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Reflejos de luz y oscuridad, poemario de Ana Martín Álvarez

Gabriel Isak

Gabriel Isak

Es  frecuente en estas fechas  recordar el pasado, reflexionar sobre el presente y pensar sobre las consecuencias de nuestros actos en el futuro. De alguna manera valoramos nuestra vida y nuestro  comportamiento a lo largo de, como mínimo, los doce últimos meses.

Esta idea no es nueva: hace más de un siglo Charles Dickens se empleó a fondo para fijar el espíritu tradicional de la Navidad clásica. Y si algo tienen los clásicos es que siempre están de actualidad. Fantasmas victorianos aparte, es una época en la que es útil recordar que no todo dura para siempre: ni lo bueno, ni lo malo.  Y allá cada cual.

Nosotros, por nuestra parte, nos situamos en la línea de actuación  que hemos elegido desde el primer momento: no queremos convivir con la cobardía,  con la mezquindad o con lo manido y ofrecemos nuestro proyecto con generosidad. Nos comprometemos con el trabajo bien hecho, y nos aferramos al valor de la palabra como herramienta de creación.

En este momento en que acaba de finalizar un año y da comienzo otro nuevo queremos presentaros un poemario que muestra también el final y el principio, la herida y la curación,  la destrucción y la esperanza, la luz que se puede ver desde el fondo del pozo.

Martín Álvarez, A. (2022) Reflejos de luz y oscuridad. Astorga: Marciano Sonoro.

Martín Álvarez, A. (2022) Reflejos de luz y oscuridad. Astorga: Marciano Sonoro.

 

Reflejos de luz y oscuridad / Ana Martín Álvarez
Astorga : Marciano Sonoro, 2022
ISBN: 978-84-125259-5-3

¿Quieres leer esta obra? Puedes hacerlo porque ya está incluida en los fondos bibliográficos en la Universidad de León 

De momento, os dejamos el prólogo de la obra, de la mano de Inés González Cabeza, a quien los seguidores del club conocen sobradamente («La casa» de Paco Roca, “El jugador de ajedrez”, cómic de David Sala + “Novela de ajedrez”, de Stefan Zweig)

A ella, a la autora de la obra y a la editorial Marciano Sonoro agradecemos la posibilidad de compartir estas palabras con todos nuestros lectores.

Prólogo de la obra
Poemas para una catarsis

Recuerdo vívidamente la mañana de primavera del año 2019 en la que Ana me dijo que se había caído dentro de un pozo. Intentó escalar por las paredes y gritar auxilio, pero nadie parecía escuchar su subterránea súplica. Estaba asustada. Estaba sola. Y yo temí, en lo más profundo de mi ser, que jamás sería capaz de salir de allí. Afortunadamente, me equivoqué.

Me gusta pensar que este libro, más que un poemario, es la crónica de un rescate. Desde el interior del pozo, agarrándose firmemente a una cuerda salvadora, Ana consiguió salir a la superficie.

¿Quién lanzó la indispensable cuerda? En primer lugar, la música, que le enseñó que incluso el sufrimiento más intenso es un estado provisional y que la visión de una sombra siempre implica la existencia de luz. En segundo lugar, la poesía, cuyo fin, decía el brillante filólogo, no es otro que la emoción. En tercer lugar, pero no por ello menos importante, las personas. Así como Dante atravesó el Infierno con la guía de Virgilio y, en sus momentos de mayor locura, Alonso Quijano pudo confiar en el juicioso Sancho, Ana tuvo la fortuna de contar con leales compañeros, algunos profesionales (meteorólogos capaces de saber cómo evolucionará la tormenta, como ella los llama) y otros simples amigos y familiares, ignorantes de casi todo, pero siempre dispuestos a acompañarla en su viaje a la superficie y a seguir tirando hasta llegar, al fin, a vislumbrar el otro extremo de la cuerda.

Esta es una historia real. O, al menos, es una forma de explicar lo que verdaderamente sucedió. La pérdida de un ser querido, el duelo, la ansiedad, el miedo a olvidar quién eres más allá del dolor, la angustia ante la posibilidad de que este nunca desaparezca… El pozo de Ana tiene todos estos nombres. No es un pozo especial, todas las fincas tienen uno. Y todos conocemos a alguien que ha tenido la desgracia de caerse dentro. El problema es que nunca pensamos que seremos nosotros los siguientes en caer.

Mucho se ha hablado de la metáfora como fórmula literaria para explicar lo inefable. Nada sería yo capaz de añadir a las pulidas teorías sobre la estructura del lenguaje y el pensamiento humanos que manifiestan que, pese a que sabemos que ni el pozo, ni la cuerda, ni la luz al otro lado existieron en esta historia, encontramos en estas palabras todos los elementos estructurales de la compleja realidad a la que sustituyen. A menudo, las personas intentamos procesar lo que nos sucede mediante transmutaciones lingüísticas que portan ecos de verdad y que nos ayudan, como decía el filósofo, a alcanzar lo remoto y lo indescriptible a través de lo próximo y lo banal.

Bien conocido es, así mismo, el potencial terapéutico del arte y, en concreto, de la escritura. Ana, de hecho, empezó a escribir por prescripción profesional (cosas de meteorólogos) y tuvo que aprender lentamente a seleccionar las palabras adecuadas para describir su conmoción vital. Este duro ejercicio de introspección comenzó como una tarea más que completar, un deber que cumplir consigo misma, pero muy pronto se convirtió en afición artística y, más tarde, en vocación personal. Recuerdo cuando me hablaba de sus primeros textos, plagados de anhelos y conjeturas sobre vidas posibles. Cultivaba el cuento, la epístola, el epigrama… Poco a poco, la pasión por la música y la lectura de versos ajenos terminaron por dotarla de una suerte de visión poética, de percepción lírica del mundo, una singular cualidad que se aprecia en cada uno de los poemas que componen este libro.

A fuerza de leer y escribir poesía, Ana aprendió a pensar en verso. De ahí la miríada de memorables imágenes que pueblan su poemario y que permanecen en el recuerdo incluso tras la más superficial de las lecturas. La más evidente de todas es la que vertebra el conjunto de la obra, que presenta una perspicaz división tripartita: Pozo, Cuerda y Superficie, tres estadios en los que dividir simbólicamente su experiencia y tres títulos bajo los que aglutinar temáticamente sus composiciones. Más allá de esta ingeniosa estructura, en su intento de describir lo informe y de expresar lo abstracto, la autora recurre a un sinfín de metáforas que le ayudan a manifestar sus emociones, conformando un universo poético absolutamente propio que se fundamenta, sobre todo, en tres pilares.

Por un lado, la evocación de fenómenos naturales y meteorológicos. Huracán, ciclón, tsunami. Las oscuras nubes y la luz que se filtra entre ellas. El flujo del agua, un lodazal, el paso de las estaciones. El dolor y la dicha adoptan en sus poemas todas estas formas, lo cual nos invita a comprender sus sentimientos como algo igualmente natural, poderoso y cambiante.

