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Guía a la lectura: Retablo, de Marta Sanz

Por Raquel de la Varga Llamazares

Actualizada con el VÍDEO DE LA VISITA DE MARTA SANZ

Marta Sanz

La siguiente escritora que nos visita en esta edición especial del club de lectura es otra de las voces más originales y sugerentes de la narrativa española actual. Marta Sanz, que ya visitó en 2015 nuestro club de lectura  cuando leímos Daniela Astor y la caja negra, vuelve cinco años más tarde, y con galardones de la talla del Premio Herralde a sus espaldas y su consolidación como una de las autoras más innovadoras y originales en cuanto a su estilo, el ritmo de su prosa, las técnicas cinematográficas y narrativas que utiliza o en cuanto al dominio de la parodia o la autoficción. Esta vez nos adentramos en su producción en el terreno de la narrativa breve con Retablo, recientemente publicado en Páginas de espuma y en colaboración con Fernando Vicente.

Tras sus años de formación académica es licenciada en Filología Hispánica y doctora por la Universidad Complutense de Madrid comenzó su andadura novelística publicando en la editorial Destino obras como El frío (1995), Lenguas muertas (1997), Los mejores tiempos (2001, Premio Ojo Crítico de Narrativa) o Animales domésticos (2003), hasta ser finalista del Premio Nadal con Susana y los viejos (2006). La lección de anatomía, del año 2008, junto a las anteriores obras, supuso el reconocimiento y la consolidación de Marta Sanz en el panorama nacional. A partir de entonces, empezó a publicar y a reeditar en Anagrama novelas que homenajean y parodian la novela negra clásica como Black, Black, Black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012), cuyo protagonista, Arturo Zarco, rompe todos los estereotipos de género en el más amplio de los sentidos: es uno de los pocos detectives de la ficción criminal homosexuales. En 2013 publicó Daniela Astor y la caja negra, y Farándula en 2015 por la que obtuvo el prestigioso Premio Herralde y Clavícula en 2017. Retablo (2019) es su primer libro formado íntegramente por cuentos.

También ha publicado tres libros de poesía en la editorial Bartleby: Perra mentirosa / Hardcore (2010), Vintage (2013, Premio de la Crítica de Madrid al mejor poemario de 2014 y Cíngulo y estrella (2015). Ha participado en numerosas antologías de relatos; editado y prologado, asimismo, volúmenes como Tsunami. Miradas feministas en sexto piso (2019), Metalingüísticos y sentimentales: antología de la poesía española (1966-2000), 50 poetas hacia el nuevo siglo (2007) y El libro de la mujer fatal (2009). Recientemente ha publicado tres ensayos breves: No tan incendiario (2014), Éramos mujeres jóvenes (2016) y Monstruas y centauras (2018).

Frecuentemente colabora en diversos medios de comunicación como el diario El País, donde semanalmente podemos disfrutar de sus artículos de opinión. Ha ejercido la docencia en instituciones superiores como la Universidad Antonio de Nebrija, y en la actualidad es profesora en escuelas de escritura. 

Su conocimiento sobre la literatura contemporánea, no solo en el ámbito de la poesía, le ha llevado a colaborar con diversas instituciones como el Círculo de Bellas artes de Madrid o la Biblioteca Nacional, donde acaba de comisariar junto a Germán Gullón la exposición dedicada Benito Pérez Galdós por el centenario de su muerte. 

 

Fernando Vicente

 

Fernando Vicente es uno de los más prestigiosos ilustradores de nuestro país que, desde los años 80, crea desde el caballete y no de forma digital las cubiertas e ilustraciones de publicaciones como Babelia, o El Cultural y una numerosa lista de portadas de libros o de carteles que se han hecho tan célebres como los de la Feria del Libro de Madrid. Retablo no es el primer volumen de la editorial Páginas de espuma que ilustra: London Calling de Juan Pedro Aparicio, Invasión y Bienvenidos a Incaland, de David Roas o Helarte de amar de Fernando Iwasaki son colaboraciones anteriores. A través de su web podemos estar al día de sus creaciones e incluso adquirir nuestras favoritas.

