sueca  🙂 …):

 lñdkjfon  ldoadsijkdlmf apo mnmkvldsfmlc.- po nl.m,xl-cvxlñxcjv,n  , ddlklsdjl mlaA  ALD d dl adñoadn odijfado n  odfn adñlknf añ odfa  oej do dsaoiñ odfj al

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4.- De modo que  ahí  entra en acción Lorem ipsum:   sin  un significado  que distraiga nuestra atención, variado en grafías, con unatintin-lorem-ipsum distribución de las letras que nuestro cerebro percibe como   “normal”  y tan extenso como uno prevea que será el texto que luego incluiremos realmente,  para ayudarnos a configurar la maquetación y el diseño de nuestra composición, teniendo en cuenta la parte escrita, los espacios, las imágenes, los títulos…

Lorem ipsum es el texto que se usa habitualmente en diseño gráfico en demostraciones de tipografías  o de borradores de diseño para probar el diseño visual antes de insertar el texto final.

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Por poner un ejemplo: ¿cuál de los siguientes formatos te resulta más atractivo a la vista?

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Así es que ahora ya sabemos qué es. Pero ¿cuál es su origen?

El texto en sí no tiene sentido, aunque proviene de la obra de Cicerón  De finibus bonorum et malorum (Sobre los límites del bien y del mal) que comienza:

Neque porro quisquam est qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consecteur, adipisci vellit. («No hay nadie que ame el dolor mismo, que lo busque, que lo encuentre y lo quiera, simplemente porque es el dolor.»)

La supresión  de algunas sílabas y letras de la obra original produce el texto utilizado en la maquetación :  Lorem ipsum dolor sit amet… Además, a lo largo de la historia, se le han ido añadiendo palabras aleatorias o términos intencionadamente divertidos, soeces, provocadores…

Es fácil encontrar en internet múltiples generadores de texto con alguna de las modificaciones de los pasajes de Lorem ipsum, y prácticamente todos ellos con las opciones de configurar el número de párrafos, palabras, listas y texto html.

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Prueba el generador de texto más ingenioso y con más hidalguía del mundo; y hazlo con tiento, pues «Tanto más se escudriñan las faltas de un impreso, cuanto mayor es la fama de quien lo compuso».

La oferta es verdaderamente variada y cubre desde páginas institucionales con el texto tradicional,  hasta otras mucho  más «creativas» inspiradas en series de culto (Star Wars, Los Simpson…), en extractos de obras literarias libres de  derechos de autor  (títulos de Julio Verne, HG Wells, Herman Melville…), en la temática zombie, el entorno de los gansters  o cualquier otra variación por muy extraña que parezca: sobre animales, sobre  el parloteo infantil, sobre la película Pulp Fiction,  sobre el café, sobre la cerveza. Incluso existe  un generador sobre  Charlie Sheen como asesino del Vaticano. Más aún, existe otro en el que Chiquito de la Calzada genera texto antes de los dolores.

En el extremo opuesto de este disloque,  a alguien se le ha ocurrido la necesidad de configurar la opción  «prude» (mojigata), que elimina  de la versión latina  los vocablos que puedan resultar ofensivos:  homo (-inis; ser humano, hombre, persona); pubes (-is; juventud, mocerío); sex (seis). En verdad, sí que resulta ofensiva… la ignorancia y la gazmoñería.

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El destino más cruel

La tan famosa sentencia atribuida a Plinio el joven Nullum esse librum tam malum, ut non in aliqua parte prodesset, o lo que es lo mismo, no hay libro tan malo que no contenga algo de provecho es por tradición una verdad asumida y repetida hasta la saciedad, hasta el punto de que no parece haber ninguna razón lógica para acabar gratuitamente con la existencia de ninguna obra literaria. Pero el hecho de que la biblioteca infinita anhelada por Borges sea una quimera, hace que editoriales y organismos como fundaciones o bibliotecas sufran inevitables problemas de espacio. Esto ha derivado en que en la actualidad existan leyes que regulen la situación de los cientos de miles de libros que nadie quiere, solventando este problema con una solución radical: destruirlos.

