El blog hermano tULEctura, dentro del club de lectura “Leemos juntos”, que lleva a cabo en colaboración con el servicio de Bibliobuses de la provincia, propone el libro “Regresiones” del autor leonés Vicente Muñoz Álvarez. Es una novela que hace un recorrido por aquel León que conoció el autor en su infancia, años setenta, y su adolescencia y juventud, años ochenta y noventa.
El autor, que fue miembro del grupo Veredicto Final, una de tantas bandas que eclosionaron a principios de los ochenta. hace un homenaje en su obra a aquella generación de músicos, artistas y escritores, que surgieron al calor de la transición, y fueron un revulsivo en una ciudad, quizás en exceso pacata y provinciana, como era el León de entonces.
Me propongo hacer un breve, pero intenso recorrido por aquellos años, aquellas músicas. Espero controlar esa nostalgia que siempre acecha en estas ocasiones, pero creo que será inevitable. De unos tiempos que no se si eran mejores o peores que los actuales, pero desde luego son irrepetibles y nunca volverán.
Los últimos años de la década de los cincuenta fueron los comienzos de la «movida» musical en León. Las emisoras locales Radio León y la Voz de León comenzaron a incluir en su programación actuaciones de todos los leoneses que tenían inquietudes artísticas. Una vez a la semana y en riguroso directo, los oyentes de estas emisoras podían disfrutar del arte de sus paisanos. Instrumentistas, grupos vocales o canción ligera.
Pero la verdadera revolución llegó a mediados de la siguiente década. Los dos festivales de conjuntos músico-vocales celebrados en el Teatro Emperador en 1966 y 1967, fueron un revulsivo, no solo musical, sino también social. El certamen tuvo repercusión nacional, siendo además pionero en su género. «Nadie esperaba en Madrid y Barcelona, que una capital de provincia como León pudiera dar una lección a todas las ciudades grandes» se podía leer en la revista Fonorama. Participaron conjuntos de toda España y varios grupos de diferentes países.
Pero no tuvo continuidad. Pese al éxito de los festivales, con el teatro a reventar y su proyección mediática fuera de la provincia. Seguramente las fuerzas vivas de la ciudad pensaron que tanto melenudo descontrolado, podría contaminar a nuestra sacrosanta juventud.
Aquel León con aquellas míticas salas como el Club Radio, entre las plazas de La Pícara y las Cortes, el Students en República Argentina o la Sala Riosol, que era enorme.
Grupos pioneros como Los Megatones, The 5 Reylon´s, Los Tricolores o Los Mágicos. Cantautores que rompieron moldes como Ricardo Cantalapiedra. En León, a pesar de todo, hubo una intensa vida musical, con multitud de actuaciones en directo. Mucha ilusión y muchas ganas de quitarse la caspa, y no quedar atrás en esa revolución que supuso la llegada del rock.
La llegada de la década de los setenta, supone en una ciudad de provincias como León el auge de las primeras discotecas, que consolidan la afición a la música moderna y compiten por estrenar los mejores discos. Es la época de Club XII, Pussy, Apolo XI, Riverside, 68, Atomium, Garden, Gwendoline… El fenómeno se extiende también por la provincia y las discotecas crecen como setas.
Grupos como Tatiana, Almacén de Caramelos (primera formación jazzística de nuestra ciudad) y Colectivo I, mantienen el impulso musical en unos tiempos ásperos y oscuros, donde el rock casi roza la clandestinidad. A esto se suma la explosión de grupos folk como Buenas Noticias, el pionero en este género, con un estilo similar a Nuestro Pequeño Mundo. Después y con algunos cambios se convertirían en Barrio Húmedo. Otros grupos como Plaza Mayor o Hierba del Campo, fueron señeros también en esta corriente. Así mismo, surge a principios de la década Abuelo Jones, con posteriones reinvenciones, con su acercamiento a la música country.
Si el acontecimiento musical de los sesenta fue el Certamen de Conjuntos Músico-Vocales, los años setenta también tuvieron el suyo. José Luis Fernández de Córdoba, peculiar personaje, que con todo, dio un gran impulso al rock, organizó conjuntamente con la revista Popular 1, el primer Enrollamiento Ciudad de León, cuya celebración sería el sábado 26 de junio de 1976.
Eso del «rollo» empezó a convertirse en una especie de santo y seña en todo aquel que quería estar a la última y huía de lo comercial. El año anterior se celebró en Burgos un festival de características similares, que fue un éxito rotundo, León daría continuidad a ese proyecto.
La nómina de participantes es mareante, como se puede observar en el cartel del festival, y de hecho su participación en el enrrollamiénto supuso un espaldarazo a su carrera. Abundaba el rock progresivo, más duro o más melódico, con la excepción de la cantante y modelo alemana Nico, musa de Warhol, e integrante de la Velvet Underground de Lou Reed y John Cale. Exasperó al personal con su voz desvaída y el sonido decadente de su armonio. A la tercera canción empezaron los abucheos, previos al lanzamiento de botellas al escenario, el cual tuvo que dejar a toda velocidad al ver peligrar su integridad.
Al día siguiente, la prensa local no ahorró calificativos del tipo «Capital de la mugre». El festival, como ocurrió el los sesenta, no tuvo continuidad. Otra vez los biempensantes prohombres de la ciudad quedaron escandalizados por aquel aquelarre que había ocurrido en el Palacio de los Deportes, con el añadido del millón de pesetas que había dado el Ayuntamiento para la organización del mismo. Más de cuarenta años después, este festival es una de las citas míticas de la música popular española.
Ricardo Cantalapiedra (El Profeta) – Álbum Completo
Buenas Noticias (Gotta Travel on)