Por Inés González Cabeza
El jugador de ajedrez y Novela de ajedrez están en todas las bibliotecas de la ULE
Todos los encuentros del club de lectura Leemos juntos se retransmiten en directo
a través de ULE TV, y posteriormente se almacenan en nuestro canal de vídeos.
Actualizado febrero 2019 : Vídeo de la sesión
Para esta nueva edición del club Leemos juntos, hemos procurado englobar bajo el título de «La libertad en juego» a varias narraciones que nos muevan a la reflexión acerca de algunos de los peligros que, hoy en día, vuelven a acechar a nuestras sociedades tras un breve letargo que, quizás, nunca fue tal. Los conceptos abstractos y excluyentes de «nación», «pueblo» o «raza»; la manipulación de la información y del pensamiento en aras de intereses políticos y económicos; el cuestionamiento de derechos fundamentales que creíamos inamovibles… La historia amenaza siempre con repetirse y la cultura, una vez más, se manifiesta como un bastión fundamental contra quienes pretenden destruir la libertad.
Este año, comenzamos con una con una propuesta novedosa: la lectura de una obra literaria y de su más reciente adaptación al lenguaje del cómic. El pasado curso, aprendimos varias de las claves para el análisis de un cómic en las dos sesiones que dedicamos a la lectura de La casa, de Paco Roca. Ahora, aprenderemos a valorar El jugador de ajedrez, de David Sala (Astiberri, 2018) como narración gráfica y como adaptación de la Novela de ajedrez, de Stefan Zweig.
Leemos juntos… una historia de Stefan Zweig
Admirado en su juventud, despreciado y condenado al exilio de su Austria natal en su madurez, relegado a observar la larga noche de la destrucción de Europa, cuyo nuevo amanecer nunca llegó a conocer, Stefan Zweig sigue siendo a día de hoy uno de los escritores europeos del siglo XX más reconocidos en todo el mundo. Debido a su amplia formación humanística, su carácter templado y su inquebrantable creencia en una Europa unida y democrática frente al nacionalismo y totalitarismo, ideas que vio materializarse en dos Guerras Mundiales, muchos han creído observar en sus creaciones literarias una suerte de premonición de los males intelectuales de nuestro mundo, pero también un ejemplo de cómo la cultura debe actuar en defensa de la libertad humana frente a la violencia promovida por quienes ejercen el poder de forma despótica.
Su trayectoria literaria y vital, pese a su trágico final, es toda una lección de dignidad humana frente a la barbarie. Lector voraz de nacimiento, estudió Filosofía y otras disciplinas humanísticas y se codeó con la élite intelectual de Viena, entonces capital del próspero Imperio Austrohúngaro, cuya cultura acogedora, vibrante y civilizada añoraría durante el resto de su vida, como resulta patente en su autobiografía El mundo de ayer. Memorias de un europeo, escrita durante su exilio americano. Fue uno de los escritores más exitosos de Europa durante la llamada época de entreguerras, período en el que algunas de sus novelas fueron adaptadas al cine en Alemania, Francia y Estados Unidos (cabe mencionar que, desde entonces, sus obras han sido objeto de decenas de adaptaciones cinematográficas). A lo largo de su vida, llegó a cultivar todos los géneros literarios, si bien algunas de sus más brillantes aportaciones estéticas las encontramos en sus obras de no ficción, en especial en sus ensayos y sus biografías de personajes históricos célebres.
Pese a su indiscutible contribución a la historia de la literatura en lengua alemana, el régimen de Hitler, en su afán por eliminar de la historia a todo «no ario», prohibió la publicación y distribución de sus libros, llegando incluso a cancelar la representación de la ópera La mujer silenciosa, de su amigo Richard Strauss, cuyo libreto era de su autoría. El ascenso del nazismo y la aparente pasividad internacional ante sus consignas precipitaron su huida hacia América, donde terminaría sus días en 1942 sin la esperanza de volver a su hogar y con el triste convencimiento de que el mundo que conoció había desaparecido para siempre.
Es a través de esta lente biográfica como debemos observar la historia que Zweig nos propone en su Novela de ajedrez, que fue su última obra de ficción y se publicó de forma póstuma en 1943, en la que las vidas de varios caballeros europeos se entrelazan en en una travesía marítima entre Nueva York y Buenos Aires, durante la cual se produce una trágica revelación sobre el trauma que aún acecha a uno de ellos, víctima del ostracismo y la tortura bajo el régimen nazi.
Leemos juntos… una adaptación al cómic
El jugador de ajedrez aúna dos de las tendencias más populares en el panorama del cómic adulto actual: el espíritu reivindicativo (ya sea en defensa de grupos oprimidos, como denuncia de conflictos que resultan en traumas colectivos, o como crónica de realidades sociales olvidadas o ignoradas) y la adaptación desde otros lenguajes.
Muchos autores actuales de cómic han tratado en sus obras temas relacionados con la libertad o la defensa de los derechos humanos. Esto no es nada extraño: desde sus inicios en la prensa del siglo XIX, el cómic se usaba para hacer comentarios críticos con la realidad social o política del momento, y hoy se sigue empleando para este fin en sus múltiples formatos.