Por otro lado, las dicotomías absolutas. El contraste entre noche y día, tristeza y alegría, frío y calor, temor y esperanza expresa la búsqueda de una realidad complementaria a la vivida, una ilusión de otro sentir y otro momento.

Finalmente, destacan las metáforas cinéticas o de viaje. Los conceptos de inercia, de avanzar en un vehículo, navegar en una barca, estar perdida en alta mar, caminar por un sendero o atravesar un valle oscuro en dirección a la luz son tan solo algunas de las reelaboraciones artísticas de su experiencia vital que la autora nos propone en sus textos. Especialmente impactante es también la idea del yo como un edificio, una entidad susceptible de ser derribada y reconstruida, que puede adoptar el rol de celda o cárcel, y que puede ser habitada por monstruos o fantasmas, como una suerte de casa encantada.

Sé que Ana está convencida de que este es un libro triste. Sin embargo, mis lecturas de sus poemas me han revelado que, por cada verso dedicado al desgarro, hay uno a la enmienda. Por cada lamento por quien ya no está, hay un elogio a quien sigue aquí. A cada tormenta le corresponde un anticiclón. En los momentos más oscuros, todos podemos llegar a olvidar los pequeños instantes de luz de los que se compone la existencia, y recordarlos no es una tarea nada fácil. Ana necesitó años, amigos, poemas, canciones y un arsenal de paciencia para hacerlo. Gracias a este logro, ha conseguido componer un libro que rinde honor a más de una vida.

Hoy, Ana se encuentra ya a salvo en la superficie. Quienes la conocemos sabemos bien que el recuerdo del pozo permanece, que se cierne sobre ella en la noche cerrada y amenaza con reclamarla hacia su recóndito interior. Enfrentarse a esta perpetua sombra es una hazaña reservada solo a los más valientes, pero, como diría ella, “qué es la valentía / sino caminar / a pesar del miedo”.

 

Inés González Cabeza
Agosto de 2022

Día Mundial de la serpiente

El 16 de julio se celebra cada año el Día Mundial de la serpiente

Pocos animales  poseen un simbolismo tan poderoso y complejo como la serpiente. Presente en los mitos fundacionales de la mayor parte de las civilizaciones, se le atribuían poderes sobrenaturales y se la considera transmisora a los mortales de la voluntad de los dioses. Su rica iconografía  es una referencia que puede mostrarse de forma tanto positiva como negativa.

A lo largo de la historia la serpiente ha simbolizado:

  • La sabiduría, la perfección, la prudencia, la astucia, la riqueza.
  • La salud, la fortaleza, la longevidad, el rejuvenecimiento, la curación, la Medicina (recordemos la vara de Esculapio).
  • La vida, la resurrección, la regeneración psíquica  y la inmortalidad:
      • El alma se reencarna  igual que la serpiente renueva su piel.
      • La eternidad: aquello que sin interrupción se gesta a sí mismo.
      • El tiempo y sus ciclos.
  • Como casi todos los símbolos primitivos presenta una dualidad: es la luz (física y espiritual), pero también es la sombra y la oscuridad.
  • El pecado, el vicio, el mal.
  • El engaño.
  • La energía sexual.
  • Las pasiones humanas.
  • El deseo físico y espiritual de eternidad.
  • Los poderes psíquicos.
  • La muerte y la guía que acompaña a los difuntos al otro lado.
  • La fuerza de la energía telúrica de la Tierra.

Toda esta carga simbólica se plasma en historias, leyendas y mitos a través de los que el hombre ha intentado comprender, interpretar  el mundo  y representar sus ideas. La serpiente se convierte así en una figura muy literaria. Como en este poema de Raquel Lanseros que puedes encontrar en la página 127 de la obra:

Díez, V. M. et al. (2007) Diez nuevas voces de la poesía leonesa : 2o Congreso de Literatura Leonesa Actual, in 2007 Trobajo del Camino (León): Edilesa. p.

La serpiente, de Raquel Lanseros

¿Habéis oído contar que existe una serpiente
cuyo malévolo método de ataque
es fingirse sin vida e indefensa
en el fondo del lago?

Las presas, confiadas en su muerte,
se acercan desarmadas
para pagar muy cara esa inocencia última
de allegarse al verdugo.

Igual que una serpiente fingidora
el tiempo suele darnos la ventaja
de pensar que no existe amenaza.

La juventud, efímera y hermosa,
lo retiene, cobarde, en el fondo del lago.
Y nosotros bailamos, ignorándolo,
sin poder comprender, en nuestro vano empeño,
la traición que nos tiene preparada.

Adulador, el tiempo finge que nos regala
todo lo que ya sabe
que en breve ha de quitarnos.

Cuando vemos su rostro de serpiente,
cuando al fin del ardid nos percatamos,
suele ser ya muy tarde, muy de noche,
y estamos casi siempre demasiado cansados.

¿Qué te parece el poema? ¿Lo conocías? ¿Conoces a la autora? ¿Cuál crees que es el tema de estos versos? ¿te parece acertado el modo en el que la figura de la  serpiente sirve para expresar ese tema?

Déjanos un comentario. Entre todos ellos sortearemos un ejemplar del libro en el que este poema aparece. No te preocupes si no te contestamos de inmediato (cosas del verano…) : archivaremos las respuestas y efectuaremos el sorteo el día de la inauguración del curso académico 2022-2023.

¡Suerte!

Tardes de febrero…

Tú ya conoces a Jose Antonio Vallejo Aller. Ya te hemos hablado de sus «Poemas por palabras». Ahora te invitamos a asistir a la presentación de su libro (esta vez sí presentación, que no bautismo)  el próximo miércoles, día 9 de febrero, a 19:30 horas, en el Instituto Leonés de Cultura (calle Santa Nonia, nº 3, de León)

La presentación correrá a cargo del conocido escritor y ensayista Ramiro Pinto, e intervendrán en el acto, además del propio autor, los poetas Carmen G. Pinillas, Fernando Carlos Pérez, Ana Ibis Sánchez y Nuria Viuda. Actuará también el cantautor Javi Martín Marín, que interpretará algunas canciones con letra de Vallejo.

Apunta esta cita en tu agenda. Te anticipamos un poco de lo que encontrarás en esta poética tarde de febrero.

Tardes de febrero

Son sabrosas las tardes de febrero;
tienen cierto regusto a primavera,
que aminora la acidez de invierno.
Viene a ser como el vino de solera
que en otoño da vigor al vino nuevo,
o como el pan guardado en la panera,
aún más rico al otro día que de tierno.
Siempre hay alguna tarde en mi nevera.

Yo, de febrero, como casi todo.
Separo algunos lunes si están frío
y algunos viernes demasiado amargos.
De lo demás, desecho, por vacíos,
varias siestas y un par de atardeceres,
y con el resto, rebozado en lunas,
sin ningún otro aliño, me alimento.
Febrero es realmente nutritivo.

Aunque es mes que no gusta a mucha gente.
Les parece que es más de guardar dieta,
porque es más corto tiene menos tardes,
y las que tiene resultan algo frescas,
más hinchadas de viento, más insípidas
que las de otros meses, menos hechas.
Y es verdad: son más húmedas, es cierto,
pero su enjundia es mucho más intensa.

Hay quien prefiere tardes de verano,
olorosas, calientes, bien tostadas,
a tardes de febrero, más pequeñas,
a veces con espinas, congeladas,
mas, a mi juicio, tardes de febrero,
melancólicas, de tedio aderezadas,
son la tentación para el poeta,
aunque algunas resulten algo ásperas.

Y así, comiendo tardes de febrero,
no pienso en las de agosto, venenosas.
Maldito agosto, destructor de rosas.

Vallejo Aller, José Antonio. Poemas por palabras. Primera edición: febrero 2021. Roquetas de Mar: Círculo Rojo Editorial, 2021.

«Poemas por palabras» de José Antonio Vallejo. 29 de octubre en el Ágora de la Poesía de León

INVITACIÓN

El 29 de octubre de 2021,
nuestro compañero lector José Antonio  Vallejo

presentará «bautizará» su último libro, Poemas por palabras,
en El Ágora de la Poesía de León

Este foro literario  viene celebrándose desde mayo de 2013 cada último viernes de mes, en el Anfiteatro de la Plaza de San Marcos, es un foro abierto a cuantos poetas quieran participar e invita a cuantos leyentes del género lírico quieran asistir.

Placa conmemorativa del encuentro número 100 del Ágora de la Poesía. Colocada en anfiteatro de la plaza de San Marcos (León) el 25 de septiembre de 2021

José Antonio Vallejo nació en León, ciudad en la que reside. No recuerda qué edad tendría cuando, aún muy niño, comenzó a escribir relatos que ilustraba él mismo, o poesías, algunas de las cuales le publicaron en periódicos escolares y en fancines y revistas de aquella época.

José Antonio Vallejo

José Antonio Vallejo

 

A pesar de haber sido calificado “poeta hodierno” (el poeta de hoy) en la Universidad donde pretendió estudiar Derecho, un comentario displicente de un escritor entonces muy conocido le desanimó hasta el punto de dejar, no de escribir (“porque eso hubiera sido arrancarme el alma”, ha dicho él mismo), pero sí de publicar y difundir su obra, que en adelante reservó a un reducido grupo de amigos (“Poeta del silencio” es otra de las definiciones que él mismo se ha concedido). Justo es reconocer que en tan radical decisión influyó también su agitada vida profesional, como ejecutivo y comunicador de una empresa multinacional.

Ahora jubilado, ha decidido consagrar su tiempo entero a la literatura, su gran pasión (“mi verdadero oficio”, dice).

Poemas por palabras

Poemas por palabras (Editorial Círculo Rojo. 2021)

Podría decirse que su poemario Poemas por palabras, publicado este año y que pretende presentar en el próximo mes de noviembre en el Instituto Leonés de Cultura, es, más que un libro, una mesa de operaciones en la que el poeta se autodisecciona sinceramente, con crudeza y hasta con crueldad en ocasiones, para llegar al tuétano de sus sentimientos, de su existencia.

Dividido en varias secciones, casi siempre introducidas por citas bíblicas, Vallejo juega tanto con formas clásicas de versificacación como con otras más vanguardistas y visuales. El catedrático Fernando Baños, prologuista del libro, nos dice que la voz poética de Vallejo conecta, sobre todo, con la Generación del 50, por su tono existencialista y confesional.

 

Como anticipo y muestra he aquí el poema más amable del libro y, probablemente, el más conocido de todos, que, además, conecta  de lleno con  tULEctura, porque fue premiado en el I Concurso “Unidos por generaciones”, en el año 2016:

pluscuamperfecto

Pluscuamperfecto

Pinta una raya que sirva de horizonte.
Pinta una casa. Y ponle chimenea.
Y volutas de humo; está habitada.
Ponle puerta y ventanas. Y un camino
que salga de la casa hacia nosotros.
Sí, dos rayas onduladas,
primero casi juntas, que se van separando
hasta llegar al borde de la hoja.
Dibuja un árbol; y una mata de flores.
Y el sol: un redondel con rayas (son los rayos)
en la parte de arriba, que es el cielo.
Y ahora pinta un señor en el camino;
pon debajo: Papá.
Pinta una niña cogida de su mano.
Escribe: Ésta soy yo.

Perfecto.

Quedémonos aquí, así, en tu dibujo.
Para siempre queriéndonos.
Para siempre en tu mundo de papel y de sueños.

Tú, sin crecer. Yo, sin menguar.

Pluscuamperfectos.

Coloquio: Poemas para ser leídos en un centro comercial. La ética del fragmento

Por Sara Ordás González

– Esta entrada del blog tiene fondo musical gracias a Biblioteca Digital Hispana.
Quien haya leído el libro de Luis Artigue, ya sabrá por qué… –

Las apariencias engañan, y esto es algo que hemos aprendido en la sesión de ayer. Un club de lectura, dos obras de poesía, y lo que parecía una forma complicada, hermética e inaccesible… Todas las señales nos decían que nuestra tarea no sería fácil. El respeto que ambos autores nos infundían y el temor con el que siempre nos enfrentamos a los versos podían inundar el ambiente pero, como dije al principio, no todo es lo que parece y en vez de encontrarnos ante un coloquio participativo disperso, tenso y pausado pudimos disfrutar de ricos debates, frenéticas lluvias de ideas y grandes conversaciones que hicieron que esos momentos que compartimos fueran de gran interés y atractivo.

Con la intención de organizarnos como es debido, decidimos comenzar nuestra discusión con Luis Artigue y su Ética del fragmento.

 

Las primeras impresiones afirmaban que las reflexiones sobre Safo les habían resultado un tanto lejanas o difíciles de comprender, pero reconocían que, conforme la obra avanzaba, todo parecía empezar a cobrar sentido y las tres partes en las que la obra se estructura se erguían como un todo completo e independiente.

Martin Munkácsi

Martin Munkácsi

Muy interesantes fueron todas las reflexiones que surgieron durante el comentario de la segunda parte del libro. Entre todos llegamos a la conclusión de que las mujeres a las que Luis Artigue canta vivieron en una época en la que la sociedad les permitió ser libres, esos años veinte donde la moral victoriana había quedado relegada a un segundo plano sin protagonismo alguno y en un lugar donde todos estos avances fueron aceptados y valorados como es debido: París. Una de nuestras compañeras apuntaba que para ella todas aquellas mujeres, que sabían que nadie las quería por su rebeldía, por su libertad y por su inconformismo, habían decidido quererse entre ellas. Por muy fuerte que sea, una sola es débil, pero todas juntas somos imparables (o eso nos gusta pensar). En aquel momento, nos dimos cuenta de que todas aquellas personalidades del mundo de la cultura y de la intelectualidad compartían algo más en común: todas ellas pagaron el alto precio de su libertad.

Para terminar con el comentario de las reflexiones que en torno a esta parte del libro surgieron, es necesario que apuntemos lo que una sección de nuestro club manifestó refiriéndose a ella. Se habló de femenino, no de feminista. Quizás nuestro autor, valiéndose de las mujeres a las que canta, no estuviese haciendo otra cosa más que perpetuar los estereotipos femeninos de esas mujeres que para ser fuertes tienen que estar siempre rotas. Puede que detrás de todas estas reflexiones (los comentarios a la parte del hombre de cristal escapaban a esta crítica) nos encontremos una vez más a un hombre explicándonos cómo son las mujeres.

El clímax de esta primera parte de nuestra sesión llegó cuando comenzamos a comentar todo aquello relacionado con el hombre de cristal. Numerosas preguntas volaban por nuestras mentes: ¿Quién es el hombre de cristal? ¿Cómo es? ¿Existe?… Pero tan pronto como venían se iban y llegaban las maravillosas respuestas de nuestros socios. Una de nuestras compañeras comentó que ella, que sabía de lo revolucionario del autor, decidió seguir sus mismos cauces y rebelarse ante él comenzando a leer el poemario por esta última parte. Al acabar la sesión muchos se lo plantearon también.

Todo partió del debate que la palabra “cristal” generaba. Las dudas estaban a flor de piel. ¿El hombre de cristal de Luis Artigue era así por su fragilidad, por su transparencia, por su dureza, por su capacidad de cortar…? Entre todos decidimos pensar que era por su transparencia, por su capacidad de reflejar. Con él defendimos que el autor buscaba lo humano, lo esencial de ambos géneros, lo que elimina cualquier tipo de lucha para vivir en su propia esencia, encontrando la armonía entre dos opuestos que lejos de superponerse entre sí, viven en complementariedad y paz. Nos gustó pensar que con cada poesía el escritor se desnuda y por ello fue gratificante poder conocer a Luis Artigue desde sus textos y reflexiones. Finalmente, y relacionando todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que, lo que aquellas mujeres de Artigue y su hombre de cristal compartían era la búsqueda de lo andrógino, de lo neutral, una vez más, de lo humano.

Nos dimos cuenta de que lo político en Luis Artigue y su poemario era una constante, la gran base de su obra y como transición entre las dos fases de nuestra sesión, decidimos reflexionar acerca de lo político en Joaquín Pérez Azaústre y llegamos a la conclusión de que esta era la gran diferencia entre ambos. El autor de Poemas escritos para ser leídos en un centro comercial nos lleva de la mano por un paseo hacia sus recuerdos en el que la subjetividad es lo que aflora. No pretende con su poemario cambiar el mundo sino describirlo.

Programa de mano del Frontón Cinema de Logroño (1948)

Programa de mano del Frontón Cinema de Logroño (1948)

Compartiendo sus experiencias ante los fotogramas se propone que quizás lo que el autor pretende es hacernos ver que, todos ellos, con sus personajes y sus historias, conforman lo que hoy en día sería la mitología del «yo» posmoderno. Y esta, la palabra “mitología” fue la que más debate trajo consigo. Parece que este sustantivo tenía para nuestros lectores de todo menos connotaciones positivas. Decir que James Dean, o Paul Newman eran los Hércules de hoy en día les pareció de lo más arriesgado y no creían que bajo su esencia pudiésemos hablar de trasfondo filosófico o de contexto cultural como afirmaban que se debía hacer con un mito. Por otro lado, otros compañeros defendían todo lo contrario (qué maravillosa confrontación de ideas). Para ellos, los mitos siempre traían consigo su parte positiva y su parte negativa (una compañera nos recordó que Zeus  era  -además de otras cosas-  un violador) y que esto era algo necesario de aceptar. La mitología clásica no por ser más antigua es más válida que lo que podamos admirar en la actualidad. Los mitos son nuestros referentes, iconos en los que nos vemos reflejados. Al final, decidimos ceder entre todos y relajar la cuerda de la que tirábamos y, aceptando unos lo de los otros y viceversa, preferimos utilizar la palabra “icono” en vez de “mito”.

Gracias a las reflexiones de Joaquín Pérez Azaústre y siguiendo con el debate sobre esa mitología, pensamos que pese a ser “nueva” ya no era la de los más jóvenes socios que en nuestro club participan también. En un mundo tan cambiante como el nuestro, tan rápido, hasta la mitología (los iconos) parecen cambiar a la vez.

Escaparate de los grandes almacenes Simpsons. Toronto, Canadá, 1937

Escaparate de los grandes almacenes Simpsons (Toronto, Canadá, 1937)

Pero en algo sí que nos pusimos fácilmente de acuerdo y es que no hay nada más icónico en nuestra sociedad que un centro comercial. Por ello, y por querer hablar de mitología, es lógico que el autor  decidiese escribirnos desde allí. Me gustaría terminar este pequeño resumen de nuestro coloquio dando las gracias a todos aquellos que participaron activamente y a los que no en la sesión de ayer, una sesión en la que el tiempo se paró. Una compañera dijo en medio de nuestro fervoroso debate: “Qué afortunados somos por poder estar aquí, participar en un club de lectura como este”. Y amén.

Nos vemos en la próxima sesión (el miércoles 3 de octubre), más interesante que ninguna puesto que en ella todas nuestras dudas y cavilaciones serán resueltas por los propios autores. Hasta pronto

Te puede interesar: (Nota de tULectura)
Cornejo Portugal, Inés. (2006). El centro comercial: ¿una nueva forma de «estar juntos»? Cultura y representaciones sociales1(1), 93-127. Recuperado en 28 de septiembre de 2018, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102006000100004&  lng=es&tlng=es.

Guía a la lectura: Poemas para ser leídos en un centro comercial. La ética del fragmento

 

Por Sara Ordás González

Con  Poemas escritos para ser leídos en un centro comercial y  La ética del fragmento nos adentraremos en un universo nuevo lleno de reflexión y culturalismo en el que  aprenderemos multitud de cosas nuevas y en el que descubriremos que la forma de mirar el mundo más común, la hegemónica, no es siempre la más rica ni la más interesante.

Los autores 

La biografía y bibliografía de los autores puede en ocasiones ayudarnos a comprenderlos mejor. Por ello, y antes de ahondar en las creaciones que nos conciernen hoy, vamos a ver sus “currículums”.

Joaquín Pérez Azaústre 

Joaquín Pérez AzaústreJoaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) es  un reconocido poeta de las letras hispánicas más actuales. Tras licenciarse en Derecho por la Universidad Complutense, obtuvo una beca de creación en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid.

Al igual que Luis Artigue, en su trayectoria literaria encontramos tanto creaciones poéticas como narrativas.

Su labor poética es cuanto menos vasta y se compone de los siguientes poemarios: Una interpretación (2001, Premio Adonáis), Delta (2004), El jersey rojo (2006, Premio Internacional Fundación Loewe Joven), El precio de una cena en chez Maurice (2007), Las ollerías (2011, Premio Internacional Fundación Loewe) y Vida y Leyenda del jinete eléctrico (2013, Premio Internacional Jaime Gil de Biedma).

