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El libro que me cambió la vida (VII y final)

Amigos todos: para cerrar este capítulo en la reciente historia de tULEctura, es de obligado cumplimiento daros de nuevo las gracias. Cuando surgió la idea de este concurso nunca imaginamos que iba a tener tanta difusión, ni a dar los frutos recibidos. Así es que GRACIAS de nuevo a los más de ciento cincuenta participantes que nos habéis hecho llegar vuestros textos. A los que venían de ultramar y a los de compañeros de la comunidad universitaria; a los adolescentes epatados por los best-sellers de Ruiz Zafón o Patrick Rothfuss, y a los que también en su juventud fueron cautivados por otros autores más sesudos como Tolstói 93edfd17978f10c7832c10c38c2bc0ado Dostoyevski que hoy ya son abuelos. Y viceversa. Gracias a los que nos habéis escrito con el corazón y las entrañas en la mano y a los pudorosos. A los que nos han dicho la verdad y a los que han jugado con la ficción. Por si tenéis curiosidad, y antes de mostraros el texto ganador, merece la pena que os hagamos un resumen de qué libros y autores han encabezado el ranking de los favoritos. Sin ninguna duda, el más citado de todos es El Principito, ese adorable ser que nos domesticó y que desapareció en mitad de la noche, el niño de cabellos dorados al que muchos seguimos esperando mientras miramos a las estrellas y nos preguntamos si finalmente el tigre se comió o no a la rosa. Además, la novela Las uvas de la ira o diversas obras de Julio Cortázar han tenido una presencia más que notable.

775d5bed59c382778647a2bdfaa1f73aAfortunadamente, cada uno de vosotros ha interpretado la pregunta del concurso según sus propias vivencias. Así, queremos destacar sobre todo y a modo de conclusión que la manera en la que a uno un libro le puede cambiar la vida no suele tener que ver con la calidad estética de la obra en cuestión,  sino en hechos como que ese libro te convierta en lector, o que despierte en ti la vocación de la escritura. Agradecemos la generosidad con la que varios de vosotros nos habéis hablado de ambas experiencias. Convertir a alguien en lector es una virtud tan loable que, haciendo ejercicio de honestidad, debemos reconocerle al César lo que es del César: las historias que a la mayoría nos cautivaron de niños poco tienen que ver con la filosofía, la moralidad o el sufrimiento existencial, y sí mucho más con historias de aventuras en lugares imaginarios. Así lo habéis reflejado a través de repetidos referentes comunes como los tebeos, libros infantiles o algún clásico, sobre todo La isla del tesoro, La historia interminable o la colección de Los cinco. Por supuesto, quienes hemos leído vuestras participaciones hemos sonreído cuando nos hemos identificado con vuestras lecturas predilectas, que son también nuestras. Imposible también no ruborizarse al compartir la experiencia de quienes nos habéis confesado vuestro amor descarnado por algún que otro personaje literario al que habéis convertido en el ideal de vuestros sueños. Por supuesto, las protagonistas de las novelas de adulterio del XIX como La Regenta, Madameec3ee403a96c6498dacb3230165e6244 Bovary oAnna Karenina siempre han tenido muchos fans y esto ha sido notable, pero… ¿se imaginará un autor tan joven como Andrés Neuman que su viajero del siglo se ha convertido en el amor platónico de más de una adolescente?

A los más devotos, la lectura de la mismísima Biblia os ha supuesto un hito literario además de espiritual, frente a los ateos y otros desengañados que, como Juan Bonilla al contestar la pregunta que inspiró este concurso, «culpan» a las lecturas de Nietzsche y de diversos libros científicos de su pérdida de la fe. Otros (que se han tomado al pie de la letra la pregunta del concurso), que no han sido pocos, han encontrado la salvación en el término medio: los libros de autoayuda. Por supuesto, el más insigne de los caballeros españoles y su lucha contra las injusticias ha sido la metáfora literaria y el consuelo que alguno habéis encontrado, mucho más como símbolo de la derrota que como imagen de la locura. Mas no desesperéis, que no es verdad eso de que Alonso Quijano ha muerto. A la contra del desengaño de la senectud está el vitalismo de la infancia y la juventud, a veces de una forma imprevisible. Algo que nos ha enternecido sobremanera es que una mamá nos haya hecho llegar la ferviente defensa de su hija de diez años, Clara Eugenia, a quien no hemos podido por menos que enviarle (hasta Granada) un certificado que atestigüe su amor por los versos de Gloria Fuertes, para que nunca olvide y deje de ser la lectora entusiasta que es.

 clara rojo

 Y ahora, por fin ha llegado el momento que muchos estabais esperando, y es momento de conozcáis el nombre por el que habéis preguntado en las últimas semanas. Bien es cierto que a la hora de juzgar vuestras participaciones poco o nada hemos tenido en cuenta la calidad literaria del libro sobre el que hayáis escrito, sino la de vuestro texto personal. Curiosamente, tanto el texto ganador como el accésit se refieren a Rayuela de Cortázar, obra sobre la que unos cuantos os habéis animado a escribir con devoción. Hemos de reconocer que, aunque no teníamos prevista la concesión de un accésit, nos ha gustado tanto el texto que nos ha enviado Mª Dolores Esteban Álvarez que, cuando nos hemos dado cuenta de que es miembro de nuestro club de lectura, no hemos podido disimular nuestro regocijo y por eso aprovecharemos su cercanía para recompensarle su participación como podamos. Escoger un libro es decir mucho de uno mismo sin saberlo, y así ha ocurrido con  la forma en la que Mª Dolores nos ha hablado de sus experiencias a través de Rayuela, de cómo el libro la eligió a ella y no al revés, de las servilletas literarias en el día de su boda, y del amor y la filosofía en la obra como metáfora del mundo. Precisamente quienes habéis escogido esta novela sois los que más citas literales habéis tomado también, sobre todo en referencia al amor, y es que a nadie se le escapa (y vuestros textos lo evidencian) que Rayuela -entre mil maravillas destacables- es una novela que habla de amor, pero no como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman,f1c2809014e41c0357587b89bd2260da yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. (capítulo 93)

Al igual que cuando apartamos en el plato la parte de la comida que más nos gusta para el final, nos despedimos con el texto ganador para que os deje un excelente sabor de boca, un regusto a bohemia parisina. Si bien es cierto que en la ULE estamos acostumbrados a la presencia de lo insólito (ya que además contamos con varios estudiosos de lo fantástico), la historia de juegos literarios que rodea al texto ganador -uno de los solamente dos que nos han llegado presentados bajo pseudónimo o personalidad ficticia sin datos que lo identifiquen- nos ha hecho volver a creer en aquello que decía Borges de que no puede ser, pero es, y que Cortázar no mentía cuando aconsejaba cambiar nuestra manera de mirar el mundo para así descubrir las maravillas que se esconden detrás de lo cotidiano. Agradecemos a todos nuevamente que nos hayáis hecho recordar viejas lecturas, y en especial al ganador, el argentino que resultó ser leonés y que rompió la rutina de la vida bibliotecaria, nos puso el alma de tango y nos dejó medio muertos de amor. Por su calidad literaria, su valor expresivo y su excelente manejo de la intertextualidad, por unanimidad el jurado declara como ganador del concurso El libro que me cambió la vida a Juan Carlos Carbajo.

Me enamoré de la Maga y todavía la busco en el Pont des Arts. Siempre quise tocar en el piano de Berthe Trépat los tres movimientos discontinuos de Rose Bob. A menudo me despierta el llanto del niño Rocamadour, su tristeza clava sus agujas en mis labios y no puedo decir nada. Saint-Germain-des-Prés llena mis pasos del áspero bebop y de las tristes promesas que enmudecen las esquinas de la Rue Guenegaud. Horacio Oliveira me traicionó (permítanme la discreción) y nunca se lo perdoné. En el boulevard de Sébastopol un clochard me dio un sobre con la fecha de mi muerte. Si no fuera porque un día me arrinconaron con sus pedanterías y risas que mermaron mi sentido común, nunca les hubiera quemado sus discos de vinilo; por si no lo saben estoy hablando del Club de la Serpiente. Al final acabaron echándome del piso y me alegré, así tuve más tiempo para pasear por el cementerio de Montmartre. Todas las noches alimento mi insomnio con la lectura de Voltaire, un librito que «distraje» a los bouquinistas. Siempre estaré agradecido a Gregorovius, que me enseñó dos cosas: «el jazz es un modesto ejercicio de liberación y París una enorme metáfora».

“Star dust» suena en mi cerebro y mi corazón escucha el ruido de los vasos cuando bailaban los muchachos en la ‘cave’. Por más que lo intenté, fui incapaz de aprender el gíglico, ese idioma que oculta el vuelo de los pájaros al amanecer.

Una noche estuve en la casa del escritor Morelli, quien me preguntó si leía a Spinoza; tenía un gato y muchísimos libros. «Solo viviendo absurdamente se puede romper este absurdo infinito»: ¿a quién escuché estas palabras con hilo de cometa? No se me ha olvidado el sabor del mate ni de las historias de pendencieros, «porque el recuerdo es el idioma de los sentimientos, cada vez iré sintiendo menos y recordando más». Talita, con sus bolsillos llenos de piolines, me susurraba las causas perdidas que todavía podíamos ganar, y Traveler, perdido en su melancolía, me regalaba entradas para ver al gato calculista en el circo del Señor Ferraguto.

De eso hace ya tanto tiempo.

Hoy, por fin, me he decidido a escribir sobre Rayuela, el libro que me arruinó la vida.

JUAN CARLOS CARBAJO LARSEN

 Cortazario - Julio Cortazar - Graffiti Stencil (11)

 

 

De bicicletas y cuentos.

 

Ponferrada2014Ponferrada está  sentada en un sillín y apoyada en un manillar. El mundial de ciclismo que se celebra en la esta ciudad hasta el próximo 28 de septiembre concita el interés de  curiosos, aficionados y profesionales de este deporte.

Incluso en la élite, una bicicleta es un vehículo  humilde, modesto,  el más humanizado de los que existen, en el que el ciclista cumple la doble tarea de ser  pasajero y  motor a la vez, logrando de ese modo una  síntesis perfecta entre el  cuerpo y  la máquina.

Una bicicleta es  mucho más que un medio de transporte, o una  herramienta para el deporte o el ocio; el ciclista puede cubrir sus necesidades y expresar con sus pedaladas su estado de ánimo y cubrir sus necesidades:

Montar en bici es iniciar una pequeña aventura que emprenderse en solBICICLETA SILLIN LETRASitario o en grupo, que nos lleva a encontrar cosas nuevas, a superar desafíos; nos moja por lluvias repentinas ante las que nos quedamos a la intemperie; nos ofrece nuevos paisajes, nuevas rutas;  nos permite disfrutar, relajarnos o nos fuerza a superarnos; nos conecta con un territorio que no es el cotidiano, pues  aun cuando la ruta lo  sea, nos obliga a cambiar nuestro punto de vista.

… Y ahora comparemos esa aventura con la que emprendemos al entregarnos a la lectura de un libro.  En cierto sentido, no hay tanta diferencia ¿verdad?  Tal vez ya conozcas la cita de  Christopher Morley  «Seguramente la bicicleta será siempre el vehículo de los novelistas y los poetas».  Se olvidó de los lectores.

Pero vamos a pedalear un poco más.  En la entrevista realizada a Julio Cortázar en Madrid el  4 de mayo de 1983 , nueve meses antes de su muerte, el autor ofreció  una comparación con la bicicleta para explicar su teoría literaria sobre el cuento.

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Yo creo que nadie ha definido hasta hoy un cuento de manera satisfactoria, cada escritor tiene su propia idea del cuento. En mi caso, el cuento es un relato en en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final. Aunque parezca broma, un cuento es como andar en bicicleta, mientras se mantiene la velocidad, el equilibrio es muy fácil, pero si se empieza a perder velocidad, ahí te caes y un cuento que pierde velocidad al final, pues es un golpe para el autor y para el lector.

Los lectores cronopios saben que un día las bicicletas se levantarán contra los necios. ¿Qué sería de nuestra vida sin Cortázar?

Vietato Introdurre biciclette 

En los bancos y en las casas de comercio de este mundo a nadie le importa un pito que alguien entre con un repollo bajo el brazo, o con un tucán, o soltando de la boca como un piolincito las canciones que me enseñó mi madre, o llevando de la mano un chimpancé con tricota a rayas. Pero apenas una persona entra con una bicicleta se produce un revuelo excesivo, y el vehículo es expulsado con violencia a la calle mientras su propietario recibe admoniciones vehementes de los empleados de la casa.