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Quema de libros durante la dictadura de Pinochet (1973)

La realidad mercantil que rodea al mundo editorial hace que parezcan incuestionables los motivos por los cuales tal o cual edición que lleva varios años sin venderse deba desaparecer de los sótanos para procurar espacio a nuevos ejemplares. Las leyes del mercado son así, y al editor no le queda más remedio que hacer lo que económicamente más le conviene, que es llevar esos cientos de libros a la incineradora. Parece una idea sacada de las censuras más crueles de la historia, una película de ciencia ficción o el argumento de una crónica sobre prácticas inquisitoriales, pero no. Lamentablemente, es la realidad. Cada vez que pasa un determinado tiempo tras una publicación, la editorial tiene por ley todo el derecho de destruir los libros sobrantes que no se venden.

Por un lado, hay que decir que esta circunstancia no es algo propio de la legislación española aunque aparezca recogido en la Ley de Propiedad Intelectual, sino que es algo asumido internacionalmente. Cualquiera podría preguntarse cómo es posible que algo así no tenga mayor visibilidad, y es que en ocasiones los propios autores se enteran de esta prebenda cuando se les llama desde las editoriales para informarles de que van a llevar sus libros a la incineradora. El desconocimiento es tal, que muchos no saben que pueden negarse y hacerse cargo ellos mismos de la obra que va a ser destruida.

Fotograma de la película «Farenheit 451» de Truffaut (1966)

Por otro lado podríamos preguntarnos cómo es que no nos suena haber oído nada en los medios de comunicación. La respuesta es simple: si buscamos en la red o esperamos ver opiniones críticas al respecto en la prensa no nos las vamos a encontrar, pero no porque no las haya, sino porque la censura es un mecanismo tan versátil que cambia de forma en cada lugar y a cada momento de la historia según diversos intereses. Así, en la prensa nacional o en periódicos como el diario Clarín de Argentina ha habido artículos que alertaban de lo injusto del hecho de que la ley establezca que condenar esos libros a la quema desgrava, mientras que si se donan hay que pagar un porcentaje mayor en impuestos. Diversos blogs especializados hablan del tema, pero de lo aparecido en prensa no queda prácticamente ningún vestigio.

Juan José Millás en un artículo del pasado año decía: El libro tiene un costado contable, eso no podemos negarlo. Hay quien lo escribe, quien lo edita, quien lo distribuye y hay, con suerte, alguien que lo compra. Proporciona puestos de trabajo, genera actividad económica e influye en el PIB. Pero, claro, todo eso es pura filfa en relación con los beneficios intangibles que proporciona. Un sistema filosófico, en fin, no es un bien consumible. Que las editoriales sean empresas y como tales miren por sus intereses es una evidencia, pero que un Estado no regule sus leyes para proteger la cultura ya es algo más cuestionable. Los libros son un producto más, un bien material generador de riqueza en el universo de la mercadotecnia, pero no debemos perder de vista que tras el puro soporte físico se esconde una entidad artística capaz de generar emociones, de provocar pensamiento crítico, cuestionamientos de orden moral y la destrucción de dogmas que se creían incorruptibles. Son entes que quizá contengan las claves para entender el mundo. ¿Cómo es posible entonces que se legitime la destrucción masiva de libros en lugar de facilitar su donación a bibliotecas?.

Hechos como este, unidos a otros tan cuestionados como el canon que las bibliotecas públicas deben pagar en relación con los derechos de autor hacen pensar que la situación imaginada por Ray Bradbury no es una utopía sino una realidad cercana. Un libro escondido en un depósito de cualquier biblioteca está como dormido, ausente, pero no muerto. Frente al que acaba siendo víctima del fuego, cualquier libro por olvidado o escondido que permanezca tiene la posibilidad de volver a ser descubierto, de generar vida. Permitir un destino tan cruel para el libro es permitir un genocidio cultural, robarnos a nosotros mismos la oportunidad y la obligación de sentir, de aprender, de revivir y de dar vida. De cambiar. Lo contrario solamente nos lleva a la deshumanización.