Tampoco resulta novedoso el fenómeno de la adaptación de obras literarias al lenguaje del cómic, pero debemos tener presente lo que significa una adaptación en el contexto del cómic de autor. En la mayoría de los casos, no estamos hablando de las bien conocidas versiones reducidas (con respecto al argumento de la obra que adaptan) y que pretenden resultar atractivas para un lector juvenil, con el objetivo de que se interese por la lectura de la obra original, habitualmente un clásico de la llamada «literatura universal». Por el contrario, hablamos de interpretaciones libres, guiadas por los intereses creativos de sus autores, que incluso llegan a requerir de un conocimiento previo de la obra que se adapta y de otros referentes artísticos o literarios para su comprensión, por lo que están explícitamente dirigidas a un lector adulto y de cierta formación cultural. Estas variaciones, reinvenciones, complementos gráficos a historias bien conocidas, son objetos artísticos en sí mismos, creados para ser comprendidos como tales. Este es el caso de El jugador de ajedrez.
Como sucede con toda adaptación, El jugador de ajedrez es un producto creado y publicado en un muy determinado contexto sociocultural. Por una parte, se encuadra dentro de aquello que denominamos, de forma genérica, «novela gráfica», probablemente la manifestación más popular dentro del mundo del cómic en la actualidad, que nos hace plantearnos algunas preguntas acerca de las tensiones entre centro y periferia en nuestro sistema cultural: cuando el cómic imita a la literatura (en especial cuando hablamos de una adaptación de una obra literaria), ¿mejora su consideración cultural?
Por otra parte, existen factores que determinan la aparición de una adaptación. En el cómic de autor, las motivaciones personales de los artistas son fundamentales (la Novela de ajedrez es uno de los textos predilectos de la juventud de David Sala), pero también otros factores contextuales que rigen las actuaciones de las editoriales. El jugador de ajedrez ha sido comercializado en un momento de evidente incertidumbre mundial acerca del futuro del planeta y sus naciones, por lo que la historia de Zweig, reinterpretada gráficamente en esta era de las imágenes, resuena especialmente entre los lectores actuales.
Finalmente, cuando pretendemos realizar una valoración acerca de la calidad artística o estética de una adaptación como El jugador de ajedrez, debemos procurar trascender el nivel de la fidelidad textual y argumental a la obra original y aprender a reflexionar acerca de cómo funciona la adaptación individualmente, qué estrategias ha seguido su autor al cambiar de medio o lenguaje la obra original, cuáles son las motivaciones y la eficacia de esas estrategias, cuáles son los elementos que aportan originalidad a la adaptación como obra singular perteneciente a su propio medio o lenguaje y como objeto cultural que existe dentro de un universo de adaptaciones, etc.
Leemos juntos… El jugador de ajedrez
El jugador de ajedrez es la más reciente publicación en España del ilustrador francés David Sala (y su única obra como autor completo publicada hasta la fecha en nuestro país), que ya se había adentrado en el mundo de la adaptación con sus cómics sobre el Inquisidor Aymerich, con guion de Jorge Zentner, basados en las novelas de «fantaciencia» de Valerio Evangelisti.
Tampoco se trata de la primera adaptación a otro lenguaje de la Novela de ajedrez, que cuenta, al menos, con una adaptación cinematográfica, una ópera, y otro cómic en lengua francesa (no traducido al español).
Con un grafismo de clara inspiración modernista y realizado enteramente en lápiz y acuarela, El jugador de ajedrez preserva el trasfondo histórico y emocional de Novela de ajedrez, que puede ser leída como «una bella metáfora sobre la claudicación de la inteligencia creadora frente a la fuerza bruta que, usando una lógica fría y correosa, se convierte en imparable apisonadora.”. Entre sus elementos visuales más destacables, se encuentran la llamativa paleta de tonos azules y violáceos, que dota a la obra de una personalidad propia y actúa como un importante mecanismo de cohesión, y su capacidad para codificar en forma de viñetas el claustrofóbico mundo interior del señor B., cuya obsesión permea a todos los elementos que componen los escenarios en forma de insospechados tableros en muebles, suelos y paredes.
Dado que sabemos que el lenguaje de la literatura y el del cómic difieren en sus aproximaciones narrativas a una misma historia, os proponemos realizar una lectura comparativa de las obras de Sala y Zweig que nos permita alcanzar una mayor comprensión acerca del fenómeno de la adaptación. Para ello, os sugerimos realizar una reflexión acerca de cuestiones como las siguientes:
- ¿Qué convergencias y divergencias apreciamos entre el cómic de David Sala y la novela de Stefan Zweig? ¿Qué estrategias de adaptación y motivaciones estéticas podemos adivinar en El jugador de ajedrez?
- Observando otras adaptaciones de la misma obra, ¿cuáles podrían ser las principales aportaciones de la narrativa gráfica de David Sala? ¿Cómo podríamos definir los matices que aporta el lenguaje icónico en El jugador de ajedrez?
- ¿Existen significados simbólicos en la Novela de ajedrez? ¿Qué ejemplos de lenguaje simbólico (metáforas visuales) encontramos en El jugador de ajedrez?
- ¿Cómo emplea David Sala los escenarios y la composición de las viñetas para representar el descenso a la locura del señor B.?
- ¿Cuál es la trascendencia de la Novela de ajedrez de Stefan Zweig? ¿Es pertinente su reescritura gráfica o su adaptación a otros lenguajes narrativos? ¿Magnifica o banaliza su adaptación su significado original?
Os esperamos el martes 29 de enero a las 19:00
en la Sala de Conferencias de la Biblioteca General San Isidoro
para abordar el coloquio participativo sobre estas obras
¡Buena lectura!