Se acercan fechas muy señaladas y muchos estaréis deseosos de pasar vuestro tiempo libre leyendo un buen libro. Para que no os quedéis sin ideas sobre qué leer, aquí os recomendamos tres textos muy diferentes pero igual de eficaces para entrar en ambiente navideño.
El ángel más tonto del mundo, de Christopher Moore. El norteamericano Christopher Moore, maestro de lo absurdo y del humor negro, nos cuenta en esta ocasión la historia del pequeño Joshua Barker, que ha sido testigo de un horrible suceso: el asesinato de Santa Claus. Con el único deseo es que el afable viejo vuelva de entre los muertos, Joshua se encomienda al Cielo, desde donde Raziel, un ángel con pocas luces, es enviado para responder a sus plegarias, con hilarantes y aterradoras consecuencias.
Un recuerdo de Navidad, de Truman Capote. Pocos saben que el aclamado autor de las novelas Desayuno con diamantes y A sangre fría (entre otras) publicó en los últimos años de su vida un emotivo cuento de Navidad que evoca un episodio de su infancia sureña. Los protagonistas son un niño y una anciana, primos lejanos, que ahorran durante todo el año para comprar los ingredientes necesarios para elaborar tartas de Navidad que regalarán no a sus despóticos familiares, sino a completos desconocidos, personajes anodinos que forman parte de su limitado mundo. Un recuerdo de Navidad es, en definitiva, un homenaje a ese sentimiento de solidaridad y armonía que muchos llaman el «espíritu navideño».
El cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster. Cuando el New York Times le encargó al afamado escritor estadounidense de origen judío que escribiera un cuento de Navidad, este pidió ayuda a un amigo y dueño de un estanco en Brooklyn, que en el relato recibe el nombre ficticio de Auggie Wren y que resulta ser un excelente narrador de la realidad cotidiana del barrio. Cada día durante doce años, a las siete de la mañana, Auggie había tomado una fotografía del mismo punto en la esquina de la Avenida Atlantic y la calle Clinton. Lo que nadie sabe es que la cámara con la que Auggie hace sus fotos es, en realidad, robada, y que la consiguió por casualidad gracias a una cartera perdida y una entrañable anciana ciega con la que una vez compartió una comida de Navidad.
Curiosamente, Paul Auster recoge esta misma historia en la película Smoke, de la que fue guionista y co-director. Aquí podéis ver la escena de la película en la que se relata el cuento de navidad de Auggie Wren: