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Guía a la lectura: Reliquias, de Ana Martínez Castillo

Por Ana Abello Verano 

 

Ana Martínez Castillo (Albacete, 1978) es profesora de Lengua castellana y Literatura, un trabajo que compagina con su faceta de narradora, poeta, crítica literaria y colaboradora de diversas revistas digitales como Barbar y Vísperas. En el ámbito de la lírica, con una vocación que se inició a una edad muy temprana, destacan sus poemarios Bajo la sombra del árbol en llamas (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2016), La danza de la vieja (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2017) y Me vestirán con cenizas (Versátiles Ediciones, 2019), participando en compilaciones antológicas como El llano en llamas (2011) y El Peligro y el Sueño. La Escuela poética de Albacete (2016). Con una gran influencia del surrealismo y de autores como Rafael Alberti, Alejandra Pizarnick o Blanca Andreu, su poesía configura un universo de imaginación en el que se atisban espejismos e imágenes misteriosas:

“La trampa es tener / arañas en los ojos /…/ Ya no distingo / Si la noche amenaza / O soy yo / que ando desnuda / y me abrazo / a todo aquello / que sea musgo o plata”; “Grumos de viento / en los dientes / el frío”

El frío (La danza de la vieja)

Por lo que se refiere a la vertiente creativa en prosa, su trayectoria ha estado dedicada de forma mayoritaria a la literatura juvenil e infantil, con obras como Hadas que muerden (Editorial Palabras de Agua, 2013, ilustrado por Tania Coello), Gusarapo (Editorial Palabras de Agua, 2014, junto con Ana Rosa Ruiz Sarriá y el ilustrador Ismael Juzgado Pineda) y Cómo cocinar princesas (NubeOcho Ediciones, 2017), álbum ilustrado que se constituye como un manual, un recetario imprescindible, para todo tipo de brujas y que ya ha sido traducido a varios idiomas. Sus cuentos se han recogido en los volúmenes colectivos Cosas que contar (1997), Horror Hispano Monstruos clásicos (2011), 666 (2012), (Per)versiones: Misterios sin resolver (2013), Érase una vez (2013) y Bueno, bonito…¡Maldito! (2013). Asimismo, no se puede dejar de mencionar que se ha dedicado de forma puntual a la adaptación teatral, la narración de viajes, el guión de videojuegos y el artículo periodístico.

Gusarapo Ana Martínez Castillo y Ana Rosa Ruiz Sarriá Ilustraciones: Ismael Juzgado Pineda ISBN: 9788494264177 160 páginas Año de publicación: 2014.

Gusarapo / Ana Martínez Castillo y Ana Rosa Ruiz Sarriá. Ilustraciones: Ismael Juzgado Pineda ISBN: 9788494264177 160 páginas. Año de publicación: 2014.

 Hadas que muerden /Ana Martínez Castillo Ilustraciones: Tania Coello ISBN: 9788494133251 112 páginas Año de publicación: 2013.

Hadas que muerden / Ana Martínez Castillo .Ilustraciones: Tania Coello. ISBN: 9788494133251 112 páginas. Año de publicación: 2013.

 

 

 

 

 

 
Cómo cocinar princesas / Ana Martínez Castillo. Ilustraciones: Laura Liz
ISBN: 978-84-946926-3-5.  56 páginas.  Año de publicación: 2017.

Premios (información extraída de su página web)

  • Galardonada con el premio de relatos Los nuevos de Alfaguara, convocado por la editorial Alfaguara en su cuarta edición en el año 1996.
  • Primer premio de poesía en su modalidad de adultos del Féile Filíochta International Poetry Competition 2004 en español (Premio Internacional de Poesía Féile Filíochta 2004).
  • Primer premio en su modalidad de cuento del XXIV Concurso Literario para Jóvenes 2005, convocado por el Ayuntamiento de Albacete, con el cuento titulado «Extraño episodio en la vida de un opositor».
  • Tercer premio de poesía en su modalidad de adultos del Féile Filíochta International Poetry Competition 2005 en español (Premio Internacional de Poesía Féile Filíochta 2005).
  • Finalista del certamen Domingo Santos 2010 con el relato «Sofisticación».

