En 1975, Rodrigo García inicia el intento de abrirse hueco como solista en el cambiante mundillo musical de la época. Firma con CBS, y edita su primer álbum en solitario: «Canciones de Amor y Sátira», que el mismo produce.
En este trabajo encontramos todas las señas de identidad de Rodrigo. Continua con su maestría en las letras, una temática muy variada en sus composiciones, y una cierta liberación por el hecho de no compartir sus creaciones con los miembros de una banda. El lo recuerda así: «Al estar solo, ya no existía la tensión de hacer voces, que es un capricho muy exigente. En ese disco, hay letras extensas, muy protagonistas… Letras de cantautor. Y estas canciones hubieran tenido más difícil encaje en el grupo. Mi repertorio, en fin, ya no estaba sujeto al compromiso de ser aprobado ni de ser tratado en equipo».
No es el mejor disco de Rodrigo, pero temas como «Quiero que seas mi Dama» o «El Gato», no están al alcance de cualquiera.
Pero este magnífico álbum pasa casi desapercibido. Esa época fue propicia para los cantautores. Pero las composiciones de Rodrigo carecen de ese matiz político y militante que consagraron a otros músicos. Se abre un periodo de silencio de cinco años, que pudo haberse roto con una fallida reunión de CRAG. De todas formas, la espera mereció la pena, el mejor trabajo de Rodrigo estaba por llegar.
Rodrigo (Quiero que seas mi Dama) 1975
Rodrigo, tras la publicación de su primer disco, continua como músico de estudio y de directos, y ejerce labores de producción. Finalmente, en 1979 recibe la oferta de Movieplay para grabar su segundo disco en solitario que se publicará al año siguiente.
Titulado sencillamente «Rodrigo», es para muchos el disco más bello que haya hecho nunca este artista único. Mil sentimientos produce su escucha. De evocación del pasado, de galanteos, de amores trabajados y exhaustos. Nuevamente el autor escala cotas inalcanzables en el uso del idioma. Textos descriptivos y audaces. Todo ello acompañado con una producción impecable, un sonido limpio y cálido. Con Joaquín Torres y Eduardo Leiva a los mandos la nave. Y esa pureza casi cristalina del sonido de sus guitarras.
Muchos denominan a este disco como «el de las mujeres», por el indudable protagonismo del universo femenino. El propio Rodrigo coincide casi completamente con esta apreciación: «Desde luego que es un homenaje al universo femenino. Pero hay una canción que habla sobre un chico homosexual (Alberto del Rosario) y que, sin embargo, se titula “Charo”. Lo cual indujo a pensar, a la gente que no se fija mucho en los detalles, que el álbum estaba dedicado completamente a las mujeres. De esas canciones yo recuerdo con especial satisfacción “Laura” y “Déjame deshacerte la cama”. Hay en el álbum un tema nostálgico, “La abuelita Berta”. En la atmósfera de ese cuento inventado, aparece la condición ultramarina de finales del siglo XIX y principios del XX. Berta podría ser un personaje de Valle-Inclán.
De este álbum se extrajo un single, «Laura», sin duda una de las canciones más bellas de la trayectoria de Rodrigo. Pero a pesar de las buenas críticas, nuevamente el disco paso desapercibido. Rodrigo recuerda: “Laura” fue el single, pero en ese disco no hubo nada exitoso. El trabajo pasó, desafortunadamente, con más pena que gloria. Las pocas críticas, en general, fueron positivas, pero yo en los medios despertaba menos curiosidad o menos morbo que los iniciales CRAG. Encima, el apoyo de Movieplay fue muy tímido».
Se abre un paréntesis aún mayor con el siguiente álbum en solitario de Rodrigo, concretamente siete años. Entre medias, se produjo la añorada reunión de CRAG a mediados de los ochenta. Dos discos fueron el resultado de este reencuentro, con expectativas superiores a los resultados. Son trabajos muy dignos, pero palidecen al compararlos con «Señora Azul». El exceso de sonido «ochentero», con uso y abuso de sintetizadores, distorsiona unas canciones, que sin tanta producción hubieran sido mucho más adecuadas al sonido tradicional de la banda.
La negativa a actuar en directo, eterno conflicto en CRAG, «si no había buenos resultados» por parte de Rodrigo, fue vista por él mismo, con el paso de los años, como un error.
Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (De Piel Trigueña) 1984
En 1986, Fonomusic propone la grabación de un nuevo trabajo en solitario, que se materializa el año siguiente bajo el título de «Solera Reservada». Este disco imprescindible se ve afectado por los constantes avatares de álbumes anteriores de Rodrigo, dando idéntico resultado: Nula repercusión y distribución.
Rodrigo comenta al respecto: «En ese disco, se notan los sonidos que entonces estaban de moda y que ahora mucha gente podrá calificar de modestos, de añejos… Tuvimos un presupuesto corto, es cierto, pero lo supimos emplear muy bien. El álbum se grabó en 120 horas de estudio: una cifra récord. Hubo buenos músicos participantes, y yo imprimí el sello de la casa a las guitarras y a los teclados… José Antonio Álvarez Alija, por su parte, consiguió un sonido brillante y claro. Además, en Solera reservada hay varias canciones que me parecen de primera división: “Cuarto menguante”, “Fiona”, “Sortilegio de muerte”, “Amor primero”… Reivindico, una vez más, la importancia del repertorio en cada álbum».