Para una bicicleta, ente dócil y de conducta modesta, constituye una humillación y una befa la presencia de carteles que la detienen altaneros delante de las bellas puertas de cristales de la ciudad. Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su triste condición social. Pero en absolutamente todos los países de la tierra está prohibido entrar con bicicletas. Algunos agregan: “y perros”, lo cual duplica en las bicicletas y en los canes su complejo de inferioridad. Un gato, una liebre, una tortuga, pueden en principio entrar en Bungue & Born o en los estudios de los abogados de calle San Martín sin ocasionar más que sorpresa, gran encanto entre telefonistas ansiosas, o a lo sumo una orden al portero para que arroje a los susodichos animales a la calle. Esto último puede suceder pero no es humillante, primero porque solo constituye una probabilidad entre muchas, y luego porque nace como efecto de una causa y no de una fría maquinación preestablecida, horrendamente impresa en chapas de bronce o de esmalte, tablas de la ley inexorable que aplastan la sencilla espontaneidad de las bicicletas, seres inocentes.

De todas maneras, ¡cuidado, gerentes! También las rosas son ingenuas y dulces, pero quizá sepáis que en una guerra de dos rosas murieron príncipes que eran como rayos negros, cegados por pétalos de sangre. No ocurra que las bicicletas amanezcan un día cubiertas de espinas, que las astas de sus manubrios arremetan en legión contra los cristales de las compañías de seguros, y que el día luctuoso se cierre con baja general de acciones, con luto en veinticuatro horas, con duelos despedidos por tarjeta.74391_471187422940011_1832119697_n

Carta a una señorita en París.

cortazar conejoAyer tuvo lugar la cuarta cita de “Experiencia Cuento” en la que comentamos el cuento Carta a una señorita en París, de Julio Cortázar.

El encuentro dio, como siempre, para mucho, y más en este caso en que  el texto no muestra con facilidad su sentido. El propio autor señala una dirección:

Detrás de la anécdota, a veces por debajo, a veces lateralmente, el autor ha puesto en marcha todo un sistema de fuerzas de las que no hay por qué hablar necesariamente pero que explican lo que sucede en el cuento; lo explican de otra manera que el relato mismo, que la misma anécdota, por debajo o por encima, y le dan una fuerza que no tiene la anécdota pura, simple… cuentos realistas perdurables que, por debajo de lo que cuentan y sin decirlo nunca, contienen siempre de alguna manera una denuncia de un estado de cosas, de un sistema en crisis, de una realidad humana vista como negativa y retrógrada’.

“Clases de literatura. Berkeley, 1980”

 El núcleo central del relato muestra la confrontación de dos órdenes irreconciliables.  El personaje de Cortázar vive en un mundo hostil que no le permite crecer y desarrolla el extraño poder de dividirse en otros seres: los conejos que vomita. Esta separación de su ser en un yo y una otredad, le permite poner en tela de juicio los principios de la sociedad,  las costumbres domésticas y sociales, la organización laboral e intelectual.

A través de los  conejos, su  “segundo yo”, descubre  la verdad oculta en lo real. Y los conejos, de algún modo, cumplen la misma función liberadora que las palabras

Pero todo ello no cabe en el orden dado, por lo que el cuento nos invita a reevaluar nuestra existencia y a cuestionar esquemas de vida demasiados rígidos.

Y al final, una broma…

conejita

Hablemos de conejos…

El día 29 de abril de 2014 en la sala de conferencias de la Biblioteca General San Isidoro a las  17:00 horas tendrá lugar el  coloquio de Experiencia Cuento relativo a Carta a una señorita en París, de julio Cortázar. La asistencia es libre y gratuita. Para que contemos contigo,  envía un mensaje  con tu nombre a  tulectura@unileon.es. 

Texto completo del cuento  Carta a una señorita en París.

Si quieres, puedes jugar: Rabbits for my closet, de Purple Tree, es  un  videojuego inspirado en el cuento “Carta a una señorita en París”. El jugador asume el rol del anónimo protagonista que, después de vomitar conejos intenta ocultarlos antes de que llegue la criada o acabe el tiempo.conejos en mi armario

Mientras tanto, cuéntanos qué te trae a la cabeza el lexema «conejo» (somos tan conscientes de que el pitorreo está garantizado…)

Sugerencias para empezar : astuto, aterrador, blanco, de chocolate, de la suerte, doméstico, fértil, hábil, juguetón, miedoso, nervioso, orejón, peludo, pequeño, procaz, rápido, repulsivo, sabroso, salaz, salvaje, sexy, soez, suave, tierno, tímido, veloz.