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Representación de la Biblioteca de Babel (1941)

Luis Artigue recomienda leer…

Recientemente hemos disfrutado de la compañía, sus relatos, sus comentarios, ¡incluso sus exorcismos! en el Congreso Internacional Figuraciones  de lo insólito.  Aquí está de nuevo.

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Luis Artigue (León, 1974) es licenciado en Filología Hispánica  y amplió estudios en la Universidad de Toronto. Ha dado a imprenta la novela iniciática El viajero se ha ido, como es lógico (2002, Linteo, Alianza bolsillo 2014 )en la cual redibujó el mundo de la bohemia femenina del París de los años 20. Sus poemarios ya agotados han sido reeditados en el volumen Empezar por el número tres : Poesía 1995-2005, al que se suman   Tres, dos, uno… jazz (2006, Fundación Jorge Guillén, Premio Ojo Crítico), Los lugares intactos (2008, Pre-textos) y La noche del eclipse tú(2010, Visor).  En la novela fantástica  Las perlas del loco Ventura (2007, Edaf) abordó en clave de humor el delirio mesiánico,  y La mujer de nadie (2008, Linteo) era una historia sobre el donjuanismo femenino en el México de los pintores muralistas. Ahora acaba de obtener el Premio Miguel Delibes novela del año en Castilla y León por Club la Sorbona (2013, Alianza Editorial).

Su obra ha sido traducida y editada en Italia y Portugal. Se le puede encontrar fácilmente en:

Estas son sus recomendaciones de lectura:

1. El bosque de la noche, de Djuna Barnes. Novela lírica y casi plástica repleta de frases con vocación  de cita literaria y ambientada en el París de los años 20. Describe de modo profundo y nada convencional el amor masoquista entre dos mujeres singulares y rodeadas de vanguardia: una perdurable novela de época que fascinó a T. S. Elliot, autor del prólogo.

2. La mujer de púrpura, de Jeanette Winterson. Novela iconoclasta sobre el juicio a unas mujeres acusadas de brujería en la Inglaterra de Jacobo I la cual, además de dibujar con maestría una época y una atmósfera, construye un personaje, Alice Nutter, adelantado a su tiempo que se nos parece un poco a todos y todas. La prosa es matizada y magnética. La historia también lo es: se trata a mi juicio de una de las narradoras más interesantes de nuestro tiempo en lengua inglesa, la cual ha puesto esta vez su talento al servicio de la novela gótica.

3. Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie. Como bien nos ha enseñado la Teoría Literaria Poscolonial la ficción es una mirada, y la mirada más interesante de la contemporaneidad, tras tantos años de canon eurocéntrico, metropolitano, normalizador y normativo, está en los márgenes, las lejanías y las ex-centricidades. Esta novela, ejemplo insigne de la novela poscolonial y que además incluye toques de realismo mágico, es una novela histórica a su modo sobre la independencia de La India y su fragmentación posterior: una novela que deja huella.

4. Hacedor de estrellas, de Olaf Stapledon. Esta novela es El Quijote de la ciencia ficción, una obra que describe una visión universal de epatante dimensión escrita con una prosa filosófica repleta de rigor léxico y conceptual. Una obra maestra.

5. Los nadadores, de Joaquín Pérez Azaustre. Hay una nueva generación de narradores en España con mucho que decir y mucho que aportar. Uno de los que más me interesa es este autor de prosa detenida, minuciosa, hiperrealista y líricamente preciosista.  Su última novela  rebosa madurez y aplomo: no os la perdáis.

Una manada de ñus: Coloquio participativo de guía a la lectura.

Por Natalia Álvarez Méndez

El autor: Juan Bonilla

 

Además de libros de ensayos y reportajes periodísticos, Juan Bonilla (Jérez de la Frontera, Cádiz, 1966) es autor de poemarios recopilados en el volumen Hecho en falta (Visor, 2014), libros de relatos –como El que apaga la luz (1994), La compañía de los solitarios (1998), La noche de Skylab (2000), El estadio de mármol (2005), Tanta gente sola (2009), Una manada de ñus (2013, Pre-Textos)– y novelas –como Yo soy, yo eres, yo es (1995); Nadie conoce a nadie (1996); Cansados de estar muertos (1998), Los príncipes nubios (2003), Prohibido entrar sin pantalones (2013)–.