Es importante decir que el nombre y la obra de Joaquín Pérez Azaústre aparece en antologías como «Anatomía poética» (2011) y «Ella está detrás del laberinto» (2016).

Como narrador, podemos resaltar sus novelas La suite de Manolete (2008, Premio Fundación Unicaja Fernando Quiñones) o Corazones en la oscuridad (2016).

Luis Artigue

Luis Artigue

Luis Artigue es un escritor leonés nacido en 1974. Tras licenciarse en Filología Hispánica en España, pudo ampliar sus estudios y conocimientos en Canadá gracias a una beca J&B en la universidad de Toronto.

Su andadura literaria comenzó como poeta pero a lo largo de su trayectoria, la narrativa también ha jugado un papel determinante. Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones con importantes distinciones en el ámbito nacional.

Entre sus poemarios destacan las obras Tres, dos, uno… jazz (2006, Premio Ojo Crítico de RNE), Los lugares intactos (2008, Premio Arcipreste de Hita) y La noche del eclipse tú (2010, Premio Fray Luis de León). Es importante decir también que su obra lírica está traducida y recogida en varias antologías.

Su primera novela fue El viajero se ha ido, como es lógico (2002) y tras ella ha escrito obras como La mujer de nadie (2007), Las perlas del loco ventura (2008) y Club La Sorbona (2013, Premio Miguel Delibes). Por si además, queréis saber más sobre el autor y todas estas novelas no os son suficiente, Luis Artigue publica ahora una distopía “repleta de humor neurótico” titulada Donde siempre es medianoche.

Para  estar al corriente de los pasos que da este escritor y  saber más de él, nada mejor que visitar su página web.

Aproximación a la poética de Luis Artigue y Joaquín Pérez Azaustre

Es verdad que la poesía es una diosa que da miedo. Cuando nos acercamos a ella siempre lo hacemos con la cautela y precaución necesarias para que no fallemos a la hora de comprenderla o sentirla. Leer poesía, y más en un Club de Lectura donde todos queremos opinar, siempre es más arriesgado que leer novela. Pero en esta ocasión contamos con la gran ventaja de poder leer y conocer a dos autores que no son solo colegas sino que a la vez son buenos amigos. Esto, como lectores, nos permite establecer conexiones entre ambos y ver si sendas formas de escribir comparten rasgos en común, o no.

Para comprender mejor la forma de escribir y sentir de estos autores es necesario que nos remontemos un tiempo atrás en la historia.

Tras la guerra civil, la poesía social inundaba el panorama poético español. Esta era una poesía profundamente ideológica y realista. De este movimiento participan autores como Jaime Gil de Biedma o Ángel Valente. Para ellos, la poesía era un instrumento cargado de poder para cambiar el mundo, con la poesía se podía denunciar la realidad que nos rodea y concienciar a todos aquellos que la leen de las injusticias sociales para así entre todos poder mejorar defendiendo a los más desamparados de la sociedad.

Al acabar la dictadura, ya en el periodo de la transición, llega lo que conocemos hoy en día como la poesía de la experiencia y tras ella la poesía de la nueva sensibilidad. La poesía de la nueva sensibilidad es, a la vez, una poesía realista y figurativa, característica que le ha permitido ser en la actualidad una de las corrientes poéticas más seguidas. Otra de las corrientes literarias que surgieron en aquella época y que en la actualidad cada día inspira a más autores es la poesía de autores como Gamoneda o José Ángel Valente, una poesía hermética y oscura. A esta nueva senda podemos adscribir en nuestros días a escritores como Blanca Andreu o Juan Carlos Mestre.

Por lo tanto, en la actualidad poética de España podemos decir que encontramos dos grupos: el de los seguidores de aquella poesía derivada de la poesía de la experiencia y el de los seguidores de la poesía más hermética. Pero como en todos los ámbitos de la vida, encontramos personas que no se quieren unir a ningún grupo y que prefieren disfrutar de las ventajas (y de los inconvenientes) de los dos a la vez. Este es el caso de escritores como José Luis Rey, Adolfo Cueto, Luis Artigue y Joaquín Pérez Azaústre.

Todas estas rara avis que no se han posicionado usan un lenguaje hermético, alejado de la realidad y cargado de metáforas de alta resolución pero al mismo tiempo se apropian del más puro realismo porque saben que también es suyo. Además, en sus obras podemos encontrar un gran culturalismo que, lejos de sobrecargar, enriquece todas las piezas.

La ética del fragmento
– Luis Artigue –

“La ética del fragmento”, de Luis Artigue

Si queremos llegar a comprender todos los límites de esta obra es necesario que conozcamos a Safo. Safo de Lesbos o de Mitilene fue una poeta griega cuyo gran atractivo en la actualidad reside en, por un lado, el hecho de que su obra ha llegado a nosotros de manera fragmentada, y por otro, en lo revolucionario de su personalidad. En la que se conoce como “Casa de las servidoras de las Musas”, un conjunto de mujeres, sus discípulas, aprendían a recitar poesía y a cantarla, entre otras muchas cosas más. Safo ayudó en su tiempo a que las mujeres tuvieran su propia voz.

Todo lo que sabemos de su vida se conoce gracias a los pocos fragmentos de sus poemas que nos han llegado hasta la actualidad, la mayor parte por tradición indirecta. El contenido de sus poemas era en gran parte amoroso y de ellos se deduce que el amor del que habla es un amor lésbico (La etimología del sustantivo «lesbianismo» nos lleva de la mano al topónimo Lesbos, ciudad de la que procedía Safo). Todo esto hace que sobre nuestra brillante intelectual vuele un velo de misticismo que atrae a cada vez más lectores y curiosos.

Luis Artigue en La ética del fragmento parte de la figura de Safo para crear un nuevo mundo poético en el que la reflexión sobre nuestra sociedad es su último objetivo.

 El libro se estructura en tres partes diferenciadas:

  1. Música de Lira en la isla de Lesbos
  2. Música Jazz-Swing en el París de los locos años veinte
  3. El hombre de cristal y otros poemas sin partitura para que evolucione el modelo de masculinidad hegemónica.

En el primer bloque todo gira en torno a la poeta de Lesbos, su vida, su complejidad, su sensualidad… mientras que en el segundo, el autor, con poemas dedicados a mujeres siempre relacionadas con el París de los años veinte, canta a la profundidad, al coraje, a la valentía y a los demonios de todas ellas. Todo ello, para terminar con una serie de poemas en los que se reflexiona sobre el tipo de hombre que debe vivir con el tipo de mujer al que antes ha enmarcado.

Características formales de la obra:

  • Ritmo roto, ajeno a las pautas métricas convencionales
  • Adjetivación brillante
  • Moderado culturalismo
  • Títulos muy largos, siempre sorpresivos

Preguntas sobre las que reflexionar:

  •  ¿Por qué el París de los años 20?
  • ¿Puede existir (o existe) el hombre de cristal? ¿Cómo es?
  • ¿Podemos hablar de feminismo con este poemario?
  •  ¿Qué relación existe entre Safo y el resto de las intelectuales? ¿Qué es lo que todas ellas buscan, persiguen?
  • ¿Podemos escuchar Jazz en esta obra? ¿Dónde?
  • ¿A qué tipo de mujer canta Luis Artigue? ¿Es ese un modelo nuevo, radical y posible o no es otra cosa que otro ideal más?
  • ¿Qué tienen en común Safo y el autor?
  • ¿Por qué la ética del fragmento? ¿Qué tiene lo fragmentado de moderno? ¿Es lo incompleto lo actual, nuestra ética?

Poemas para ser leídos en un centro comercial
–  Joaquín Pérez Azaústre –

“Poemas para ser leídos en un centro comercial”, de Joaquín Pérez AzaústreEsta obra de Joaquín Pérez Azaústre entronca directamente con un poemario anterior del autor: Vida y leyenda del jinete eléctrico, obra sobre las películas de Robert Reford con la que creaba una mitología contemporánea y lírica según el modo de hacer poesía de los novísimos. Con esta obra, Poemas para ser leídos en un centro comercial, retoma el legado de la anterior.

Para nuestro escritor, la mitología de nuestro tiempo es el cine. Por ello, a partir del canto a películas y actores icónicos, revisa la vida social e individual de nuestro tiempo, la vida del yo posmoderno, desde la atalaya de un centro comercial.

Uno de los rasgos más significativos de esta obra, y quizás el más importante, es la mirada del autor. Todo lo que leemos es a través de sus ojos, y por ello, hay que prestarle mucha más atención. Joaquín observa los grandes mitos de nuestro tiempo desde una perspectiva distinta a la habitual, desde Fredo a Gilda, pasando por Saint-Exupéry y Superman. Por ello, nos hace leer en un centro comercial, porque allí no se lee poesía, porque Pérez Azaústre ve de distinta forma hasta un centro comercial.

La obra se divide en varias partes diferenciadas en las que podemos observar distintos tipos de poemas, todos ellos construidos siempre con el mismo objetivo:

  1.  La edad de oro
  2.  Salas abandonadas
  3.  Cine épico
  4. Sesión de tarde
  5. Edición para coleccionistas
  6. Agencia de viajes
  7. Liquidación por cierre.

Características formales de la obra:

  • Al igual que sus maestros, como es el caso de Pere Gimferrer, el culturalismo es una de las constantes de la obra, pero es un culturalismo cinematográfico, no “libresco”.
  • A partir de la metáfora crea un mundo propio.
  • Lo realista y lo metafórico se funden para crear un todo, un universo completo.
  • Pese a ser una poesía repleta de imágenes, es una poesía perfectamente comprensible.

Preguntas sobre las que reflexionar:

  • ¿Puede haber profundidad o belleza en un centro comercial?
  • ¿Es la cultura que describe el autor nuestra? Si lo es, ¿cómo nos convence el autor de ello?
  • ¿Dónde están todos estos mitos hoy en día? ¿Son los verdaderos mitos de la sociedad actual?
  • ¿Cuál crees que es el tono del poemario? ¿hay en él esperanza?
  • ¿Cuál crees que es el objetivo del autor?
  • ¿Quiere el autor decirnos algo con los títulos de cada bloque de poemas? ¿El qué?
  • ¿Es un libro de poesía al uso? ¿Qué puede distinguirlo del resto?

Dado que en esta ocasión tenemos el placer de poder analizar dos obras a la vez, como lectores avispados y curiosos que somos, debemos plantearnos una última pregunta:

¿Por qué? ¿Qué tienen en común ambos poemarios?
¿Qué es lo que les diferencia?


Otros enlaces

21 de marzo, Día Mundial de la Poesía

El poema

fragmento de El Arco y la Lira (1957), de Octavio Paz

«El poema, sin dejar de ser palabra e historia, trasciende la historia. A reserva de examinar con mayor detenimiento en qué consiste este traspasar la historia, puede concluirse que la pluralidad de poemas no niega, sino afirma, la unidad de la poesía.

Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor intensidad, toda la poesía. Por tanto, la lectura de un solo poema nos revelará con mayor certeza que cualquier investigación histórica o filológica qué es la poesía. Pero la experiencia del poema —su recreación a través de la lectura o la recitación— también ostenta una desconcertante pluralidad y heterogeneidad. Casi siempre la lectura se presenta como la revelación de algo ajeno a la poesía propiamente dicha. Los pocos contemporáneos de San Juan de la Cruz que leyeron sus poemas, atendieron más bien a su valor ejemplar que a su fascinante hermosura. Muchos de los paisajes que admiramos en Quevedo dejaban fríos a los lectores del siglo XVII, en tanto que otras cosas que nos repelen o aburren constituían para ellos los encantos de la obra. Sólo por un esfuerzo de comprensión histórica adivinamos la función poética de las enumeraciones históricas en las Coplas de Manrique. Al mismo tiempo, nos conmueven, acaso más hondamente que a sus contemporáneos, las alusiones a su tiempo y al pasado inmediato. Y no sólo la historia nos hace leer con ojos distintos un mismo texto. Para algunos el poema es la experiencia del abandono; para otros, del rigor. Los muchachos leen versos para ayudarse a expresar o conocer sus sentimientos, como si sólo en el poema las borrosas, presentidas facciones del amor, del heroísmo o de la sensualidad pudiesen contemplarse con nitidez. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro.

No es imposible que después de este primer y engañoso contacto, el lector acceda al centro del poema. Imaginemos ese encuentro. En el flujo y reflujo de nuestras pasiones y quehaceres (escindidos siempre, siempre yo y mi doble y el doble de mi otro yo), hay un momento en que todo pacta. Los contrarios no desaparecen, pero se funden por un instante. Es algo así como una suspensión del ánimo: el tiempo no pesa. (…) Y del mismo modo que a través de un cuerpo amado entrevemos una vida más plena, más vida que la vida, a través del poema vislumbramos el rayo fijo de la poesía. Ese instante contiene todos los instantes. Sin dejar de fluir, el tiempo se detiene, colmado de sí.

«¡No le toques ya más, / que así es la rosa!», Juan Ramón Jiménez

Objeto magnético, secreto sitio de encuentro de muchas fuerzas contrarias, gracias al poema podemos acceder a la experiencia poética. El poema es una posibilidad abierta a todos los hombres, cualquiera que sea su temperamento, su ánimo o su disposición. Ahora bien, el poema no es sino eso: posibilidad, algo que sólo se anima al contacto de un lector o de un oyente. Hay una nota común a todos los poemas, sin la cual no serían nunca poesía: la participación. Cada vez que el lector revive de veras el poema, accede a un estado que podemos llamar poético. La experiencia puede adoptar esta o aquella forma, pero es siempre un ir más allá de sí, un romper los muros temporales, para ser otro. Como la creación poética, la experiencia del poema se da en la historia, es historia y, al mismo tiempo, niega a la historia. El lector lucha y muere con Héctor, duda y mata con Arjuna, reconoce las rocas natales con Odiseo. Revive una imagen, niega la sucesión, revierte el tiempo. El poema es mediación: por gracia suya, el tiempo original, padre de los tiempos, encarna en un instante. La sucesión se convierte en presente puro, manantial que se alimenta a sí mismo y trasmuta al hombre. La lectura del poema ostenta una gran semejanza con la creación poética. El poeta crea imágenes,poemas; y el poema hace del lector imagen, poesía.