Reliquias (Eolas Ediciones, 2019) es el primer volumen de cuentos de la autora albaceteña dedicado a un público adulto. En esta faceta se aprecia mejor esa atracción por lo misterioso y lo truculento que ya se atisbaba en su lírica. Se ha publicado en la colección Las puertas de lo posible (Narraciones de lo insólito), dirigida por Héctor Escobar y la profesora Natalia Álvarez y vinculada al Grupo de estudios literarios y comparados de lo insólito y perspectivas de género (GEIG) de la Universidad de León.

La pretensión de esta colección, que además cuenta con el delicado trabajo de Alberto R. Torices para las labores de diseño y maquetación, es rescatar obras de siglos o décadas pasadas que merezcan ser reeditadas por su indiscutible aportación al panorama no realista español, al tiempo que dar a conocer nuevas voces que construyan originales universos partícipes de las estéticas de lo insólito. En esta segunda línea de difusión se ubicaría el libro de Ana Martínez Castillo, primera publicación inédita de la colección que cuenta con un prólogo de Patricia Esteban Erlés, donde se sintetizan las claves de lectura, facilitando al lector la recepción y cabal interpretación del libro, como ocurre en el resto de obras que integran la colección. Con la zaragozana Esteban Erlés comparte el gusto por el terror como placer estético, puesto que ambas buscan a través de sus ficciones un necesario contraste entre la luz y la oscuridad. Y es que el nombre de Ana Martínez Castillo podría englobarse en la amplia nómina de autoras actuales que sienten especial predilección por articular sus creaciones en torno al extrañamiento y a la dimensión inquietante de la realidad —Mariana Enríquez, Samanta Schweblin, Cecilia Eudave, Valeria Correa Fiz, Raquel Castro,…—.

 

Dado que Ana Martínez Castillo no tiene ninguna otra obra enmarcada en la prosa para adultos, resulta imposible esbozar los rasgos generales de toda su poética narrativa. Por ello, nos adentraremos directamente en esta primera incursión de la autora en la narrativa breve, para cuyo título ha elegido una palabra tan sugerente como reliquias. El concepto de reliquia remite a algo antiguo y ajado, a un objeto especial que, como se menciona a lo largo del libro, también puede tener su propia vida, convirtiéndose en un espíritu «único y sutil» (Martínez Castillo, 2019: 28). Con este delicado sustantivo, la autora nos recuerda la conexión con el pasado, pero especialmente la fascinación por los objetos de otro tiempo, por esas piezas de colección que, a modo de candelabros ennegrecidos, pueden esconder sombras y carcoma, en definitiva, todo un mundo de posibilidades ominosas.

«El alma es lo que habita dentro de las cosas. Un aliento negro que oxida y corrompe aquello que toca. Todas las reliquias de otro tiempo tienen una, de mayor o menor, digamos efecto. O fascinación, si lo prefiere» (Martínez Castillo, 2019: 28-29).

La imagen que sirve de portada es una de esas joyas de antaño. Nos da una pista muy significativa de los matices de contenido o líneas de desarrollo que podemos encontrar en el interior del libro, todas ellas relacionadas con lo extraordinario y lo tétrico. Nos encontramos ante una imagen post-mortem que nos remite a la práctica de la foto funeraria tan en boga durante el siglo xix y principios del siglo xx. Con esa dicotomía entre lo vivo y lo muerto, entre lo animado y lo inanimado, juega la ilustración de la portada de Reliquias, modificada exclusivamente para esta edición pero manteniendo los tonos grises y amarillentos que prevalecían en los retratos originales. Y es que descubriremos alguna referencia a este tipo de fotografías en cuentos como «Reliquias» y «Elvira»:

«Se trataba de una mujer con una niña sentada en sus rodillas. La niña tenía los ojos abiertos, pero vacíos. Miraban sin ver al objetivo mientras la mujer que la sostenía posaba con rostro áspero, de infinito horror y pena. Ambas vestían de negro, con encajes cerrados al cuello. La niña era como de cera, como las velas que se consumían allí mismo, en el candelabro. Rígida y seca» (Reliquias. 2019: 34).