Repleto de momentos poéticos y musicales de altísimo nivel, como en «Cuarto menguante». Evocadores de los primeros años, como la bellísima «Amor primero». El disco es una soberbia colección de canciones que dejan buen sabor de boca no solo a los seguidores del artista, sino a cualquiera que las oiga.
A principios de los años noventa, Rodrigo se muda a Cádiz, a Chiclana de la Frontera, buscando ese atlántico que le desintoxique del asfalto de Madrid.
En esa época los miembros de CRAG vuelven a tener contacto con la idea de resucitar el grupo. Pero nuevamente las desavenencias vuelven a surgir, y Juan Cánovas abandona el proyecto. Los tres restantes editan en 1994 el disco «Rodrigo, Adolfo y Guzmán», reactivando sus actuaciones en directo.
El álbum tiene un sonido un tanto desfasado, con abundancia de bases secuenciadas. Es un trabajo agradable y digno, con momentos de gran nivel, pero no se puede comparar a sus discos anteriores. Para no ser menos, se distribuyó poco y se descatalogó pronto, siendo la difusión mínima.
En el periodo 2005-2006, hay una reivindicación de la obra de Rodrigo. Primero Emi edita un recopilatorio de CRAG, titulado «Gran Reserva», con la excusa del treinta aniversario de «Señora Azul». En 2006, Rama Lama publica un doble CD con los tres álbumes en solitario de Rodrigo. Permitiendo acceder a todo la obra en solitario hasta ese momento.
Y decimos bien «hasta ese momento» pues Rodrigo sorprende ese año con un nuevo trabajo en solitario, «El Jefe», autoeditado por el. El autor recuerda las circunstancias de la grabación del álbum: «El presupuesto faltaba, desde luego, así que, en vez de embarcar a amigos músicos en mi proyecto —tocar gratis puede incordiar—, preferí resolver con teclados la mayor parte del disco. Pero para entender tal decisión también hay que tener en cuenta lo siguiente: a mediados de los ochenta, yo empecé a componer mucho más con el piano que con la guitarra. Y a la hora de vestir las canciones, el teclado tiene un carácter de inmediatez casi indiscutible».
Y ante la falta de relevancia de la guitarra, anterior santo y seña de su obra, Rodrigo se sincera: «La guitarra casi ya no la puedo tocar, porque tengo artritis o artrosis (o lo que sea) en los dedos. Esa enfermedad, en los últimos años, me ha ido alejando del instrumento. Y es que cuando empiezas a tocar con dificultad, te desanimas. El abandono de la guitarra condiciona, evidentemente, el enfoque de mi interpretación. Asumo que en el disco faltan unas cuantas guitarras. Estaría encantado de poder seguir tocando la guitarra con la misma tranquilidad y con los mismos resultados de hace unos cuantos años…»
Continúan las reuniones de CRAG, ofreciendo actuaciones en directo. Pero nuevamente esa plaga bíblica que afecta al grupo, las desavenencias constantes, impiden la realización de su cuarto trabajo continuo, del que creo quedará en el baúl de las quimeras imposibles.
Después de este enésimo tropiezo del grupo, se temía que efectivamente Rodrigo hubiese dicho su última palabra. Pero en 2012 comienza a grabar un álbum autoeditado y autodistribuido que se publica en junio de 2013 con el curioso título de «V: Curiosas Fijaciones en la Vocación Irremediable y otros Conflictos» que causa grata impresión a los aficionados que lo pueden disfrutar. En esta ocasión sí parece que llegamos a su disco final pues él se declara retirado.
En 2012 el lo anunciaba así: «Tengo listo el repertorio de un nuevo disco que probablemente será doble y que significará mi despedida involuntaria pero forzosa. Las canciones también estarán tratadas con escasos medios económicos. Ese repertorio es veterano, pero, a mi juicio, conserva la vigencia, dada su personalidad y su eficacia. En el nuevo álbum, volverá a cobrar relevancia el teclado. De todas formas, aun contando con las limitaciones de las que hemos hablado, intentaré que el álbum quede digno, como creo que quedó digno El jefe».
Rodrigo (La Miel en los Labios)
Rodrigo ha editado tres libros a lo largo de los años: «Verde veronés» (1995), «El sello de la casa» (2001) y «Armis et Litteris» (2004).
La obra de Rodrigo ha estado ajena a modas y tendencias. Alérgico a convencionalismos, ha navegado como un pirata con su parche de romanticismo, atacando todas la variantes de la estupidez humana. Un artista irrepetible, cuyo desconocimiento solo nos puede producir sonrojo en este país infectado tantas veces de mediocridad.
Entrevista realizada a Rodrigo en 1985, donde repasa su obra hasta entonces
Las declaraciones de Rodrigo citadas en esta entrada, están extraídas de una entrevista realizada en 2012 en La Huella Digital