(…) Y aunque hayamos olvidado aquellas palabras y hayan desaparecido hasta su sabor y significado, guardamos viva aún la sensación de unos minutos de tal modo plenos que fueron tiempo desbordado, alta marea que rompió los diques de la sucesión temporal. Pues el poema es vía de acceso al tiempo puro, inmersión en las aguas originales de la existencia. La poesía no es nada sino tiempo, ritmo perpetuamente creador.» 

¡Feliz 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía! 

Sin ruido. Coloquio participativo de guía a la lectura

«Sin ruido»,  de José Corredor-Matheos

Por Luis Artigue

Introducción

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Dentro de las tergiversaciones de nuestra época se cuenta la de que hablar de conocimiento en la Universidad de hoy debe ser hablar de emplear el método científico, pero, para los antiguos, al conocimiento se accedía tanto por la vía de la razón, como por la vía espiritual poético-teológica…

De hecho, cuenta la historia que los dioses griegos se aburrían, y por eso inventaron a los seres humanos. Pero seguían aburriéndose, e inventaron el amor. Vieron que ya no se aburrían, de modo tal que decidieron probar el amor ellos mismos, y tuvieron que inventar la risa para poder soportarlo….

Y cuenta también la historia que para los griegos en principio los hombres y las mujeres éramos uno, pero un dios cicatero nos separó y por eso ahora los seres humanos vivimos así, buscando nuestra otra mitad, tratando de recomponer el sentido existencial (un sentido que acaso no sea apenas nada, pero sin el cual nos derretiríamos en la inesencialidad).

Igual que los seres humanos fuimos separados hace mucho, entonces, en las nieblas del tiempo antiguo, así también el discurso espiritual y la poesía, que fueron uno, han venido separándose desde la antigüedad.

Sí, la realidad es sólo una parte de lo que hay dentro y fuera de nosotros, y esto lo saben desde antiguo tanto las religiones como ese otro discurso espiritual que es la poesía. Por eso en la descripción, desentrañamiento y comprensión de lo que es la realidad, en la eterna antigüedad estaban juntas tanto la poesía como las religiones, pero lamentablemente estas dos, la poesía y la espiritualidad, se fueron separando hasta tomar la gran distancia que en apariencia hay ahora entre ambas en esta época en la que el racionalista y la erudición desprecian a la docta ignorancia.

Sin embargo en todas las épocas y tradiciones ha habido individuos iluminados, o buscadores de la esencia, que han tratado de volver a juntar lo que había sido separado, la teología y la poesía: en estos parámetros se circunscribe la obra y el legado casi astral de Zoroastro, el legado metafísico de Plotino, el cabalístico de Maimónides y Moisés de León, el sufí de Ibn’ Arabi, el de los compiladores de koans del budismo zen y todo el legado de los ascetas y místicos europeos, tanto los de vía purgativa, como los de vía iluminativa y unitiva, entre los que se cuenta la brillante obra de, por ejemplo, Hildegarda de Bingen, el Maestro Eckhart, San Francisco de Asis, San Benito de Nussia, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, y también la mística heterodoxa de Miguel de Molinos y Juan de Valdés, y el legado de la mística oriental de Buda, Confucio, los Lamas tibetanos, el Vendanta Sutra de los hinduístas…

La mística cristiana se fundamenta en el silencio y la oración y busca la experiencia unitiva mediante un estado final de conciencia que teológicamente se denomina kenosis.

De otro modo la mística oriental se fundamenta en la meditación y la concentración profunda, y busca un estado de renunciación del ser y desapego de los sentidos que llaman nirvana.

De gran influencia para tres poetas de la generación del 50, José Ángel Valente, José Caballero Bonald y Antonio Gamoneda, han sido los escritos de toda la tradición mística, y en especial de la mística española de lenguaje exuberante.

De gran influencia para otro poeta no adscrito de la generación del 50, José Corredor Maheos, han sido no tanto los escritos en sí como los descritos procesos espirituales y las vías de conocimiento iluminativo tanto de los místicos orientales como los de los occidentales.

El autor: José Corredor Matheos

9788490662519En sus memorias tituladas Corredor de fondo, que abarcan su nacimiento (1929) y primeros años en Alcázar de San Juan, pasando por sus estudios, su inmersión en la vida catalana, su desarrollo profesional, su relación con el mundo del arte, con los grandes artistas españoles del siglo XX (Miró, Dalí, etc.), sus reflexiones sobre las relaciones entre Cataluña y el resto de España, y las numerosas personas y personajes que ha conocido a lo largo de su dilatada existencia hasta su actualidad, se nos presenta con exquisita ponderación como poeta, crítico de arte y estudioso de mundos tan dispares como el budismo zen o la historia del juguete. Y es que José Corredor-Matheos ha ejercido a lo largo de su vida una discreta, pero constante, labor de engarce entre geografías, figuras y ámbitos literarios y artísticos muy diversos, desde la pintura al diseño, desde la arquitectura a la cerámica, o desde la poesía a las numerosas exposiciones de las que ha sido comisario. En estas memorias el autor dibuja una extraordinaria imagen de la sombría Barcelona de posguerra, poblada de personajes favorecidos o maltratados por el régimen, a los que el autor pone ante nuestra mirada con singular viveza. A partir de los años sesenta, el autor recrea una cultura viva, mestiza y nada compartimentada, en la que aparecen creadores de la talla de Rafael Alberti, Antonio Buero Vallejo, Camilo José Cela, Salvador Espriu, Carles Riba, J.V. Foix, Antonio Saura, Eduardo Chillida, Antonio López, Salvador Dalí, Joan Miró o Antoni Tàpies.

Pero tan elocuente como lo que nos dice son sus silencios, ese no nombrar a una parte del panorama poético catalán, pues le basta el silencio y jamás cae en lo que Luis Cernuda llamó “la forma amarga del elogio” que es la descalificación, tan propia del género memorialístico.

Su obra

Su primer poemario fue Ocasión donde amarte (1953). Luego le siguieron, por citar los más importantes, Ahora mismo (1960), Poemas para un nuevo libro (1962), por el obtuvo el Premio Boscán de Poesía, Libro provisional (1967), Carta a Li Po (1975), Y tu poema empieza (1987), Jardín de arena (1994) y El don de la ignorancia (2004). En ese trayecto su poesía se ha ido concretizando en un estilo personal riguroso y austero en palabras, donde la emoción y el sentido se exponen despojados de cualquier vestimenta retórica. Estética y ética en leve comunión.

Su poemario «Sin ruido»

Se trata de un libro casi místico que comienza con el sin-ruido_9788483834961silencio y termina con el silencio, como aconsejó en su regla monástica San Benito de Nursia, y que describe un proceso espiritual sincrético sin Dios y sin ligazón unitiva (de hecho, eso le aleja de la mística cristiana y le acerca a la oriental).