Asimismo, las citas con las que se inicia el volumen permiten hacerse una idea de los ribetes siniestros y las imágenes escalofriantes que van a predominar a lo largo de las páginas. Estas citas previas están firmadas por la argentina Valeria Correa Fiz, el leonés Leopoldo María Panero —cuyo imaginario ha ejercido una notable influencia en la escritura de Martínez Castillo— y el albaceteño Javier Lorenzo, que considera uno de sus maestros.

Cuando baje —se dijo—a nadie he de contar que todo cuanto vi regresa al frío.

Javier Lorenzo Candel

Estructura y contenido del libro

A nivel estructural, el libro consta de tres secciones, a modo de calas brumosas, tituladas «Ecos», «Reflejos» y «Descenso», siendo la segunda la más extensa al dar cabida a cuatro cuentos, a diferencia de los otros dos apartados que están constituidos por tres relatos. Así, el lector comenzará su viaje en el futuro de connotaciones distópicas recreado en «Reliquias», la composición que da título al volumen, y, orientando sus pasos hacia el más allá, acabará descendiendo a las profundidades. En ese oscuro recorrido, repleto de miradas retrospectivas y fantasmas incesantes, no faltarán momentos de descanso con altas dosis de parodia y humor negro. No obstante, el lector no saldrá ileso de este caserón de tenebrosas resonancias que traza Ana Martínez Castillo en su ópera prima.

El imaginario de la escritora ahonda en diversas figuraciones del miedo: el miedo a las incógnitas que circundan el otro mundo, el miedo al silencio, a la soledad, al legado cultural, a nuestros recuerdos, a los espectros emocionales de los que no podemos desprendernos, a los rincones más inhóspitos de nuestra mente… A esta nómina se suma el temor a la experiencia de la muerte, el descubrimiento de oscuras amenazas que desestabilizan la concepción normalizada de lo real y la disolución de cualquier frontera.

«El miedo. El miedo era algo muy especial. Resultaba estimulante y atraía más que cualquier cosa en el mundo» (Martínez Castillo, 2019: 30).

 En el marco de ese amplio panorama que puede abarcar el miedo, el lector del libro, en función del cuento elegido, podrá sentir asombro, aprensión, angustia, pánico, terror o espanto. No obstante, Martínez Castillo sabe muy bien que es necesario aplicar nuevos recursos y técnicas para transmitir y actualizar los miedos esenciales del ser humano, que se perpetúan a lo largo del tiempo.

 

Los rasgos más destacados del volumen se pueden sintetizar en los siguientes puntos:

  • Protagonismo o marcada relevancia argumental de personajes o narradores femeninos, como ocurre, por ejemplo, en «Reliquias», «Elvira», «Tocados por la divina mano de Dios», «El nido» o «Más Allá S. L.».
  • Resortes procedentes de variadas estéticas no realistas. Reliquias aúna varias corrientes de lo insólito, entendiendo este término como un membrete genérico que recoge un conjunto de tendencias alejadas de la codificación realista y caracterizadas por proponer una visión subversiva de la sociedad contemporánea. Podemos percibir especialmente la estética de lo prospectivo y del terror fantástico, que pueden encontrarse combinadas en muchos casos, pues a la autora le interesa este tipo de fusión.
    • Las ficciones de Martínez Castillo presentan una mirada pesimista hacia el futuro. Predomina la distopía —«Reliquias»— y la narrativa de carácter postapocalíptico —«Tocados por la divina mano de Dios»—, si bien «Hacia el atardecer» también participa de herramientas prospectivas de otro calado. Estas categorías de lo prospectivo son, a juicio de Fernando Ángel Moreno, las que generan en el lector un efecto de «prospección, de replanteamiento de cuestiones socio-culturales» (2010: 121), revelando las incoherencias de nuestro tiempo y haciendo que se reflexione sobre posibles alternativas de mejora.
    • De todos los resortes de los que se nutre el género fantástico, lo monstruoso se va a convertir en una matriz temática de gran presencia en Reliquias a través de la figura del fantasma —«Paciencia», «Elvira» o «Más Allá S.L.»— y del muerto viviente —«El amor de una madre» y «Tocados por la divina mano de Dios»—. Ya Freud sostenía lo siguiente: «A muchos seres humanos les parece ominoso en grado supremo lo que se relaciona de manera íntima con la muerte, con cadáveres y con el retorno de los muertos, con espíritus y aparecidos» (1979: 241). El tratamiento del fantasma, con su vagar eterno, se presenta en los textos de Ana Martínez Castillo con una gran influencia de la ficción gótica. El zombi, en cambio, permitirá comprender el concepto de «fantástico posmoderno».
  • El absurdo kafkiano para recalcar la alienación del individuo y esbozar una perspectiva distorsionada de la realidad. Muchas de las situaciones terribles que se narran acaban desembocando en escenas ridículas. El absurdo, en cualquier caso, permite reflejar unas preocupaciones reconocibles como posibles o inherentes a nuestro presente: la identidad, la soledad, la adversidad, la culpa, las cargas familiares, el padecimiento de enfermedades… Piezas paradigmáticas que participan del absurdo serían «Extraño episodio en la vida de un opositor» y «Los chinos», dado que en ambos se aprecia la ausencia de causalidad y el comportamiento de tintes irracionales de sus personajes protagonistas.
  • Referencias a otras obras y personajes de la literatura. La mayor parte de las tramas se enriquecen con alusiones o guiños a otras ficciones del ámbito no mimético.
  • Pequeña serenata nocturna, de Dorothea Tanning (1943)

Lectura

Para aproximarnos al conjunto de resplandores antiguos que conforma Reliquias proponemos las siguientes preguntas:

  1. ¿A qué crees que se debe la estructura tripartita del libro? ¿Es posible percibir nexos de unión entre los relatos agrupados en una misma sección?
  2. Si tuvieses que elegir uno de los cuentos que componen el libro, ¿con cuál te quedarías? ¿A qué se debe esa elección: a la temática abordada, al punto de vista del narrador, al impacto emocional que genera, al ritmo…?
  3. ¿Qué opinión te merece el misterioso personaje de La Marquesa que protagoniza el primer relato del libro? ¿Y esa sociedad distópica en la que se encuentra inmersa?
  4. Aquello que nos produce miedo es algo que, sin saber por qué, también nos atrae y fascina. En el libro confluyen desde miedos heredados de nuestra vida pasada a miedos mucho más cotidianos, abarcando un amplio espectro de matices. ¿Qué tipo de miedo te parece el más logrado? ¿Crees que se produce una actualización de enfoques de nuestras ansiedades?
  5. A lo largo de Reliquias aparecen escenas que destacan por su crudeza y por proponer una marcada contemplación de lo abyecto. Por ejemplo, Mónica se arranca enteras sus propias uñas para luego comérselas en el Hades retratado en «Más allá S.L.» y la anciana de «El amor de una madre» es capaz de comerse de un bocado el conejo que lleva a casa su hijo, quedándose el pelo del animal pegado en sus labios. ¿Qué imagen te parece más perturbadora por acrecentar lo escatológico y, con ello, el sentimiento de repulsión?
  6. ¿Cuál es la perspectiva narrativa que más te ha sorprendido para relatar los acontecimientos que atenazan a los protagonistas? ¿Qué efecto puede ocasionar ese tipo de focalización en el receptor del texto?
  7. ¿Has detectado alguna influencia del imaginario no mimético en la cosmovisión de los cuentos de Ana Martínez Castillo?
  8. Tal y como mencionamos en su aproximación biobibliográfica, Ana Martínez Castillo presenta una gran versatilidad a la hora de escribir, compaginando su vocación poética con la narrativa ¿Crees que se percibe ese hálito poético, quizás musical, en alguno de los relatos que conforman el libro?
  9. La imagen de portada reproduce una foto post-mortem típica del siglo xix y principios del xx ¿Hay algo en ella que te llame la atención o te resulte conocido?

    La ruptura, de Remedios Varo (1955)