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Coloquio con Ricardo Menéndez Salmón

salmon--644x362Por Natalia Álvarez Méndez

Ricardo Menéndez Salmón obsequió ayer por la tarde a los socios del Club de Lectura de la  Universidad de León con un entrañable y revelador encuentro. Tras plantear que se considera un escritor de obra, es decir, que sus diversos libros se orientan hacia objetivos comunes planteando puentes de conexión y completándose unos a otros, estableció inicialmente los vínculos de Medusa con dos novelas anteriores: La ofensa (2007) y La luz es más antigua que el amor (2010). La ofensa reflexiona sobre cómo el contacto con la realidad hace que el personaje tome la decisión de apartar la mirada, mientras que en La luz es más antigua que el amor, con tonalidad ensayística, se plantea el papel que el arte puede jugar en el mundo contemporáneo, la idea del arte como lugar de refugio, de consuelo. Todo gira en torno a la mirada, a cómo miramos el mundo y cómo el mundo repercute en nosotros mismos. En esa línea, Medusa –introducida por la tesis de Walter Benjamín “Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de barbarie”–, se acerca al arte como lugar de depósito que también guarda las partes más oscuras de nuestra naturaleza, hasta el punto de que el personaje opta por mirar hasta el final por muy terrible que sea la realidad, esa será su razón de ser.

Reconociendo que la narrativa es un arte de madurez, de experiencia, alegó sentirse cada vez mejor escritor, encaminado hacia lo esencial. A pesar de ello, reconoció que el gran drama del escritor es la distancia que media entre el libro que se tiene en mente y el resultado final, es decir, entre la concepción y la ejecución.

Ante otras preguntas habló de la lógica y necesaria evolución del personaje, marcada en su fin por la muerte de la esposa y el horror vivido; y disertó sobre el hecho de releerse a uno mismo, concluyendo que la satisfacción plena no existe y que, en su caso, lee algunas páginas de vez en cuando pero nunca los libros completos. A su vez, planteó que, a pesar de ser Medusa una obra desesperanzadora, hay que distinguir entre el pensamiento de los personajes y el del autor, porque estamos hablando de ficción y en ella se pueden presentar ante el lector diferentes puntos de vista. En ese sentido cree que no se puede pasar por el mundo sin que éste nos forme, nos conforme, nos deforme, nos reforme…Reflejar temas duros no implica regodearse en el dolor sino arrojar luz sobre los mismos. Ante el interrogante ¿es posible vivir sin que lo que vemos nos perturbe, nos conmueva?, Ricardo opina que no, pero eso no ha de obligarle a decirlo explícitamente en la novela, en la que escuchamos al personaje y no al escritor. Reconoce que la actitud de Prohaska en el mundo es insostenible pero que, como mecanismo de ficción, es fecundo para alcanzar el objetivo de la novela.oficiales de hitler 1941

Más tiempo dedicó a la respuesta de otras curiosidades que le llevaron a tratar dos aspectos centrales de su novela, estéticos y temáticos:

En el primer caso, puso de relieve que los escritores actuales son conscientes de la necesidad de cambios en las estrategias narrativas, en la línea de escritores como Sebald, Michon o Vila Matas, entre otros. Destacó, asimismo, a Coetzee y precisamente alabó su libro Verano, nuestra segunda lectura, que recomendó con insistencia. Manifestó que la línea más fecunda de la narrativa contemporánea es la que emplea mecanismos híbridos. Por eso le gusta definir sus libros como centauros –cabeza humana y cuerpo animal–, ya que entremezclan la novela con algo que no es ficción pura. En el caso de Medusa, la técnica utilizada es la de la falsa biografía, recurso que le permite realizar incursiones en la historia, introducir material real, reconstruir la vida del personaje pero también su pensamiento abarcando, por lo tanto, las vertientes existencial e intelectual. De este modo puede sacar al lector de la peripecia del personaje y llevarlo al tiempo contemporáneo.