Está escrito con un lenguaje contenido, cristalino y machadiano en la forma (la difícil sencillez), y así impregnado de la apuesta espiritual franciscana por la austeridad y de la apuesta espiritual benedictina por el silencio (de ahí el título de Sin ruido).

Partiendo del silencio y pasando por la renunciación, el desapego, el hacerse uno con el mundo, con el paisaje y con los muertos amados y regresando al final de nuevo al silencio, el libro describe un proceso espiritual: va recorriendo lo que el místico sincrético catalán Raimon Llul denominó escalas del ascenso y descenso del entendimiento espiritual, y va concentrando el ser al modo en que enseña la tradición taoísta, y desarrollando a la vez un panteísmo lírico que entronca con Angelus Silesius, y con la disolución de la razón lógica que pretenden los koans del budismo zen, para acabar presentándose como iluminado con sentido de misión y describiendo los llamados de misión del encomendado, llegando a su vez a entonar también un canto por la pérdida de valores de esta época, y hasta llegando a hacer una admonición en la que casi el poeta se convierte en profeta…

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Gervasio Troche

He aquí un libro de espiritualidad lírica, sincrética, audaz y excéntrica de quien repasa sin alardes las distintas escuelas místicas plurirreligiosas para proceder líricamente por decantación hasta destilar un misticismo desapegado, desnudo, personal, panteísta, ecologista, trascendente, y quizás, por momentos, evanescente…

Sí, son poemas que no terminan donde terminan las palabras; poemas en los que cada verso es un punto de partida para la meditación trascendental.

Éste es el libro de un autor cuya obra posee el regusto de lo clásico porque es en verdad un buscador de esencias que trata de reunir lo que artificialmente fue separado, la poesía y la espiritualidad, para ayudarnos a transitar nuestro propio camino interior continuo en pos del sentido de nuestra existencia.

Su legado

Es notoria la influencia de su poesía y de su concepción de la poesía en poetas de lenguaje cristalino y finura espiritual como por ejemplo Vicente Valero, el último Vicente Gallego, Agustín López Leal y Sandro Luna.

Gervasio Troche

Gervasio Troche

21 de marzo: Día Mundial de la Poesía.

Durante su 30° reunión  (París, octubre-noviembre de 1999) la Conferencia general de la UNESCO decidió proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía para atraer la atención del público  y sensibilizarlo hacia el tema.dia-mundial-poesia-21-marzo-L-4CBcF7

Al celebrar esta fecha, la UNESCO reconoce el valor del arte poético como símbolo de la creatividad humana, y  homenajea a todas las personas que luchan cada día para crear un mundo mejor usando tan sólo las palabras como herramienta. 

La celebración tiene como finalidad avanzar en los siguientes objetivos:

  • sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética,
  • dar a los que están amenazados la posibilidad de expresarse en sus comunidades respectivas,
  • fomentar el apoyo a los poetas jóvenes,
  • volver al encantamiento de la oralidad
  • restablecer el diálogo entre la poesía y las demás artes
  • lograr que el arte poético no sea considerado un arte caído en desuso, sino una herramienta que permita a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad.

La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la manera en que usamos las palabras y las cosas,  y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas, y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible del diálogo entre las culturas. Diversidad en el diálogo, libre circulación de las ideas por medio de la palabra, creatividad e innovación: es evidente que el Día Mundial de la Poesía es también una invitación a reflexionar sobre el poder del lenguaje y el florecimiento de las capacidades creadoras de cada persona.

POESIAEn esta línea de pensamiento Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, en su mensaje con motivo del Día Mundial de la Poesía 2012 declaró:

«El arte de la poesía es la base de la diversidad, ya que permite a las diferentes lenguas expresar su voz entre las demás naciones y pueblos. Al favorecer el diálogo, la poesía promueve valores de respeto y tolerancia. Es el pilar de las tradiciones orales que, a lo largo de los siglos, ha ido transmitiendo en diferentes culturas”. 

 Para celebrar  esta jornada  se llevan a cabo variados eventos (lecturas, encuentros, maratones poéticas, brindis)  en diferentes partes del mundo: La Primavera de los Poetas (Francia), Atentado Poético (Venezuela) Común Presencia de los Poetas (Colombia) Veladas poéticas de Struga (Macedonia)…

Citas para el Día Mundial de la Poesía: 

  • Aristóteles. «Poética», capítulo 9: La misión del poeta no es tanto contar las cosas que realmente han sucedido cuanto narrar aquellas cosas que podrían haberlo hecho de acuerdo con la verosimilitud o la necesidad. El poeta y el historiador se distinguen en que el historiador cuenta los sucesos que realmente han acaecido, y el poeta los que podrían acaecer. Por eso la Poesía es más filosófica que la Historia y tiene un carácter más elevado que ella, ya que la Poesía cuenta sobre todo lo general, y la Historia lo particular.
  • Percy Blythe Shelley. Ensayo «Defensa de la Poesía»: Los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo. 
  • Walt Whitman. Poema «No te detengas», (atribuido erróneamente): rostro letras

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.

  • Antonio Colinas: Hoy en día predomina la imagen, lo rápido, la urgencia, lo novedoso. También en literatura, con el best-seller… La misión de la poesía es ir a contracorriente de esto y buscar un lenguaje intemporal. Un lenguaje que no sólo es el de hoy, sino también el de ayer y mañana… Todos buscamos lo que Machado denominaba «una palabra en el tiempo».
  • Gabriel Celaya. Poema «La Poesía es un arma cargada de futuro»,  en «Cantos iberos» 

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. 

  • Ángel González: Yo pienso que el arte en general, y la poesía en particular, cambian nuestra percepción del mundo y como el mundo es tal y como lo percibimos, cambiar la manera de ver el mundo equivale en cierta forma a cambiar el mundo. 

IV Premio «Universidad de León» de Poesía

El Premio de Poesía Universidad de León se encamina hacia la fase resolutiva en la que el jurado deberá analizar las obras presentadas para elegir el poemario que será distinguido con el premio de la cuarta edición.

La convocatoria, en régimen de concurrencia abierta y para poesía en lengua española, permanecerá aún abierta hasta el 20 de diciembre, y está dirigida a obras originales e inéditas, con una extensión mínima de 600 versos y máxima de 1200, que se podrán presentar (por triplicado, escritas por una sola cara, en formato Word, paso 12, interlineado 1’5, debidamente encuadernadas y con título), en el registro oficial de la Universidad.

Las tres ediciones hasta ahora celebradas otorgaron su reconocimiento a los poetas Jaime Siles, Carlos Aganzo y Ricardo Bellveser. Junto al premio en metálico (4.000 euros), también está prevista la publicación conjunta entre la Universidad y la Editorial Everest de una primera edición de 1.000 ejemplares.

Si estás interesado, aún estás a tiempo. Puedes consultar aquí las Bases-IV-Premio-Poesía.