 

 

RETABLO

Comencemos por el título. La RAE define ‘retablo’ como:

Quizá la utilización que más no suene es la segunda, la que se refiere al retablo artístico, propio de las iglesias, que generalmente combina pintura y escultura y que se divide en dos, tres o varias partes y se sitúa tras el altar principal. Cada una de las partes de un retablo nos muestra una escena o la parte de una historia y, todas ellas, tras una lectura conjunta, nos ofrecen una imagen o una lectura más amplia o desde diferentes perspectivas de un mismo hecho. Además, cabe la pena recordar que los retablos de las iglesias permanecían gran parte del tiempo cerrados y que se habrían como un libro en determinadas ocasiones.

Calle céntrica de Malasaña

Si le quitamos la sobrecubierta al libro veremos otra ilustración diferente, que se corresponde con el fragmento central de la cubierta, donde leemos el título ‘Retablo’. Ese tipo de construcción azulejada, llamada retablo cerámico, ha sido muy frecuente en España desde hace siglos, y en el barrio de Malasaña han sido un elemento decorativo muy significativo hasta la desaparición de los comercios tradicionales.

 

El sentido paródico de la obra

En cuanto a la técnica, la primera noción y más general a la que debemos acudir es a lo que se ha denominado en el ámbito de la posmodernidad como la parodia. En este punto es necesario aclarar que no nos referimos a la parodia en un sentido humorístico o despectivo, sino como generalmente se utiliza en la en la teoría de la literatura, como sinónimo de reescritura de algún motivo, tema, género e incluso de una obra literaria existente a la que homenajea y a la vez actualiza y añade nuevos significados (de ahí que hablemos del Quijote como una parodia de los libros de caballerías y no como una simple crítica de los mismos).

Una cuestión de género

Como la producción novelística anterior de Marta Sanz evidencia, lo policíaco y la ficción criminal son uno de sus moldes preferidos y varias de sus novelas como Un buen detective no se casa jamás o Black, Black, Black son novelas policiacas que distan bastante del género al uso, ya que utiliza todos sus códigos, pero a la vez se aleja del mismo y lo subvierte. En Retablo vamos a encontrarnos dos historias muy relacionadas con la temática o el género de lo policíaco, que homenajean y parodian historias muy conocidas de la literatura anglosajona.

«Extraños en un tren (versión amarilla)»

La primera de las partes que componen el retablo, desde el propio título, manifiesta el homenaje que la sustenta, y es que Extraños en un tren es el título de la novela de Patricia Highsmith y de la película homónima de Alfred Hitchcock. En su subtítulo de ‘versión amarilla’ queda clara la intención de la autora de evidenciar que se trata de una nueva versión a modo de homenaje en la que, como es habitual en su obra, van a tener un papel muy relevante la crítica mordaz contra el paradigma políticosocial en el que se inserta, así como el humorExtraños en un tren es además de una de las más famosas novelas de corte policíaco de principios de siglo, cuyo argumento ha trascendido los límites de lo literario y de la que conocemos múltiples variantes, homenajes y reescrituras desde la célebre película de Alfred Hitchcock hasta su aparición en un capítulo de Los Simpson. La historia de dos desconocidos que se conocen en un vagón de tren y que medio de veras, medio en broma, acuerdan asesinar a sus respectivos enemigos para llevar a cabo el crimen perfecto sin sospechar de ellos, se ha convertido en un motivo célebre de la ficción criminal. Si no lo habéis hecho ya, os insistimos en que veáis una de las mejores películas de Alfred Hitchcock y de todo el cine de suspense.

El género policíaco, tras su creación, su buena aceptación y su evolución después del éxito de obras tan conocidas como Los crímenes de la calle Morgue (1841) o los numerosos volúmenes en torno a los misterios resueltos por Sherlock Holmes encontró en el cine un filón para contar a través de un lenguaje diferente las historias que ya eran todo un éxito a través de su evolución hacia la novela negra. Dado que en Retablo tiene tanta presencia el trasfondo policíaco, cabe recordar que, cronológicamente, la novela de Patricia Highsmith y su adaptación por Alfred Hitchcock distan ya del policíaco clásico y se ubican en la literatura contemporánea que muestra una preocupación mucho mayor por reflejar y ahondar en los problemas sociales de la sociedad en la que se marcan así como en la motivación del asesino, que en algunas ocasiones posee más protagonismo que el propio detective, o que logra que el  lector empatice con su circunstancia muy por encima del primigenio afán de descubrir sencillamente quien había cometido el asesinato. 

