“Dios bendiga a George Martin, paz y amor para Judy y su familia. Cariños de Ringo y Barbara. Se echará de menos a George”, escribió Ringo Starr en su cuenta de Twitter el pasado día nueve de marzo. Así dio a conocer la muerte, a los 90 años, del productor George Martin, considerado “el quinto Beatle”, y arquitecto del sonido del cuarteto de Liverpool.
No se puede concebir el sonido de Los Beatles sin la presencia de George Martin, sobretodo a partir de 1966, cuando dejaron de actuar en directo y centraron su trabajo únicamente en el estudio.
Nacido el 3 de enero de 1926, hijo de un carpintero del barrio de Holloway, en el norte de Londres; alumno de la Escuela Guildhall de Música y Drama, donde entre 1947 y 1950 estudió piano y oboe; empleado en el departamento de música clásica de la BBC, y más tarde de la discográfica EMI. Su vida cambió para siempre el mismo día de 1962 en el que un tal Dick Rowe, jefe de Repertorio y Artistas de la discográfica DECCA, rechazó a un desconocido grupo de rock que buscaba su primer contrato discográfico.
La formación la integraban cuatro muchachos de Liverpool, y se hacían llamar The Beatles. “No son muy buenos”, le dijo Rowe a Brian Epstein, el manager de la banda. “Y además, los grupos con guitarra ya pasaron de moda”, aseguró, en la que puede ser considerada la peor decisión tomada por alguien a lo largo de toda la historia de la industria de la música.
Tras la negativa, Epstein probó suerte en la discográfica rival, EMI, donde sería recibido por George Martin, a cargo, por entonces, de Parlophone, el sello especializado en música clásica. A diferencia de Rowe, Martin vio en los chicos de Liverpool un extraordinario potencial de entrada, y enseguida organizó una sesión de grabación, de la que saldría «Love Me Do». Además, recomendó al sello que les hicieran contrato.
Martin, produjo a Los Beatles desde su primer single, «Love Me Do», hasta el álbum “Abbey Road”, de 1969, participando activamente con el grupo y siendo imprescindible para configurar su sonido y ayudándolos en las investigaciones que desarrollaron en el estudio desde que se retiraron de los directos. Su papel en las grabaciones fue tan destacado y esencial como el de los cuatro componentes del grupo, aportando ideas y animándolos en un viaje sonoro que, por entonces, era inédito pero que estaba revolucionando la música pop y rock. Tras discos como “Revolver” (1966) nada volvería a ser igual.
Pero nadie mejor que alguien tan cercano a Martin en lo profesional y personal como Paul McCartney, para que nos recuerde su figura: «Me produce una gran tristeza enterarme del fallecimiento del querido George Martin. Tengo tantos recuerdos maravillosos de este gran hombre que estarán conmigo para siempre. Era un verdadero caballero y fue un segundo padre para mí. Guió la carrera de los Beatles con tal habilidad y buen humor, que se convirtió en un verdadero amigo para mí y para mi familia. Si alguien se ganó el título del quinto Beatle fue George. Desde el día en que nos proporcionó a Los Beatles nuestro primer contrato de grabación hasta la última vez que lo vi, fue la persona más generosa, inteligente y musical que he tenido el placer de conocer».
Además de producir a los Beatles, Martin trabajó con Gerry and the Pacemakers, Shirley Bassey, Cilla Black, Elton John, America, John Williams o Ultravox, entre otros, sin olvidar que Paul McCartney contó con sus servicios en diversas ocasiones. Martin también fue compositor y arreglista.
Tener que elegir entre todo el trabajo desarrollado por Martin, no solo con Los Beatles, es misión casi imposible; pero si es cierto que hay un puñado de canciones donde la influencia de este productor fue vital para el resultado final de las mismas:
John Lennon, compositor de «In my Life», no sabía muy bien qué hacer con el puente musical de la canción. Algo sí tenía claro, y es que quería que sonara barroco. George Martin se remangó, afinó el oído y creó un solo para el tema con influencias de Bach. Su composición fue grabada en medio tiempo y se incluyó en el álbum «Rubber Soul» (1965) con velocidad doblada para dar al solo un timbre parecido al de un clavicordio.
Se grabó el 14 de junio de 1965. La historia es sabida: McCartney había soñado con la melodía y tenía dudas sobre ella. Le puso de nombre Scrambled Eggs y la tuvo en la cabeza durante meses. Ese día decidió mostrarla al resto de la banda en el estudio 2 de Abbey Road. Martin Compuso un arreglo para un cuarteto de cuerdas especialmente para la canción, a pesar de las quejas del propio compositor. Se convirtió en el mayor éxito de la carrera de los Beatles.
Paul la empezó y el resto la terminó en la casa de John Lennon. Detrás de la historia de soledad que cuenta la letra, George Martin percibió que había allí una oportunidad más para hacer unos arreglos poco frecuentes para la estructura básica de una canción de pop. Martin vuelve a llevar a The Beatles su experiencia en la música clásica y compone para el tema un arreglo de cuerdas que incluye cuatro violines, dos cellos y dos violas. Pegó los micrófonos a los instrumentos para captar mejor el sonido de las cuerdas y convenció a McCartney de la virtud de este giro hablándole de Vivaldi. John Lennon comentó a la revista Playboy en 1980, que «Eleanor Rigby» era “el hijo de Paul que George Martin educó e hizo crecer”.
Shirley Bassey (Goldfinger) 1964
En el año 1964 George Martin produjo la canción «Goldfinger», el tema principal de la película homónima de la saga de James Bond. Interpretado por Shirley Bassey, la canción se convirtió en un éxito más allá del cine y a día de hoy es considerada una de las mejores bandas sonoras de la saga 007.
Paul McCartney & Wings (Live and Let Die) 1973
De nuevo George Martin volvía a ponerse «al mando» de la canción principal de una nueva película de James Bond. Lo hacía en 1973 con el tema «Live And Let Die» de la película «Vive y deja morir». La canción fue compuesta por Paul y Linda McCartney e interpretada por Paul McCartney And The Wings.
Elton John (Candle In the Wind) 1997
En 1997 George Martin produjo una nueva versión del tema «Candle In The Wind» que en 1973 había sido compuesta como homenaje a Marilyn Monroe. Una reedición de la canción grabada por Elton John para el funeral de la Princesa Diana de Gales, y que logró convertirse en la canción más vendida de la historia hasta la fecha.