 Entre los temas abordados en su obra, en la que se superan las etiquetas genéricas antes definidas, sobresalen, entre otros, la identidad, la soledad, la memoria y los recuerdos, concretados todos ellos en personajes corrientes que se muestran atormentados, obsesivos o desorientados. A pesar de ello, el lector se encuentra con una celebración de la vida revestida de humor gracias, en muchas ocasiones, a una visión irónica.

Los cinco libros favoritos de Juan Bonilla:

La obra: Una manada de ñus

(Información contenida en la contraportada)

Todos hemos visto ese documental en el que los ñus migran en pos de pastos y son obligados a cruzar un río infestado de cocodrilos. La manada pasa cada año, no sin dejar atrás a unos cuantos componentes: gracias a esas víctimas, que entretienen el hambre de los cocodrilos, la manada puede seguir adelante. Así, también, los protagonistas de este libro: ñus que tienen que enfrentarse a una charca infestada de cocodrilos sin saber si serán ellos los sacrificados para que la manada pase. Muchos de ellos son adultos visitados por el adolescente que fueron. Mirada desde lejos, nunca contada in situ, la adolescencia de los personajes de esta manada se puede reflejar en ambiciones que no tendrán más remedio que ser incumplidas –una lista de deseos, enamorar a una estrella de cine- o en logros que tardan demasiado en llegar, cuando ya no son más que una cándida celebración que multiplica la nostalgia –el ascenso de un equipo pequeño a primera división, la venganza con la que se le quiere devolver una grandeza inconquistable a un poeta menor-.

Los maximalismos propios de la adolescencia son aquí corregidos por la mirada narradora, siempre situada ya en un lugar desde el que se sabe que aquel paraíso perdido no fue nunca un paraíso y permanece con tal fuerza en nuestros adentros que tampoco será nunca perdido. La agonía de una madre en un hospital, la relación con un padre a través de los fracasos de un equipo de fútbol, las tablas que le hace un chico a Bobby Fischer en una partida simultánea, el olvido del pin de una tarjeta de crédito, el llanto de un bebé en el piso de los vecinos, son algunos de los puntos de partida desde los que los ñus que protagonizan estos relatos tratan de pasar la terrible charca infestada de cocodrilos.

 “Un tema recorre todos los cuentos, por debajo de su trama argumental, es la reflexión sobre los proyectos de la adolescencia y la comprobación de su fracaso. Ilusiones naufragadas, vidas resignadas, voluntades rotas, frustraciones de distinta naturaleza planean sobre los personajes que son, en realidad, variantes de un mismo narrador en circunstancias y ámbitos diferentes: el colegio, la habitación de un hotel, el rincón de un cajero automático, el hogar familiar, el lugar de trabajo actual, el cubículo del adolescente…”

Cita de Ricardo Senabre (El Cultural):

 

La lectura

Para acercarnos a Una manada de ñus y compartir nuestras lecturas del libro de relatos podríamos centrar la atención en aspectos como los siguientes:

Arquitectura narrativa:

  •  Pulcritud de su prosa con un destacado dominio del lenguaje y un ritmo narrativo sostenido que hace disfrutar al lector.
  •  Voz narrativa unitaria.
    • Relatos atravesados por la misma metáfora, la referida a la manada de ñus que da título al libro. En cada cuento se muestra dicha metáfora con los cocodrilos acechando, ya sea en forma de pasiones frustradas, deseos no alcanzados, sueños incumplidos…, en suma, lo que se podría calificar como fracasos.
    • Estructura con más puentes de conexión, con pasillos, entre los diversos relatos (al margen de la metáfora de la manada de ñus que recorre todo el libro): conexiones que remiten a personajes, a motivos temáticos, a imágenes concretas y a formulaciones de frases completas que se repiten en diversos cuentos.
  •  Inicio de los relatos (primera frase que capta con maestría la atención del lector)
  •  El humor sutil.
  •  Originalidad gráfica, juegos con personas narrativas.