«Jaboncillos Dos de mayo»

«Jaboncillos Dos de mayo», la segunda pieza del retablo, posee otro referente literario claro: uno de los cuentos más canónicos y a la vez truculentos de la literatura finisecular anglosajona,  «Aceite de perro», de Ambrose Bierce. El narrador de esta célebre historia se retrotrae hasta su niñez y nos cuenta cómo su familia sobrevive gracias a las dudosamente lícitas actividades mercantiles de sus padres: deshacerse de bebés recién nacidos no deseados y la elaboración de aceites a partir de grasa de perro. Para quien nunca se haya enfrentado con este cuento, tan lleno de sordidez como de humor, os lo enlazamos ya que su lectura no tiene desperdicio. Además, nos puede traer a la mente otras obras literarias (o adaptaciones cinematográficas) como El perfume de Patrick Süskind o a un personaje folclórico como el sacamantecas.

La gentrificación como telón de fondo

En las numerosas entrevistas realizadas a Marta Sanz a colación de Retablo, ha salido a la palestra el término gentrificación, que se ha adoptado del inglés y que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua aún no recoge pero cuyo uso se encuentra en aumento, como señala la Fundeu, que lo define como el proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.

Malasaña, uno de los barrios más populares y concurridos de Madrid en la actualidad, ha cambiado de forma radical no solo en comparación con un siglo atrás (cuando se llamaba Maravillas o Universidad), sino que su punto neurálgico, la Plaza del Dos de Mayo, es un emblema que va cambiando de identidad con el paso de las décadas. En los años posteriores al fin de la Guerra Civil se colocó la estatua de los héroes Daoiz y Velarde tal y como permanece en la actualidad (sin las espadas).

Plaza Dos de Mayo

Ilustración de Fernando Vicente en Retablo

Sin embargo, desde la Transición hasta la actualidad, especialmente después de la movida en los 80 que tuvo Malasaña como sede, el aspecto y el mundo comercial han cambiado radicalmente. De la tradición artesanal y los comercios que están dando sus últimos coletazos hemos pasado a percibir Malasaña como un barrio absolutamente ‘hipster’. Para los más jóvenes socios del club quizá no sea algo que llame la atención porque siempre han conocido Malasaña con su actual estética. Sin embargo, este fenómeno no es solo exclusivo de la capital, aunque sí donde se manifiesta en extremo. En nuestra pequeña capital de provincias, el comercio tradicional en barrios que ahora parecen muertos durante el día, como “el húmedo”, otrora presentaba un aspecto completamente diferente, lleno de vida, de comercios de ropa y alimentación de los que ya solamente resiste una zapatería como emblema —como Casa Labrador—. Eso sí, los locales, sobre todo bares y restaurantes, con aire retro, hipster, boho, veggie, etc. cada vez tienen más presencia vayamos a donde vayamos. La diferencia, sin embargo, es abismal, ya que solamente podemos hablar de verdadera gentrificación en Madrid ya que, poro desgracia, en nuestras pequeñas ciudades no ha habido un relevo generalizado sino que, simplemente, el comercio ha desaparecido. 

De esta «invasión hispter» se lleva hablando desde hace años, de hecho, en 2016 se publicó un volumen titulado First we take Manhattan. La destrucción creativa de las ciudades que analiza este proceso en dos barrios de Madrid, del que extraemos una cita que, sin duda, recordaréis después de leer Retablo: “Cuando aparece el primer muffin ya podríamos decir que estamos al 75% del proceso de gentrificación. Las cuatro fases son degradación, estigmatización, resignificación y mercantilización. El cupcake pertenece a algún punto entre la resignificación y la mercantilización». Os dejamos enlazados algún artículo de opinión en prensa, un tablero de Pinterest o, sencillamente, los resultados de la búsqueda ‘gentrificación madrid malasaña’ en Google. La polémica está servida.

Ilustración de Fernando Vicente en Retablo

Preguntas de guía a la lectura

El título, ¿qué relación crees que tiene con la obra?

Respecto a «Extraños en un tren. Versión amarilla», ¿crees que se entiende al mismo nivel sin haber leído la novela / visto la película?, ¿qué diferencias encuentras con la/s versión/es original/es?

Respecto a los personajes, y en relación con otros libros o películas del género que hayas visto… ¿empatizas con la figura del detective o del asesino?

Sobre las ilustraciones, ¿qué te parece que aportan al texto?, ¿nos cuenta algo su disposición fragmentada?

El humor (o humor negro) es un rasgo que despunta en algunos pasajes, perfectamente compatible con el tono trágico o paródico, ¿te ha llamado la atención (o te ha hecho reír algún episodio en especial?