En el segundo caso, nos sumergimos en la actualidad del motivo de la responsabilidad de la mirada, anestesiada en cierto grado en tiempos recientes.Ya tratado en La ofensa, el tema de la indiferencia ante el mundo del horror se completa en Medusa. Con la multiplicación de las imágenes se ofrecen de modo constante simulacros del horror, simulacros de la realidad. Se trataholocaust escultura de la muerte retransmitida, lo que provoca un adormecimiento, una ceguera ante lo que dicen las imágenes: no vemos por estar domesticados en esa realidad vivida a través de la pantalla. La literatura, a través de la palabra, puede trasladar esa imagen a su sinsentido. La literatura se convierte en una máquina de generar imágenes, mediante el lenguaje, alcanzando el misterio de emocionar. La palabra devuelve a la imagen su fuerza, su singularidad, perdida por la capacidad de reproducción técnica actual que potencia la pérdida del aura de lo original. Por eso, concluyó, cuando leemos estamos viendo.

Como despedida, recordar que una de nuestras socias nos recomendó al resto otras obras del autor, concretamente citó La luz es más antigua que el amor (2010), El corrector (2009) y el cuento “La vida en llamas”, primer texto del libro de relatos Gritar (2007).

Al margen de esas y otras posibles lecturas, estaremos atentos a su próxima publicación en Seix Barral, el 9 de enero de 2014, de una nueva novela que arranca de los territorios ya abordados por él pero que se distancia de todo lo anterior, ya que Medusa cierra la parte de su obra centrada en la indagación en el mal y en la capacidad del arte para lidiar con la realidad. Con el sugerente título Niños en el tiempo, aborda el tema de la infancia a través de tres partes que cobran sentido en el momento final. Ricardo nos desveló que arranca de un motivo ya planteado en Medusa, la muerte de un hijo, pero que evoluciona hacia un final feliz; el resto, a todos aquellos que nos interese, tendremos que buscarlo como lectores directamente en el libro.

Monumento a los judíos de Europa asesinados, también conocido como Holocaust-Mahnmal o Monumento del holocausto

Medusa: Coloquio participativo de los socios.

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Ya hemos celebrado el  coloquio participativo de la lectura de Medusa. Algunos pudimos asistir y otros faltaron. Unos habíamos leído la obra y los demás sólo parcialmente. Varias personas participamos con nuestras opiniones y el resto  escuchó. A unos les gustó el libro y a otros no tanto. En fin… lo normal en un club de lectura.

Por si alguno no pudo asistir o para la gente que nos sigue a través del blog, os indicamos brevemente algunos de los puntos sobre los que hablamos. No tienen ninguna pretensión. Son sólo un punto de partida para la reflexión que acompaña a la lectura de Medusa

1.- Hibridismo de géneros literarios: mezcla de biografía, novela, ensayo filosófico.

  • La idea de la falsa biografía es tan fuerte que la mayor parte de los asistentes al coloquio habíamos buscado en google el nombre del protagonista (¡gran futbolista austriaco!).
  • El ensayo filosófico toca los temas del Arte, la Historia, la Estética y la Ética. Reflexión sobre el papel del artista como testigo ¿imparcial? de su tiempo.

2.- Personajes poco definidos, ni  aún en el caso del propio protagonista, excepto en aspectos autobiográficos que muestran carencias afectivas  y preocupaciones artísticas. Prohaska no es tanto un personaje como una idea.

3.- Forma

  • novela corta, densa, sin concesiones retóricas
  • tratamiento lineal del tiempo: centra la historia, el mensaje
  • lenguaje objetivo, pausado y firme, acorde al contenido que quiere expresar
  • correlación con el contenido: no hay juego, ni superficialidad, ni ligereza.

4.- Juego Verdad – Verosimilitud

  • Verdad: aporta datos, es historia
  • Verosimilitud: datos ficticios, pero rodeados de connotaciones y detalles que aportan una visión más auténtica.

5.- Ideas

5.1.- La mirada sobre la maldad y el horrorMedusa, 1878

  • ¿nos estamos acostumbrando?
  • ¿se puede observar con impunidad, asepticamente?
  • ¿mirar nos posiciona?
  • ¿a dónde nos lleva mirar pasivamente?

5.2.- La perspectiva del arte ante el dolor humano: abandono de la estética de la belleza para posicionarse  como testigo ante el monstruo de la maldad.

6.- Mito de Medusa: imbricación en el relato.

Medusa: Coloquio participativo de guía a la lectura

Por Natalia Álvarez Méndez

Ya hemos asistido al primer coloquio participativo de guía a la lectura de Medusa. Álvaro Acebes contextualizó la obra  con sus palabras y con una selección de impresionantes fotografías.  Puedes verlas. Pero ¿eres capaz de mirarlas fríamente, sin sentir vergüenza?

 

 Con esta nueva novela, publicada en el curso pasado, Ricardo Menéndez Salmón regresa a un territorio recurrente en su narrativa: la exploración del Mal a través de una mirada al terror real que recorrió el siglo XX y la forma que ha tenido el ser humano para enfrentarse a un problema que es intrínseco a su propia condición. Ahí está su elogiada Trilogía del Mal para recordarnos que la prosa de Menéndez Salmón se atreve a dinamitar conciencias y a ahondar en los abismos de aquel horror del que hablara Joseph Conrad. Sin embargo, en esta ocasión, el autor asturiano propone también una visión desencantada y arriesgada sobre el carácter del arte y el lado más perverso y ambiguo que acompaña a toda experiencia artística.

Este relato, que tiene más de ensayo encubierto que de novela, recorre la vida del fotógrafo Prohaska, un artista atormentado que asiste a las grandes catástrofes del siglo pasado. Sus viajes a lo largo de todo el mundo durante tres décadas, siempre con la cámara al hombro, le permitirán convertirse en testigo del horror, y es precisamente esa objetividad sin implicación, ese mirar sin actuar lo que conducirá a Prohaska a juzgarse a sí mismo y a vivir con un sentimiento de culpa constante, que en buena medida se debe a traumas infantiles y a la incapacidad para explicarse tanta maldad. Fotografías de los campos de exterminio nazis, de Hiroshima y Nagasaki, de la España gris y eterna que llegó con el franquismo, Prohaska es un hombre paradójico que petrifica con su mirada los acontecimientos, pero del que no se conserva una sola imagen.

angelMedusa indaga en el gran drama del arte en la Modernidad. El arte de Prohaska se hace consciente de la monstruosidad de este siglo y, ante la imposibilidad de ser una forma de consuelo, se erige como una manera de reflejar y detallar la realidad. No cabe más solución que la de retratar ese horror y convertirlo, como hace Prohaska, en una forma de conducirnos hacia la reflexión. O el arte tiene en consideración las experiencias terribles que se suceden en la realidad y sus consecuencias, o se convierte en una banalidad sin fundamento. ¿Cómo debemos enfrentarnos a los desastres de la Historia? ¿Cómo debe ser la mirada del artista ante tanta destrucción? No parece baladí señalar la clave actual en que puede leerse esta novela.

Menéndez Salmón ha construido una novela compleja y densa en la se interroga sobre algunos temas que ya forman parte del esqueleto de su poética: la familia, la crueldad, el horror, el anhelo y el fracaso…Medusa no esquiva las grandes preguntas y las verdades incómodas que se plantean en este libro intentan sacudir al lector y le impelen a reflexionar sobre su manera de ver y sentir el mundo. En este sentido, la mirada de Ricardo Menéndez Salmón, como la de Prohaska, viene de atrás pero no se detiene: se arriesga a buscar en el horizonte sin complejos.

Si quieres, puedes participar en el foro «El arte que no refleja la monstruosidad es intrascendente» ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

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