Migración de ñus en Serengueti (Tanzania)., foto de J.L. Gómez de Francisco.

Migración de ñus en Serengueti (Tanzania)., foto de J.L. Gómez de Francisco.

Motivos abordados:

  •  Recuerdos personales.
  •  Narración construida con detalles, con hechos cotidianos, con las pequeñas cosas de la vida a las que se enfrentan los personajes corrientes que sobreviven al paso del tiempo.
  •  Referencias literarias y metaliterarias.
  •  Personajes posicionados en tres ejes temporales:
    •  La adolescencia
    •  El mundo adulto
    •  Visión de la adolescencia desde la perspectiva del adulto, con la pugna de ambas identidades. Así se percibe, por ejemplo, e inicialmente, en el último cuento del libro: “Las novelas sobre adolescentes las han escrito siempre gente mayor, es decir, desterrados; las novelas que escriben los adolescentes, cuando los adolescentes escribían novelas, se trasladan a otros mundos, y si tratan de hacer costumbrismo para retratar los alrededores de una vida cotidiana sólo son documentos balbuceantes que no dicen nada de la extraordinaria hondura y complejidad del país que habitan. El adolescente que fuimos es nuestro principal enemigo, con su mirada abrasiva de hincha que no puede creer cómo le ha dado por apoyar a un equipo tan inepto y en todo momento considera que él, en el peor de sus días, lo haría mejor de lo que lo hacemos nosotros.” (246-247). Aunque, al finalizar el relato, el lector se encuentra con una superación de la melancolía y con una constatación de que los sueños siguen intactos a pesar de las ambiciones incumplidas.
  •  Profundización en la naturaleza humana, el alma humana:
    •  Las relaciones
    •  La dificultad de comunicación
    •  La frustración
    •  La soledad
    •  La incertidumbre
    •  La identidad
    •  El recuerdo, la memoria

 

Pinturas urbanas. Grupo III. Darío Hernández

Pinturas urbanas. Grupo III. Darío Hernández

El asesino hipocondríaco: Encuentro de los socios con el autor

Por Natalia Álvarez Méndez

El martes 4 de noviembre tuvimos la fortuna de disfrutar de la presencia de uno de los escritores jóvenes más interesantes de nuestro panorama literario español actual, que nos asombró con su cercanía y con su gran erudición. Juan Jacinto Muñoz Rengel corroboró y amplío las conclusiones a las que, el 30 de octubre, habíamos llegado en nuestra sesión de coloquio de los socios sobre El asesino hipocondríaco.

Joseph Merrick "El hombre elefante" por Javier Jubera García

Así se profundizó en el sentido de la estructura circular de la novela y en la existencia de varios finales previos al final abierto del libro. Comprendimos cómo no importa tanto la trama policial sino la novela de personaje, surgida de la pretensión del autor de divertirse y, a su vez, de ofrecer un planteamiento original. En esa línea se explicó la estructura elegida, con la combinación de historias que se alternan con la ficción criminal y que remiten a vidas de personajes insignes, tanto filósofos –Kant, Descartes, Voltaire…– como escritores –Poe, Swift, Byron, Coleridge, Tolstói, Proust…–. Dicha arquitectura formal es fruto de la soledad del protagonista que le hace recurrir a estos amigos imaginarios a los que considera compañeros de penalidades e infortunio, pues comparte con ellos una exacerbada hipocondría que hace que el propio Joseph Merrick, personaje histórico conocido como “El Hombre Elefante” y único enfermo verdadero, les dé una auténtica lección dando a entender que no hay que compadecerse o marginarse sino superar la adversidad y enfrentarse con alegría a la vida.

La delirante, y en ocasiones surrelista, trama de ficción policiaca, con unos intentos de homicidio que se frustran constantemente, ponen de relieve que ese criminal a sueldo no es para nada un asesino, sino un ser atormentado, cuya parodia se incrementa por la pedantería del lenguaje que emplea. Hipersensible, maniático y obsesivo, se muestra como un perdedor, melancólico, solitario y asocial, lo que hace que se pueda empatizar con él (aunque no es así en todos los casos) al no identificarlo con un sicario despiadado tal como se esperaría de esa figura.

Juan Jacinto nos descubrió cómo determinadas obras podrían estar en el origen de la inspiración de su singular protagonista, de su contradictorio narrador, por ejemplo El guardián entre el centeno de Salinger (narrada en primera persona), American Psycho de Bret Easton Eallis (narrada por  el psicópata protagonista), El hombre que fue jueves de Chesterton, y El curioso incidente del perro a medianoche de Mark Haddon (narrador con síndrome Asperger, un tipo de autismo) entre otras influencias.

Esta magnífica novela que nos invita a reírnos un poco más de nosotros mismos es una excelente recomendación para cualquier lector pues, además de hacernos disfrutar de una prosa exquisita y de una trama ingeniosa, nos aproxima a datos culturales muy interesantes, todos ellos verdaderos a pesar de la lógica inicial incredulidad de algunos lectores ante los mismos.

Este es el vídeo del encuentro

 

 

 

 

Despedida fantástica

Enigma of Generations Oil painting by Michael Cheval

En la Universidad de León, los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2014, más de setenta comunicantes de universidades nacionales e internacionales, nos acercaron a lo mítico, lo maravilloso, lo real maravilloso, el realismo mágico, lo gótico, lo fantástico, la ciencia ficción, la distopía y el steampunk, entre otras variantes de lo insólito.

A ellos se unieron reconocidos especialistas como David Roas –que incidió en los efectos sobre el lector de las diversas formas y categorías estéticas de lo insólito– y Robin Lefère –que profundizó en las formas y las funciones de lo fantástico en la ficción histórica–, junto a Gonzalo González Laiz y José Manuel Trabado Cabado –que ofrecieron respectivamente unas aproximaciones a casos particulares de lo insólito en el cine y el cómic-.

Pero a todas estas disertaciones académicas convenía unir la mirada del escritor. De tal modo disfrutamos de la presencia de grandes figuras de lo insólito, como Cristina Fernández Cubas y José María Merino, a las que se unieron, en una gran fiesta literaria, la mexicana Daniela Tarazona, el peruano Fernando Iwasaki y los españoles Félix J. Palma, Juan Jacinto Muñoz Rengel y David Roas. Los dos últimos nos deleitaron durante la primera tarde con una magnífica lectura de microrrelatos fantásticos mientras que, por su parte, Merino e Iwasaki pusieron el broche de oro a la clausura con una soberbia velada fantástica en la que leyeron algunos de sus mejores textos.

Gracias al seguimiento en redes sociales del equipo de la Biblioteca Universitaria San Isidoro y a su retransmisión en directo en streaming pudimos ampliar nuestro público y, asimismo, constatar las positivas consideraciones sobre el desarrollo del mismo. En breve estará  elaborado el Storify del congreso con los contenidos más interesantes del mismo.

Nos gustaría, por ello, transmitir nuestro agradecimiento a todos: miembros de la organización y excelentes estudiantes colaboradores en la misma, asistentes, conferenciantes, comunicantes y escritores. En palabras del director del congreso, Francisco Javier Ordiz Vázquez: “Muchas gracias a todos los que habéis hecho posible el éxito del Congreso Figuraciones de lo Insólito. Fue un verdadero placer. Un abrazo.”

Y para despedirnos, unas  palabras de la directora Natalia Álvarez Méndez:

“Se ha constatado que las figuraciones de lo insólito en la literatura están muy alejadas de productos superficiales o de evasión, no en vano, los escritores que las cultivan logran con ellas posicionarse frente al mundo, frente a su tiempo, e instaurar un completo discurso sobre la realidad y sobre el ser humano –con sus miedos, sus ideas, sus sueños, sus deseos, sus pensamientos, sus inquietudes–. Sin más, y esperando que hayan disfrutado de las actividades programadas, recurriendo a las propuestas hechas en sus obras por nuestros escritores invitados, no me resta más que decirles que, aunque haya finalizado este congreso, no se olviden nunca de pasar y asomarse al ángulo del horror de Cristina Fernández Cubas, al realismo quebradizo de José María Merino, a los bordes del abismo y las perturbaciones de Juan Jacinto Muñoz Rengel, a lo real inverosímil de Fernando Iwasaki, a las distorsiones de la realidad de David Roas, a las ensoñaciones futuribles y los futuros alternativos de Félix J. Palma, y, como este mismo autor ha expresado, en suma: pasen y sueñen.”

Confiando en futuros reencuentros, hasta siempre…

Javier Ordiz Vázquez, Tomás Sánchez Santiago, Natalia Álvarez Méndez, José María Merino y Fernando Iwasaki

Javier Ordiz Vázquez, Tomás Sánchez Santiago, Natalia Álvarez Méndez, José María Merino y Fernando Iwasaki

eBiblio

Seguramente hayas leído recientemente  algunas noticias sobre el nuevo servicio de préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicas españolas.  Desde el pasado mes de septiembre, el Sistema de Bibliotecas de Castilla y León cuenta con eBiblio, una  plataforma de préstamo de libros en formato electrónico a la que los lectores con carnet de usuario de cualquiera de las bibliotecas públicas de la comunidad podrán acceder con su contraseña, un dispositivo de lectura compatible y acceso a internet.

Los tablets_500libros electrónicos son una extensión lógica de las prestaciones que una biblioteca ha de ofrecer a sus usuarios.

Después de un periodo en el que se planteaba la necesidad de proporcionar  dispositivos de lectura a los usuarios,  los esfuerzos han pasado a concentrarse en facilitar el acceso a los e-books y, en su caso, a organizar las formaciones para que el lector se familiarice con los e-readers.

Y atención, porque a la inicial confusión en cuanto a los límites del servicio, se ha añadido también la ambigüedad del término libro electrónico, que  alude tanto al soporte como al texto que se lee en él, aunque para el primero también se usen las expresiones lector electrónico lector de libros electrónicos.

Hay una idea generalizada de que un libro en formato electrónico es un texto en abierto, prácticamente gratuito,  no sometido a derechos de autor, accesible urbi et orbi, cuyos DRM provienen de las ganas de fastidiar de autores  o  editores. Todos conocemos a muchas personas que leen libros que no están en formato impreso. Ya no conocemos a tantas personas que los hayan comprado. Y finalmente, conocemos a muy pocas que los hayan tomado en préstamo. Debemos aclarar algunas ideas erróneas del imaginario colectivo.

  1. Los libros electrónicos no son gratis: solo están en otro formato.
  2. Que una biblioteca posea  una obra en formato electrónico, no quiere decir que la pueda ofrecer simultáneamente a todos los usuarios que la demanden: dependerá del número de  accesos que haya comprado-pagado.pirata
  3. Que una biblioteca disponga de un libro electrónico no siempre significa que un lector pueda descargárselo en su dispositivo personal: es posible que ese material haya sido seleccionado para lectura  en línea.
  4. Que un lector se descargue una obra en préstamo en su dispositivo lector, no significa que pueda copiarla, compartirla, imprimirla… ni disponer de ella para siempre;  las licencias de las editoriales determinan cómo se puede usar o no usar. Actualmente existen cuatro tipos de licencias a las que podría acogerse un e-book según las restricciones de acceso que se enmarcan en los DRM 

En este punto ha llegado eBiblio, la plataforma que da la opción de acceder a la lectura de los libros electrónicos  en préstamo de diversas maneras:

EBIBLIO

  • Online, es decir desde cualquier navegador conectado a internet y mediante lectura en pantalla (ordenador, tableta, smartphone…)
  • En la nube, con la App eBiblio Castilla y León para iOS y Android, en las modalidades online y offline.
  • En ordenadores personales y e-readers, mediante descarga del libro con el DRM de Adobe.

 

Este proyecto de gestión de préstamo de libros electrónicos a través de una única plataforma, está  financiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para toda España,  y es el único que funciona a nivel nacional en el ámbito europeo.

Sin embargo muchos  bibliotecarios implicados en el sistema se han mostrado, al menos parcialmente, en desacuerdo con el planteamiento  del proyecto o con  la adjudicación del concurso, a la vez que advierten de que es un proyecto que no tiene garantizada su continuidad.

ANABAD, la  Confederación de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas define eBiblio como un proyecto público de préstamo de ebooks con luces y muchas sombras, y analiza con detenimiento varios puntos cuestionables o directamente mejorables:

  1. Una plataforma en manos de Libranda.
  2. Kindle, excluido del préstamo.
  3. 200.000 licencias: ¿demasiadas o pocas?
  4. Solo 1.500 títulos para el préstamo electrónico.
  5. El carné único no vale en todas las CCAA.

 

Al calor de esta entrada sobre eBiblio,  te indicamos otras páginas donde puedes acceder a e-books de forma gratuita y legal  (fuente: OCU, 15 septiembre 2014).

Lectura online gratuita

  • eBiblio:  ya citada
  • 24symbols. Es una web desde la que leer libros, gratis o pagando en su versión Premium. Tienen aplicaciones para smartphones o tabletas.
  • Wikisource. En este apartado de la Wikipedia se pueden leer online sin derechos de autor. También es posible descargarlos en PDF, pero por capítulos.
  • .

Libros clásicos  de dominio público

  • Proyecto Gutenberg. Permite el acceso a más de reading40.000 títulos de libros de dominio público libres de derechos
  • Biblioteca nacional. Tiene un portal libre y gratuito de los documentos digitalizados de la biblioteca.
  • Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Permite el acceso gratuito a los títulos de la biblioteca virtual, en sus portales de literatura española, americana, letras galegas…

Descarga de libros gratis

  • Bubok. Es una web donde los autores pueden autopublicar su libro y ponerlo a disposición de los lectores. Algunos son gratuitos.
  • Feedbooks. Ofrece libros de dominio público libres de derechos y originales gratuitos.
  • Librear. Web de descarga de libros sin derechos de autor en la que los autores también pueden autopublicar ebooks.
  • Literanda. Es una editorial exclusivamente digital en la que algunos autores ofrecen sus libros de manera gratuita. Además se puede acceder a clásicos en dominio público libre de derechos de autor.
  • Manybooks. Biblioteca de libros gratuitos en varios idiomas.
  • Openlibra. Es una biblioteca libre online especializada en temas técnicos e informáticos.
  • La Casa del Libro. La web de esta cadena de tiendas ofrece un apartado de libros gratuitos.
  • Nubico. Es una web de suscripción de lectura online, como Círculo de lectores, pero en digital. Su modelo de negocio es de pago, pero permiten una prueba gratuita de 5 libros de prueba.
  • Free ebooks.  Es una web de suscripción de lectura online. Tienen una cuota de socio gratuíta con un límite de 5 descargas al mes de libros en formatos pdf y txt, o cuota de socio de pago con descargas sin límite en todos los formatos.

Exclusivos para Kindle

  • Amazon tiene un apartado dedicado a ebooks gratuitos: desde clásicos como El Quijote, hasta cómo aprender japonés.
  • Hundred Zeros se enfoca en la misma línea que el Amazón; facilita el acceso directo a los libros gratuitos de Amazon, ordenados por temas e idioma.

Páginas con contenido social

  • BiblioEteca. Es una comunidad virtual donde leer recomendaciones y participar en grupos de lectura afines.
  • 1libro1€uro. Es una campaña en la que varios autores ceden la descarga gratuita de sus libros a cambio de una donación a la ONG de derechos de los niños Save the children.
  • #Bookcamping. Dentro de la corriente de consumo colaborativo, esta biblioteca con pretende acercar la cultura al ciudadano a través del acceso a contenido con licencias abiertas.

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